23 CONEXIÓN FANTASMAL

Frente al legendario reloj del Big Ben los esperaban los gemelos EPR, en el zepelín, que todavía se mantenía invisible, gracias a la acción de los obedientes fotones, sobre un Londres que se parecía mucho al actual.

—¡Ni mil fotones acelerados! —exclamó uno de los gemelos EPR después de ayudar a los tres amigos a subir al zepelín—. A esto se le puede llamar rapidez.

NO DEBEN DE HABER PASADO NI CINCO MINUTOS DESDE QUE ENTRASTEIS EN EL REINO DE TIEMPO Y YA ESTÁIS AQUÍ, CON QUIONA A SALVO Y EL TIEMPO EN SU SITIO.

—¿CINCO MINUTOS?

—respondió Niko sorprendido—. ¡Imposible! No sabes la de líos por los que hemos tenido que pasar para llegar hasta aquí.

—Recuerda —le dijo Eldwen—, que el tiempo no ha pasado igual para ellos que para nosotros.

—Y temo deciros —los corrigió Quiona— que el tiempo todavía no está en su sitio, aunque ahora ya se encuentra bajo control. Si todo ha ido bien, deberíamos estar en 1964. Y vosotros dos, pillastres, nos vais a ser de gran ayuda.

Los gemelos EPR se hincharon de orgullo tanto como la nave que tripulaban.

—A tu servicio, Quiona —se inclinó uno de ellos—. ¿Adónde quieres que te llevemos? Tus deseos son órdenes para nosotros.

Niko chascó la lengua con fastidio ante la chulería de los hermanos, que ignoraron su reacción.

—Hasta la frontera entre Suiza y Francia —les pidió el hada—.

VAMOS A GINEBRA, DONDE SE ENCUENTRA EL LABORATORIO DE FÍSICA DE PARTÍCULAS: EL CERN. AUNQUE EN ESTA OCASIÓN, VUESTRA AYUDA NO SOLO SERÁ TRASLADARNOS HASTA ALLÍ. OS EXPLICARÉ POR EL CAMINO CÓMO NOS PODRÉIS AYUDAR CUANDO LLEGUEMOS. PERO AHORA PARTAMOS SIN DEMORA.

Un estridente sonido proveniente del bolsillo de Eldwen llamó la atención de todos. El origen estaba en el comunicador que compartían con Kronos.

Mientras los gemelos ponían la nave en marcha con destino al CERN, el elfo posó el comunicador en su regazo con cuidado. Enseguida aparecieron las diminutas figuras holográficas de Zen-O y Kronos.

El relojero tenía buen aspecto y, para alivio de Niko, Zen-O, también; había salido airoso del enfrentamiento con los soldados del CIC.

—¡Enhorabuena, chicos! En el mundo cuántico, el tiempo está en orden —les confirmó Kronos—, pero sé que no ha ocurrido lo mismo en tu mundo, Niko, aunque percibo mucha más estabilidad… ¿Qué ha pasado allí?

—Aquí estamos en 1964 —le explicó el aludido—. Tiempo nos ha mantenido en este año para que podamos dar con Entrelazamiento antes que Spin-O.

Al oír el nombre de su hermano, Zen-O suspiró cabizbajo.

—Lo siento mucho, Maestro —dijo el hada cuántica al darse cuenta de su abatimiento—. Tal y como me temía, es su hermano quien está tras las desgracias que nos acontecen. Él es quien quiere alzarse como amo y señor de los multiversos, haciéndose con todos los eternizadores. Consiguió el de Espacio antes de escapar.

—Ponednos al día y contadnos todos los detalles que podáis recordar —les pidió Zen-O—, incluso el dato más insignificante puede ser crucial.

Así lo hicieron mientras duró el trayecto hasta el CERN. Los tres amigos explicaron con todo detalle las aventuras por las que habían pasado para liberar a Quiona, su viaje hasta la isla de Atlas, cómo Rovi-Ra los había ayudado a estabilizar el agujero de gusano para adentrarse en el reino de Espacio, y cómo así pudieron ayudar a Tiempo a recuperar sus fuerzas para arreglar el lío temporal de su universo, descubriendo las intenciones del hermano del Maestro Zen-O.

—Pero le llevamos delantera —sentenció Eldwen al finalizar el relato—. Tenemos el reloj de Tiempo y la llave de Decoherencia. Espacio nos dijo que, si conseguimos tres de los cinco eternizadores, Niko tendrá más poder que Spin-O y lo podrá derrotar.

El aludido se movió inquieto en su asiento. No le gustaba nada la idea de tener que enfrentarse al hermano de Zen-O, aunque consiguiese un eternizador más que él.

—¿Qué ocurrió después de que te dejamos en la tienda de mi ciudad, Zen-O? —preguntó Niko cambiando de tema.

