Capítulo 8

Justo al despertar a la mañana siguiente decidí mandarles el mismo mensaje a mi papá y a Sofía para ver quién me contestaba primero, y les escribí:

NUEVAS Y BUENAS NOTICIAS, LLÁMAME EN CUANTO PUEDAS.

Mi papá me llamó de inmediato.

YO: ¡Hola, papá, qué rápido te reportas!

ÉL: ¿Qué pasa, hija? Pues vi tu mensaje y quise llamar de inmediato, ¿de qué noticias me hablas?, ¿cómo estás?

YO: Estoy muy bien, gracias, ¿y tú?

ÉL: También, no te había llamado, pensé que seguías molesta, quise darte algo de tiempo para asimilar las cosas, ¿todo está bien?

YO: Sí, papá. Ya no te preocupes por lo que pasó el domingo, ahora lo entiendo, eso tiene que ver con la noticia que debo darte. Bueno, son dos noticias en realidad, ahora que lo recuerdo.

ÉL: ¿Cuáles noticias? Dímelas, ¿por qué dices que tiene que ver con lo del domingo?

YO: Una espero que te haga muy feliz y que estés de acuerdo con ella, la otra no sé cómo te vaya a parecer, pero me imagino que bien, ¿cuál quieres primero?

ÉL: Mmm, pues la primera, la que esperas que me haga muy feliz, dime, hija, ¿qué es?

YO: OK, pues esa es que ya tengo novio. Ander me pidió que fuera su novia y le dije que sí.

ÉL: ¿Ander?, ¿tan pronto?, ¿por qué no sabía siquiera que estaban saliendo?

YO: Papá, por eso pensé que estaba relacionado con lo del domingo, creo que eres el menos indicado para decirme eso. Yo tampoco sabía nada de lo tuyo con Cristina.

ÉL: Bueno, en eso tienes razón, perdón, hija, pero ¿cómo fue con Ander? Cuéntame bien. Se conocían desde antes de que yo los presentara, ¿verdad? Con razón parecías nerviosa ese día.

YO: ¡No! No nos conocíamos de nada, de hecho, tú fuiste el cupido, papá. Los dos te agradecemos eso, nos presentaste ese día y todo comenzó desde entonces.

ÉL: Wow, ¿sabes? Me resulta extraño como padre saber de pronto que tu hija consiguió un novio gracias a ti, no pensé que llegara a pasarme. Pero ahora, dime, vamos a lo importante, ¿él te respeta como si fueras igual a él?

YO: Sí, sí, en definitiva, lo hace.

ÉL: ¿Te escucha tanto como tú a él?

YO: Sí, claro, incluso mucho más, más de lo que esperaría de cualquier persona.

ÉL: ¿Te ve y te admira igual que tú a él?

YO: Sí, papá, sí que lo hace.

ÉL: Qué bueno, hija, entonces supongo que está bien, lo único que quiero evitar en este mundo es que te pase algo o que alguien a quien quieres te dañe, así que tendré que advertírselo personalmente.

YO: Relájate, papá, él lo sabe perfecto, pero, sobre eso, justamente nos invitó este sábado a su casa. Hay una fiesta por el aniversario de sus padres, ¿te gustaría ir conmigo?

ÉL: Si tú quieres que vaya, podemos ir.

YO: Si quieres, también puedes llevar a Cristina, eso me dijo Ander.

ÉL: Pues yo creo que eso le gustaría mucho, Paula, si tú estás de acuerdo, me parecería bien. No ha podido convivir contigo y me gustaría que lo hiciera, gracias por tomarnos en cuenta.

YO: Entonces le confirmaré que sí vamos, ¿está bien?

ÉL: Sí, por mí queda muy bien, te puedo recoger el sábado, ¿esa era la segunda noticia?

YO: Aaah, no, la segunda noticia era que Julio me había escrito un correo electrónico donde me escribe que nos pide perdón y nos agradece por salvarle la vida, pero mejor de eso luego te platico bien.

ÉL: ¿Julio?, ¿cómo hizo contacto contigo?, ¿qué le dijiste?

YO: En el colegio de Mill Valley le pasaron mi correo electrónico, me dijo que no había podido contactar contigo. Solo le dije que estaba feliz por que todo finalmente valiera la pena y que su hígado funcionara bien, y le dije que oraríamos por él y su familia, su hijo mayor padece leucemia.

ÉL: ¿De verdad? Lamento escuchar eso, debe ser horrible para cualquier padre. Si puedes, envíame su correo electrónico, hija, me gustaría hablar con él.

YO: ¿Para qué, papá?, ¿qué piensas decirle o reclamarle?

ÉL: No, nada de eso, no te preocupes, ya he olvidado muchas cosas, hija. No te lo he contado, pero estuve yendo unos días a terapia y he aprendido que no es bueno seguir viviendo con ideas o rencores.

YO: Pienso igual ahora y veo que tenemos que ponernos al corriente de muchas cosas, papá, pero ya me tengo que ir a mis clases, después te envío el correo electrónico.

ÉL: Está bien, hija, muchas felicidades por lo de Ander, me encanta escucharte tan feliz.

YO: Gracias, papá, bueno, espera, antes de colgar, ¿puedo preguntarte otra cosa?

ÉL: Por supuesto, dímelo.

YO: ¿Para ti qué significa un alma gemela?, ¿por qué siempre decías que mi mamá era tu alma gemela?

ÉL: Es una difícil pregunta, hija.

Me contestó suspirando.

ÉL: Pero creer en la idea de las almas gemelas es como creer que alguien, en algún lugar del mundo, tiene la llave para abrir todo tu interior. No es alguien que entra en tu vida cuando todo está bien, es alguien que viene a alborotar tu mundo, alguien que te hace sentir bien, como si marcara un antes y un después en tu existencia.

YO: ¿Y cómo puedes saber que alguien lo es?

ÉL: No puedes saberlo, solo puedes sentirlo.

YO: Gracias.

Le dije y colgué.

Después de la primera clase me vi con Ander para desayunar, como siempre. Estábamos los dos sentados solos en la mesa y de pronto sentía las miradas de todos, al igual que se veía claramente que hablaban de nosotros.

