3 Tu voz cabrona

Spoiler: Hablarte mal nunca va a hacerte sentir bien.

¿Me has echado de menos? Aquí vuelve tu yo cabrón a la carga con unos consejillos para amargarte la existencia. ¿No sabes cómo tener la mejor autocrítica destructiva? Es muy fácil:

  1. Recuérdate a ti mismo todos los mensajes dañinos que has recibido en tu vida a diario, por si acaso los necesitas para castigarte con ellos.
  2. Créete a pies juntillas todos esos mensajes dañinos, no importa que las personas que te los dijeran hablaran de la idea que se habían hecho de ti o no te conocieran ni supieran nada de ti.
  3. Si estos mensajes afloran en tu mente en tus momentos de vulnerabilidad, no hagas nada por cuestionarlos. Tu autocrítica siempre tiene razón.
  4. Habla mal de ti en general a todo el mundo, hay que dejar claro que no eres un ser humano con los mismos derechos que cualquier otro.
  5. Rechaza todos los comentarios positivos que recibas hacia tu persona, no sea que tu autocrítica se debilite.

Venga, ¿coincides en los cinco? ¡Qué buen trabajo estoy haciendo contigo!

Anda, yo cabrón, no te pongas tan contento que en este capítulo te vamos a parar un poquito los pies.

Si te sientes identificado con alguno de los cinco consejos, no te preocupes, que no eres el único y estamos aquí para eso.

Javier tiene veintitrés años. Es muy exigente consigo mismo y muy crítico, y llega a tratarse realmente mal cuando comete un error.

Cada vez que tiene que hacer algo importante cree que no lo va a conseguir, lo cual hace que tenga bastante ansiedad ante los trabajos y exámenes de la universidad —aunque al final los acabe aprobando—.

En cuanto al contexto social, es tan crítico con él que supone que nadie va a querer escuchar sus opiniones y, como consecuencia de eso, cuando está en un grupo de gente se queda callado y no dice nada. Nunca le ha dicho a una chica que le gusta porque piensa que no tiene nada que aportar a nadie, se dice que nadie le va a querer y se lo cree. En el pasado alguna chica mostró interés en él, pero la autocrítica de Javier ha sido tan fuerte que ha llegado a creerse que esas chicas lo que querían era burlarse de él y ha sido tajante con ellas.

Javier viene de un hogar difícil con unos padres muy críticos y exigentes y también ha tenido la mala suerte de sufrir bullying por sus compañeros de instituto durante dos años, lo cual ha hecho que sea superinseguro y que no confíe en él.

La autocrítica desde el respeto y la amabilidad hacia nosotros mismos puede ser positiva porque nos puede ayudar a cuestionar nuestra forma de ver las cosas y nuestros comportamientos para encontrar la manera de que sean lo más parecido posible a lo que queremos.

A esta autocrítica la podríamos llamar constructiva, porque la motivación no es destruirnos, sino hacernos ver lo que necesitamos modificar y responsabilizarnos de nuestra parte a la hora de cambiarlo. Por desgracia, si no hemos trabajado en ello, muy pocas personas tenemos una autocrítica constructiva, lo normal es que sea bastante cabronceta, como la de Javier. Es a esta autocrítica a la que me voy a referir en todo el capítulo, a la destructiva, y la llamaré voz cabrona o autocrítica, indistintamente.

Hablarnos mal o hablar mal de nosotros es mucho más común de lo que parece, aunque como en todo hay diferentes grados y no nos afecta igual una autocrítica leve —decirnos «qué torpe soy» cuando rompemos algo— que una autocrítica más dura como la que le ocurre a Javier —decirnos «nadie me va a querer»—.

Nada como una buena voz interior cabrona para mantener una autoestima baja.

Es habitual que la voz que suene en nuestra cabecita señale siempre lo que hacemos mal, nos insulte, nos humille y que no se centre en lo que podemos mejorar, solamente nos destruya, ¿verdad, yo cabrón?

