Luciano Jaramillo en Medellín
“La pintura, oficio apasionante”*
“Pintar es apasionante y el hecho de encontrar, de repente, a una persona a la que le gusta uno de mis cuadros, es muy satisfactorio”, dice Luciano Jaramillo, artista manizaleño que expone dieciséis cuadros en la Galería Partes.
El trabajo que ha traído Jaramillo para su primera muestra individual en Medellín es sumamente rico en colorido y con una tendencia expresionista. Tres series diferentes hay en la obra que encontramos en Partes: La Boda en Tívoli, el Niño de Gretel y Van Gogh.
Siempre, Luciano ha trabajado con óleo, aunque él nos dice que a veces hace también grabados y dibujos, pero como ejercicio y estudio. Los fondos rojos, amarillos, verdes y grises de sus cuadros producen especial sensación a los ojos del espectador. En sus primeras épocas, trabajó un arte abstracto expresionista y poco a poco fue pasando al figurativo, conservando la tendencia expresionista.
Van Gogh
Siete cuadros de Luciano muestran a Van Gogh. Él nos explica: “Siempre he sentido gran admiración por este artista; siento una especial afinidad con la manera como él veía el mundo. No trato de imitarlo, simplemente trato de expresar la visión mía del mundo, tratando de comprender su trabajo”.
El colorido que da Luciano a cada cuadro de Van Gogh es diferente; unas veces rojo en extremo, otras amarillo y también verde; el artista nos dice que con esta variación en el color trata de expresar la relación del hombre con su medio ambiente y con la naturaleza.
Curiosamente, Luciano, al firmar sus cuadros de la serie de Van Gogh, escribe al pie el nombre del artista holandés, como para que no quede la duda de qué es lo que está pintando. Es, pues, evidente su admiración por el artista europeo.
Trae, también, la exposición de Luciano Jaramillo, siete cuadros en serie de una Boda en Tívoli. El pintor nos cuenta sobre esta serie: “Fue una boda real, la vi por casualidad en Tívoli, y me pareció una pareja grotesca, por eso quise pintarla”.
También el Niño de Grotel es un poco grotesco. Preguntamos a Luciano por qué le atrae ese tipo de temas. Sencillamente, nos dice: “Ese fue un niño que vi una vez. Lo grotesco permite al pintor manifestar muchas cosas, especialmente al expresionista, porque da libertad para expresarse con fuerza sobre el tema del hombre, en general, y de su condición humana”.
Las series
Aunque Luciano solo ha traído a Medellín cuadros de tres series, sabemos que él ha pintado otras de Bolívar y de Manuelita. Para él, un trabajo pictórico en series permite tratar un mismo tema desde ángulos diferentes y llegar a desarrollarlo exhaustivamente. Cuando se aprecian los siete cuadros de Van Gogh y la Boda de Tívoli, podemos comprender fácilmente el punto de vista del artista; es cierto que cada uno expresa algo diferente del mismo tema, es como si el pintor se adentrara en los personajes y situaciones que traza con el pincel, y viviera el colorido como una experiencia propia.
Las exposiciones que día a día se están programando en Medellín, casi siempre traen un mensaje nuevo del artista y retratan muchas veces los problemas que se viven en la época actual. Luciano Jaramillo nos dice que su pintura no es un trabajo para dar un mensaje: “Eso del mensaje en el arte muchas veces se confunde con el panfleto. Mi propuesta es eminentemente estética. Pintar es apasionante, y encontrar una persona que de repente siente que le gusta uno de mis cuadros es una satisfacción muy grande”, dice Luciano para recalcar que su trabajo no encierra otra intención diferente al deleite estético del color y la forma.
Oficio
Luciano Jaramillo vivió en París varios años, allí estudió en la Academia Paul Colin; ha participado en muestras colectivas en salones nacionales y en las bienales de Coltejer. Sus obras han sido expuestas en Chile, Brasil, México, Venezuela, Estados Unidos, Argentina.
En 1972 participó en una exposición rodante de artistas colombianos en Europa, la cual visitó Italia, Alemania, España y Suecia. Recientemente, en febrero, expuso en Washington, por invitación de la OEA.
Se nos antoja que un artista con una trayectoria como la suya posiblemente no tenga dificultades para vivir de la pintura y sostener una familia. Luciano tiene esposa y dos niños; ellos lo acompañaron a Medellín para abrir la exposición. “Es difícil vivir de la pintura, pero con el tiempo esto se logra”, dice con espontaneidad el artista.
—¿Usted hace cuadros por encargo? –preguntamos.
—Sí, se puede pintar un cuadro por encargo, en cuanto al tamaño y al tema, pero el tratamiento y colorido los da el artista. Aunque se pretenda negarlo, todos los grandes pintores han pintado por encargo, desde épocas muy lejanas. –Y, con mucha propiedad, continúa diciendo–: Se ha tratado de mitificar la pintura, pero en realidad es un oficio, el oficio del arte, no hay que ponerle tanto misterio.
Queremos saber cuál es el cuadro o la serie que más le gusta a Luciano, de todo su trabajo. Él nos dice que siempre el cuadro que más le gusta a cada artista es el último que ha realizado. “Desde luego que cada uno tiene sus consentidos”, añade.
Diálogo con la obra
Los cuadros de Luciano son recuerdos y figuras que le han impactado por uno u otro motivo, y que luego plasma con su pincel en la tela. “No hago boceto previo, directamente voy armando y desarmando en la tela lo que quiero; en un momento dado se establece un diálogo entre el pintor y el cuadro; el mismo cuadro pide que se haga de una manera o de otra”.
Este diálogo del cuadro con el artista, que nos describe Luciano Jaramillo, nos explica por qué él ha pintado tantas veces a Van Gogh, así el pintor puede conversar con el admirado artista.
EL ESPECTADOR, JULIO 19 DE 1979