Cuando el Seven, octavo clasificado, elimina al Mariners, campeón de la primera fase, salta la sorpresa. El campeonato se abre y aparecen nuevos favoritos. Cuando el Seven barre al Bees en semifinales, la prensa empieza a hablar de proeza. Las "guerreras" parecen imparables.
Cuando Naho se ve saltando, poco le importan las manos que aparecen por encima de la red. Su corazón, su mente, su espíritu, todo le dice que no va a fallar. El remate es malo, horrible. El balón golpea las manos de la defensora, el balón se pasea por la red, el balón se va fuera. Marta resopla aliviada, luego mira arriba emocionada recordando a los que ya no están. El Seven... es el nuevo campeón de la Superliga.
Nadia ve desde la grada cómo la madre de su chico ha roto un maleficio que duraba hacía ya veinticuatro años. El Roses, en cambio, deberá conformarse con el séptimo puesto.
Tras las celebraciones, y de vuelta a la planificación, la nombrada 'Entrenadora del Año' encuentra un ramo de rosas rojas en su despacho. En un principio parece un detalle de la directiva, pero no lo es. Tras leer la nota Marta sonríe sorprendida. Hacía mucho tiempo que nadie se interesaba por ella. No quiere aceptarlo, pero en el fondo, le ha hecho ilusión.
Con el fin de la temporada llega el turno de la selección nacional. Con Héctor al frente de un proyecto boyante que debe reconducir, Nadia no será convocada. Lo cual la aliviará bastante, ya que le incomodaba tener que renunciar. Ahora tendrá más vacaciones. Dedicará el descanso a Natsumi y a entrenar por su cuenta para mejorar el servicio.
Seguirá el torneo continental desde los diarios. Allí verá algunas fotos de Alice, Paola, la 'Bruja',... "Qué envidia poder jugar en el extranjero sin preocupaciones." Se dice Nadia leyendo el titular que anuncia la primera victoria del combinado nacional. Al final, el noveno puesto no cumplió las expectativas.
La temporada siguiente no cambiará mucho el panorama. El Seven revalidará campeonato, pero esta vez lo hará desde la tiranía y no desde la sorpresa. Mireia será cesada a mitad de temporada y Ton se hará cargo del equipo. El Roses no logrará evitar la espiral de rivalidad, odio y venganza que tanto lastra a sus jugadoras y tocará techo en las semifinales terminando en cuarta posición.
Kilma se despide del equipo, la 'Bruja' todavía tiene dos años de contrato, Karin vuelve después de una cesión, cuatro chicas nuevas y un nuevo entrenador estrella. Brian Clou, el exseleccionador, vuelve a la Superliga para demostrar a todo el mundo quién es el mejor.
Y mientras el Roses intenta recomponerse, hay un nuevo ramo de rosas rojas en el despacho de la entrenadora estrella del voleibol femenino. Marta mira la nota. "Ben, quién si no." Se dice tras leerla. Amargada por tanto cariño, tira el ramo a la papelera. "No puedo." Le responde al aire como si tuviera a alguien delante.
Conoció a Ben en uno de esos actos que organiza la directiva del Seven para buscar patrocinadores. No tiene claro si fue un amor a primera vista o si aquel hombre vio en ella algo especial. El caso es que desde entonces ha intentado seducirla por todos los medios.
Una cena que aceptó para quedar bien, un par de paseos como buenos amigos. Todo es un casi que parece que sí pero que en realidad es que no. Los sentimientos de Marta albergan muchos miedos y dudas. Ella guarda esta "relación" con Ben para sí misma. No lo habla con nadie. Si Ben no existe para sus familiares, sus amigos y sus conocidos, entonces Ben no existe. No es más que un sueño.
A todo esto, el supermercado de Doug y cía no va mal. Ya han recuperado una pequeña parte de la inversión inicial; Natsumi ya va al preescolar; Neda ha empezado a hacer prácticas en un canal de televisión temático y Nadia... Nadia ya está cerca del TOP10 de atacantes de la Superliga. Ha mejorado su recepción y su servicio. Al término de su primera temporada su mano alcanzaba los tres metros dos centímetros de altura en salto. A lo largo de la siguiente alcanzará los tres metros cinco centímetros, los tres metros siete centímetros, los tres metros doce, tres metros quince. Su progreso parece no tener límite.