La figura holográfica del Maestro tomó la palabra:

—Pude librarme de los soldados del CIC y volver al mundo cuántico. Al cabo de poco, como ya os dijo Kronos, el tiempo se restableció. Aquí todo ha vuelto a su ritmo normal, pero los problemas con el CIC prosiguen. Estamos escondidos en el universo de bolsillo de Dlanod, pues han dado una orden de búsqueda y captura contra todos nosotros. Pero no os preocupéis por esto ahora…

Centraos en vuestra misión.

—Luego se dirigió a Eldwen—. Tus padres están bien, solo quieren que vayas con mucho cuidado.

El elfo se sintió aliviado al saber de su familia. Niko pensó en la suya y le apremió la necesidad de resolver cuanto antes el peligro al que se enfrentaban. Así podría recuperar su línea temporal y, con ella, a su familia y amigos del mundo clásico.

—Contadme —dijo Zen-O—, ¿cómo pensáis llegar hasta el reino eterno de Entrelazamiento? ¿Y por qué estáis en 1964?

—Cuando volvimos al reino de Tiempo —explicó Quiona—, Spin-O había dado dos saltos temporales: uno a 1935 y otro a 1964.

—Ya veo —susurró Zen-O—, en busca del entrelazamiento…

—Así es —continuó Quiona—. En 1935, Einstein, Podolsky y Rosen escribieron su artículo sobre la paradoja EPR.

Los gemelos, sintiéndose aludidos, exclamaron:

—¡Qué bosonada! Recuerdo ese día, cuando pensaron en nosotros por primera vez.

—Exacto —prosiguió el hada—.

FUE ENTONCES CUANDO ESTOS TRES CIENTÍFICOS SE DIERON CUENTA DE QUE SI LAS ECUACIONES DE LA FÍSICA CUÁNTICA ERAN CORRECTAS, ENTONCES PODÍA DARSE EL EXTRAORDINARIO FENÓMENO DEL
entrelazamiento.

Niko hizo memoria de lo que conocía sobre el entrelazamiento: sabía que gracias a ese extraño fenómeno funciona la teleportación. Se lo había explicado Irina la primera vez que se montó en un armario teleportador para llegar al CIC, antes de conocer a los gemelos EPR.

Ella le contó que dos partículas entrelazadas eran como dos gemelos; aunque los separes, si algo le pasa a uno de ellos, el otro reacciona al momento. También recordaba que era gracias al entrelazamiento como los gemelos EPR ganaban en todos los casinos con su truco de las monedas.

En cuanto lanzabas una y salía cara, al tirar al aire la otra también saldría cara. Ambos compartían la conexión especial que les daba el entrelazamiento.

Las palabras de Zen-O lo arrancaron de sus cábalas:

—Entiendo que el viaje a 1935 no funcionase para entrar en el reino de Entrelazamiento.

—¿Por qué no? —preguntó Niko—. Al fin y al cabo, si Einstein y sus amigos fueron los que descubrieron este fenómeno por primera vez, debería situarse allí el portal entre mi mundo y el reino de Entrelazamiento, ¿no?

—La intención de Einstein, Podolsky y Rosen al escribir el artículo en el que mencionaban el entrelazamiento por primera vez —respondió el Maestro—, fue demostrar que la física cuántica era incorrecta o bien incompleta. Para Einstein, que dos objetos alejados pudiesen afectarse instantáneamente era algo imposible, pues se violaba el límite de velocidad que hacía poco había descubierto:
nada puede viajar más rápido que la velocidad de la luz.

—¡Oh! —exclamó Niko—.

YA VEO… EL ENTRELAZAMIENTO, SI ES INSTANTÁNEO, SE SALTA EL LÍMITE DE VELOCIDAD CÓSMICO. NO LO HABÍA PENSADO ANTES.

—De hecho, Einstein llamó al entrelazamiento
conexión fantasmal a distancia.

—¡Pues aquí estamos! —exclamó con júbilo uno de los EPR—. Vivitos y coleando.

«Un poco fantasmas sí que son —pensó Niko para sí mismo—, Einstein no estaba tan equivocado.»

—Durante largos años, los físicos discutieron mucho sobre la paradoja del par EPR —prosiguió Zen-O—. No se ponían de acuerdo sobre si aquello era un error de la cuántica o si, por el contrario, debían replantearse las leyes fundamentales de la física. Fue John Bell, en 1964, quien ideó el modo de comprobar experimentalmente si el entrelazamiento existe realmente.

—Así pues… —concluyó Quiona—, si encontramos a Bell, hallaremos también la puerta al reino de Entrelazamiento.

—Si no la encontráis allí —reflexionó Zen-O en voz alta—, todavía os quedaría otra opción…

—¡Dentro de poco saldremos de dudas! —exclamó con júbilo el gemelo que conducía el zepelín—. Hemos llegado a nuestro destino:

el CERN.