Nueve años. Han pasado nueve años desde que el Roses conquistó su última Superliga. La impresión, tras perder en casa cero a tres contra el Seven, es que este año se cumplirá la década.
La estrella de Irisia se apaga llena de rencor, y Brian Clou lo sabe. Todas lo saben. La jovencita que debía liderar al Roses hacia el éxito es hoy una mujer dolida. El enésimo fracaso de la selección nacional en primera fase la ha llevado a deprimirse. "Competir para perder. Ese es el resumen de mi carrera." Se dice la 'Bruja'.
Y justo cuando el Seven parecía intratable, la fortuna se alió con el resto de equipos de la Superliga. La Federación ideó un trueque para conseguir a Marta como nueva seleccionadora nacional dejando a Héctor como nuevo entrenador del líder de la competición. Algo que la directiva del Seven aceptó a su pesar, pues Marta no les dio opción. Ella dijo sí sin siquiera darse tiempo a pestañear.
La rueda de prensa de presentación de Marta deja claro que se renueva la ilusión. No espera resultados a corto plazo pero tiene bien claras sus ideas... y sus preferencias:
-¿Cree que afectará a su trabajo- le pregunta un periodista- los lazos familiares que tiene con Nadia, la atacante del Roses?
-Nadia no irá a la selección mientras yo sea seleccionadora.- Afirma tajante.- Somos familia y la mejor forma de evitar conflictos y suspicacias es que no sea convocada.
-Pero estamos hablando de una de las cinco mejores atacantes de la Superliga.
-No.- Replica muy seria antes de beber un trago de agua y volver a dejar la botellita en su sitio.- Ella es la mejor.
La plantilla del Roses se enteró de estas palabras al término del entrenamiento matinal y todas se giraron hacia Nadia. Pero ella estaba tranquila. Habló con Marta mucho antes de que todo esto se hiciera oficial. Entre ellas queda la discusión que hubo aquel día. Los gritos, las lágrimas, los reproches y la pantalla del televisor rota por el impacto del marco de una fotografía. De todo eso hoy solo queda el "sí, lo entiendo" que exigía Marta.
La más sorprendida de todas es Irisia, que no lo comprende. No entiende cómo se lo puede tomar con tanta calma. Ella conoce la gran ilusión de Nadia de poder viajar por el mundo jugando a voleibol, y no entiende cómo puede agachar la cabeza y aceptar algo tan radicalmente contrario.
El consuelo. La venganza deportiva llegaría en el Torneo del KO, en donde por fin, por primera vez en toda su vida, Nadia lograría su primera victoria frente al Seven. "¡Por fin!" grita Doug desde la grada tirándole un beso mientras salta junto a Natsumi.
Gracias a esa victoria el Roses se planta en la final, lo que hace que Irisia reciba una llamada de su agente. "Ya era hora." Se dice aliviada.
Y es precisamente antes de la final, en el día de descanso, cuando Brian Clou llama a la capitana del equipo a su despacho. Al llegar, la puerta está entreabierta y el entrenador está guardando unos ficheros en uno de los cajones.
-Siéntate.- Le dice.
Irisia toma asiento. Como ya intuye a qué viene la reunión, decide tomar la iniciativa.
-Verá, si se trata del tema de mi renovación. Sepa que mi agente ya tiene varias ofertas y si quieren que continúe o mejoran la oferta económica o se hacen algunos cambios en el equipo.
Brian Clou se la mira sorprendido. Le ha quitado el tema de la boca.
-Quiero a Ona y a Nadia fuera del equipo.- Le dice Irisia quitándose la careta para mostrar toda su maldad.
-No.- Replica Clou.- La que se va eres tú, no voy a renovarte.
Para la 'Bruja' se produce un silencio irreal. El entrenador sigue hablando, pero ella no lo escucha. Ni una sola de las palabras de Clou llega a sus oídos hasta que logra alzar la vista para mirarlo fijamente a los ojos. Entonces descarga todo cuanto ha acumulado en su interior: odio, rabia, ira, desprecio. Todo se junta en una sola frase:
-Eres un miserable.
