Actos Culturales. La Universidad inaugura un ciclo de conferencias con la brillante exposición del sabio brasileño profesor Lutz*

En el Salón de Exámenes de la Universidad Central efectuóse ayer tarde un acto verdaderamente interesante con motivo de la lectura de la brillante conferencia del eminente Profesor brasileño Adolfo Lutz, quien atraído por el creciente renombre cultural y efectivo progresso de Venezuela, es nuestro huésped desde hace varios meses.

Bajo el valioso apoyo del Benemérito General Juan Vicente Gómez, Presidente de la República, el sabio Profesor ha venido continuando en nuestro pais su obra de trascendentales estudo sob zoologia médica, escogiendo como centro de sus importantes investigaciones científicas la ciudad de Maracay.

Numerosa concurrencia compuesta de doctas corporaciones, cuerpo de estudiantes de medicina y numerosos particulares hizo auditorio, presidiendo el doctor Diego Carbonell, Rector de la Universidad Central, a cuya derecha ocupaba sitio en el estrado el Honorable señor Abelardo Bueno do Prado, Encargado de Negocios de la República del Brasil.

El doctor Carbonell abrió el acto con las palabras que insertamos a continuación:

“Señores:

La Universidad Central, en su labor de cultura, desea que actos como éste, con que establece un ciclo de conferencias, sean gratos a los pensadores nacionales y los incline a ofrecer a la juventud que se forma en estos claustros, la enseñanza que no siendo la obligatoria de los Profesores, sea aquella que exterioriza, por la forma y el fondo cuidadosamente aderezados, el enorme caudal de que disponemos en Ciencia, en Arte, en Literatura y en Historia. Aspiramos a que a esa Cátedra vengan todos aquellos hombres de buena voluntad, de hábitos inclinados al estudio y de sanos principios que, deseando colaborar en la obra que se impone el Gobierno Nacional, digan a nuestra juventud, hasta por orgulho de patriotas, que éllos continúan estudiando, porque eso es bueno, porque eso es moral y porque place a los manes de nuestros célebres representativos de las ciencias y de las letras.

La presencia del profesor Adolfo Lutz entre nosotros, da mayor brillo a este acto y augúrale optima cosecha de ideas [?] Lutz, como los trabajadores infatigables en el vasto radio del pensamiento, ha llenado toda una epoca en el Brasil; él viene a ofrecernos una parte de su obra experimental, y ninguna ocasión más propicia para agradecer tan valiosa oferta como en este momento en que gracias a la generosa hospitalidad con que lo acoge el señor Presidente de la República, el venerable trabajador pone jalones en el conocimiento de nuestros parásitos vulnerantes.

La Universidad se ufana en presentarle su cordial saludo al íntegro y sabio maestro de la Escuela de Manguinhos, y hace votos porque esta Conferencia sea la primera de esa serie que promete ser trascendental en los días primeros de la tercera centuria del Instituto. El académico doctor Juan Iturbe, hombre de obra vasta y útil, va a decirnos en breves rasgos la vida científica del sabio Lutz.

La Segunda Conferencia Universitaria será dictada por el académico don Laureano Vallenilla Lanz”.

Acto continuo el distinguido facultativo doctor Juan Iturbe, hizo entre brillantes apreciaciones la presentación del Profesor Lutz, con las palabras que aparecen de seguidas:

“Mi buen amigo, el doctor Carbonell, Rector de la Universidad Central, me impone la gratísima tarea de haceros la presentación del Profesor Adolfo Lutz, ilustre misionero de la ciencia, que a pesar de su apellido exótico es también algo nuestro por lo que tiene de la hermosa tierra del Brasil, el poderoso vecino y hermano que parte límites con nosotros por el sur y con quien nos unen en apretado abrazo los ríos navegables que enlazan en una las grandes cuencas del Amazonas y el Orinoco.