Entonces llega ese día en el que el cuerpo dice basta. Las dobles sesiones de entrenamiento, el trabajo extra específico. Ese gran final de temporada. El punto diecisiete del segundo set del partido de los cuartos de final de la Closurea Cup. Un remate perfecto hacia la esquina de la zona. Su salto. Sus huesos que crujen al caer. Hasta aquí hemos llegado, la rodilla derecha, no puede más.
Si bien el trabajo de médico no dista mucho del de un carnicero, no hay nada peor que un mal paciente. Afortunadamente, Nadia es muy miedosa, y seguirá las indicaciones al pie de la letra. No le importa recuperarse lentamente, lo que le preocupa es saber si podrá volver a saltar como antes. Si podrá rematar como antes. Si...
-Ya vale.- Le dice Doug.- Es un maldito esguince, no te has roto la pierna. Así que a descansar y a bajar esa inflamación.
Una compresa para evitar que la rodilla se mueva demasiado, un poco de hielo durante quince o veinte minutos tres o cuatro veces al día durante los primeros días y... ¿descanso? Perseguir con muletas a una niña de tres años por toda la casa no parece muy adecuado. Por lo que Violet llevará a Natsumi a la guardería y dejará a Nadia sola en casa. Así que su intento de aprovechar la lesión para pasar tiempo con su hija ha resultado ser un quiero y no puedo.
Su hermana, que piensa en ella, le ha dado un montón de películas y series para que se distraiga. Series de misterio, de detectives, esos tópicos que nunca pasan de moda. Curiosamente, la que más logra llamar su atención es una serie de animación. Le encanta el estribillo de la música de apertura; y la historia, con el príncipe, la princesa, la estética, los duelos de espada. Todo le resulta sorprendentemente atractivo.
El trabajo con el fisioterapeuta empecerá mañana. Ha sido un cierre de temporada lamentable a pesar del cuarto puesto. El lado positivo es que tiene una buena excusa para no ir a la selección. Esta vez sí que iba a ser convocada. Pero con su lesión, el seleccionador se decanta por otra suplente para el Mundial de Voleibol. De momento, el Roses hace oficial la renovación de su contrato por otras dos temporadas. Lo que ella desconoce es que de no ser por el nuevo entrenador estaría sin equipo. El Roses iba a prescindir de ella.
Lesionada y sin haber logrado relegar a la 'Bruja' al banquillo, intentaron traspasarla. Pero ningún equipo la quería. O tenían muchas dudas, o bien ya tenían su puesto bien cubierto.
Durante las vacaciones de verano se van a casa de Violet. La playa queda cerca y Nadia podrá terminar la recuperación. Tumbada en el sofá, la atacante del Roses lee uno de esos libros de filosofía que tanto le gustan, y cuando se cansa se pone a leer un comic.
La recuperación es lenta, monótona y aburrida. Ejercicios, ejercicios, sesiones y sesiones. Siempre sin tocar un solo balón de voleibol y siguiendo una dieta. Harta, triste, desesperada. Más de una vez le ronda por la cabeza la idea de que todo esto sea en vano y no sirva para nada. "Pero es una recuperación, y se tiene que hacer."
Nadia se acerca a Doug. Lo abraza y le da un besito en la mejilla. Quiere que alguien le diga que esto terminará pronto. Quiere escuchar un cuento positivo que despeje la negatividad de su cabecita.
-¿Qué te pasa?- Le pregunta Doug.
-¡Estoy histérica!- Salta Nadia.- ¡Me subiría por las paredes si no fuera porque se me caería la pierna!
-¡Ala, exagerada!- Se ríe el chico.
-Todavía me duele al apoyarme.- Afirma buscando consuelo.
-Paciencia,- le pide abrazándola- poco a poco.
