Siempre digo que tengo el mejor trabajo del mundo porque hago lo que me apasiona, lo que más me encanta, es decir: cocinar, hablar, enseñar y vivir la comida todos los días y a todas horas. No podría hacer lo que hago sin la ayuda y el apoyo de las personas que me rodean. En primer lugar y ante todo, doy gracias a Dios por haberme dado tantas bendiciones a lo largo de la vida. A mi madre, Blanca, a quien le debo todo, gracias por darme las bases del amor y de los valores, que son el pegamento que mantiene todo lo demás en su lugar. A mi papá Jaime, a mi hermano Carlos y a mis sobrinas y sobrinos —Andrea, Carlos Alejandro, Laura y Caco—: gracias por estar a mi lado y entender que el amor incondicional existe.
A mi equipo absolutamente maravilloso: a Randy Jackson, mi mánager, que es una maravillosa bendición y quien me ha abierto muchas puertas a una vida increíble; a Harriet Sternberg, quien le da forma a lo que Randy visualiza; y a Natalie Pérez, quien organiza mis cosas y comparte mis metas. Gracias a mis agentes en William Morris Endeavor Entertainment: Sean Perry, Eric Rovner, Amir Shahkhalili, Miles Gidaly, Andy McNicol y a todos los que trabajan incansablemente para ayudarme a alcanzar una audiencia cada vez mayor. Y muchas gracias a mi personal, Sarah Daly y Ramiro Arango, así como a mis practicantes Samantha Wong, Natalia Santos y Alia Asher, que trabajaron intensamente en este libro y me ayudaron a hacerlo realidad.
A mi querida amiga Soledad O’Brien: gracias por darme la oportunidad de compartir con el mundo lo que hago y por tus sabios consejos, que aún practico. Gracias a Bobby Flay por sus palabras de sabiduría y a Curtis Stone por su apoyo y sus ideas. A los increíbles productores Dan Cutforth, Jane Lipsitz y Nan Strait: gracias por creer en mí y en mi visión. A Luis Eduardo, mi amigo fiel: sin tu ayuda, este viaje nunca habría sido posible. Craig y Amy Carpentieri, gracias por iluminarme siempre con sus pensamientos sobre la vida y la positividad, y por apoyarme siempre en los tiempos agradables y en los difíciles. A mi mejor amigo, Juan Carlos Ruiz, y a Rick y Mina Lieberman, mis queridos amigos de toda la vida, gracias por estar cerca de mí durante todos estos años y por ser los mejores catadores de recetas.
Trabajé con muchas personas para dar vida a este libro. Pamela Cannon, mi editora en Ballantine creyó en mi visión y en lo que soy, no sólo como chef sino como persona. Gracias por ayudarme a crear una voz que es fiel a mí misma. A Raquel Pelzel: gracias por poner en palabras escritas lo que sólo puedo expresar verbalmente. También, gracias a Quentin Bacon, mi increíble fotógrafo; a Mariana Velásquez, estilista de alimentos; y a David Asher, estilista de accesorios, por tener la asombrosa capacidad de tomar mis ideas y convertirlas en imágenes bellas. Gracias a Ray Garcia y a Kim Suarez por su apoyo y dedicacion por llevar este maravilloso libro a mi querida comunidad hispana.
El mayor agradecimiento es para los Estados Unidos de América, por darme la oportunidad de representar a mi cultura latina, mi pasión y mis ideas todos y cada uno de los días.