Vosotros los que amáis la sabiduría comprendéis a las claras do que significan cuarenta años de labor aplicados a la cultura de nuestra América: cifras y esfuerzos que representan la noble consagración de este naturalista que desafía la intemperie, los rigores del clima, los terrores de la selva, el furor de los torrentes en una aventura prodigiosa, cuyo fruto non son el ero ni la conquista de nuevas comarcas, sino la victoria del género humano sobre la naturaleza malévola y rebelde.

Filósofo cual es, el ilustre visitante para quien se abren en esta ocasión las puertas del hogar venezolano, es sin embargo un sabio humilde, dotado de una vocación y un desinterés a toda prueba y en posesión de los conocimientos apropiados y de la técnica requerida, para obtener éxito en su carrera.

Algunos rasgos de su vida científica os presentarán mejor su obra: Adolfo Lutz nació en Rio de Janeiro en 1855. La instrucción superior la hizo en Berna, Leipzig y Strasburg, renombradas Universidades de la Europa Central en cuyo ambiente se posesionó del espíritu de disciplina y de los conocimientos fundamentales para dedicarse a la ciencia de su predilección. Fue doctorado en Berna y a su regreso al Brasil practicó reválida. En esta época comenzó su intensa labor científica publicando una monografía acerca del Ankylostoma duodenale y praticando estudios clínicos y experimentales sobre la fiebre amarilla.

En 1889 empredió viaje a Hawai, con el fin de estudiar la lepra y después de su regreso visitó los Estados Unidos y volvió en 1891 a San Pablo, donde dirigió el Instituto Bacteriológico del Estado por espacio de veinte años. En ese tiempo se dedicó con especial empeño al estudio zoológico de los mosquitos y otros insectos hematófagos.

De 1907 hasta la actualidad ha regentado el departamento de zoología médica del Instituto Oswaldo Cruz y ha publicado en las memorias de esa conocida institución, innumerables e interesantes trabajos referentes a insectos hematófagos, trematodos y moluscos de agua dulce.

Su viaje por el río Paraná en 1918 le permitió efectuar un magnífico estudio acerca de la fauna de insectos hematófagos de las regiones bañanas por aquel río y plausibles trabajos referentes al estado sanitario del Paraguay y la República Argentina. Ya veis por esta sola jornada cuánta gratitud le debe el Nuevo Mundo.

Nuestro intrépido explorador hace alto en 1920 y con una voluntad encaminada siempre a los más altos fines y los más nobles ideales de mejoramiento colectivo, realiza nuevamente un largo viaje por el río San francisco y algunos de sus afluentes.

En esta interesante excursión Lutz no sólo recogió gran material de la flora y fauna de esas regiones sino que también practicó un detenido estudio relativo al paludismo, anquilostomiasis, dermatomicosis y mál de caderas.

Para terminar recordaré también su viaje al norte del Brasil con el propósito de estudiar la distribución geográfica de la schistosomiasis mansoni.

Como lo habéis observado, su obra no se ha circunscrito a la tierra nativa; es una labor americana en que por suerte cabe ahora a nuestro país su buena porción, gracias a la permanencia del Profesor Lutz entre nosotros por espacio de algunos meses, que él ha dedicado con ahinco al estudio a las márgenes de la Laguna de Tacarigua, donde la munificencia del Jefe del País, ha favorecido sus exploraciones. Digno ejemplo ver allí a este misionero de la ciencia, renunciando a las comodidades de la vida urbana, para irse por veredas y malezas, a caza de nuevas especies de fauna tropical, cuya captura y classifiación le compensan de sus arduas fatigas con la generosa alegría, toda renunciamiento y abnegación, de que saben los santos y los filósofos.

Decir que os he presentado al doctor Lutz implicaría presunción de nuestra parte, desde luego que todos vosotros lo conoceréis tanto como yo, siquiera de fama, porque la modestia del verdadero saber posee una virtud radiante que no la permite pasar inadvertida, aún para propia mortificación, como en este caso en que nuestro ilustre huésped, antes de leer su conferencia, se ve sometido a la tortura de estas alusiones personales que a pesar suyo le imponemos nosotros todos, en honor del espíritu científico latinoamericano”.