Los dos pasan un ratito en silencio disfrutando de la compañía, compartiendo una manzana. Entonces Nadia decide hacer hincapié en un tema que le preocupa. Marta. Las últimas veces que la ha visto parecía triste y desanimada. Y a Nadia no le hace ninguna gracia esa mirada melancólica. Es como si la viera enfermar lentamente. Por eso le pide a Doug que la vaya a ver, que hable con ella. Que le diga que no está sola, que son familia y que si algo malo ocurre que sepa que puede contar con ellos.
Siguiendo su consejo, Doug se presentó en su antigua casa al cabo de unos días. Marta estaba sentada frente a la mesa de la cocina con la cabeza apoyada sobre sus brazos mirando al fregadero. Suspirando.
-Hola.- Le dice ella al verlo entrar.
Doug se sorprende. Su madre no está revisando partidos ni comparando fichas de jugadoras. No hay ningún libro de voleibol sobre la mesa. Solo está ella con sus pensamientos.
Marta se incorpora para poner buena cara. Ha venido su hijo, ¡viva!
-No parece que la mejor entrenadora del país sea muy feliz.- Le dice el chico sentándose en una de las sillas.
-Sí... bueno, ganar un campeonato...
-No digas tonterías,- la interrumpe- has vivido siempre obsesionada con ganar ese título. ¿Qué te crees que nos distanció? El maldito campeonato de la Superliga. Hasta cuatro veces vi a mi madre alzarse con el subcampeonato como jugadora y ahora que por fin lo has ganado como entrenadora, ¿AHORA, resulta que no te hace feliz?
Marta mira a su hijo y asiente.
-No es eso.
-¿Entonces?
-Ganar la Superliga ha sido maravilloso. Y además dos años seguidos,- sonríe orgullosa- pero no se trata de eso. El éxito, las victorias,... todo eso no es más que una anécdota. Una bonita anécdota, sí, pero efímera al fin y al cabo.
>>Nah, el problema es que no sé cuál es el problema.- Marta duda.- Bueno, sí, sí que lo sé, soy yo. Que no sé qué hacer.
Doug sacude su cabeza, está algo descolocado y quiere reiniciar la conversación.
-Vamos a ver, empecemos por el principio. ¿Qué te preocupa?
-Verás, cuando murió tu padre, yo me hice más fuerte. Me dije que tenía un niño que sacar adelante y que para ello tendría que ser la mejor. -Marta entrelaza los dedos de las manos y las levanta para intentar ocultar sus emociones.- Conforme iba progresando en mi carrera te iba viendo, veía lo bien que te adaptabas, lo bien que crecías, estaba orgullosa de mi hijo y todo funcionaba, las cosas salían adelante y lo hacían bien.
-Hasta que llegó el momento en que la obsesión empezó a distanciarnos.
-¡No era una obsesión! Es mi trabajo, mi pasión. ¡Tengo derecho a dedicarme a ello!
Silencio. Doug decide no interrumpirla más.
-Cuando decidí que nos mudáramos aquí, lo hice no solo porque fuese una buena oferta; también era una oportunidad para intentar reencontrarme con mi hijo.
-Y lo ha sido.- Añade Doug.
-Y cuando vi a Nadia creí que ella podría ayudarme a estrechar el vínculo con mi hijo. Y pensaba que todo iría mejor, que mi hijo volvería a saludarme al llegar a casa, que volveríamos a compartir nuestras vidas.
-Bueno, no ha sido un resultado perfecto. Pero aquí estamos, y nos queremos.
-Por supuesto.- Asiente acariciándole el pelo.- Pero entonces un día termina el entrenamiento y vuelves a casa. Y no hay nadie, y al día siguiente tampoco, ni al siguiente, ni al siguiente, ni al siguiente, ni nunca. Ya no hay nadie. Estoy sola.
>>Y tengo miedo de terminar sola y amargada. Yo también tengo sentimientos y necesito cariño y comprensión. No soy una máquina. Todavía quiero a tu padre, sigo enamorada de él. Pero no está y yo quiero estar con alguien que pueda abrazarme.
Marta empieza a derramar las lágrimas que ya no puede contener.
-Pero no quiero traicionar a tu padre. El hecho de salir con otro hombre hace que me replantee si el amor que sentía por tu padre era auténtico. No quiero creer que mis sentimientos fuesen una mentira, que en realidad no le quería y que solo estaba con él por interés. No quiero sentir que mi amor era una mentira.
