CORAJE

La fuerza es un concepto directo y físico.

El coraje tiene muchos nombres, y ha sido definido de muchas maneras.

Fuerza es la habilidad de mover o resistir contra fuerzas externas. Coraje es cinética. El coraje inicia el movimiento, la acción o la fortaleza. El coraje ejercita la fuerza. El “león cobarde” —el tipo que parece duro y se aparta mientras hombres más débiles pelean, asumen riesgos y llevan a cabo el trabajo— vale menos que los hombres que pisan la arena.

No digo que todas las muestras de voluntad sean valerosas, pero todos los actos que requieren coraje son ejercicios de voluntad. No requiere valor el coger un vaso y llevároslo a la boca. El coraje implica riesgo. Implica la posibilidad de fallo o la presencia de peligro. El valor se mide contra el peligro. Cuanto más peligro, más coraje. Entrar en un edificio en llamas gana a discutir con tu jefe. Discutir con tu jefe es más valeroso que escribir una nota anónima. Los actos sin consecuencias relevantes requieren de poco valor.

Aristóteles creía que el coraje estaba relacionado con el miedo, y que aunque había muchas cosas que temer en la vida, la muerte es la que más asustaba. En su Ética Nicomáquea, el valiente es el hombre que, “ en la honrosa muerte y en las cosas que a ella le son cercanas no se muestra temeroso, tales son las cosas de la guerra ”. También señala que los hombres que son obligados a luchar tienen menos valor que aquellos que demuestran coraje en la batalla por propia voluntad. Aristóteles expresó el coraje como una virtud moral, como la voluntad de la acción noble. Cuestionó el valor de aquellos que estaban confiados por el éxito en la batalla, aunque me pregunto cómo puede conseguirse tal éxito si no es a través de alguna demostración inicial de coraje. Aunque es verdad que el pecho de hombres fuertes y experimentados a menudo se hincha cuando la amenaza es menor, y esos mismos hombres son conocidos por dar media vuelta ante un reto legítimo, cierta cantidad de coraje es el producto de una trayectoria exitosa. ¿Un hombre que nunca ha ganado una pelea es más valeroso por enfrentarse a un luchador experimentado —sin importar la nobleza de la causa— o simplemente es un idiota? La definición de coraje de Aristóteles no es la de la confianza salvaje e insensata de un hombre apasionado que pelea en caliente sin miedo ni ira. Más bien, sugiere que “los valientes luchan por el honor en sí, pero la pasión les ayuda”. Admite que los hombres que actúan por la fuerza de un sentimiento poseen “algo semejante al coraje”. 9 La definición de coraje de Aristóteles, aunque admirable, está tan condicionada y ligada a un escurridizo y altivo ideal de noble acción, que tratar de determinar quién es realmente valeroso se convierte un poco en un juego.

Andreia , la palabra que Aristóteles usaba para coraje, también era sinónimo de hombría en la antigua Grecia. Andreia deriva de “andros”, que connota “macho” o “masculino”. En su libro Roman Manliness , el clasicista Myles McDonnell argumentaba que la palabra virtus, 10 la cuál “ sacudía el oído de los antiguos romanos tanto como ‘hombría’ (NdelE: “Manliness”) lo hace con los angloparlantes ”, 11 significaba coraje —en batalla, concretamente— en el latín pre-clásico. La palabra vir significaba “hombre”, y virtus significaba coraje. 12 McDonnell escribía:

“En contextos militares, virtus puede denotar la clase de valor requerido para defender la patria, pero más a menudo designaba conductas agresivas en combate. En situaciones no militares, el virtus valeroso se refiere normalmente a la capacidad de enfrentarse y resistir el dolor y la muerte.” 13

La hombría valerosa se personifica en la historia de Gayo Mucio, un joven noble romano de la temprana República. Un rey etrusco llamado Porsena había asediado Roma, guarneciendo a sus soldados alrededor de la ciudad. Gayo Mucio pidió permiso a los senadores romanos para introducirse en el campamento etrusco y matar a Porsena. Mató al ayudante de Porsena por error y fue capturado por los guardaespaldas del rey. Gayo Mucio le dijo al rey:

“Soy Gayo Mucio, ciudadano de Roma. Vine aquí como enemigo a matar a mi enemigo, y estoy listo para morir al igual que lo estoy para matar. Nosotros los romanos actuamos con bravura y, cuando la adversidad golpea, sufrimos con bravura. No soy el único que siente así; tras de mí aguarda una fila de aquellos que persiguen el mismo honor.” 14

Porsena amenazó con arrojar a Gayo Mucio al fuego. Gayo Mucio respondió metiendo su propia mano en las llamas. Mientras su mano ardía, dijo:

“Mírame y observa que tan insignificante es el cuerpo para aquellos que persiguen mayor gloria.” 15

Porsena le dijo a Gayo Mucio que, de haber sido miembro de su propia tribu, le habría recompensado por su valentía. Gayo Mucio fue liberado, pero le dijo a Porsena que había otros trescientos romanos dispuestos a sacrificarse como él para salvar la ciudad, y que si el sitio de Roma persistía, antes o después alguno tendría éxito asesinándolo. Porsena envió un emisario a los romanos, ofreciéndoles un acuerdo de paz. Gayo Mucio se ganó el sobrenombre de “ Scaevola ”, que significa “zurdo”, tras perder su mano derecha en el fuego.

Tanto para Aristóteles como para los romanos, el coraje —y la hombría— era la voluntad de arriesgar heroicamente la vida y las extremidades contra un peligro para las personas de la propia tribu, especialmente en el contexto de guerra con otra tribu. La forma de valor más noble de Aristóteles era una disposición a asumir riesgos necesarios para asegurar la supervivencia del grupo. Una demostración de voluntad de arriesgar la vida propia por la banda es prueba de lealtad y aumenta el valor del hombre para ésta. Cuando llega la hora de la verdad, con un hombre que demuestra esta clase de coraje se puede confiar en que dará todo lo que posee —incluso sacrificarse a sí mismo— por la supervivencia del grupo. Cuando un grupo no afronta una situación de supervivencia, dicho grupo puede permitirse ser más metafórico en cuanto al valor y admitir sacrificios menores. Hasta que la seguridad está consolidada, ningún grupo puede permitirse divagar acerca de delicadezas como el “coraje intelectual”.

La palabra coraje resulta fácil de usar en la actualidad. Cualquier famoso que se pone enfermo y no se pasa el día llorando es alabado por los fanáticos de la farándula por su “valerosa batalla” contra el cáncer, o el síndrome de fatiga crónica, o la depresión, o incluso con la “adicción a la comida”. No tiene nada de malo reconocer las dificultades que afrontan otros, pero también tenemos que reconocer, como hacían Aristóteles y los romanos, que el coraje, en su forma más pura y elevada, requiere asumir voluntariamente el riesgo de resultar herido o muerto por el bien del grupo. Los riesgos menores exigen un valor muy diluido.

Aristóteles creía que el coraje heroico era la forma más noble de coraje moral, pero también señalaba que la pasión, el espíritu, era “ algo parecido al coraje ”. En la República de Platón, se sugiere que la crueldad salvaje proviene de la misma parte del hombre que inspira actos de gran valor. 16 El coraje era un forma cooperativa del espíritu socialmente consciente, entrenado y maduro. El traductor Allan Bloom identificaba la forma más pura de coraje —un thumos 17 o “ espíritu ”— como “ el principio, o base, de la furia o la ira 18 . Sócrates comparaba a los guardianes de su ciudad con “ nobles cachorros ”, que serían corteses con la gente que conocían pero que estaban ansiosos por lucha ferozmente con extraños y extranjeros cuando fuera necesario. 19