Yo ya he dicho antes que soy un mandado. Llevo fielmente sirviendo al lector todos estos años, haciéndole saber todo lo malo que tiene para que no la cague y tan mal no le ha ido, ¿verdad?

Bueno, no le ha ido mejor gracias a ti, eso te lo aseguro. En fin, ¿no se podrá cambiar de cerebro para no aguantar a este?

Mira, voy a explicarte las razones por las que solemos autocriticarnos.

Haber crecido en un contexto en el que nuestros cuidadores nos hablaban mal

Las personas tendemos a repetir lo que hemos experimentado en las casas desde pequeños y si nuestros cuidadores fueron criados con gritos, minusvaloraciones e insultos, es posible que lo repitieran con nosotros pensando que es el modo normal de educar —hace años no había tanta información como ahora, ni era normal ir al psicólogo—. Cuando un niño recibe gritos, minusvaloraciones e insultos por parte de las personas que son sus referentes, acaba pensando que esta es la manera en la que merece ser tratado y que aprenda a hablarse de esta forma.

Haber crecido en un contexto en el que alguno de nuestros cuidadores se hablaba mal a sí mismo

Cuando somos niños, somos esponjas y aprendemos de todo lo que vemos. El método más común de aprendizaje en los pequeños es la imitación, por lo que es más fácil que un crío aprenda algo del ejemplo que dan los adultos que de lo que les dicen. Si ve que alguno de sus cuidadores se habla fatal a sí mismo, es posible que lo imite, lo aprenda y lo «haga suyo» después en su día a día.

Haber crecido en un contexto y cultura exigentes y perfeccionistas en los que se castigaban los errores

A veces no es necesario haber recibido gritos, minusvaloraciones o insultos en casa para hablarnos mal. Podemos haber tenido unos cuidadores validadores y respetuosos, pero si la cultura y contexto en los que crecemos son competitivos, exigentes y basados en el castigo, es posible que aprendamos a normalizar un perfeccionismo nada sano y a creer que debemos relacionarnos con nosotros mismos de forma hostil para llegar a cumplir las expectativas de los demás.

Haber recibido rechazo en las relaciones con nuestros iguales

El cerebro está programado para crear vínculos con otras personas porque esto mejora las posibilidades de supervivencia, por lo que ser rechazados por otras personas es algo muy jodido y, cuando nos ocurre a edades tempranas, aún es peor. Todos los seres humanos tenemos la necesidad de sentirnos parte de un grupo y si esto no ocurre, es normal que deje una huella en nosotros. Esa huella se puede manifestar en forma de autorrechazo, hablándonos mal.

Tener normalizado el autorrechazo

Al haber crecido en un contexto y una cultura exigentes y perfeccionistas es común que las personas con las que nos relacionemos también se hablen mal a sí mismas, por lo que, si queremos sentirnos parte del grupo, es fácil que también nosotros nos hablemos mal. Además, en este contexto, cuando hablamos mal de nosotros, solemos recibir amabilidad —con lo cual, lo normal es que lo repitamos—, y cuando hablamos bien de nosotros, solemos recibir antipatía —por lo que lo lógico es que no lo repitamos—.

En resumen: si te hablas mal es porque has aprendido a hacerlo, pero igual que has aprendido a hablarte como el culo, puedes aprender a hablarte bien.

No entiendo cómo no te quieres con la de cosas bonitas que te dices en tu día a día.

Algunas personas piensan que decirse cosas feas no les afecta, porque aseguran que no se las creen, pero esto no funciona así. No podemos «no creernos» algo que nos decimos. Lo que nos decimos siempre nos lo creemos —¡coño!, si nos lo estamos diciendo, ¿cómo no nos lo vamos a creer?—.