-Y no lo era, mamá. Os queríais.
-Sí, pero si yo salgo con otro hombre. ¿Qué será de mis sentimientos? ¿Cómo podré querer si no estoy segura de saber querer? ¿Cómo puedo saber que mis sentimientos son auténticos?
Doug se levanta a coger papel de cocina para secarle las lágrimas.
-No creo que tu vínculo con papá pueda desaparecer. Lo que has sentido, lo que has vivido, eso no te lo puede quitar nadie. Las personas podemos amar a más de una persona. Aunque existan muchas personas que no saben qué es el amor ni para qué sirve, una persona puede querer a muchas personas.
>>Porque puedes querer mucho a papá pero también me quieres a mí, a Nadia, a Natsumi, a Violet, tu mejor amiga,... No nos querrás igual, ni de la misma forma. Pero nos quieres. Porque no amamos a todo el mundo por igual. Porque cada persona es única y por ello tenemos unos sentimientos únicos hacia cada persona.
>>No debes castigarte por amar o haber amado. Si quieres salir con otro hombre, si quieres volver a casarte... hazlo. Pero no pretendas que sustituya a nadie ni que llene un vacío de tu corazón, porque no deberías tener motivos para ese vacío.
Marta se seca las lágrimas y se limpia la nariz.
-En momentos como este, estoy asquerosamente orgullosa de que seas mi hijo.- Sonríe.
Doug está algo avergonzado, nunca había hablado con tanta franqueza con su madre.
-Solo quedamos tú y yo de nuestra familia.- Le dice el chico.- Los abuelos están muertos y papá y tú eráis hijos únicos. Somos una familia muy muy pequeña, y modesta.
-No te olvides de Natsumi. Gracias a ti hemos ampliado la familia.
-Sí, pero lo que quería decir es que nosotros no tenemos reuniones familiares. Ni celebramos cumpleaños,...
-Ni siquiera cenábamos juntos.- Añade Marta.- Cada uno a su hora cuando le venía en gana.
-No somos una familia típica.
-Cariño, no existen las familias típicas.
La conversación siguió con la aparición de Ben en el imaginario de Doug. Con los ramos de rosas, las bromas y la distensión necesarias para dejar atrás preocupaciones que no debieron ser tales.
Marta empezaría, ahora sí, de verdad, una nueva relación con Ben... y sus dos nuevos hijastros provenientes de... "¿Dos divorcios?" Aunque al principio deseó que se la tragara la tierra. Con un poco de tiempo, las cosas iban adquiriendo su propio orden natural. Su conciencia estaba mucho más tranquila, y su vida personal era más satisfactoria. Con ánimos renovados, la entrenadora del Seven volvía a estudiar minuciosamente sus listas de jugadoras y a repasar vídeos del Mundial de Voleibol en busca de jugadas interesantes que copiar.
En verano hace buen tiempo. Una suave brisa costera hace el calor más llevadero. El sol brilla y todo está tranquilo... hasta que Nadia sube las escaleras a toda velocidad.
-¿Qué pasa?- Pregunta Doug asomando la cabeza por entre las sábanas.
Con expresión muy seria, Nadia le enseña una cuerda para saltar a la comba.
-Puedo saltar a la comba.- Dice la chica.
Doug mira el reloj.
-¿Me despiertas un sábado a las ocho de la mañana para decirme que puedes saltar a la comba?
El chico vuelve a esconder su cabeza bajo las sábanas y Nadia las hace volar por los aires. Doug abre los ojos y se incorpora para quejarse enérgicamente pero se calla al toparse con la seria expresión de Nadia a pocos centímetros de su nariz.
-Vamos a saltar a la comba.- Dice ella muy seria.
La pareja sale al jardín trasero. Nadia le pide a Doug que se ponga de cara a ella.
-¿De verdad vamos a saltar a la comba?- Insiste el chico todavía incrédulo.
-¡Pues claro! Me hace ilusión. Esta semanas me has mimado y has estado a mi lado, y ahora quiero que veas cómo ha evolucionado mi rodilla.
