Para 6 personas
Las bayas frescas cosechadas en temporada y en el punto óptimo de maduración son inmejorables, excepto cuando les rocías un poco de salsa tibia y acaramelada de chocolate blanco. La clave para una salsa perfectamente dorada es dejar que los azúcares del chocolate blanco y de la leche condensada se cocinen a fuego bajo y lento hasta que se alcance la tonalidad adecuada del caramelo pálido. Puede refrigerar hasta por una semana la salsa que sobre. Es fantástica como salsa para fresas frescas o vertida sobre tostadas francesas, waffles o sobre una bola de helado.
1 taza de leche
2 vainas de vainilla, partidas a la mitad y a lo largo
½ taza de leche condensada
8 onzas de chocolate blanco, finamente picado
1 taza de zarzamoras frescas
1 taza de frambuesas frescas
1 taza de fresas frescas, sin las hojas
6 ramitas de menta fresca
1. Vierta la leche en una cacerola mediana. Raspe las semillas de vainilla de la vaina con el respaldo de un cuchillo de partir y luego agregue las semillas y la vaina a la leche. Cocine la mezcla a fuego medio-bajo por alrededor de 10 minutos revolviendo ocasionalmente, hasta que la vainilla se vuelva fragante (si la leche empieza a hervir, reduzca la intensidad del fuego).
2. Añada la leche condensada y el chocolate blanco y cocine por alrededor de 25 minutos revolviendo ocasionalmente, hasta que el chocolate se derrita y la mezcla esté gruesa y tenga el color del caramelo. Apague el fuego y deje enfriar de 5 a 10 minutos.
3. Coloque las zarzamoras, las frambuesas y las fresas en un recipiente grande y mezcle suavemente. Divida las bayas en seis tazones, rocíe con la salsa de chocolate blanco y termine con una ramita de menta antes de servir.