Soy una convencida de que el amor todo lo puede; que sobrepasa, incluso, la muerte... No dejamos de querer a los que se han ido.
Pero se trata de un don que no se le permite tener a cualquiera. Hay que saber dar amor: al desesperado, al que está feliz, al que no sabe que lo necesita...
Los pueblos originarios de mi tierra están sedientos de amor del prójimo; de aquellos que todo lo pueden y que, con poquito, les cambiarían la vida.