—¿Crees que ya lo sepan?, ¿o por qué todos nos ven tanto? —le pregunté.

—Algunas personas ya lo saben, Alex se encargó de eso, y otros creo que se lo imaginan, pero ¿te molesta?

—No, para nada, al contrario, me parece excelente que lo sepan, en especial las mujeres a las que les gustas, espero que se vayan olvidando de ti.

—Pues, de hecho, Regina ya lo sabe y anoche me envió un mensaje.

—¿De verdad?, ¿qué te dijo? —le pregunté.

—Que me felicitaba y que ahora entendía que no podía forzarme a quererla, lo entendió muy bien. Creo que, después de todo, lo que ella necesitaba para dejarme en paz era verme feliz con alguien más.

—Mmm, yo no la he visto, creo que ha estado evitándome, se fue muy temprano de la habitación; bueno, ambas, Alexa también.

—No te preocupes, tengo fe en que pronto empieces a llevarte mejor con ellas.

—Pues eso espero, mínimo convivir mientras estemos en la habitación, pero es bueno saber que tal vez finalmente ya te superará. Oye, hablé con mi padre, está de acuerdo en que vayamos el sábado, él y Cristina van.

—Genial, le avisaré a mi madre de que van, ¿tu padre qué dijo de que somos novios?, ¿le contaste?

—Sí, claro, le dio mucho gusto, pero te advierto de que te amenazará acerca de hacerme daño y esas cosas.

—Claro, no te preocupes, eso se espera de cualquier padre, mi madre también tal vez lo haga contigo.

—¿De verdad? No me habías contado que fuera así.

—Sí. Puede… La verdad, no lo sé, es muy sobreprotectora a veces, pero no te preocupes. Yo siento que sí le gustarás, además, Alex llevará a Alexa y, si se pone a compararlas a ambas, seguro que saldrás ganando.

—Pues eso espero, te juro que me dan muchos nervios, pero ya me tengo que ir, te veo más al rato, ¿sí? Tengo que juntarme con Rose para hacer el proyecto de biología.

—Si terminas temprano y si quieres podemos ir a la sala de cine, me avisas.

—Sí, sí, me gustaría.

Nos despedimos con un tierno beso en la boca, el cual era de mis favoritos, seguido del tierno beso en la frente. Creo que si muchos de los que estaban presentes no sabían que ya éramos novios, los que nos vieron darnos ese beso seguro lo pensarían ahora. Me ponía muy nerviosa el hecho de tener que ir el sábado a casa de Ander, él me hacía sentir que todo estaría bien, pero no era totalmente seguro que les agradara a sus padres. Él no habla mucho de ellos, y en particular yo no sé qué pensar de ellos, nunca están con Ander ni con Alex, quién sabe si sean el tipo de padres cariñosos o el tipo de padres muy estrictos. En general, parecía que Ander y Alex eran muy educados, pero por lo que Ander me ha contado, ellos han crecido básicamente solos o entre niñeras. Así que su educación creo que no dependió mucho de sus padres, pero, en fin, esperaba agradarles y también que ellos me agradaran a mí. Ander lo tenía mucho más fácil porque él le agradó a mi padre desde el principio. No sé en realidad por qué, pero siempre ha sido importante para mí buscar el agrado de las personas, me molesta mucho descubrir que a alguien le caigo mal, es por eso que, a pesar de todo, quiero intentar poder llevarme bien con Regina y con Alexa. A veces me puedo hacer la que no me importan mucho las cosas, pero realmente no me gusta tener enemistades.

Cuando llegué a mi clase, una de las que compartía con Regina, me quedé observándola mientras entraba al salón, yo ya estaba sentada en mi lugar y creo que se dio cuenta de que la estaba observando y me volteó a ver. Me quise voltear hacia mi cuaderno y fingir que estaba escribiendo cualquier cosa, pero no lo había abierto aún, así que me vi muy torpe en el acto. En eso me di cuenta de que ella estaba saludándome muy sonriente y le contesté el saludo mientras ella se sentaba hasta atrás como siempre lo hacía. Me dio gusto verla bien, y creo que Ander tenía razón y ella ya estaba olvidándolo, espero que fuera sincera, y tal vez entonces sí podríamos terminar siendo amigas.

Al terminar mi clase, me entró la llamada telefónica que tenía horas esperando de Sofía, así que le contesté inmediatamente.

YO: ¡Hola! Hasta que te reportas, amiga.

SOFÍA: Lo sé, perdóname, vi tu mensaje justo cuando iba llegando a la escuela, pero decidí mejor marcarte terminando mis clases, oye, ¿recuerdas a Santiago? El chico que te parecía guapo me preguntó por ti hoy. No sabía que te habías ido a vivir a San Diego y me preguntó por qué ya no venías a clase últimamente, qué tonto. ¿Cómo hay personas que no se dan cuenta de nada?

YO: Han pasado ya semanas desde que iniciaron las clases, aunque qué bueno que por fin me notara, demasiado tarde.

SOFÍA: Sí, lo sé, eso le dije, que era muy poco observador, pero, bueno, ya dime, ¿cuál es la noticia que me tenías que dar?

YO: Es justamente referente a los hombres, en especial a los hombres que me gustan. Ahora ya no me interesa ninguno más que no sea mi novio, Ander.

SOFÍA: ¿¿¿Qué???, ¿es en serio? Me das mucho orgullo, no pensé que sí te animaras a seguir mis consejos y dejarte llevar, ¿desde cuándo pasó? Yo me quedé en que apenas empezaban a salir como amigos.

YO: Sí, pasó apenas ayer, estábamos saliendo como amigos, tal cual te lo había dicho, pero todo pasó superrápido. Me dijo que no quería perder más el tiempo y que se sentía seguro de lo que sentía por mí.

SOFÍA: Wow, pues sí que me da gusto, amiga, tendrás que seguir todas mis instrucciones para que ahora puedas complacer a tu novio en todos los aspectos.

YO: ¡Cálmate! Apenas llevamos un día de novios, ¿tú cómo vas con Antonio?

SOFÍA: Nosotros ya terminamos.

