Cincuenta años del Hotel Nutibara
“Medellín queda alrededor del Nutibara”, se decía con sobrada razón hace algunos años, del hotel que recibiera como huéspedes ilustres a los presidentes Alberto Lleras Camargo y Alfonso López Pumarejo; personajes de la talla de Cantinflas, Agustín Lara, María Félix, Libertad Lamarque; toreros como Manolete, Arruza, Antonio Bienvenida, El Viti; estadistas como Adlai Stevenson, dos veces candidato a la presidencia de los Estados Unidos; Víctor Raúl Haya de la Torre, fundador del partido Aprista peruano, y Víctor Paz Estenssoro, presidente boliviano y exsecretario general de la Organización de Estados Americanos (OEA).
En torno a la vida del Hotel Nutibara, que este martes 18 de julio celebrará cincuenta años de servicio, se teje más de una historia política, cultural, social y musical; anécdotas con los huéspedes y chistes que no podían faltar en el gracejo paisa, como aquel del señor que salió corriendo de su casa a ver cómo había quedado el Nutibara, al conocer la noticia de que un avión había chocado con el edificio más alto del mundo.
Inicios de una tradición
La idea de construir un hotel importante y moderno para Medellín surgió en 1937, cuando la ciudad tenía ciento cincuenta mil habitantes. Surgieron muchos tropiezos, incluso hubo diferencias con las autoridades departamentales, para volver realidad la idea. Con la intervención de la Sociedad de Mejoras Públicas se superaron los escollos, y en abril de 1938 se configuró la Compañía Hotel Nutibara S. A. –con un capital suscrito de seiscientos mil pesos–, de la cual hicieron parte Bernardo Mora, Gonzalo Mejía, Martín Rodríguez, Pedro Olarte Sañudo, Germán Saldarriaga, Jesús Mora y Jorge De Bedout, entre otros.
Cubrir la quebrada Santa Elena, demoler vetustas edificaciones y un ordenamiento vial fueron antecedentes para iniciar la obra encomendada por Luciano Restrepo, al arquitecto norteamericano Paul R. Williams. Don Luis Echavarría Pérez, nombrado administrador en 1940, puso todo el empeño para sacar el proyecto adelante. A cargo de Ingeniería y Construcciones, la obra negra se terminó en 1943, y en 1945, a mes y medio del final de la Segunda Guerra Mundial, se inauguró el hotel que era, sin lugar a dudas, uno de los mejores, si no el mejor del país, con construcción antisísmica y los más modernos adelantos de la época. A la sazón, Medellín solamente tenía dos hoteles importantes: el Europa, situado en lo que hoy es el edificio Coltejer, con dieciséis habitaciones en el segundo piso y una gran suite en la tercera planta; y el Hotel Veracruz, en la esquina de Calibío con Cundinamarca, y que años más tarde pasaría a un nuevo local en la carrera Palacé.
Al ritmo de la historia
A don Luis Echavarría Pérez le correspondió inaugurar el hotel, y estuvo al frente de él hasta 1951. A lo largo de su historia, el Nutibara ha estado bajo la dirección de Óscar Strauss, Cristian Botero Mejía, Héctor Burger, Roberto Botero Soto, Carlos Bulvicius, Mario de Bedout Moreno, Álvaro Rubio, y actualmente Jorge Enrique Botero Moreno y Roberto Moreno Botero. La torre anexa al hotel, llamada Residencias Nutibara, se construyó entre 1955 y 1959 con planos del arquitecto Federico Blodeck; allí está el casino turístico de Medellín, el cual atrae cada año gran cantidad de viajeros.
Ir acorde con las épocas y adecuarse a las necesidades ha sido una constante del Hotel Nutibara. Las remodelaciones en sus habitaciones, salones, comedores, área húmeda, garaje, lobby, centro comercial y la administración, son factores que han hecho posible que el Nutibara nunca se quede atrás, buscando siempre la mejor atención a sus clientes. En una época, según comentan antiguos empleados del hotel, turistas mal intencionados y que acosaban para que se les sirviera rápido el desayuno, decían con enfado: “No vuelvo a esta pensión Botero”; sin embargo, a los ocho días estaban otra vez allí alojados, felices. Pensar en los últimos cincuenta años de historia de Medellín sin incluir al Nutibara es imposible. Allí se han alojado los políticos, se han hecho las reuniones de importantes decisiones de los industriales, así como numerosos congresos y seminarios. Desde su Grill de las estrellas se transmitía todos los sábados, en la época dorada de la radio antioqueña, el Show de las estrellas con los mejores cantantes nacionales y extranjeros del momento.
En el Nutibara se han hecho las más elegantes fiestas de la sociedad antioqueña, de las grandes empresas, de la colonia judía, así como eventos y shows musicales y desfiles de moda. En torno al hotel estuvo el tranvía y cerca de él pasará el metro de Medellín.
El hotel del Centro
Así mismo, directivos del hotel han liderado campañas de recuperación del Centro, conocedores de que, si ya Medellín no queda alrededor del Nutibara, dada su expansión y crecimiento, el Nutibara sí es el “hotel del Centro”, y como tal debe trabajar para conservarse como un hotel de primera categoría.
Sin duda, uno de los grandes aciertos de los directivos del hotel ha sido la estabilidad de sus empleados y el apoyo que se les ha dado para su capacitación.
EL ESPECTADOR, JULIO 17 DE 1995