Teatro en Medellín:

Los intereses creados y El Pequeño Teatro*

Crispín, Pantaleón, Polichinela, Risela, Colombina…, esos personajes consagrados de Benavente, que viven la comedia del arte, estarán hoy y mañana en la escena del teatro Pablo Tobón de Medellín, encarnados por el grupo de actores de El Pequeño Teatro.

Con la obra Los intereses creados bajo la dirección de Rodrigo Saldarriaga, el grupo mostrará al comediante puro, rompiendo en parte con la estructura dramática, dejando a la vista del espectador todo aquello que siempre se oculta tras el telón y mostrando la dualidad del actor como hombre y personaje de la comedia.

Llevar a escena la obra del dramaturgo español no es tan simple como puede parecer, lograrlo es ganar una batalla de las tantas que libran los grupos de teatro en nuestro país. Rodrigo Saldarriaga –director de El Pequeño Teatro– anota cómo en noviembre del año pasado hasta la tierra arremetió contra ellos: un temblor frustró el estreno de Los intereses creados en el Pablo Tobón, actores y público salieron presurosos del teatro y hasta allí llegó la función.

El movimiento estudiantil de los años 68 y 69 dio origen a varios grupos de teatro en las universidades colombianas, los estudiantes estaban en la búsqueda de una aclaración cultural, inquietos y deseosos de expresar sus ideas. A raíz de ese movimiento se creó en la Universidad Nacional –seccional de Medellín– un grupo de teatro bajo la dirección de Jairo Aníbal Niño, en el año de 1970.

Ese grupo montó una de las obras más comprometidas del teatro nacional La masacre de Santa Bárbara, que desató larga controversia y originó la salida del grupo del claustro universitario.

Cuentan Rodrigo Saldarriaga y Eduardo Cárdenas, integrantes de ese grupo y miembros de El Pequeño Teatro, cómo el consejo estudiantil de la Universidad de Antioquia les abrió las puertas y auspició la fundación de La brigada de teatro, aun con la dirección de Jairo Aníbal; este grupo hizo el primer montaje de la obra La madre, de Bertolt Brecht.

El teatro universitario sufrió cambios, ingresaron nuevos elementos, otros salieron y el grupo tuvo un receso obligado de actuación. Eduardo Cárdenas, Gabriel Moure, Rodrigo Saldarriaga y Gabriela Escobar –del grupo original de la Universidad Nacional– continuaron trabajando y estudiando, investigaban la disciplina interpretativa y decidieron formar un grupo fuera del ámbito universitario; nació entonces, en 1975, El Pequeño Teatro. Con la dirección de Saldarriaga, el grupo hizo el montaje de varios cuentos de Rulfo: Anacleto Morones, Diles que no me maten, entre otros.

El grupo llevó la representación de Antioquia al Primer Festival de Teatro en Bogotá, en el año 75, con la obra de Jairo Aníbal Niño El rescate. Al año siguiente, en un intento por resolver el problema de la dramaturgia, el grupo volvió al Festival Nacional de Teatro, esta vez con Todo fue, una obra de Rodrigo Saldarriaga. Vienen en 1977 obras callejeras, títeres, comparsas y Tiempo vidrio, de Sebastián Ospina; El Pequeño Teatro hace giras con esta obra por el Magdalena Medio antioqueño y lleva el teatro a los sitios donde solo se ha visto riña de gallos o peleas.

Varios años de trabajo, el estudio de obras definidas y la permanencia de los miembros de El Pequeño Teatro dentro del mismo grupo, ha permitido asumir una posición. Esta posición los ha alejado de los festivales de teatro y les ha cerrado muchas puertas. El director del grupo manifiesta cómo el objetivo del grupo es poner el teatro y el arte al servicio del pueblo.

“Nuestro grupo día a día ha aclarado más su posición ideológica y política; la vida del artista tiene que ser clara y definida, sin eludir su ideología. Nuestro papel de militancia está en la actividad artística. El arte es el reflejo necesariamente de las condiciones sociales del pueblo y, por lo tanto, debe tomarse partido con el sector más necesitado de ese pueblo”, comenta en síntesis Rodrigo Saldarriaga.

Luego añade el director de El Pequeño Teatro: “Nos tenemos que preparar para contar nuestra propia historia, para hacer una trayectoria teatral; tenemos entonces que estudiar mucho y conocer los problemas de nuestra tierra. Estudiando a Shakespeare y a grandes autores podemos conocer a fondo cómo se trata un problema histórico dentro de la escena, y cómo se desarrolla a fondo un personaje. Montar obras como Macbeth y Los intereses creados no es traicionar nuestros postulados e ideologías, es investigar la técnica artística y dramática para poner una obra en la escena y aprender a actuar”. Para reafirmar los planteamientos de Rodrigo Saldarriaga sobre la definición y objetivos del trabajo del grupo, ha comentado Eduardo Cárdenas: “No hacemos el trabajo con criterio de trascendencia, simplemente estamos barriendo el escenario para las futuras generaciones. Barremos el formalismo, la idea de que el artista tiene que ser un depravado y un personaje hostil a la imagen del pueblo; barremos esa idea de que el arte es privilegio de una clase: el arte es una necesidad vital de la gente”.

Después de cumplir el reto de montar a Macbeth, El Pequeño Teatro decide incorporar a su repertorio y experiencia la obra de Benavente. “Esta obra de Los intereses creados –comenta el director del grupo– ha sido muy manoseada, y nosotros la hacemos como una crítica a la forma como se ha asimilado la tradición artística en nuestro país. Es una obra de muñecos, es la verdadera comedia del arte y marca el momento más brillante del desarrollo teatral, al romper con la representación en los grandes salones y salir en busca del público”. El Pequeño Teatro ha adaptado esta obra como una farsa, una mascarada; se ha dejado que los actores improvisen dentro de la misma escena, tratando así de romper con la rígida estructura dramática y permitiendo el lucimiento del comediante puro.

Participan en el montaje de esta obra Héctor Franco, Jorge Villa, Ramiro Rojo, J. Gabriel Mesa, Blanca López, Gloria Zapata, Benhur Carmona, Stella López, Patricia Duque, Gabriel Moure, Eduardo Cárdenas, Floria Escobar, Franklin Bolívar, Hugo Arango y Norberto Castaño.

La escenografía para Los intereses creados es trabajo de Jorge Villa, la realización y diseños son de Óscar René Mosquera, y el vestuario lo elabora Blanca López.

Después de llevar al escenario del teatro Pablo Tobón la obra de Benavente, el grupo continuará su estudio, su lucha, y esperará impaciente que se haga efectivo un auxilio de doscientos mil pesos prometido por Colcultura a la entidad, desde 1979, para hacer una gira que aún no ha llegado.

EL ESPECTADOR, JULIO 14 DE 1980