YO: ¿Qué? Sofía, ¿qué pasó? Me habías dicho que te sentías superenamorada, que todo era diferente, ¿qué fue lo que cambió?

SOFÍA: Sí, así lo era, me empecé a sentir muy enamorada de él y justamente eso fue lo que me hizo cambiar todo.

YO: ¿Por qué? No lo comprendo, explícame.

SOFÍA: Porque me enamoré de repente, irremediablemente me empecé a enamorar como una loca y ya solo pensaba en él. Y entonces me quedé pensando: ¿de verdad quiero perderme así, tan joven, en mi último año de preparatoria, en una relación seria? Y entonces le dije: «Oye, hay que tomar un tiempo, mejor intentemos salir con otras personas». Y él me dijo que no, que él no era así, que en verdad me quería, y entonces terminamos.

YO: No puedo creerlo, Sofía, ¿es que no te arrepientes?

SOFÍA: Lo extraño mucho, no te lo voy a negar, supongo que extrañar es parte de vivir buenos momentos con alguien, pero creo que fue la decisión correcta. Quiero conocer a más personas, Paula, y no centrarme en una relación ahora, apenas iremos a la universidad.

YO: Pero decías que tenías una conexión con él y, si lo estás dejando ir solo porque te da miedo entrar en una relación, no creo que sea una buena decisión.

SOFÍA: No me sentía lista por el momento, y lo lastimé, sé que lo hice y me siento mal por él, pero tal vez es tarde para mis arrepentimientos.

YO: Si estás consciente de que estás haciendo algo mal, no es tarde para arrepentirte.

SOFÍA: Sí, lo es, ¿quieres que te diga qué me dijo antes de despedirse?

YO: Dímelo.

SOFÍA: «Si algún día decides regresar, espero que lo hagas con una enorme sonrisa para entonces así saber que sí eres feliz y que me dejaste por algo que en verdad valía la pena». ¿Puedes creerlo? Yo ni siquiera me merezco que alguien sienta eso por mí.

YO: Quedan pocas personas que tengan esa calidad de sentimientos, Sofía. Ojalá algún día no tengas que verlo perdido y pensar: «Él era mío».

SOFÍA: Ya sabes cómo pienso, si es el correcto, entonces tal vez vuelva en un tiempo, cuando ya me sienta lista de olvidarme de todos los hombres, o a poco, ¿tú sí te sientes lista ya para eso?, ¿dejarías todo por Ander?

YO: Pues no lo había pensado, solo sé que la vida me puso a Ander en este momento y accedí, tú ya sabes cómo pienso yo, la vida no te ofrece las mismas oportunidades dos veces, para cuando tú creas estar lista, quizás Antonio ya no esté para ti.

SOFÍA: Quiero pensar que sí, estaré pendiente de Antonio, no niego que pueda darse algo con él en un futuro.

YO: No se me hace nada justo, Sofía, pero, bueno, tú sabes lo que haces.

SOFÍA: Por eso eres mi amiga, ambas pensamos diferente y, aun así, nos queremos, me siento muy feliz por ti y, si decides dejar todo por él, aun así, te apoyaré siempre.

YO: Muchas gracias, te estaré contando todo lo que pase y también te apoyaré en tus decisiones.

SOFÍA: Espero que lo hagas y que te sueltes con tu nuevo novio, ah, y espero también que le hables de mí, debo irme, te quiero.

YO: Claro que sabe de ti, te quiero, luego hablamos.

Cuando colgué me sentía muy en desacuerdo con la forma de pensar de Sofía, pero creo que una parte importante de las amistades, y en general de cualquier relación en la sociedad, es justamente ser tolerante y aprender a respetar opiniones distintas a las tuyas. Me parecía increíble que, si Sofía se sentía enamorada de Antonio, él era bueno con ella, sentían una conexión y se llevaban bien, Sofía lo terminara solo porque no se sentía lista de estar en una relación seria. Sé que éramos jóvenes y ya venía la universidad, creo que eso era lo que a Sofía le preocupaba más, tal y como lo había dicho. Es verdad que, cuando nos fuéramos a la universidad, ahí conoceríamos a muchísimas personas, y sé que Sofía prefería terminarlo ahora que esperar a estar más enamorada de él y que entonces le fuera más difícil.

Pero yo ahora pensaba muy diferente a Sofía, no me importaba la edad y no me importaba encerrarme tan joven en una relación seria. Creo que todo depende también de las propias experiencias, mis padres empezaron a ser novios desde más chicos, desde la secundaria, y no se separaron desde entonces, hasta que la vida por sí sola los separó. Estoy segura de que ninguno se arrepintió de haber empezado su relación tan jóvenes, tal vez no tuvieron un final feliz, pero el tiempo que vivieron juntos fue el mejor de sus vidas y solo por eso valió la pena.

Mucho depende de las relaciones que vemos en nuestras casas y de lo que cada quien vive, yo quería tener una relación como la de mis padres, yo quería encontrar a mi alma gemela fuera cuando fuera. Los padres de Sofía, en cambio, estaban juntos, pero su relación era un poco rara, siempre que iba a casa de Sofía su mamá nos pedía que fuéramos a cenar, y era justo la hora en que su padre llegaba y él solo pasaba y se subía a su cuarto. No saludaba a la mamá de Sofía, solo a nosotras, creo que ellos seguían juntos solo por Sofía, que también era hija única, o solo seguían juntos por costumbre. Tal vez cuando Sofía finalmente se fuera a la universidad y se quedaran solos acabarían finalmente por divorciarse, lo cual yo pienso que era mejor para ella. Era mejor que los viera separados que en un matrimonio infeliz, era mejor eso a que le enseñaran un amor incorrecto.

Al terminar las clases, me fui a la biblioteca porque tenía que hacer el proyecto de biología con Rose y ya iba tarde. Cuando llegué, ella ya estaba esperándome, pensé que me diría algo sobre el tema de Ander y, efectivamente, así fue, en cuanto me acerqué y me saludó me dijo:

—¿Cómo se encuentra la nueva novia? —me preguntó con una risita burlona.

—Apenas iba a contártelo, ¿cómo te enteraste? —le pregunté bastante intrigada.