La cosa es que estamos tan acostumbrados a hablarnos así que no notamos ningún efecto, nada cambia. Claro, no cambia nada porque tenemos una idea regulinchi de nosotros y nos estamos tratando de forma regulinchi, todo encaja. Pero si aprendiéramos a tratarnos bien durante un tiempo, consiguiéramos cambiar la manera de vernos, y en esas condiciones nos habláramos mal, ahí sí que notaríamos que el hablarnos mal nos afecta. Por lo que, aunque tú sientas que no, hablarte mal te perjudica y mantiene una idea chunga de ti sin que ni siquiera seas consciente.

¿Qué es eso de hablarnos mal? Pues no solo implica el significado de lo que nos decimos, sino que también incluye dos aspectos:

Podemos decirnos algo cuyo significado sea bastante negativo, pero usar un tono poco hostil, y podemos decirnos algo no muy negativo en un tono muy crítico. Es importante hacer esta diferenciación porque muchas personas creen que hablarse en un tono duro no es tratarse mal porque no se están insultando, pero para mí es esencial que sepas que utilizar un tono hostil hacia ti siempre es hablarte mal.

Javier se dice cosas que para él son bastante negativas y lo hace en un tono especialmente agresivo, lo cual le hace sentir bastante mal y, además, está limitando su vida porque le está haciendo perder oportunidades —conocer chicas, por ejemplo—.

¿Y qué hacemos para cambiar nuestra voz cabrona? Porque Javier tiene muy claro que no vale para nada y con sus acciones no hace más que fomentar esta idea a diario. Pues aquí pondríamos en marcha el protocolo «Deja de hablarte como el culo», que consiste en lo siguiente:

APRENDER A CUESTIONAR CREENCIAS CHUNGAS RELACIONADAS CON LA VOZ CABRONA

Hablarte mal es como escupirle en la cara a tu autoestima.

¿Para qué crees que te sirve hablarte mal?

.....

Algunas personas puede que se hablen mal simplemente porque llevan haciéndolo media vida y ni siquiera se han planteado que sea una opción no hacerlo, además, como la mayoría de veces lo hacemos de forma automática y nos damos cuenta después, nos da la sensación de que no lo podemos cambiar, pero esto no es así.

Hay otras acciones automáticas que, seguro que hemos conseguido cambiar en nuestra vida, por ejemplo: dejar de mordernos las uñas, cambiar la manera de coger el lápiz, la forma de comer o la de caminar. Al principio cuesta un poco, pero sí se puede cambiar —después veremos cómo—.

Ya has ido viendo en lo que llevas de libro que lo que mantienen ciertas acciones que te hacen daño son tus creencias regulinchis. Si te cuesta dejar de autocriticarte, seguramente es porque tienes alguna de estas creencias por ahí.

Hola, ya sabes que no me pierdo ninguna ocasión para contribuir a que te trates como el ojete. Esta vez vengo a expresarte unas ideas de mierda que utilizo para motivarte a que te autocritiques.

¡Genial! Nuestro querido lector y yo ya sabemos qué hacer con ellas. Aquí van las cinco ideas chungas de tu yo cabrón. A ver si consigo que las cuestiones. Si la primera respuesta es un no, no hace falta que sigas respondiendo.

La autocrítica me ayuda a hacer las cosas mejor.

¿Piensas que esta idea es cierta?

No

No sabe, no contesta

¿Has hecho alguna vez algo sin autocriticarte para ver si, efectivamente, tu rendimiento era peor?

No

No sabe, no contesta

¿Crees que hacer las cosas bien puede depender también de otros factores como tus habilidades, el contexto, la suerte, etc.?

No

No sabe, no contesta

¿Crees que te apetecería más hacer cosas si te hablaras bien?

No

No sabe, no contesta

Normalmente solemos tener esta creencia cuando nos hemos criado en un contexto exigente en el que está normalizado el castigo como forma de corrección. Cuando piensas esto, lo natural es que te autocritiques siempre que hagas algo que sientas que no está bien y que pienses que haces las cosas bien gracias a la autocrítica.

Si me hablo de forma amable, me volveré blando y débil.

¿Piensas que esta idea es cierta?