-Cariño...
-¿Sí?
-...estás como una regadera.
Nadia lo mira mal. Con dureza. Tajante. Amenazante.
-A saltar.- Ordena.
-Sí.- Responde Doug poniéndose firmes.
Tras ocho aciertos de mil torpes intentos, Nadia sonríe satisfecha. "Suficiente." Dice contenta. No hace falta forzar, solo hacer algo suave y divertido antes de ir a la piscina con la fisioterapeuta.
Aprovechando que lo han levantado, Doug abre la nevera para coger uno de esos zumos baratos para desayunar algo.
-Hoy estás muy guapo.- Le dice Nadia dándole un besito en la mejilla.
-¿Pero tú has visto la pinta que llevo?, ni siquiera he podido asearme.
-Y qué.- Contesta ella.- Has salido conmigo a saltar a la comba, has sido amable, dulce y simpático. Estás guapo.- Añade dándole otro besito.
Doug se sienta en el mármol de la cocina y sonríe satisfecho.
-¿Por qué funciona tan bien nuestra relación?- Pregunta Doug.
-Porque nos enamoramos.- Responde Nadia sin dudar.- Nos enamoramos una y otra vez cada día porque nos gusta. Somos así de tontos.- Ríe.
-A veces me pregunto qué pasaría si nuestra relación fuese mal.
-No lo sé. Pero podría pasar. En una relación el amor no es suficiente, siempre tiene que haber algo más. Una amistad, una complicidad,... que dos personas se quieran no significa que tengan un vínculo eterno. El amor también puede tener un tiempo y un contexto. Necesita algo que lo fortalezca y lo haga sensible e insensible al mismo tiempo; sensible a los sentimientos que lo refuerzan e insensible a todo aquello que lo debilita.
-Eso suena muy frío.
-Yo solo interpreto al filósofo. Uno debe enamorarse para aprender a amar de verdad. Cuando ha aprendido a amar puede mejorar los sentimientos que ya tenía hacia los demás y empezar a entender que puede amar más allá de aquella belleza que le enseñó lo que es el amor.
>>El amor conlleva respeto y comprensión. El respeto y la comprensión son fundamentales en la ética. Es inconcebible que quieras que todo aquello que haces se convierta en ley universal si careces de la empatía necesaria para ello. Una moral corrupta no puede convivir con la naturaleza de las cosas.
>>Querer a los demás es el primer paso para abrir nuestro mundo y aprender que somos tan frágiles como cualquier planta o animal. Nuestra ciencia se inspira en todo cuanto existe en este planeta y se nos olvida que la base de la existencia está en el amor.
>>Y para aprender a querer primero has de encontrar a alguien que te guste, que te llame la atención porque lo ves especial. Una vez lo encuentras ha de gustarte lo que hace, que veas que sus acciones son justas y te sientas identificado con ellas; ha de gustarte lo que piensa, sus ideas, sus gustos, sus intereses; y por último ha de gustarte su mundo, sus amigos, su familia, su forma de vivir y convivir con todo aquello que fue, es y será su vida.
>>Amar no es tratar de cambiar o hacer encajar a alguien, o de poner condiciones a una relación. Se trata de apreciar la esencia de las personas tal como son. Enamorarse, simplemente enamorarse y disfrutar de ello.
-Cariño...- Dice levantándose.- Es un discurso muy bonito. Pero a nadie le importa.
Doug se marcha a asearse seguido por la mirada de Nadia. "Claro," piensa ella, "después muchos se preguntan por qué tenemos lo que tenemos o por qué pasan las cosas que pasan. La mayoría de las personas no saben lo que es el amor ni para qué sirve, y así nos va. Somos terriblemente ignorantes."
En unos días se termina la recuperación de la rodilla. Apuntadas las recomendaciones para evitar lesiones similares no hay suficientes gestos de agradecimientos a Nika, la fisioterapeuta. Dentro de poco empezará la fase de preparación con el Roses, que coincidirá con la disputa del Mundial de Voleibol.