Clou calla. Irisia se levanta y golpea la mesa con fuerza.
-¡¿Quién te has creído que eres?! ¡Siempre te apuntas los méritos de los demás! ¡Si no fuera porque me paso tus jugadas por lo que no nombra la decencia no ganaríamos un maldito partido! ¡Eres un engreído y un patán! Nunca nos ayudas, eres nulo para la motivar a las chicas y solo te dedicas a mimar a tus favoritas.
>>Mañana ganaré el Torneo de KO y te lo restregaré por la cara. Te demostraré que no eres nada. ¡NADA! ¡¿ME OYES?!- Grita levantándose.- ¡Eres basura, tú y todo ese séquito de niñas mimadas!
El entrenador entiende que discusión está zanjada.
-Puedes irte.- Le dice.
La chica abofetea el lapicero tirándolo al suelo y le llama "imbécil" antes de salir dando un portazo.
Al día siguiente Irisia hace una auténtica exhibición de voleibol. Saltándose todas las jugadas de la pizarra de Clou y obligando a las chicas a jugar siguiendo sus indicaciones; la 'Bruja' es aclamada, y premiada, como la mejor jugadora del torneo.
Tras alzar la copa que las acredita como campeonas, Irisia se acerca hasta sus compañeras y les enseña el trofeo: "No os lo merecéis." Les dice. "No tenéis personalidad. No sois dignas de un equipo campeón." Y dicho esto tira el trofeo al suelo ante la estupefacción de sus compañeras. No la entendieron, no sabían a qué venía eso ni el por qué de semejante reacción. Para ellas esa era una jugarreta más de su capitana para motivarlas. Todas saben que quiere ganar la Superliga. Es su gran deseo.
La temporada sigue adelante con un Roses lanzado. Ganar el Torneo del KO les ha dado mucha moral. La 'Bruja' juega. Juega y juega hasta la extenuación. Sin saber, que está cavando su propia tumba. Brian Clou no duda en exprimirla al máximo. Los partidos terminan con molestias, dolores, hielo y agotamiento. Irisia se está dejando el alma, pero la llamada de su agente no llega y las eliminatorias están cada vez más cerca.
Entonces llega ese día. Es el primer set contra el Lions y se está ahogando. Tiene un ataque de ansiedad, necesita tranquilizarse. Su potencia de salto a duras penas le permite superar la red; su golpeo apenas tiene potencia. Le duele la planta del pie derecho y tiene agujetas en las piernas. Si tenía insomnio no debería haber participado en las jornadas de colegios del Roses de ayer y antes de ayer tras los entrenamientos.
Se anuncia el cambio. Nadia le da el relevo y ella se sienta extenuada. Ha rematado todos los ataques y ha marcado todos los puntos que ha podido. Irisia se pone la toalla sobre la cabeza, no tiene ganas ni fuerzas para volver a salir a la pista.
Ella no se da cuenta, pero mientras está sentada el equipo es un equipo. Juegan juntas, atacan juntas, defienden juntas.
Al término del partido, en los vestuarios, Irisia recibe por fin la llamada de su agente. Mientras las chicas se duchan y se cambian ella contesta al teléfono.
-Dime.- Le dice a su representante.- ¿Qué tenemos?
-Nada.- Responde él.- No te quiere ningún equipo. Tirar la copa del Torneo de KO fue una muy mala idea. Todos dicen que no quieren a alguien con ese mal carácter y ese espíritu antideportivo en su equipo.
-¿Que qué?- Replica sorprendida.- Pero...
-Mira, me he movido por todos los equipos de la Superliga y de ligas extranjeras, incluso he preguntado a equipos de la Liga Oro y nadie está interesado. Mi consejo es que lo dejes. Tu carrera ha terminado.
Irisia se queda en silencio. No puede asimilar lo que acaba de escuchar.
