Zen-O y Kronos estaban en primera fila defendiendo la barrera que separaba el universo de bolsillo y el mundo cuántico. La entrada que pretendían franquear Anred y Spin-O estaba situada en el jardín de la casa de los padres de Eldwen. Entrelazamiento había dejado a Niko en el universo-refugio, justo detrás de Dlanod y Vera, que estaban acompañados por los elfos gemelos, Oort y Opik, sin que ninguno de ellos se percatase de su aparición.
Al otro lado de la barrera, colocados en formación, una treintena de agentes del CIC estaban armados con unos aparatos que Niko no sabía reconocer, pero parecían fusiles cuánticos. Tras ellos, Anred y Spin-O dirigían la operación.
Pese a estar al otro lado de la barrera, podía seguir su conversación:
—¡SE HA ROTO!
—exclamó Spin-O—.
LA CONEXIÓN CON LA ELFA…
ALGO LA HA INTERRUMPIDO.
Niko sonrió aliviado. Eldwen había sido más rápido de lo que esperaba. No estaba seguro de si él e Irina habían podido escapar del CIC, pero al menos la había liberado del trozo de cuerda del eternizador de Entrelazamiento. Sin esa conexión, Spin-O lo tendría más complicado para entrar en el universo de bolsillo en el que estaban refugiados.
Pero a Niko no le dio tiempo de cantar victoria. De repente, los agentes del CIC empezaron a disparar contra la frontera entre universos. Un estruendo le heló la sangre. Frente a él, Zen-O alzaba los brazos para mantener la barrera infranqueable. ¿Podría resistir tantos ataques?
—¿Aguantará Zen-O? —preguntó Niko preocupado.
Dlanod y Vera pegaron un salto del susto. Pero al ver que era Niko quien había aparecido a su lado en el universo de bolsillo, le dieron un fuerte abrazo.
—¡Eres tú! —exclamó el padre de Eldwen—. Temíamos tanto por vosotros…
—¿Dónde está mi hijo? —preguntó Vera angustiada.
—Está bien. Nos hemos separado hace poco… Eldwen está liberando a Irina, que se encuentra presa en el CIC. Os contaré todos los detalles cuando salgamos de esta —añadió contemplando la batalla que se libraba frente a ellos.
—Zen-O está utilizando el efecto zenón cuántico para mantener la barrera estable —explicó Dlanod.
—Pero no sé cuánto aguantará —añadió preocupada Vera.
Niko desvió su mirada hacia Anred y Spin-O, y oyó cómo el segundo gritaba instrucciones:
—¡Espectros negros!
¡Anred, invoca a los espectros negros! Ellos conseguirán derrumbar la barrera, es el modo más rápido de pasar entre universos.
El director del CIC lo miró aterrorizado, pero al ver la cara de Spin-O, obedeció y se dispuso a llamar a los seres más temibles del universo.
En ese momento, en el mundo cuántico, a una distancia prudencial de la barrera y la batalla que allí se libraba, apareció una camioneta. Era una central de televisión de Quantum TV.
Del auto bajaron un cámara y la reportera Nina Sharp, que empezaron a retransmitir lo que estaba sucediendo. Tras ellos se encontraban Eldwen e Irina, sanos y salvos para alivio de Niko, que volvió a centrar su atención en el director del CIC, ajeno a la llegada de los nuevos espectadores.
Sabía qué debía hacer para impedir que los espectros negros obedeciesen a Anred. Al fin y al cabo, era él quien poseía el medallón de las cuatro fuerzas.
Sin un ápice de duda, se acercó a Zen-O y Kronos, al borde de la barrera, e invocó al agujero negro. Como siempre, este apareció servicial y con ganas de ayudar a su amigo.
—¡Eso es pan comido! —le respondió después de que Niko lo pusiese al día de la situación.
En cuanto aparecieron los diez espectros negros aterrorizando a la treintena de agentes del CIC, estos siguieron las órdenes de Niko y no las de Anred. En vez de franquear la barrera, se pusieron frente a ella para protegerla de los atacantes.
—¡Niko! —exclamó entonces Zen-O—. No sabes lo que me alegro de verte. No podías haber llegado en mejor momento…
Fue entonces cuando Spin-O lo vio, y con un tono de desprecio se dirigió a Zen-O:
—¡ASÍ QUE ES CIERTO LO QUE ME DECÍAN! ESTE ES EL CACHORRO HUMANO A QUIEN HAS DEJADO EL DESTINO DE LOS MÚLTIPLES UNIVERSOS… O BIEN ERES UN NECIO O MUCHO MÁS ESTÚPIDO DE LO QUE RECORDABA, HERMANO.