—Todos hablan de eso, ¿a poco no te has dado cuenta?

—No, para nada, lo supuse porque algunas personas nos vieron hoy en la cafetería, pero no tenía certeza de nada.

—Yo supe porque escuché a unas personas, creo que todo lo empezó Alex, les contó a todos sus amigos.

—Sabía que Alex era un chismoso, pero no imaginé que tanto.

—Igual te felicito y te deseo que seas muy feliz —me dijo con una enorme sonrisa que me hacía saber que lo decía en verdad.

—Muchas gracias, espero que resulte bien después de todo.

—Ya verás que sí, Ander se ve muy cambiado y feliz, ¿y ya conociste o hablaste con tus suegros? —me preguntó.

—No, ¿a poco tú los conoces?

—Solamente de vista, en las fiestas de fin de año escolar, pero ¿sabes? Siempre me los imaginé muy atractivos, como una pareja de supermodelos, y son muy normales. Ander no se parece mucho a ellos.

—Lo sé, fue lo que me dijo, y Alex sí se parece, ¿no?

—Un poco, pero tampoco es que sean igualitos, la mamá se ve que es muy seria y enojona, lo que es raro porque todos los pediatras que conozco son en extremo amables.

—Según entiendo, su especialidad es en cirugía pediátrica, no tiene tanto trato con pacientes más que en el quirófano.

—Pero igual debe hablar con los familiares del paciente y después de cirugía, bueno, las apariencias engañan. Tal vez tu suegra sea de lo más linda, ¿cuándo la conocerás?

—Justamente este sábado es la fiesta de aniversario de sus padres en su casa.

—Pues menuda fiesta debe ser, dicen que la casa de los Cornet es enorme, espero que me cuentes todo, ¿eh?

—Claro, sin duda, y yo espero que me des buenas vibras para que me vaya bien y les agrade a todos.

—Cuenta con ello, ojalá que sí les agrades.

Nos pusimos a hacer el proyecto de biología luego de eso y terminamos un par de horas más tarde. Me sentía tan agotada que dudé en llamar a Ander como habíamos quedado para ir al cine, así que me fui a mi habitación a descansar un poco, esperando que él me llamara después. Cuando llegué a mi cuarto, no estaban ni Regina ni Alexa, lo cual me gustó porque quería y necesitaba pasar un tiempo a solas. Decidí aprovechar y tomar el álbum de fotos de mi familia que tenía en uno de mis cajones, era un álbum que mis padres hicieron desde que mi madre estaba embarazada hasta casi antes de que muriera.

Me gustaba tener ese álbum y verlo de vez en cuando porque me hacía recordarla, había fotos de cada año de mi vida, de cada cumpleaños, de cada logro escolar y también de cada logro personal. De cuando aprendí a caminar, de cuando dejé los biberones, de cuando aprendí a andar en bicicleta. Absolutamente de todo lo que mis padres, y conforme fui creciendo yo también, considerábamos importante, mi padre salía en muy pocas fotos, pero a través de ellas podía ver lo que él veía, lo que él quería retratar. Siempre nos tomaba fotos a mi madre y a mí en nuestras mejores poses, y él solo salía en los selfies.

Cuando mi madre murió, durante un tiempo, principalmente los primeros días, todo en mi cabeza era muy real, salí del hospital después de verla en sus últimos minutos con vida, y esa noche, cuando llegamos a casa y me dormí, lo hice sabiendo que cuando despertara ella ya no estaría. En ese tiempo sabía que todo era verdad y comprendía que ella había muerto, pero a las pocas semanas, cuando el periodo de estado de shock había terminado, en ocasiones lograba hacer que apareciera con vida. La imaginaba acercándose a mí, preparando la cena, recibiendo a mi padre cuando llegaba del trabajo, todo eso me hacía sentir que la recordaba siempre. Pero lo más horrible de vivir todo esto es que, con el pasar del tiempo, los recuerdos se van borrando o haciendo menos fuertes. A veces no puedo recordar cómo era su voz y tengo que ver algunos videos que tengo de ella en mi teléfono, gracias a Dios ahora la tecnología hace más vivo cada recuerdo y nos impide olvidar.

Pero, sin duda, algo que me hacía sentir más cerca de ella siempre era hablar, así que ahora eso hago, hablarle. Al hacerlo, imagino lo que ella contesta y cada vez la siento más cerca, ahora tenía que contarle todo lo que me estaba pasando con Ander. Empecé por contarle lo de nuestro primer beso el día del centro, pero me salté la parte en la que tenía que decirle que Ander me estaba besando para consolarme porque me había enterado de que mi padre tenía una novia, aunque, claro, eso mamá ya lo sabía. Después de todo, no me había puesto a pensar en que, si mamá tal vez había hecho que yo encontrara a Ander o, al menos, eso quería mi fe creer, quizás también había tenido que ver en la historia de papá y Cristina. Mi padre me dijo que ellos hablaron de no quedarse solos y de buscar a alguien más si alguno moría.

También le conté a mi madre del día del pícnic y de cómo improvisadamente Ander me había pedido que fuera su novia, luego de eso estaba empezando a contarle lo de nuestro beso bajo la lluvia justo cuando Regina entró rápidamente en la habitación y tuve que callarme de pronto.

—Hola, Paula —me dijo.

—Hola, Regina, ¿qué tal?, ¿cómo estás? —le pregunté mientras la veía muy apresurada buscando algo entre sus cajones.

—Bien, gracias, ¿y tú, cómo has estado?

—Bien también, ¿qué buscas, puedo ayudarte?

—Ah, no, no te preocupes, solo buscaba mis calcetas para entrenar.

—Ah, OK, ojalá las encuentres, no las he visto —le dije y me volteé a seguir viendo mi álbum de fotos, pero noté que ella me observaba.

—Oye, creo que te interrumpí en algo, perdón, ¿hablabas con ella?

—¿Con ella?, ¿cómo? No te comprendo —le pregunté nerviosa.

—Sí, con tu madre, hablabas con ella, ¿no?

—Ah, sí, bueno, más o menos —le contesté muy tímidamente.