-Bueno chica, tengo más clientes que atender. Si encuentras algo ya sabes que estoy contigo. Buena suerte.
El agente cuelga. Las chicas se van vistiendo y van saliendo, pero ella no puede dejar de repetirse la misma palabra una y otra vez: "Dejarlo." Para ella esto es inaudito porque no encuentra motivos. Está jugando bien, todavía es joven, es una de las estrellas del equipo, incluso es una fija en la selección. ¿Por qué nadie la quiere en su equipo? "Quizá estoy pidiendo demasiado dinero." Se dice.
Cuando parece que todas las chicas del equipo ya se han marchado a casa, Nadia se acerca hasta ella.
-Acabo de hablar con el entrenador.- Le dice a Irisia, que se queda parada. Sabe que la conversación no le va a gustar.
-Entonces ya lo sabes.- Responde quitándose la camiseta.- ¿Has venido a consolarme?- Suelta con sarcasmo.
-No.
Nadia se sienta a su lado.
-No quiero mentirte. Tienes lo que te mereces.- Le dice sin dudar.- ¿Acaso esperabas otra cosa? ¿De verdad creías que puedes ir por la vida maltratando a todo el mundo? Te lo has ganado a pulso. Cada escupitajo, cada insulto, cada pelea,... ¿qué pretendías con todo eso?
-Yo compito, soy una competidora.- Replica.
-Eso no es competir, eso es humillar, es faltar al respeto.- Explica.- Sin darte cuenta has convertido a tu equipo en un instrumento para saciar tu ego y has hecho personal algo que debería ser puramente deportivo.
La 'Bruja' la agarra del cuello de la ropa.
-¡¿Qué me estás diciendo?! ¡¿Acaso no os he defendido?! ¡¿Acaso no he dado la cara por todas y cada una de vosotras?! ¡No me digas que no tengo sentido de equipo, cuando lo he dado todo por ganar cada vez que he saltado a la pista!
-Sí, y lo has hecho mal.- Contesta liberándose.- Toda tu buena voluntad y tu espíritu de equipo queda empañado por tus malas artes y tu mal carácter. Lo que tú llamas bien común no es más que lo que te interesa. Y eso no sirve para nada. No puedes ir por la vida enfrentándote con todo el que te cruzas. Ahora no haces más que recoger lo que has sembrado. Por mi parte, tal y como he acordado con el entrenador, no se lo comentaré a nadie del equipo.
Nadia se levanta y recoge su bolsa de deportes.
-Siempre esperé lo mejor de ti.- Añade Nadia mientras cierra su taquilla.- Y todavía lo estoy esperando.- Concluye antes de dejarla sola en el vestuario.
Cuando ya se ha ido, Irisia tira la camiseta al suelo con rabia.
En el transporte público, Nadia reflexiona sobre los problemas que crean las pirámides sociales. Con el yo arriba de todo, los amigos en un segundo escalón y el resto en la base de la pirámide. Que en el fondo no es otra cosa que reproducir a pequeña escala los valores de las sociedades elitistas, en las que el poder económico y social determina el escalón. Después se habla mucho de democracia, pero tan siquiera somos capaces de aplicar los principios democráticos en nuestros principios sociales. No somos capaces de ofrecer la misma empatía, ayuda y sentido de la justicia a todas las personas de nuestro entorno.
Al llegar a su parada, Nadia baja y lanza un suspiro. "Bueno, todo es mejorable, todo es muy difícil." Termina sonriendo.
Conforme se disputan las jornadas la 'Bruja' asiste a su ocaso particular. Se la ve apaleada. Muchas de las rivales la miran incrédulas preguntándose si aquella chica es realmente la 'Bruja' de la Superliga. Ya no hay insultos ni protestas. Ha perdido todo su espíritu competitivo. No tiene agresividad. Es una chica triste y cansada. Nadia la mira desde el banquillo y se dice a sí misma: "No quiero terminar así."