No

No sabe, no contesta

¿Alguna vez te han tratado de forma amable y no te has vuelto débil?

No

No sabe, no contesta

¿En alguna ocasión te han tratado con dureza y te has roto?

No

No sabe, no contesta

¿No crees que tu fortaleza depende más de tu confianza en ti y de tus habilidades que de hablarte como el culo?

No

No sabe, no contesta

Puedes pensar así por haber tenido unos cuidadores o un contexto crítico o de maltrato y estar acostumbrado a ser tratado con dureza. Cuando piensas así, lo normal es que te autocritiques constantemente porque crees que esa autocrítica te ayudará a ser más fuerte y resistente, y que la amabilidad es un signo de vulnerabilidad.

Si me autocritico yo, no me juzgarán los demás.

¿Piensas que esta idea es cierta?

No

No sabe, no contesta

¿Alguna vez no te has criticado y tampoco lo ha hecho nadie más? O, por el contrario, ¿te han juzgado a pesar de haberlo hecho tú también?

No

No sabe, no contesta

¿No crees que si te criticas delante de los demás les estás enseñando que hacerlo está bien y es más fácil que ellos hagan lo mismo?

No

No sabe, no contesta

¿Crees que si trabajas para poner límites y para que las opiniones ajenas no te afecten tanto será más fácil que no te juzguen los demás?

No

No sabe, no contesta

Esta idea la puedes tener por haber crecido en un contexto exigente y por haber sufrido rechazo y críticas por parte de otras personas. Si es así, lo lógico es que te hables mal delante de otras personas como forma de prevenir su rechazo.

La autocrítica me mantiene humilde y hace que no me vuelva un creído.

¿Piensas que esta idea es cierta?

No

No sabe, no contesta

¿Conoces a alguna persona que sea humilde y se hable de forma amable o a alguna que se autocritique y sea creída?

No

No sabe, no contesta

¿Crees que esa humildad que describes tal vez sea baja autoestima camuflada causada por la autocrítica?

No

No sabe, no contesta

¿No crees que ser humilde o creído depende de rasgos de personalidad y vivencias más que de lo autocrítico que puedas ser?

No

No sabe, no contesta

Puedes pensar esto por haber tenido unos padres especialmente críticos y un contexto muy exigente en el que se penalizaba ser amable con uno mismo porque se relacionaba de manera errónea con ser orgulloso. Si es así, lo normal es que no dejes nunca de criticarte por miedo a volverte engreído.

He hecho tantas cosas mal que no merezco hablarme de forma amable.

¿Piensas que esta idea es cierta?

No

No sabe, no contesta

¿Sabes que si la amabilidad solo estuviera al alcance de quien no comete errores, nadie podría ser amable consigo mismo?

No

No sabe, no contesta

¿No crees que cuando alguien hace algo mal y se siente mal por ello, lo último que necesita es autocriticarse?

No

No sabe, no contesta

¿Crees que si fueras amable contigo cuando haces algo mal, podrías salir del paso antes?

No

No sabe, no contesta

Si has crecido en un contexto en el que has recibido críticas y se te ha castigado duramente por cada error, es normal que sientas que te mereces autocriticarte y que no te mereces la amabilidad. Si a esto le sumamos haber cometido errores en el pasado, es posible que necesites hablarte mal por pura coherencia con la percepción que tienes de ti.

¿Qué conclusión sacas de estas preguntas?

.....

Ejercicio 13. PEDACITOS DE OTROS

Imagina que coges a las personas que más te quieren en el mundo y las metes en una habitación. Pueden ser tus abuelos, tus padres, tus hijos, tus amigos, profesores que te influyeron, etc. La única condición es que te quieran bien. No puede haber nadie que tú sientas que no te quiere. Observa sus caras mirándote con afecto, el brillo de sus ojos, sus sonrisas, cómo hablan de ti con cariño, cómo les notas que te quieren abrazar… Ahora entra tú en esa habitación, ¿qué te apetece hacer?