—¿Y qué es lo que le cuentas? —me preguntó mientras me sonreía.

—Secretos, cosas que me pasan —le dije.

—Ah, ¿sí? Pues supongo que debe ser la mejor guardando secretos —me dijo mientras caminaba ya hacia la puerta y seguía sonriéndome.

—Sí, sin duda, lo es —le contesté.

—Pues me da gusto que tengas a quien contárselos, te veo luego —me dijo y cerró la puerta de la habitación sin decir nada más.

Me sentía muy sorprendida con lo que acababa de pasar, es decir, Regina, la odiosa Regina, que desde el primer día de clases me había advertido de que me vigilaría, que evitaría que estuviera con Ander, que me había dejado muy en claro que no me quería cerca ya de ella, ahora que sabía que Ander era mi novio, estaba siendo de pronto algo amable. La conversación, aunque fue tan casual con esa simple pregunta que me hizo, sentí de pronto que estaba dándole importancia a mis cosas personales, y en especial a lo relacionado con mi madre. Y es que yo realmente no hablo de eso con nadie, a nadie le he contado que me gusta sentir que hablo con ella, ni siquiera a mi padre o a Ander y, de pronto, se lo estaba diciendo a ella sin desconfiar ni nada, simplemente se lo estaba contando. Es curioso cómo la vida da tantas vueltas y te termina acercando de alguna manera a las personas que menos imaginas.

Después de un rato, finalmente Ander me habló para saber si quería ir al cine con él, pero le dije que me sentía cansada y que quería quedarme, me dijo que estaba bien, que se quedaría él también en su habitación a ver su serie. No me había puesto a pensar en esto, pero era realmente difícil tener un novio en un colegio como el Carrasco, estábamos todo el día juntos y no había mucha oportunidad de que cada quien tuviera su propio espacio, era prácticamente como vivir juntos y no estaba aún preparada para eso. Espero que Ander lo entendiera, tal vez un día de estos me podría dedicar a tocar este tema con él y acordar algunos puntos respecto a nuestra relación. Creo que eso es muy básico, tener comunicación y hablar de lo que cada quien prefiere y de lo que a cada quien le gusta o le disgusta.

Me llamaba mucho la atención conocer a los papás de Ander, y también me interesaba que mi papá los conociera y que platicara más con Ander. La opinión de mi padre era muy importante para mí, pero a la vez me daban muchísimos nervios conocerlos. Ander dice que nunca antes les ha presentado a cualquier otra mujer y, además, no les ha hablado aún de mí. Lo bueno es que Alexa también va, así que no seré la única a la que posiblemente la mamá de Ander estará analizando, aunque también estaba el hecho de que Alex y ella aún no eran novios, y por como lo veo tal vez no lo serían pronto si Alex no se decide.

Al día siguiente de que hablé con mi padre, me confirmó que Cristina nos acompañaría a la fiesta, eso me hizo sentir muy rara, era como salir los tres en familia, como cuando mamá estaba. Pero esta vez iba a intentar ser más amable con Cristina, después de todo, no me hacía mal conocer un poco de ella, y tal vez algo podríamos aprender una de la otra, pues a ambas nos había tocado sufrir mucho en momentos de nuestras vidas.

Al día siguiente, después de clases, finalmente fui con Ander al cine, como él quería, vimos una película de drama que nos hizo salir llorando a ambos. Me gustaba descubrir lo sentimental que él era, en eso nos parecíamos mucho. Al terminar la película, cuando íbamos caminando por los pasillos, le conté sobre lo que había pasado con Regina y le confesé que siempre me gustaba hablar con mi madre, fingir que ella aún seguía aquí.

—¿No crees que parezco una loca haciendo eso? —le pregunté.

—Absolutamente no, ¿por qué creería algo así?

—Pues siento que es un poco raro, mamá ya no está aquí, algunas personas dicen que es mejor soltar y dejar ir, ¿tú qué piensas?

—Pues yo lo que creo es que debemos mantener cerca a las personas que amamos, y si así es como tú la sientes cerca, pues que así se mantenga. No tiene nada de raro, al contrario, es bastante especial.

—En serio que siempre tienes algo que decirme para hacerme sentir mejor —le dije dándole un tierno beso.

El resto de la semana se me pasó rapidísimo, pues deseaba que finalmente el sábado llegara. Ander se fue desde muy temprano porque me dijo que tenían cosas pendientes por preparar para la fiesta, su padre envió a un chófer para que fuera por ellos. Alex se fue con él y Alexa también. Yo, en cambio, esperaría a que mi padre viniera por mí junto con Cristina para irnos juntos. Ander ya no me alcanzó a ver ya arreglada, pero me puse un vestido largo color lila, tacones y me hice unas ondas en el cabello. Alexa, en cambio, llevaba un vestido color rosa, pero no me parecía adecuado porque era un rosa metálico, como para un evento de noche, y esta fiesta era en un jardín y de día. Entonces mi vestimenta sí que me parecía adecuada para la ocasión, sentía que me veía bien y, además, me sentía bien.

Esperaba en verdad agradarle a la familia de Ander, pero tenía buenos presentimientos. Mi padre llegó finalmente al mediodía, él traía un traje gris claro con una corbata azul marino, me parecía que se veía en extremo galán, ya no me parecía raro que hubiera encontrado una novia tan pronto porque mi padre era un excelente partido, guapo y muy inteligente, aparte de gran persona. Cristina venía vestida con un conjunto de pantalón holgado hasta la cintura y una blusa muy bonita, todo de un tono salmón, también se veía bien, no podía negarlo. Ella, aparte de que era atractiva, tenía mucha elegancia, a la vez que se veía totalmente adecuada para la ocasión.

—Hola, qué bueno que llegaron —les dije saludándolos a ambos. Mientras me subía al auto, mi padre tomaba mis maletas.

—Hija, te ves increíble, no recordaba ese vestido, te queda excelente.

—Tú me lo regalaste, papá, ustedes también se ven muy bien, gracias —les dije volteándolos a ver a ambos. Cristina solo sonreía, pero se veía de lo más nerviosa.

—Sí, Paula, te ves hermosa —dijo finalmente ella.