Para llegar a la esencia de lo que es realmente la masculinidad, apartemos la cubierta de moralidad y nobleza por un momento. Aunque creo que algunos hombres demuestran tendencias heroicas casi a nivel instintivo —como nobles cachorros— también he de decir que antes de que un hombre pueda estar dispuesto a asumir riesgos por el grupo, debe estar dispuesto a asumir riesgos de forma genérica. A algunos hombres y mujeres se los describe como “riesgo-aversivos”, y se apartan del camino para evitar casi cualquier tipo de riesgo. Antes de tener la voluntad de asumir riesgos por el grupo —llamémoslo “elevado coraje”— debemos poseer una especie de “bajo coraje” con el que resulte cómodo el asumir riesgos. Asumir riesgos es algo que resulta más natural para unos que para otros, y resulta más natural para los hombres que para las mujeres. 20 Al igual que la fuerza es entrenable, también lo es el coraje. Pero, al igual que la fuerza, algunos tienen mayor aptitud para asumir riesgos que otros. Los hombres socializan entre ellos —diablos, se provocan e incitan alegremente entre ellos— corriendo riesgos. Cuando no hay objetivo heroico a la vista, los chicos se retan a realizar toda clase de estupideces. Sin embargo, un macho que se encuentra cómodo asumiendo riesgos bajos es más probable que se sienta más seguro —y tenga más éxito— cuando llegue el momento de correr un riesgo heroico.

Cuando respondemos a la cuestión “¿qué es la masculinidad?”, también resulta importante no perder de vista al individuo dentro del grupo. El coraje heroico beneficia al grupo pero, como ya hemos discutido, hay beneficios al ganar status dentro del grupo, y los hombres lucharán por ese status . Esto requiere una clase de coraje menos noble. Exige amor propio. La fuerza de un hombre no es una simple herramienta que usar al servicio de otros. Los hombres también la usan en su propio interés y sería estúpido esperar que hicieran sacrificios constantes sin algún tipo de ganancia personal, ya sea material o espiritual. Debemos esperar que los hombres luchen para sí mismos, que compitan entre ellos y que persigan sus propios intereses. Nada podría ser más natural que un hombre que quiere triunfo y prosperidad.

No es necesariamente el hombre más fuerte el que dirige, es el hombre que toma el mando el que lo hace. Este valor intragrupal es necesario para que el hombre haga valer sus intereses sobre los de otros hombres en el seno del grupo. En el nivel más primitivo, hacer valer vuestros intereses sobre los de otros hombres requiere de una potencial amenaza de violencia. Así es como los hombres se han tomado siempre la medida, y así es como lo hacen en la actualidad. Este espíritu valiente, básico y amoral es necesario para estar por delante de otros hombres dentro de una jerarquía. Es la esencia del espíritu competitivo. Cara a cara, los hombres aún echan un vistazo e intentan percibir si —y hasta qué punto— otro hombre estaría dispuesto a oprimir sus intereses.

¿Si planto cara, se irá? ¿Plantará cara él?

Esta “presión” básica es la chispa de coraje. Si no está lo suficientemente presente en un hombre, dudo que sean posibles formas más elevadas de valor. Hay muchos nombres para el tipo de coraje necesario para asumir riesgos en pos del interés propio. La mayoría de la gente lo llamaría pelotas .

Otra palabra sería “ gameness ” (N.del.T: podríamos emplear los términos raza, empuje o bravura, pero he preferido conservar el término inglés original). Sham Sheridan escribió sobre ello en A Fighter´s Heart (N.del.T: El Corazón de un Luchador ). Gameness es un término empleado en las peleas de perros para describir, “ el afán de luchar, la furia berserker y el absoluto compromiso con el combate, afrontando el dolor, la desfiguración, hasta morir ”.

En las peleas de perros, dos canes luchan hasta que no pueden más por algún motivo. Se les lleva hacia atrás, hasta las “líneas de arañazos”, de sus esquinas y se les suelta. Los perros que vuelven a luchar — se le llama “arañar”— se dice que tienen “ game ”. Las peleas de perros son una prueba de gameness. Según Sheridan, no están pensadas para ser a muerte. Los perros pelean hasta que uno de los dos rehúsa cruzar la línea de arañazos y continuar la lucha. 21 Es como palmear o decir “me rindo”.