Es en el segundo partido de las semifinales de la Superliga cuando Nadia tiene una de sus ocurrencias. El Roses está ganando dos a uno en el primer set y ella le insiste al entrenador para que pida un tiempo muerto. Tras entender que su jugadora no dará el brazo a torcer hasta que se lo conceda, Brian Clou, muy a su pesar, decide pedirlo.
Nadia les dice a las chicas que sigan en la pista y va directa hacia Irisia para hablar con ella. Al otro lado de la red, Paola y las demás chicas del Mariners se las miran estupefactas.
Irisia apoya el balón sobre su cadera y mira intrigada a su compañera.
-¿Qué pasa?- Le pregunta a Nadia.
-Quiero pedirte un favor.
La chica levanta la cabeza sorprendida antes de reprender a su compañera.
-¿Sabes que has parado un partido de semifinales?
-Sí, pero necesito pedirte algo. Siempre quise pedírtelo y puede que esta sea la última oportunidad que tenga para ello.
-A ver.- Dice armándose de paciencia infinita.
Nadia le quita la pelota y se la ofrece agachando la cabeza como muestra de humildad.
-Enséñame a jugar.- Le pide.
Todas se la quedan mirando. Brian Clou alza la vista hacia el techo del pabellón arrepintiéndose de haberse dejado engañar para tirar un tiempo muerto a la basura. Finalmente, la 'Bruja' le quita la pelota de malas maneras.
-Vuelve a tu sitio.- Le ordena.
Nadia se encamina hacia el banquillo decepcionada cuando Irisia llama su atención. "¡Eh!"
-No pierdas detalle.- Avisa sonriente.
Lo que para muchos sería sonrojante, para Nadia es natural. "Si puedes aprender algo apréndelo. Y si puedes escoger quién quieres que te enseñe, no dudes en hacerlo." Se dice tras sentarse de nuevo en el banquillo con todas las miradas puestas en ella.
El árbitro da la señal y se reanuda el encuentro. En la zona de saque ya no hay una mujer de treinta años que coge impulso. Hay una niña que se acerca a la línea para realizar su primer servicio. Es un lanzamiento colocado a la esquina de la zona. Nunca se lo habían visto hacer en la Superliga. Y es solo el principio. Un balón que roza la red y cae muerto, un globo que cae tocando la línea, un lanzamiento con efecto, un remate... no, un cañonazo que le da en toda la cara a una de las defensoras. "Es ella. No puede negarse." Se dice Nadia.
Sobre la pista una niña se divierte como si estuviese jugando en el patio del colegio; en el banquillo, una maestra le explica a Nadia las bases de la estrategia, el estudio del rival, la sicología del juego, todo cuanto sabe. Y no solo Nadia presta atención, más de una se acerca a escuchar a su capitana como nunca la ha escuchado.
La clase magistral de voleibol termina con derrota. Y la 'Bruja', por primera vez en siete años, saluda a las rivales al término del partido.
No se siente perdedora. Se siente liberada.
Pero Brian Clou no piensa igual. Está muy disgustado. El traspié de hoy no quedará así. Nada más llegar al vestuario les prohíbe cambiarse, las reúne alrededor suyo y tan solo les dice una frase: "Hoy os mostraré cuál es vuestro límite." Dicho esto el entrenador las lleva de nuevo a la pista. Forma dos equipos y las hace jugar.
Al cabo de dos horas, Brian Clou hace sonar su silbato.
-Cambio de campo.
Tras cinco horas da por finalizado el partido y las chicas se dejan caer donde buenamente pueden.
-Nadie ama más que yo este deporte.- Les dice.- Del mismo modo que en la vida hay que darlo todo para poder hacer aquello que queremos, en el deporte hay que sacrificarse para poder competir.
>>¡Hoy!, no he visto ese sacrificio. No he visto el empuje colectivo que hace que los equipos sean equipos. Y estáis decepcionando al igual que habéis decepcionado año tras año.
>>Individualmente tenéis muchas cualidades, pero carecéis de la determinación indestructible que poseen los equipos campeones.