—Gracias —le respondí con una sonrisa—. Papá, te paso la dirección, vamos con excelente tiempo —le dije entregándole la invitación que me había dado Ander para que pusiera la dirección en el GPS.

—Excelente, creo que no queda muy lejos de aquí.

El camino fue muy corto, aproximadamente treinta minutos, no entendía por qué los papás de Ander no venían más seguido a verlos o mandaban mínimo a su chófer para que ellos pudieran pasar tiempo en su casa. Realmente no estaban nada lejos del Carrasco, en el camino le conté a mi padre y a Cristina cómo había sido que Ander me había pedido que fuera su novia. Pero claramente omití contarles que Ander había preparado el pícnic porque le había contado lo mal que me la había pasado el domingo. Mi padre parecía feliz de verme feliz a mí, él y Cristina estuvieron contándome los avances que tenían en el caso de la adopción del niño. Creo que papá era mucho más feliz en este trabajo que en el anterior, al parecer, tenía mucha más libertad en sus decisiones y en la forma de llevar los asuntos que en el otro, pues antes sus jefes eran los que siempre decidían todo y solo le pedían a él que lo hiciera. Me gustaba verlo así ahora, sintiéndose tan pleno. Creo que fue una excelente decisión para ambos venirnos a San Diego. Mill Valley ya no tenía mucho para ofrecernos y fue bueno que nos diéramos cuenta en el momento correcto.

Cuando llegamos finalmente a la dirección señalada, no podía creer lo que estaba viendo, y creo que papá y Cristina tampoco. Ander en verdad vivía en una mansión, un vigilante nos recibió en la entrada y nos indicó el camino que seguir para el lugar de la fiesta y, mientras pasábamos, íbamos recorriendo metros y metros de jardín. Al lado izquierdo se podía ver la casa, era enorme y de acabados muy elegantes, y nosotros nos dirigíamos al fondo, a la parte trasera de la casa, donde me imagino que estaba el jardín.

Sabía que los padres de Ander eran muy exitosos, pero no creí que tuvieran tanto dinero, quizás también sus abuelos eran adinerados, pero la casa incluso tenía un área de estacionamiento enorme. Pensé en enviarle un mensaje a Ander para que saliera por nosotros, pero de repente vi que mi padre ya iba caminando hacia la fiesta, así que solo los seguí.

Wow, hija, esta casa es en serio hermosa —me dijo mi padre asombrado.

—Lo sé, papá, realmente Ander no me había contado nada acerca de todo esto.

—Pues está increíble, Paula, no me molestaría que se casaran y vivieran aquí para poder disfrutar de esta naturaleza todos los fines de semana —me dijo mi padre mientras señalaba la alberca y los árboles que la rodeaban.

—No hablas en serio, ¿o sí, papá?

—Claro que no, hija, solo bromeo, pero en verdad la casa es muy bonita, ¿o tú qué opinas, cielo? —le preguntó a Cristina. En el fondo me sentía mal por escuchar a mi padre hablarle así, ya con tanto cariño, como lo hacía con mi madre, pero sabía que tenía que asimilarlo.

—También me parece que la casa es preciosa, al parecer llegamos muy temprano —dijo Cristina. Y claramente sí, no había nadie aún, se veían todas las mesas vacías.

En eso apareció Alex con un traje color beige y camisa blanca, me saludó a lo lejos y corrió hacia nosotros.

—Ander está terminando de arreglarse, pero pasen, por favor, les indicaré cuál es su mesa, qué bueno que pudieron venir —nos dijo Alex.

—Alex, te presento a papá y a Cristina —le dije saludándolo.

—Enorme gusto conocerlos a ambos, espero que la pasen bien —dijo Alex con un tono tan amable que jamás había escuchado en él, señalándonos nuestros lugares.

—Muchas gracias, Alex, gusto en conocerte también —le respondió mi padre mientras Cristina solo le sonreía.

—Paula, le diré a Alexa que baje también, se sentará aquí con ustedes, ¿no hay problema? —me preguntó.

—No, claro que no, en lo absoluto, aquí la esperamos —le respondí sonriente.

—Entonces enseguida vuelvo, iré a avisarle a Ander de que ya están aquí, se quedan en su casa.

Ander no tardó más de tres minutos en aparecer y prácticamente empecé a babear en cuanto lo vi. Traía un traje muy parecido o creo que igual al de Alex, pero a Ander se le veía muchísimo mejor, jamás lo había visto vestido así y se veía tres veces más guapo que lo normal estando de traje. Parecía que venía deprisa porque seguía abrochándose aún la camisa y también poniéndose el cinturón. Llegó inmediatamente a saludar primero a mi padre.

—¡Héctor! Qué gusto que pudieran venir —le decía mientras mi padre se levantaba para saludarlo, ¡hasta con abrazo!

—Gracias a ti por la invitación, Ander, todo está increíble, te presento a Cristina —le dijo mientras Cristina ya estaba levantándose de la silla.

—Hola, mucho gusto, Paula nos ha hablado mucho de ti —le dijo Cristina saludándolo efusivamente. En ese momento, pude notar su sorpresa, seguramente se dio cuenta de que Ander era más guapo de lo que yo lo había descrito.

—El gusto es mío, siéntanse en su casa, por favor —les dijo mientras se acercaba finalmente a saludarme a mí—. De verdad te ves hermosa —me dijo mientras me abrazaba.

—Gracias, tú también te ves muy bien —le contesté.

—Mira, ya vienen mis padres, iré por ellos para presentárselos —me dijo mientras se apartaba.

La gente empezaba a llegar en ese momento, así que no identifiqué claramente a quienes estaba señalando porque venían varias personas hacia acá y todos estaban muy arreglados. Y como bien me dijo Rose, ninguno se parecía a Ander, pensé que su papá podría ser una imagen de Ander, pero en hombre más maduro, pero no, nadie de los hombres que venían hacia nosotros parecía su padre. Finalmente, noté quiénes eran porque Ander los apartó de entre los demás, se veían interesantes, pero no como los había imaginado. La mamá era de cabello rubio, igual que el de Alex, y también tenían los mismos ojos azules, y el padre era castaño, con barba, los dos eran guapos, no podía negarlo, pero no tan fuera de lo normal. El padre traía un traje gris claro, parecido al de mi padre, y la madre optó por usar un vestido blanco, pero se notaba que eran bastante serios. Supongo que eran del tipo de doctores que veías que se venían acercando y esperabas de inmediato malas noticias solo por la expresión de sus rostros y lo que transmiten. Cuando llegaron, de nuevo Ander inició con mi padre y me dejó para el último.

