Sin la virtud de la justicia, ¿qué son los reinos sino unos execrables latrocinios? Y éstos, ¿qué son sino unos reducidos reinos? Estos son ciertamente una junta de hombres gobernada por su príncipe, la que está unida entre sí con pacto de sociedad, distribuyendo el botín y las conquistas conforme a las leyes y condiciones que mutuamente establecieron.
Esta sociedad, digo, cuando llega a crecer con el concurso de gentes abandonadas, de modo que tenga ya lugares, funde poblaciones fuertes, y magníficas, ocupe ciudades y sojuzgue pueblos, toma otro nombre más ilustre llamándose reino, al cual se le concede ya al descubierto, no la ambición que ha dejado, sino la libertad, sin miedo de las vigorosas leyes que se le han añadido.
San Agustín, Ciudad de Dios . 4-4.
SEGÚN CUENTA LA LEYENDA, Roma fue fundada por una banda.
Los romanos creían que Rómulo y Remo eran descendientes lejanos de Eneas, quién se aventuró por el Mediterráneo con una pequeña banda de supervivientes tras la ruina de Troya. Estos troyanos exiliados —los pocos embajadores restantes de una orgullosa pero derrotada tradición— fueron guiados por los dioses hasta el Latium , donde se entremezclaron con el pueblo latino de Italia. Los antiguos troyanos florecieron allí y fundaron el asentamiento de Alba Longa —justo al sureste de la Roma moderna.
Pasaron muchas generaciones y el primogénito de cada rey tomó el trono hasta que Amulio derrocó a su hermano mayor, Numitor. Amulio asesinó al hijo de Numitor y obligó a su hija, Rea Silvia, a convertirse en una Virgen Vestal, asegurándose así de que el exiliado Numitor no tendría herederos que rivalizaran con él. Sin embargo, Rea dio a luz a dos gemelos y, en lugar de admitir la indiscreción, afirmó que eran hijos de Marte, el dios de la guerra. El rey Amulio no se tragó su historia. La encadenó y ordenó que ahogasen a sus hijos en el río Tíber. Los hombres encargados de la tarea dejaron a los niños desprotegidos en la ribera pantanosa del caudaloso río, dando por sentado que la corriente los llevaría a la muerte. Según la leyenda, fue allí donde fueron rescatados por una loba sedienta y amamantados con sus peludas ubres. Los nietos de Numitor fueron descubiertos por pastores que se los llevaron y los criaron como si fuesen suyos.
En parte gracias a una vigorosa vida rural, Rómulo y Remo se convirtieron en jóvenes fuertes conocidos por dar caza y enfrentarse sin temor a “bestias salvajes”. También se ganaron la reputación de atacar a ladrones, quitarles su botín y compartirlo con los otros pastores. Los generosos gemelos también eran agradables y su feliz banda creció.
Durante un festival, fueron emboscados por ladrones resentidos y Remo fue conducido ante el Rey Amulio, acusado de furtivismo. Mientras Remo estaba encerrado, Numitor empezó a sospechar quiénes eran en realidad los gemelos.
Mientras tanto, Rómulo organizó a su banda de pastores para matar a Amulio y liberar a su hermano. Entraron en la ciudad por separado y se juntaron en el último momento para aplastar a la guardia de Amulio. Rómulo consiguió matar al tirano y, tras conocer su auténtico linaje, restauró en el trono a su abuelo Numitor.
Los gemelos ya reunidos decidieron entonces fundar juntos una ciudad en la tierra en que crecieron. Sin embargo, discutieron por qué nombre ponerle y la riña se caldeó. Los hermanos se retaron y, al final, Rómulo triunfó, matando a su amado gemelo.
Después, Rómulo y sus amigos se pusieron manos a la obra organizando el gobierno de la nueva ciudad que llevaba su nombre.