Un mundial que es la culminación del fracaso. Eliminadas en primera fase con cero victorias y un único set ganado. Nadia lee un diario negando con la cabeza al repasar una a una las noticias de la página que le han dedicado al equipo. Decepción, La capitana se negó a jugar, Paola se rompió la mano al caer mal y Alice sufrió una gastroenteritis, El seleccionador en la cuerda floja. Solo se acuerdan del equipo para apuntarse a los éxitos o machacarlo en los fracasos.
La pretemporada se cierra con un par de amistosos. Brian Clou está encantado con el equipo que ha armado a base de engañar y exigir a los dirigentes del club. "La temporada promete." Asegura en una radio local.
El primer test serio es el torneo de la ciudad. Como cada año, los cuatro equipos de la ciudad se enfrentan en un todos contra todos en el que se impone la diferencia de sets. Dos equipos profesionales, uno semiprofesional y uno amateur.
La 'Bruja', recién llegada de la selección junto a Eva y Martina, incorporada este año, toma asiento en las gradas. Quiere ver al equipo, a las nuevas.
Nadia salta a la pista formando parte del equipo titular. El primer partido va a empezar, pero antes le susurra algo a Ona, su nueva compañera. "Parece que le pide algo especial." Piensa Irisia.
Se pone el balón en juego, pero no es hasta que se han anotado un par de puntos cuando Ona lanza una asistencia hacia atrás:
-¡Ataca Tú!
Es el momento de volver a sentirse jugadora, de volver a sentirse importante, de saltar sin miedo. Y cuando todos esperan su clásico golpe de potencia y colocación ella responde con un toque suave, un beso. Un deseo que flota por encima del bloqueo y martillea la pista anotando su primer tanto oficial desde el esguince de rodilla.
Ona y Nadia se abrazan sonrientes. Brian Clou asiente satisfecho. Pero en cambio, en la grada, Irisia, entra en cólera. Esas dos ya no son compañeras, son una amenaza, al igual que el ex seleccionador que la envió de vuelta a casa. "No llevo siete años en este equipo para que dos novatas vengan a echarme como si fuera basura. Está claro por qué se deshizo de Kilma. Sin su coordinación no rindo al mismo nivel."
La 'Bruja' se levanta conteniendo el enfado sin esperar a que termine el primer set y se va pensando en qué medidas tomar. Nunca se había sentido tan traicionada.
El Roses se adjudica el trofeo de la ciudad con autoridad. Sin perder un solo partido, al igual que cada año.
Mientras tanto Marta empieza a sentirse cómoda con Ben. Ella misma duda de si la relación la distraerá. Pero tras recibir nuevamente el premio a la mejor entrenadora del curso pasado, enseguida se centra en el Torneo Open. Los seis primeros clasificados de la anterior Superliga se disputan el primer trofeo de la temporada.
Por el contrario la 'Bruja' tiene otras preocupaciones, como hacerle la vida imposible a Ona.
-¡¿Se puede saber qué haces?!- Le grita Irisia.- ¡Tienes que dar una asistencia no lanzarme un misil!
-Coloco así todos los balones.- Se escuda ella.
-¡Mientes! ¡Me estás boicoteando! ¡Somos un equipo, hay que jugar para todas! No para las amigas.- Concluye con malicia.
-Pero... yo...
La capitana del equipo maltrata a Ona todo cuanto puede. Con Nadia no se atreve, Nadia es "de las suyas" y las chicas podrían atreverse a ponerse en su contra. Lo que ella no intuye es que ese entrenador que parece que nunca hace nada ya está haciendo algo. Por eso la 'Bruja' levanta la copa como ganadoras del Torneo Open. Porque sigue siendo la capitana y porque cree que ha jugado menos porque ha tenido menos pretemporada.
Las reacciones de Irisia durante la primera fase de la Superliga no le gustan nada a Doug, que avisa a Nadia de que su compañera está haciendo algo raro. Los enfados, la desesperación, los fallos incomprensibles. Un día golpea el suelo con la toalla por un mal parcial, otro día revienta una botella de agua contra la pista tras ser sustituida y al siguiente patea una silla. Y mientras ella pelea contra el mundo, el Roses da la bienvenida a la regularidad en sus resultados. Por primera vez en muchos años el equipo no funciona a rachas. El equipo tiene mentalidad, fuerza, destreza. Están empezando a dejar de ser el grande al que cualquiera puede tumbar.