El preparador físico reniega con la cabeza, el estado físico de las chicas... "Las ha destrozado." Piensa para sí sin atreverse a cuestionar a la autoridad.
-¡Dentro de tres días- sigue Clou- tenemos el partido más importante de la temporada! El partido que determinará el futuro de este equipo y determinará, si somos, o no, capaces de competir.- Brian mira a todo el equipo.- Es todo señoritas.
Pasados esos tres días, llueve sobre mojado. Las nubes parece que no se marchan y el mal tiempo lleva varios días instalado. Doug agarra con fuerza la mano de Natsumi, no sea que se le resbale. Están esperando para cruzar la calle y hay que andar con cuidado. Con lo que no cuenta el papá despistado es con el coche que pasa enfrente suyo a toda velocidad y que levanta tal cantidad de agua que los deja empapados. Natsumi llora, se ha llevado la peor parte.
-¿Qué ha pasado pequeña?- Le dice una chica agachándose para consolarla.
La desconocida abre en el suelo su bolsa de deportes y saca una pequeña toalla con la que empieza a secar a la niña.
-Vamos, no ha sido nada, solo es agua.
-Gracias.- Le dice Doug, avergonzado por su falta de reacción.
-Venga, no llores.- Insiste secándole la ropa.
La chica le da la toalla a Doug y empieza a buscar algo en su bolsa.
-Mira.- Dice mostrándole a la niña una pelota de voleibol envuelta en una red.- Te la regalo. Es para ti si dejas de llorar.
Natsumi calla y coge la pelota.
-Déjamela un momento.- Le pide la chica sacando un rotulador negro.- Te la firmo y todo para que tengas un buen recuerdo.- Añade sonriente mientras le firma la pelota.- Toma.- Se la vuelve a dar una vez ha firmada.
-¿Qué se dice?- Le pregunta Doug a su hija mientras devuelve la toalla.
-Muchas gracias.- Responde Natsumi.
-Pues venga, que no ha sido nada.
Y la chica se despide de ellos al pasar el cruce.
Doug compra entradas para él y para Neda, que como acostumbra, llega tarde. Con la eliminatoria empatada a uno el tercer partido concede una ventaja muy importante. Casi siempre decisiva.
Las chicas quieren, pero no pueden, y pierden. Pierden de la misma manera que se pierde siempre, por muchas cosas. La eliminatoria está uno a dos y los ánimos están hundidos. Solo Brian Clou se muestra categórico frente al reportero que sigue al equipo: "Después del partido de hoy, no tengo ninguna duda de que vamos a ganar esta eliminatoria."
¿Por qué?
Porque Nadia es capaz de empujar a sus compañeras hasta el mismísimo infierno, porque Irisia ha bajado de la pirámide para ser una más del equipo, porque salvas cinco balones de partido en el tercer set, porque tu equipo se siente invencible, porque cuando estás a un solo paso del abismo, entonces te preguntas ¿por qué...? ¿Por qué no? Porque sí.
Porque sí.
Porque ¡zas!
El partido del año lo llamaron. Y del mismo modo que se pierde por muchas cosas, también se gana por muchas otras. Juntas. Abrazadas en medio de la pista, llorando como tontas. Aprendieron a caer. Como dice el proverbio: "Caer siete veces, levantarse ocho."
A la semana siguiente se jugaría el quinto partido. No sería tan disputado y emocionante, pero el resultado final serviría al Roses para plantarse nuevamente en la final tras años de infortunio.
La oportunidad llama. Nadia se asoma por la ventana y mira el cielo de la noche. No puede dormir. Son las tres de la mañana. Aunque físicamente está en casa, su cabeza no está ahí. Ella está jugando mil finales en su imaginación, levantando quinientas copas y llorando amargamente en quinientas derrotas.
El Roses gana el primer partido, pero ella no está contenta, no se siente feliz. No está disfrutando del momento. Es una final desigual, pues el Romans es un equipo mucho más modesto. Y su camino hacia la final ha sido una mezcla de suerte, casualidad y tesón. No se han cruzado con ningún favorito y han pasado todas las eliminatorias gracias al factor cancha. Ahora, en la final, se han terminado las concesiones. El Roses, no hace prisioneros.