Los hombres se evalúan entre sí por su gameness , y esta es la razón por la que resultaba relevante en el libro de Sheridan sobre la lucha profesional y amateur. Ese espíritu indomable es un tema clave en todo viaje heroico. En el deporte, es parte de la historia del regreso. Un tipo afronta su mayor reto y después, cuando prácticamente todos lo daban por perdedor, regresa —corriendo con el corazón “en la boca”— y triunfa sobre su oponente. Es el clímax de todas las historias de Rocky y la treta de Hulk Hogan en la mayoría de sus peleas de wrestling. En todas las películas de Jungla de Cristal (NdelE: Duro de Matar, en Hispanoamérica), John McClane consigue arreglar la situación solo después de haber sido apaleado, regresando desde el mismo abismo de la derrota. Estos héroes tienen un empuje interior que les hace insistir una y otra vez, cuando otros se habrían rendido.

Un hombre que obviamente tiene game puede ponerse por delante de uno que no lo tiene, simplemente porque puede esperar que el que tiene menos game se rinda. Algunas personas hablan sobre la masculinidad intentando determinar quién es “alfa” y quién es “beta” en una determinada situación. 22 Un buen amigo me lo explicó así: “ Si puedes tratar a otro hombre como si fuera tu hermano pequeño, tú eres el alfa ”. 23 El alfa será el hombre con más empuje y estará por delante del beta.

Fingir el gameness puede ser una estrategia efectiva mientras nadie te destape el farol. Se puede fingir por medio del lenguaje corporal, por la inflexión del tono de voz y la elección de las palabras. Generar una sensación de que estáis listos para llegar hasta donde sea necesario para conseguir lo que queréis, es una forma de marcar autoridad, ya seas un prisionero, un hombre de negocios, un agente de la autoridad, un padre o alguien intentando disciplinar a un perro. La mayoría de la gente no pondrá a prueba a alguien que esté fingiendo el gameness , si el actor es lo suficientemente convincente. Fingirlo es una manera de afirmar la voluntad propia, y la gente lo hace constantemente, incluso en las sociedades primitivas. Los intentos fallidos de aparentarlo —intentar parecer más duros de lo que sois y no lograrlo— es a lo que las feministas se refieren cuando hablan de “actuar con masculinidad” o “disfrazarse de duro”. Lo que reconocen con esto es el hecho de que hoy en día los hombres continúan con el ritual de establecer jerarquías y medirse entre ellos, incluso aunque la mayoría no se han puesto a prueba y muy pocos lucharían alguna vez. Puede parecer estúpido porque no casa con la mortalmente seria realidad táctica de un escenario de supervivencia.

Desafortunadamente, simular el gameness también puede conducir a un comportamiento ilusorio. Muchas personas adoptan actitudes y posturas violentas incluso sin tener experiencia o expectativas de violencia física. Existe una audacia que proviene del hecho de saber que puedes decir lo que quieras porque tienes detrás a un hombre grande y fuertemente armado. La gente habla con firmeza sin tener que recurrir a las primitivas matemáticas de la violencia, porque creen que las autoridades intervendrán y detendrán o castigarán al atacante. El falso gameness se basa en la disuasión de que hay hombres y mujeres que están preparados para usar la violencia para hacer cumplir la ley. Este falso gameness solo es posible cuando casi no hay peligro de una escalada de violencia. En momentos y lugares menos cómodos y seguros, la autoafirmación debe ir acompañada de coraje físico y atrevimiento. Cuando no hay expectativas de ser “salvado” o de que la mayoría de la gente tema la contestación violenta del estado, es de necios provocar a un hombre con apariencia peligrosa a menos que estéis preparados para luchar con él.

El coraje puro del gameness puede, en cierto grado, ir en correlación con la seguridad de un mayor tamaño y fuerza, pero muchos hombres más pequeños tienen el mismo o más game que sus contrarios más grandes. Los pesos mosca son un buen ejemplo de hombres con un game extremo, aunque sean mucho menos fuertes que hombres mucho más grandes con menos game. Los deportes de combate con categorías de peso nos dejan ver que hombres de todos los tamaños pueden mostrar un gameness terrible.