Según el historiador Livio, una de las primeras cosas que hizo Rómulo, tras montar algunas fortificaciones rudimentarias, fue establecer los ritos religiosos que celebraría el pueblo de Roma. Además de los ritos honrando a los dioses locales, Rómulo decidió celebrar los ritos griegos del heroico dios-hombre Hércules, conocido por su gran fuerza y por sus “actos virtuosos”. 48
Después de identificar toda una constelación de dioses y establecer una dura línea espiritual para su tribu, Rómulo anunció la ciudad de Roma como un refugio donde todos los hombres, libres o esclavos, podrían empezar una nueva vida. Una variopinta colección de inmigrantes de las tribus vecinas viajó a Roma, y Rómulo seleccionó a los mejores hombres para que le ayudaran a gobernar. Fueron hechos senadores y nombrados “padres” ( patres ) de la tribu romana. Sus herederos serían conocidos como patricios. Junto a los padres de la ciudad, creó el orden por medio de la ley.
Careciendo de mujeres, los hombres de Roma sabían que su ciudad moriría con ellos. Rómulo envió emisarios a las comunidades cercanas para conseguir mujeres para sus hombres. Sin embargo, sus ofertas de matrimonio fueron rechazadas porque los jóvenes de Roma no tenían perspectivas ni reputación y estaban considerados como una peligrosa banda de parias. Insultados, Rómulo y sus hombres idearon un ardid e invitaron a las gentes de las comunidades vecinas a un festival. Durante el festejo, capturaron a las mujeres solteras. Sus padres estaban furiosos y las otras tribus afectadas entraron en guerra con Roma, pero ésta prevaleció sobre todos los ejércitos excepto los sabinos, con quiénes las mismas mujeres ayudaron a alcanzar la paz para salvar tanto a sus padres como a sus nuevos esposos. Las sabinas decidieron unirse a los romanos, y fue gracias a este exitoso “rapto” de las sabinas como Rómulo aseguró el futuro de su nueva tribu.
Rómulo continuó fortaleciendo y defendiendo su tribu por medio de calculadas acciones militares y fue amado por sus tropas. Estos duros hombres —la gran banda de Rómulo— aseguraron la ciudad e hicieron posible su crecimiento. Eran la clase guardiana de Roma y su invencible espíritu de lucha caracterizaría al pueblo romano durante siglos.
Un día, mientras se preparaba para revistar sus tropas, Rómulo desapareció con el violento restallido de un trueno. Livio sospechaba que fue hecho pedazos por sus senadores, que eran conflictivos y solían conspirar, como a menudo hacen los hombres cercanos al poder. El pueblo romano prefirió recordar a Rómulo como a un gran hombre de linaje divino que vivió entre el pueblo como uno de ellos, que fue conocido por sus meritorias obras y su coraje en batalla y que, finalmente, ocupó el lugar que le correspondía entre los dioses.
Hay muchos mitos fundacionales de ciudades e incontables mitos que establecen un linaje totémico de un pueblo en particular. En ausencia de historia documentada, este es el mito que los romanos decidieron creer sobre sí mismos. Es el espíritu del relato lo que prevalece y nos cuenta algo sobre El Camino de los Hombres .
Rómulo y Remo fueron traicionados y abandonados. Fueron abandonados para morir y salvados por una loba. Livio admite que la loba bien podría ser una ramera de la zona, pero en realidad no importa —crecieron salvajes. Rómulo y Remo crecieron “rurales”. Tenían conocimientos prácticos y comprendían el valor de un duro día de trabajo. Recibieron una educación sencilla, sin las complicaciones de las políticas palaciegas ni los equívocos de moral laxa que acompañan al comercio urbano. Eran jóvenes viriles e íntegros.