Poco a poco las artimañas de la 'Bruja' son más censuradas por sus propias compañeras. Si ella es descarada, Eva, Martina,... incluso Karin, todas se atreven a plantarle cara, a contestar a sus insultos. A caricaturizarla. Tal es la unión que llega a conseguir en su contra que durante el encuentro contra el Bees las chicas se negaron a continuar el partido si no se disculpaba con varias jugadoras rivales. Lo que les podría haber costado el partido y una sanción ejemplar.
-Te necesitamos.- Le dice Nadia a Irisia a la salida del entrenamiento anterior al primer encuentro de los cuartos de final de la Superliga.- No podemos jugar sin nuestra capitana.
Doug abre el paraguas y le ofrece el brazo a su chica, que lo acepta encantada. Qué bonito es que te recojan en un día de lluvia. Irisia, en cambio, está sola. Mojándose bajo las gotas de la soledad.
Al día siguiente Irisia apareció por fin en la fase final. Quizá fue el pequeño gesto de Nadia o quizá fue ella sola tras reflexionar sobre lo que estaba haciendo. El caso es que por primera vez en toda la temporada jugó de verdad, jugó para sus compañeras y jugó para ganar.
La pena es que llegó tarde, demasiado tarde para deshacer el camino recorrido. Aun así, el quinto puesto final se dio por bueno y fue incluso mejor valorado que el cuarto del año anterior. Porque ahora el Roses sí dispone de un proyecto y de una buena base para mejorar.
Irisia abre la puerta de su piso. El silencio. El club la ha avisado de que ha sido convocada por Héctor para representar a su país una vez más, pero no está contenta. El campeonato de la Superliga se ha escapado una vez más. Tiene treinta años y un título de preparadora física. La semana pasada el Roses conquistó el Closurea Cup como broche de oro a una temporada brillante, pero no es suficiente.
-Hola Johnny.- Le dice a su gato negro con un tono cargado de tristeza.
La chica se prepara un café mientras observa la ventana de la cocina llenarse de gotas de lluvia. Acaricia a su gato. Se pregunta: "¿Qué me ha pasado?" Cuando el café está listo Irisia mira la taza como si pudiera ver sus penas en el fondo, luego lo tira por el desagüe sin llegar a probarlo.
Descorazonada y solitaria, se sienta en el sofá. No tiene ganas de hacer nada. Se abraza a sus piernas e intenta recordar a quien ya no está. Pero quien sí está pide paso entre sus brazos. Johnny asoma su cabecita acariciándole la mejilla.
-Si no fuese por ti me moriría.- Le dice al gato.
Ese amor que la atormenta como si fuese una maldición está escondido en la foto que no quiere mirar. Teme que recordar la hiera, que la haga soñar. Tiene miedo del futuro y se siente sola. Para ella Nadia es como la hermana que nunca tuvo, pero no es un sentimiento recíproco.
Ella se ha encerrado en el voleibol para enmascarar sus sentimientos en una obsesión: el campeonato de la Superliga. No ha dado oportunidades ni concesiones. Solo su gato negro puede acercarse a ella. Quizá por eso sea una bruja, porque transformó a su amor en un gato.
Johnny se quedará en casa de la vecina mientras ella esté en la concentración de la selección. Un amable matrimonio de jubilados al que no le importa cuidar del gato. En la convocatoria inicial también estará Nadia, pero será el primer descarte. Decisión incomprensible para Irisia y explicada por Héctor de la siguiente manera: "No forma parte del bloque. Necesita más tiempo para poder jugar en este equipo."
Irisia despide a su "hermana" con un abrazo. Al ver a Doug llegar y besarla siente envidia. Deprimida por todo lo que la rodea decide centrarse en el Torneo Continental, ese debe ser ahora el objetivo, una medalla de oro. Ganar y asegurarse un buen contrato para el término de la temporada que viene.
Aun así, no puede evitar girarse para volver a mirar a Nadia y a su pareja.
"Pues a mí...", se dice, "...me quiere un gato."