Tanto hombres como mujeres pueden tener game , pero el status de las hembras humanas rara vez ha dependido del deseo de lucha de la mujer. Las mujeres recatadas, educadas y pasivas son atractivas para los hombres y, generalmente, también son bien miradas por otras mujeres. Incluso en la actualidad, muchos hombres saltarán a la primera oportunidad de hacer daño a un hombre que haga daño a una hembra desconocida. Es por este motivo por el que muchas mujeres pueden autoafirmarse o hacer demostraciones de gameness con relativa impunidad, y algunas se llevan un chasco sobre sus habilidades para llevar a buen puerto sus amenazas o defenderse cuando sus bravuconadas acaban en violencia.

Gravitas es otra vieja palabra que aún empleamos para hablar de la hombría, especialmente con actores y políticos. Decimos que un hombre posee gravitas cuando nos hace creer que deberíamos tomarlo en serio. Nuestra palabra “gravedad” proviene del latín gravitas; significa “pesado”. Los romanos usaban gravitas con el mismo sentido que nosotros —para decir que hay que tomar en serio a un hombre o a una cosa. En contraste con la enloquecida imagen del game de un pitbull, equilibra nuestro sentido de lo que es el coraje viril. Coraje no es solo el deseo de entrar en batalla o escalar en la jerarquía, sino que también consiste en defender la posición. Los hombres masculinos dejan claro que tienen que ser tomados en serio, que tienen peso, que no se dejarán apartar. Quieren que los demás hombres sepan que resultarán “pesados” a la hora de ser desplazados, y que deben ser tomados en serio.

Coraje es el espíritu animado de la virilidad, y es crucial para cualquier definición significativa de la masculinidad. Coraje y fuerza son virtudes sinérgicas. Una sobreabundancia de alguna resulta menos útil sin la adecuada cantidad de la otra. En cualquier banda de hombres que luchen por la supervivencia, el coraje será apreciado y respetado estando en vida y reverenciado en la muerte. El coraje es un valor táctico crucial. Uno puede elegir ser valeroso y, hasta en su forma más básica, el coraje es el triunfo sobre el miedo. Se asocia con el corazón, el espíritu y la pasión, pero también es un acicate para luchar y vencer.

El coraje es abstracto, y tiene muchos aspectos, así que he sintetizado su definición en lo que respecta a nuestro intento de comprender El Camino de los Hombres y el ethos de la banda.

Coraje es la voluntad de correr riesgos en beneficio propio o de otros. En su forma más básica y amoral, el coraje es un deseo voluntario o pasional de luchar o conservar el terreno a toda costa ( gameness , corazón, espíritu, thumos ). En su forma más desarrollada, civilizada y moral, el coraje es la voluntad decisiva y considerada de correr riesgos para asegurar el éxito o la supervivencia de un grupo o de otra persona (valor, virtus , andreia ).

Comparando su propia experiencia como luchador con las peleas de perros, Sam Sheridan escribía:

“Se retuercen furiosamente como serpientes, enroscándose, escupiendo y sometiendo, rugiendo como osos. El epítome de la furia. Sus colas se agitan, para esto están hechos, y cumplen su propósito, están convirtiéndose. Hay sangre, pero a los perros no les importa, girando y clavándose al suelo, luchando bocarriba y lanzando mordiscos para ponerse en pie […] obviando cualquier dolor que sientan en pos del deseo de superar al otro perro. Conozco ese sentimiento.”

Platón (o Sócrates) también comparaba a los hombres con los perros. Una de las grandes tragedias de la modernidad es la falta de oportunidades de los hombres para llegar a ser lo que son, de hacer aquello para lo que nacieron, lo que sus cuerpos quieren hacer. Podrían ser los nobles cachorros de Platón, pero están encadenados a una estaca en el suelo —abandonados a la locura de ladrar a las sombras de la noche, humillados por retos pasados sin resolver y cuyos resultados siempre serán desconocidos.