La primera parte de la vida de Rómulo y Remo es una historia de Robin Hood. Vapulearon a otros hombres, capturaron su botín robado y lo compartieron con sus amigos pobres. Eran machos alfa, líderes naturales. Eran duros, pero no abusaban. Eran la clase de hombres a los que otros hombres admiran y quieren cerca. Eran la clase de tipos que los hombres eligen libremente para que los lideren. Tenían cualidades heroicas, pero eran imperfectos como todo hombre y cuando los hermanos lucharon por el status, como suelen hacer los hermanos, uno de ellos tenía que perder.
Los “hombres felices” de Rómulo eran, básicamente, una banda. Eran un puñado de camorristas rurales que salieron de ninguna parte para atacar al rey y darle un vuelco al status quo . Cuando Rómulo plantó su territorio y anunció que sería un refugio, atrajo a hooligans con poco dinero y status . Algunos eran antiguos esclavos. Algunos podían ser proscritos. Tenían poco que perder, todo por ganar y ningún interés real en las comunidades de las que provenían. Roma era Deadwood ; era El Salvaje Oeste. Rómulo organizó a esos rebeldes y estableció una jerarquía. Fundó una cultura, una religión, una identidad como grupo.
Como cualquier puñado de hombres jóvenes, los matones de Rómulo tenían intereses reproductivos. Rómulo lo intentó por las buenas, enviando embajadores fuera para solicitar mujeres para sus hombres, pero se rieron de ellos. Ningún padre que se preciara iba a enviar a su hija a un campamento para casarse con alguien sin perspectivas. Así que Rómulo raptó a las mujeres. Los romanos fueron capaces de conservarlas y formar familias porque eran luchadores fuertes y efectivos. No se rindieron. Lucharon por un nuevo futuro y vencieron.
La tribu romana empleó la violencia y la astucia para ampliar sus fronteras, y hombres de muchas tribus se convirtieron en romanos. La expansión de Roma servía a los intereses de los descendientes de los padres de la tribu: la clase patricia. Sin embargo, el poder económico y militar romano también beneficiaba a muchos otros ciudadanos y no ciudadanos que vivían dentro de su territorio. Protegidos por el poder de Roma, los hombres podían especializarse y vivir sus vidas como trabajadores, artesanos, granjeros y comerciantes. Muchos podían llevar vidas relativamente no violentas. La definición romana de la hombría se amplió para incluir virtudes éticas que eran menos específicamente masculinas pero más armoniosas dentro de una civilización más compleja.
Sin embargo, los romanos que descansaban en el regazo de la protección aún ansiaban el drama de la violencia. Se convirtieron en espectadores de la violencia y los deportes sangrientos. Los gladiadores luchaban entre sí hasta la muerte para entretener a la tribu romana y la gente llenaba estadios gigantescos como el Circus Maximus para presenciar carreras de cuadrigas culminadas por cruentos destrozos. Había bandas con los “colores” de las cuadrigas que se peleaban después de los eventos como los hooligans de fútbol hoy en día. Figuras políticas, terratenientes y mercaderes empleaban bandas de jóvenes armados para intimidar a sus oponentes, inquilinos y rivales comerciales.
Roma fue fundada por una banda y se comportaba como una banda. Parafraseando a San Agustín, consiguieron un territorio, establecieron una base, capturaron ciudades y sometieron gente. Después, abiertamente se atribuyeron el título de Imperio, que se adjudicaron ante el mundo, no renunciando a la agresión sino mediante la conquista de la impunidad (temporal). Roma se fue colapsando lentamente desde el interior conforme se convertía en una máquina económica gigante, insustancial y corrupta. La máquina romana, como la máquina económica estadounidense, ya no podía personificar la ética viril de las pequeñas bandas de rebeldes responsables de su creación. Existieron bandas de jóvenes armados durante su auge y su caída, y continuó habiéndolas mucho después de que la gloria de Roma quedará arruinada.
La historia de Roma es la historia de los hombres y la civilización. Muestra a hombres que no tienen perspectivas uniéndose, estableciendo jerarquías, afincándose en la tierra y usando la fuerza para imponer a su colectivo sobre la naturaleza, las mujeres y otros hombres.