CAPÍTULO 46

Cita

Grace conducía despacio.

Le vio casi de inmediato.

Estaba sentado en el suelo, en cuclillas, a la sombra, bajo la marquesina de la tienda de muebles, al otro lado de la parada del autobús de línea. Se le reconocía fácilmente por el aspecto, pero también por la funda de la guitarra, apoyada de pie en la pared acristalada.

Buscó un lugar donde aparcar.

Norman también la vio a ella, porque se levantó de un salto.

Fue a su encuentro.

Grace, sin saber por qué, se sintió de pronto nerviosa.

Dobló a la izquierda, por una calle perpendicular a la principal, y detuvo el coche en un lugar prohibido, sabiendo que apenas estaría allí unos minutos. Cuando bajó del automóvil le vio caminar con su mochila y la guitarra.

Pudo observarle durante aquellos cinco segundos.

Metro a metro, acercándose.

Le había parecido distinto cantando en el bar de Mo.

Ahora incluso le encontraba... ¿fascinante?

Pensó en su padre instintivamente.

 

—¿Sabes qué me enamoró de él? —le dijo un día su madre.

—¿Que era guapo, que cantaba...?

—No, Grace. Me enamoró su forma de mirarme, porque con ella me estaba diciendo que yo era única y especial.

 

Grace se estremeció.

La mirada de Norman se aproximó aún más rápido de lo que lo hacía él.