14 EL BOSS-ON DE HIGGS

Un nutrido grupo de fans se agolpaba en la puerta. Cuatro guardaespaldas abrían paso entre gritos a alguien que estaba entrando a la discoteca.

Niko se asustó al oír a Quiona chillar entusiasmada:

—¡Es él!

—¿Quién? —preguntó enfurruñado.

La llegada de aquel personaje, fuese quien fuese, había frustrado su merecido beso.

—¡ES EL BOSS-ON DE HIGGS!
¡WOW, WOW, WOW!

Los humanos tenéis al «Boss», Bruce Springsteen, si no me equivoco. Pero nosotros tenemos algo más importante: ¡el Boss-on de Higgs! Es el mejor cantante de todos los mundos. Y el más guapo del universo. ¡Esto no me lo pierdo!

Niko se resignó a ver cómo Quiona se unía al tumulto entre saltos y gritos histéricos. Entristecido, fue a hacer compañía al elfo, que continuaba sentado a la barra. Le preguntó resentido:

—¿Qué tiene de especial ese Higgs?

—¿El Boss-on de Higgs? Pues mucho, amigo mío. Es el responsable de que tú tengas masa. Sin él, cuando subieras a una balanza marcaría cero.

—Asombroso… Entonces, ese Higgs es una especie de repartidor de kilos. ¡Qué locura!

—Correcto. Por eso hay tantas chicas que buscan los favores del Boss-on. Todas quieren la silueta perfecta.

Niko contempló molesto cómo alrededor del Boss-on de Higgs se apiñaba una multitud de chicas. Tenía tantas fans que no lograba avanzar.

—Ese es el efecto que tiene el Boss-on de Higgs sobre todo lo que lo rodea. Sus admiradores son lo que llamamos «el campo de Higgs». ¿Te das cuenta de lo que sucede cuando están a su alrededor? Cada vez les cuesta más moverse o, dicho de otro modo, van adquiriendo masa.

—Ya lo veo —se indignó Niko—. Ahí está Quiona intentando abrirse paso entre las fans, es decir, el campo de Higgs, para llegar hasta su ídolo.

Cuando el Boss-on logró escapar de la multitud, el hada regresó con ellos. Radiante de felicidad, exclamó:

—¡Me ha dado la mano! No pienso lavármela en un año.

—Tampoco hay para tanto —gruñó Niko.

Quiona tomó entonces a sus amigos por el brazo y los empujó hacia la pista de la incertidumbre, mientras les anunciaba:

—El Boss-on va a dar un concierto y por nada del mundo me lo voy a perder. ¡Venid conmigo! Me he propuesto que adquiráis un poco de cultura musical.

Los chicos se dejaron llevar por ella hasta la concurrida pista, que estaba llena de fans histéricas. Una vez allí, no pudieron evitar saltar de un lado para otro, puesto que en la pista de la incertidumbre estaba prohibido quedarse quieto.

En un escenario elevado al final de la pista, el Boss-on apareció entre focos de colores. Empezó a cantar:

Born in the Quantum World I was born in the Quantum World I was born in the Quantum World Born in the Quantum World

In the CERN they want to find me In SLAC found my cousins quarks FERMILAB pretends to have me already In LOS ALAMOS I am the bomb But I was…

Born in the Quantum World I was born in the Quantum World…2

Antes de que terminara la canción, vieron como Irina les hacía señales desde el lateral de la pista. Eldwen saltó fuera y los otros lo imitaron enseguida.

—¡Por fin os encuentro! —dijo angustiada la elfa—.

DEBÉIS HUIR. ¡PRONTO LLEGARÁN AQUÍ!

Eldwen tomó a Irina por los hombros para tranquilizarla:

—Irina, no sé a qué te refieres. Siéntate y cuéntanos qué sucede.