ME HE QUEDADO cautivado con sus fotos. Alicia tiene el pelo oscuro y brillante y los ojos de un azul profundo. Lleva el cabello sobre los hombros, sin mucha elaboración, y su maquillaje es sutil. Es baja de estatura, su familia por parte de su padre se ve frágil. Hay fotos con su abuela, su hermano, su mamá y papá.
Alicia tiene veintidós años, usa lentes y estudia ciencias políticas en California. Quiere ser donante para ayudar a una pareja a tener hijos. A ella le gustaría que alguien la ayudara en una situación similar. Bebe una vez a la semana —como dicen todas—, no usa drogas, nunca se ha tatuado y jamás ha recibido una transfusión de sangre.
Se describe como independiente, fuerte, perceptiva, inteligente, adaptable, frugal y con un ojo excelente para el detalle. Tiene talento para las artes y habla con fluidez el francés.
A Alicia le encantaría poder conocer al niño que ella ayude a procrear, pero bajo ningún concepto se consideraría su madre. A ella le gustaría transmitirle al niño lo feliz que fue porque ayudó a concebirlo.
Su abuela paterna es española, gallega. Ya me ganó: mi abuela era de Vigo, España, también gallega. Su abuela era elegante, sofisticada, inteligente.
De niña, sus padres dicen que cantaba en vez de llorar. De adulta, dice que disfruta mucho la vida y estar viva. Es demasiado pragmática para dejar que una cosa mínima lo arruine todo.
A los diez años tuvo su primer período menstrual. Hasta el día de hoy estos son regulares y duran de cuatro a cinco días. No toma píldoras anticonceptivas. Nadie en su familia tiene problemas de fertilidad. En la adolescencia, asegura, su acné fue ligero.
Alicia es una fiel creyente de la donación de órganos. Para ella, donar un óvulo es como donar un órgano a quien lo necesite. Los gastos financieros y emocionales en que tiene que incurrir una familia que no puede concebir de manera natural son enormes, así que donar un óvulo no es nada para ella.
Sus padres no pueden costear los estudios de sus hijos, por lo que ella utilizará la compensación económica para continuar sus estudios en París.
Alicia sueña con viajar y algún día asentarse y crear una familia. Es una apasionada de la extensión de los derechos del matrimonio a todas las personas. Tiene muchos amigos gays que sufren por no tener los mismos derechos. Se siente, a nivel personal, muy ofendida por la homofobia, el racismo, el antisemitismo y cualquier forma de discriminación. Estudia más de doce horas al día, es voluntaria en un refugio para desamparados y los fines de semanas trata de dormir lo más posible. En la noche se viste de manera glamorosa y disfruta salir con su grupo de amigos.
Se considera una mujer fuerte y ha sobrevivido algunas dolorosas pruebas.
Alicia tendrá que ser. ¿Dónde estaba? ¿Tuve que esperar todos estos años para que apareciera? Ahora estoy seguro de que esos cuatro años —que creía perdidos— fueron para que ella tuviera la edad necesaria para convertirse en donante de óvulos y se cruzara en mi camino.