Las chicas de Brian Clou, no cierran el campeonato a la primera. Pero en el tercer set del cuarto partido ya se empieza a vislumbrar el título.
Irisia salta y remata un hermoso tiro cruzado. Uno más. Y nuevamente, mira al banquillo. Tiene miedo. No quiere que el partido termine nunca. Llega otro balón para ella, otro punto perfecto. Saluda a Ona y luego vuelve a mirar.
"Ahí está." Se dice sintiendo un nudo en el corazón.
Nadia le da el relevo. Es el fin.
Irisia se sienta, se cubre la cabeza con su toallita y llora. Llora de felicidad y de tristeza al mismo tiempo. Llora sin consuelo. Hoy su rabia es llanto. Martina la abraza con fuerza. Quedan pocos puntos para que el sueño se cumpla. La 'Bruja' no quiere mirar. Sabe lo que se le viene encima.
Ona sorprende al bloqueo pasando el balón al otro lado ante el amago de Nadia. Es el punto de la victoria.
El banquillo en pleno salta a la pista, las chicas se abrazan, alzan los brazos. Todas, menos una, que sigue llorando sentada envuelta en su toalla.
-Por mucho que llores- le dice Clou- no dejarás de ser una campeona.
Nadia saluda a todo el equipo del Romans y pide a todo su equipo que las aplauda al recoger el segundo premio. "Aunque algunos no lo entiendan," se dice Nadia, "estas chicas son igual que nosotras. Nosotras también hemos perdido muchas veces."
-Venga, levántate.- Le dice Karin a Irisia.- Nuestra capitana tiene que recoger la copa.
Irisia deja la toalla y se seca las lágrimas. Se levanta e intenta dibujar la sonrisa menos forzada del mundo. Respira hondo y camina hacia el presidente de la federación. La 'Bruja', recibe al fin, el título de campeones de la Superliga que tanto deseaba. Su sueño. Se ha cumplido.
Nadia y Doug se besan apasionadamente mientras Irisia alza la copa.
Sobre la pista se coloca el cartel de campeonas y las chicas se juntan para la foto de grupo. "Falta una." Dice Martina. "¡Nadia!" Grita Karin. Al verla mezclada con el público, su capitana se acerca hasta ella para llevarla junto al resto del equipo.
La chica está en la grada sacando algo de una bolsa que sostiene un señor mayor. Algo que le ofrece a Irisia nada más girarse. "¡Toma!" le dice sonriente.
-¡Oh!- Exclama sorprendida.
Por su mente pasan miles de imágenes y palabras que se resumen en una.
-¡¡Johnny!!- Dice antes de abrazarse al gato con mucho cariño.
El recuerdo de todo el equipo adornará el comedor. La imagen junto a Nadia y Johnny la llevará siempre en su corazón. Y porque dicen que a las brujas siempre las acompaña un gato negro; en los diarios, queda para la posteridad, la foto de la chica, el gato... y la copa.
Tras la conquista del título empezarán las bajas. La temporada todavía no ha terminado y ya tienen una universitaria a prueba, tienen un hueco que rellenar. Irisia ya no estará para revalidar la Closurea Cup. Esta vez será Nadia quien asuma la capitanía del equipo y empiece a levantar los títulos.
Fuera del voleibol, la 'Bruja' no sabe qué hacer. Y no porque no hubiese pensado antes en qué haría al retirarse, sino porque el momento ha llegado demasiado pronto. ¿Estudiar? ¿Trabajar? A Irisia le gustaría seguir ligada al voleibol, pero vista su salida le parece muy difícil que alguien apueste por ella. Así que decide hablar con Nadia para que la aconseje.