Tras las palavras de presentación, el bachiller J. S. Quintero, Secretario del Centro de Estudiantes de Medicina, dió lectura al brillante trabajo científico del Profesor Lutz.

La Conferencia versó sobre problemas relacionados con el estudio de la lepra y principalmente la transmisión por los mosquitos, observaciones que fueron presentadas por el Profesor Lutz en el Congreso de la Lepra celebrado en Rio de Janeiro.

Con el propósito de iniciar una nueva éra en la profilaxia de la lepra el conferencista recomienda las seguientes medidas:

1° Preferir para el establecimiento de las leproserías los lugares donde los mosquitos u otros díptero chupadores de sangre sean raros o falten completamente, si esto fuere posible.

2° Aislar los aposentos de los leprosos por medio de telas de alambre.

3° Aislar rigurosamente a todos los enfermos de lepra febricitantes o que presenten nuevas localizaciones.

4° El aislamiento contra los mosquitos también debe ser impuesto con todo rigor a los enfermos que permanecen en sus domicilios.

No quiero – dice Lutz – entrar en cuestión de la terapéutica por medio de las inyecciones de aceite de Chaulmoogra y sus derivados, ya que no participo del optimismo que reina actualmente y que parece estar en vía de disminución. Quiero a penas hacer mención de dos opiniones personales que están en desacuerdo con las tendencias actuales: la primeira es que todo preparado que no se preste para inyecciones en el tejido subcutáneo no debe inyectarse en los tejidos profundos. Internamente el aceite de chaulmoogra es bien tolerado en dosis pequeña que continuadas por mucho tiempo puedem producir un afecto favorable, pero no una curación completa. Mi único paciente que parecía curado después de un uso prolongado de aceite de chaulmoogra, tuvo una recidiva después de 10 años de no presentar ningún síntoma. Tratábase de un caso leve de forma máculo-anestésica que evoluciona lentamente y que presenta curación más o menos relativas. No se puede contar con este remedio administrado por la boca o por el recto para reducir apreciablemente el número de leprosos. Queda por probar que cualquiera otra forma de administración produzea mejores resultados.

Mi segunda opinión va contra la costumbre de hablar de las reacciones después de las inyecciones, como si éstas fueram únicamente debidas al remedio. Reacciones semejantes se observan después de la aplicación local de yodo o administrado interiormente. Idéntico resultado produce la crisarobina en la piel. Estas lesiones toman por lo general la forma de eritema nudoso y son debidas a la movilización de los bacilos como ya logré demostrarlo hace muchos años. También pueden ocurrir espontáneamente, pero en todos los casos constituyen una recrudescencia de la enfermedad e indican que debe interrumpirse inmediatamente la terapéutica seguida. La desaparición de los viejos tubérculos que se observa en estos casos no tiene nada de favorable porque el estado general del paciente empeora al mismo tiempo y no es raro morir curado o con las manifestaciones externas muy reducidas. En estos casos se encuentran los órganos internos plenos de bacilos ácidos resistentes. Los enfermos en quienes se verifica la movilización de los bacilos, también constituyen un peligro especial para otras personas, por lo cual deben siempre ser aislados.”

Entusiastas aplausos llenaron el amplio local.

Luégo, el doctor Iturbe, bien conocido por sus originales y pacientes investigaciones parasitológicas, proyectó, en homenaje al sabio Lutz varias cintas cinematográficas que enseñan cómo evoluciona el Bilharzia, cómo se produce el fenómeno de la emisión de pseudopodos en una amiba gigante y cómo vive en la sangre el Tripanosoma venezuelensi. Esta última parte de la cinta tiene, además, la curiosidad de haber sido tomada con ayuda del ultramicroscopio.