—Como siempre —le respondió Zen-O—, pasas por alto lo más importante.
El mayor de los poderes es invisible a los ojos de los avariciosos.
Niko es el elegido del que hablan las profecías, lo ha demostrado ya en más de una ocasión. Nuestra existencia está mucho más segura en sus manos que en las tuyas.
Kronos se acercó a Niko y le puso las manos sobre los hombros mientras le susurraba:
—Dime que los eternizadores están a salvo…
Niko señaló su cadena, donde guardaba tanto el reloj como la llave de Decoherencia.
—Tenemos que mantener la barrera alzada —le dijo Kronos a Zen-O—. Los eternizadores no pueden caer en manos de Spin-O.
Niko tenía el amuleto de las cuatro fuerzas en su mano izquierda, y pese a que no había pronunciado palabra alguna, de ella surgieron los fotones, los gluones y los bosones W y Z.
—A LA BATALLA NOS UNIMOS
—dijo el W, ataviado con su traje de bufón.
—AUNQUE NO NOS HAYAS DADO MIMOS
—acabó el pareado el bosón Z.
—Os ayudaremos a mantener a estos soldados a raya —intervino un gluón dando saltos.
—¿Querías guardarte la acción solo para ti, Niko? —añadió un brillante fotón sonriendo.
—¡Por supuesto que no! —exclamó el chico mientras aplaudía la entrada de sus amigos—. ¡No sabéis lo feliz que me hace veros!
Los bosones se dispusieron en fila al lado de Zen-O y Kronos, plantando cara a los cada vez más confundidos soldados del CIC.
—Esto es inédito —oyó decir Niko a la redactora de Quantum TV—.
Estamos en directo retransmitiendo para todo el mundo cuántico. Anred, el director del CIC, está enfrentándose al Maestro Zen-O, tan querido por todos los ciudadanos. ¿Qué se trae entre manos el director?, ¿Y quién es la siniestra persona que lo acompaña? Por primera vez, los bosones y los espectros negros, los representantes de las cuatro fuerzas, se están enfrentando a nuestro gobierno. ¿O es nuestro gobierno quien ha perdido los papeles? Lo sabremos en unos momentos, ¡no se separen de sus aparatos de televisión!
Anred, que acababa de descubrir al equipo de QuantumTV, se puso rojo de ira. Dirigiéndose a tres agentes, les ordenó:
—¡DETENED A ESOS PERIODISTAS!
¡QUE DEJEN DE RETRANSMITIR AHORA MISMO!
Pero los soldados estaban más ocupados lidiando con lo que estaba sucediendo a su alrededor.
No solo los bosones habían acudido a la llamada de ayuda de Niko. Todas las partículas del modelo estándar aparecieron alrededor de los soldados.
Un grupo de electrones fastidiaban a cinco agentes, mientras tres neutrinos atravesaban una y otra vez a otro agente que movía los brazos, intentando espantar a esas fantasmales partículas como si fueran mosquitos. Los quarks se entretenían tirando del pelo a otros cuantos soldados. Incluso el mismísimo Boss-on de Higgs quiso participar en el espectáculo. De no ser por la gravedad de la situación, la imagen era realmente cómica.
Los agentes del CIC, uno tras otro, iban dejando las armas y rindiéndose a las partículas, mientras Anred gritaba órdenes inconexas a su lado.
Quien no perdía la calma era Spin-O, que no apartaba el ojo de Niko y sus eternizadores, sin importarle lo más mínimo la estrambótica batalla que se estaba librando a su alrededor.
Entonces, dos cosas sucedieron simultáneamente.
Tras Anred y la línea de agentes que empezaban a rendirse se abrió un portal. De él salió Quiona acompañada por los ancianos de Shambla. Mientras todas las miradas se centraban en aquella espectacular entrada, Spin-O aprovechó el momento de confusión. Utilizó la brújula y el eternizador de Espacio para deformar este a su alrededor y atrapó a Niko con el lazo de Entrelazamiento.
La llegada de los ancianos zanjó la batalla contra Anred y los agentes del CIC. El director había palidecido ante aquella inesperada intervención y, cabizbajo, aceptaba la derrota. El mundo cuántico entero se estaba enterando de lo acontecido gracias a los reporteros de Quantum TV, guiados por Eldwen.
La derrota de Anred no podía ser más definitiva.
Esa fue la última imagen que vio Niko del final de la batalla, pues el lazo con el que Spin-O lo había atrapado lo transportó a otro lugar,
muy lejos de sus amigos.