—Les presento a Héctor Suquet, el padre de Paula. Héctor, estos son mis padres, Emilia y Mark Cornet —le dijo Ander a mi padre.

—Gusto en conocerlos a ambos, qué preciosa casa tienen —les decía mi padre mientras los saludaba. Por lo pronto estaban sonrientes y se estaban portando amables.

—Gracias, Héctor, son bienvenidos cuando gusten, esta es su casa —le contestó Mark.

—Ella es Cristina, es la novia de Héctor, ambos son abogados —dijo Ander ahora señalando a Cristina.

—Me encanta tu conjunto, mucho gusto en conocerte —le dijo ahora Emilia a Cristina.

—Gracias, tu vestido también es hermoso, y sí, la casa está increíble, felicidades —le contestó Cristina sonriente. Mientras, yo cada vez me sentía más y más nerviosa porque ya seguía mi turno y las manos no dejaban de sudarme.

—Y finalmente, ella es Paula, mi novia —les dijo Ander mientras me tomaba de la mano para que pudiera acercarme a ellos.

—Linda, nos da mucha alegría que hayas venido, Ander nos habló mucho de ti —me dijo Emilia mientras me abrazaba.

—Gracias, felicidades por su aniversario —fue lo único que pude contestar mientras intentaba respirar y disimular en gran medida mis nervios.

—Muchas gracias —contestaron los dos al mismo tiempo.

—Eres la primera novia que Ander trae a la casa, Paula, estamos encantados de conocerte —me dijo ahora Mark.

—El gusto es mío, de verdad, gracias por habernos tomado en cuenta —les dije mientras Ander me abrazaba y yo trataba un poco de ocultarme detrás de él.

—Iremos a saludar a los demás invitados, disfruten de la fiesta —dijo finalmente Emilia mientras se despedían.

—Parece que sí les agradaste —me dijo Ander—. Alexa no mucho.

—¿Por qué piensas eso? —le pregunté.

—No le cuentes a Alex, pero mi mamá me dijo que su vestido era de muy mal gusto.

—Puede que pensara lo mismo del mío, pero no te lo dice, ¿no crees?

—No, amor, créeme que la conozco y no hizo la misma cara cuando te vio a ti que cuando la vio a ella, no te preocupes.

Era la primera vez que Ander se refería a mí con algún sobrenombre como «amor» y me hacía sentir muy bien. Alex y Alexa llegaron finalmente, Alexa me saludó y le presenté a mi papá y a Cristina, y ambos se sentaron en nuestra mesa. Cristina en secreto me hizo saber que tampoco le había gustado el vestido que usaba Alexa y que no se comparaba conmigo. Dejando de lado todo lo que había pensado de ella anteriormente, ahora también me hacía sentir bien saber que mi padre estaba con una mujer como Cristina. Se notaba que lo que me decía no lo hacía únicamente por quedar bien conmigo, sino que en verdad lo pensaba. Sé que todo sería mejor si mi madre estuviera aquí, si ella fuera la que estuviera conociendo a Ander, de eso no me queda duda alguna.

Pero sé también que siempre llega un momento, tiempo después de la pérdida, en el que uno comienza a resignarse y a aceptar su nueva vida. Y eso me estaba empezando a suceder ahora, lo que conocemos como resiliencia.

Alex se fue a recibir a algunos de sus amigos que también había invitado y Cristina y Alexa fueron al baño, así que por un momento mi padre, Ander y yo nos quedamos solos en la mesa.

—Ander, aprovechando que estamos solos, quería tocar algunos temas respecto a su relación —empezó a decir mi padre, seguramente ya empezaría a advertirle mil cosas.

—Claro, Héctor, dime, ¿qué temas? —le preguntó Ander de lo más tranquilo.

Me encantaba ver cómo él siempre tenía muchísima seguridad ante todo, muy diferente a mí. Esperaba poder aprender esa parte de él.

—Sabes que, desde que perdimos a Elena, Paula y yo somos y nos tenemos solo el uno al otro. Me agrada saber que ahora ella ya te tiene a ti también, pero por nada del mundo debes lastimarla, ¿estamos de acuerdo en eso? —le advirtió mi padre sutilmente.

—Sí, lo sé perfectamente, Héctor, y te prometo que no lo haré, no le haré ningún daño, no voy a lastimarla —seguía diciéndole Ander sin ponerse nervioso. O, si lo estaba, podía disimularlo muy bien.

—Papá, no lo asustes —intervine.

—No es por asustarlo, de verdad que no lo es, Ander, es solo lo que un padre hace por su hija —dijo mi papá.

—Lo sé, Héctor, no debes preocuparte, además, eso solo habla del gran padre que eres —le dijo Ander finalmente.

En eso Cristina ya estaba sentándose en la mesa, haciendo que esa conversación terminara. Luego de ello inició el banquete, fue en seis tiempos, nunca había ido a una fiesta en la que hubiera tanta comida y todo estaba delicioso, en especial, el postre.

Al terminar, los padres de Ander pasaron a la pista a bailar, se veían increíbles porque parecían dos adolescentes enamorados mientras bailaban la canción de Rest of my life, de Bruno Mars, así, como si fueran jóvenes en su boda.

Noté de pronto a Ander viéndolos mientras no dejaba de sonreír y me di cuenta de que, a pesar de que no los veía mucho, sus padres parecían ser un buen ejemplo para él y Alex y lucían como una relación muy estable. Tal y como mis padres se veían hace un par de meses. Al terminar la canción, Mark, su padre, tomó el micrófono para decir unas palabras:

—Agradezco mucho a todos que hayan venido y puedan festejar con nosotros nuestro aniversario de bodas número veinticinco. Nos complace tenerlos en nuestro hogar y que formen parte de esto. Esperemos que la estén pasando bien, porque apenas comenzará la fiesta.