Al cabo de unos días Marta se presenta en el instituto donde entrenaba al juvenil del Seven. A pesar de ser nombrada seleccionadora seguía con su puesto porque no quería dejar tiradas a las chicas. Pero terminado el Campeonato de Voleibol entre institutos quería despedirse y presentar a su sustituta, así que reúne a las chicas y les dice:
-Os presento a vuestra nueva entrenadora.
Irisia saluda con timidez. Un equipo de adolescentes es toda una aventura.
Mientras tanto en el Roses, el club se asegura la continuidad de su nueva estrella. Aun así las jugadoras estaban enfadadas con la directiva. Tras la consecución de la Closurea Cup se hizo público que el equipo renunciaba al Torneo de Campeones por falta de presupuesto.
A pesar de la decepción Nadia levanta la copa del Torneo Open y de la siguiente Superliga, obtenida brillantemente tras derrotar al Seven de Alice en la final. Aunque en la grada ni Doug ni Natsumi parecen compartir la felicidad de Nadia. Por un lado, Doug le pidió dinero para hacer frente a las pérdidas que tuvo el supermercado ese año y ella se negó; por otro lado, Natsumi empieza a estar enfadada, porque está terminando el preescolar y pasa más tiempo con su abuela que con su madre. Violet ya se lo ha advertido, pero todo parece ir tan bien para el Roses.
También se ha discutido con su padre por una tontería. Con Marta ni se habla. Y Neda es su único apoyo en estos días de...
Y mientras Nadia gana partidos suena esa canción titulada ¡Oh, no! por el pabellón. Se siente el centro del mundo. Como a ella le van bien las cosas a todo el mundo le van bien las cosas.
Lamentablemente, por segundo año consecutivo la directiva del Roses vuelve a renunciar a participar en el Torneo de Campeones por falta de presupuesto y varias jugadoras se marchan. Adiós a las Rubí, Karin, Hada, Liria y Grace que han acompañado a Nadia estos últimos años.
Jugadoras nuevas, ilusiones renovadas. Con salarios más bajos y un ajuste presupuestario, Nadia tiene la promesa de que el año que viene jugarán, por fin, torneos internacionales.
En realidad, los directivos del Roses no creen que se gane nada, que será un año de transición y que con los malos resultados podrán renovar a la baja.
Pero el equipo gana, revalida el Torneo Open y recupera el Torneo del KO. Las chicas de Brian Clou obran el milagro adjudicándose su tercera Superliga consecutiva. Su premio, descubrir que nuevamente se quedan sin Torneo de Campeones.
Y ahí terminó el sueño de Nadia de disputar torneos internacionales con el Roses.
Su reunión con el entrenador y un par de directivos fue bastante reconciliadora. El más descontento fue Brian Clou, que pagó de su bolsillo la cancelación de su contrato.
Nadia habló con su madre para zanjar el tema de la niña, pero no hizo más que empeorarlo. Por primera vez en su vida, Violet se sintió muy decepcionada con su propia hija.
Aquella tarde la estrella del voleibol llegó a casa muy encendida. Ella es la estrella, ella es la mejor, ella, ella, ella. Ella... se había olvidado de matricular a Natsumi en el colegio. "Ya lo haré mañana." Se excusó. Ella, que hizo oídos sordos cuando Doug le dijo que cerraban el negocio, tiene que soportar cómo todos se quejan a ella como si fuese la culpable de todo.
Enfadada, harta. Cansada de romper las promesas que le hace a su hija. No tuvo mejor ocurrencia, y en medio de la enésima discusión con Doug... soltó la bomba. Le salió de dentro. Las palabras fueron duras y amargas. En ese momento Nadia terminó de subir las escaleras de la pirámide. Quiere lo mejor para ella y para su familia. Pero cuando estás en la cima es tan difícil ver lo que ocurre allá abajo, que la base de la pirámide corre el peligro de desaparecer.
Para su chico este era ese momento que nunca deseas que llegue, ese en el que la persona que tanto quieres y con la que tanto compartes se convierte en una completa desconocida.
Doug mira al suelo defraudado. El amor, no es suficiente.