»En especial agradezco hoy a mi hermosa esposa, Emilia, por estar a mi lado estos veinticinco años y por cada día seguirme enseñando lo que significa en verdad amar a alguien y, en particular, por aguantarme cada día en el hospital después de cirugías de noches enteras y sacarme una sonrisa aun después de eso. Gracias por haber aceptado formar esta bella familia conmigo y por darme a nuestros increíbles hijos, Ander y Alex, los amo mucho a los tres.

Todos comenzaron a aplaudir, y Emilia, la madre de Ander, se secaba algunas lágrimas que habían brotado por sus mejillas. Ander y Alex se acercaron y los cuatro se unieron en un grande abrazo. Volteé a ver en ese momento a mi padre y noté que sus ojos estaban humedeciéndose también, quizás estos momentos, ver a unos esposos festejar sus años juntos y escuchar las palabras del padre de Ander, era claro que le estaban haciendo sin duda recordar a mi madre y a todo lo que pudo tener con ella. Cristina no lo notaba, seguía aplaudiendo y observando la escena de los padres de Ander, al parecer, ella ya asimilaba de mejor manera la muerte de su esposo.

La música comenzó y la gente inició a acercarse a la pista para bailar, Ander me hizo una seña para que me aproximara. Justo estaba a punto de descubrir otro de sus grandes talentos, es un excelente bailarín, y su padre también lo es. Formamos un pequeño grupo sus padres, mi padre y Cristina, Ander y yo y comenzamos todos a bailar, Alex y Alexa estaban del otro lado de la pista con unos amigos de Alex. En ese instante, me sentía tan plena, a pesar del poco tiempo que tenía con Ander, ahora me sentía muy feliz justo con los dos hombres de mi vida, él y mi papá. Bailamos hasta que los tacones no me dejaron más y Ander me acompañó a sentarme, mi padre y Cristina se quedaron bailando.

—¿Cómo te la estás pasando? —me preguntó.

—Padrísimo, gracias por todo, tus padres se ven tan enamorados, todo en la fiesta es hermoso.

—Sí, lo están, ahora puedes ver de dónde saqué lo romántico, mi padre lo es todo el tiempo.

—Lo sé, me encantó lo que le dijo a tu mamá, perdón por lo que te dijo mi padre, no te asustó, ¿verdad?

—No, claro que no, lo que le dije fue en serio, no haré nada para lastimarte. Mientras la vida me deje permanecer a tu lado, lo estaré y no haría nada que significara poder perderte, me siento muy seguro de querer estar contigo, Paula.

—Sí que eres un romántico, me encanta esa parte de ti, obvio, entre muchas otras más.

—Y todo te lo digo de verdad, no lo dudes, contigo quiero verme justamente así, como mis padres, festejando nuestro aniversario número veinticinco.

—¡Pues yo quiero exactamente lo mismo! Te advierto que llegué a tu vida para quedarme —le dije mientras le daba un gran abrazo.

—Pues me encanta esa advertencia, gracias por llegar a mi vida —me dijo mientras me daba un beso en la frente.

El resto de la noche lo pasé con Ander, y en otro momento tuve la oportunidad de hablar con sus padres, me preguntaron qué quería estudiar y les respondí que medicina. No intentaba quedar bien con ellos ni nada de eso, pero en verdad, ahora que pensaba mucho en mi futuro, la medicina era de las pocas cosas que me llamaban la atención. Al igual que los padres de Ander, mi padre a veces me insistía y me decía que yo podría ser una excelente abogada porque tenía una gran capacidad de razonamiento. Pero la verdad es que no me llamaba tanto la atención, y justamente el día en que murió mi madre, algo dentro de mí me llamó a la medicina. Pensé en las muchas vidas, como la de Julio, que podría salvar y la satisfacción que eso causaba. Era curioso que Ander y yo nos encontráramos y que justamente yo quisiera ser lo que sus padres querían, y él lo que el mío quería.

Casi al término de la fiesta, cuando mi padre me dijo que ya nos teníamos que ir, me topé por casualidad con Emilia, la madre de Ander. Me acerqué a ella para despedirme y, de pronto, ella me dijo al oído:

—Ander se ve muy enamorado de ti, espero que no lo lastimes nunca —me dijo justo antes de darme un beso en la mejilla al despedirse.

Así, tal cual, sin que lo viera venir, sutilmente surgió su advertencia. Sinceramente, su comentario se me hizo frío, incluso algo apático. Ander me había mencionado que tal vez lo haría, pero no creí que fuera así, sin anticiparme nada, lo único que pude responderle fue que no, que no lo haría. No estaba en mis intenciones lastimar a Ander, y ella solo terminó por sonreírme y seguir caminando, pero era claro que en verdad no pensaba en herirlo. Él se estaba convirtiendo ahora en una de las personas más importantes en mi vida y me estaba enseñando lo mucho que puede significar en tu vida alguien en tan poco tiempo.

Aunque claro que es verdad que muchas veces no solo con nuestros actos, sino también con nuestras omisiones, sin darnos cuenta, terminamos hiriendo a quienes más amamos. A veces simplemente por el hecho de no notar lo que les pasa o lo que sienten, o incluso por el hecho de ser indiferentes, pero la verdad es que me parecía que los padres de Ander e incluso Alex eran bastante diferentes a él, no solo físicamente, sino también en su forma de ser y pensar. Ander era puro amor, puro cariño, pura sinceridad, siempre encontraba la manera adecuada de decir lo que sentía y lo que pensaba, y su mamá me estaba resultando un ser muy misterioso, hasta cierto punto se veía que era calculadora y frívola, pero obvio no me adelantaría en nada ni le comentaría a Ander porque todavía no la conocía bien, así que finalmente nos fuimos de la fiesta y me despedí de él.

—Espero que la hayas pasado bien, me encantó que vinieras —me dijo antes de que me fuera.

—Gracias por invitarme y gracias por dejarme ser la primera a quienes tus padres conocieran —le dije mientras lo besaba.

—Y serás la última —me contestó después del beso.