¿Les hablarías como normalmente te hablas a ti? ¿Les dirías que no valen para nada, que son inútiles y que nadie los quiere? Pues quizá no te has dado cuenta, pero tú eres como eres en parte gracias a todas los que están en esa habitación. Es como si tú llevaras un pedacito de cada persona especial dentro de ti, por lo que cuando te hablas mal, de alguna manera es como si les hablaras mal a ellas.

Cualquier persona que te quiere bien desea que te hables con cariño, por lo que una forma de devolverle el amor que te ha dado es hablarte como le hablarías tú.

¿Qué te parece si cuando te hables mal piensas en todos los pedacitos de esas personas que hay dentro de ti y tratas de ser más amable contigo? Te planteo escribir y firmar este compromiso para que sientas la intención de hablarte mejor a partir de ahora.

Yo, ..... (escribe aquí tu nombre), me comprometo conmigo mismo a intentar hablarme un poco mejor a partir de hoy ..... (escribe aquí la fecha y la hora).

Firma

.....

Para que te resulte más fácil comprometerte a hablarte bien, lo ideal sería que leyeras el acuerdo todos los días o, en su defecto, te pusieras una alarma en el móvil que te lo recordara todas las mañanas.

Ejercicio 14. AMABLE NO SIGNIFICA BLANDO

Imagínate que tienes un gato que mea fuera del arenero y lo quieres llevar a un psicólogo de mininos para que aprenda a mear donde toca. Tienes dos opciones: un psicólogo felino superrígido, que oyes que grita a todos, les insulta y es hostil, y otro psicólogo felino que es dulce, pero firme y pone límites cuando toca.

¿A cuál llevarías a tu gato?

.....

¿Por qué?

.....

¿Te sientes identificado con alguno de los dos psicólogos felinos en la forma de hablarte?

.....

¿Crees que podrías hacer algún cambio en la manera de hablarte para que te apeteciera más estar contigo mismo?

.....

A veces pensamos que ser amables con nosotros significa ser indulgentes y dejar de esforzarnos por las cosas, y no es así para nada. ¿Has tenido algún profesor amable? ¿Su amabilidad hizo que dejaras de esforzarte o hacía que las clases fueran más amenas y te apeteciera estudiar más? Pues contigo te pasaría igual. La idea es hablarte como lo harías a alguien que quieres, a tu mejor amigo, a tu hijo o a tu mascota.

¿Qué conclusión sacas de lo que acabas de leer?

.....

APRENDER A TRADUCIR TU VOZ CABRONA

Tu autocrítica quiere ayudarte, lo que pasa es que lo expresa como el culo.

Conocer nuestra voz cabrona y saber cuál es su función nos ayuda a cambiar la forma de relacionarnos con ella.

Si tuvieras a tu voz cabrona delante, ¿qué le dirías?

.....

No te preocupes si lo que harías sería mandarle a cagar, es lo que haríamos casi todos.

Hemos visto ya la mayoría de las razones por las cuales nos hablamos mal, pero ¿tiene alguna función la autocrítica? ¿Te lo has planteado alguna vez? No sé si te acuerdas de lo que te ha dicho al principio del libro tu yo cabrón, pero la autocrítica sirve para protegerte. Sí, como lo oyes. Y tú me dirás: «Sí, hombre, protegerme… ¿y a los que les quiere hacer daño les hace croquetas?». Pues eso mismo pensé yo cuando me enteré. ¿Pero qué forma de mierda de proteger es esta? Pues la que tiene tu yo cabrón.

Hoy en día, que a muchos no nos persiguen los depredadores por la selva, una de nuestras mayores causas de sufrimiento es sentirnos no queridos o rechazados por los demás. Resulta que cuando hemos vivido una situación de rechazo, eso se lo «guarda» nuestro querido cerebro para recordárnoslo en el futuro y así poder protegernos de que no nos pase de nuevo algo similar. ¿Y sabes cómo hace el cerebro para protegerte y, supuestamente, que no se vuelva a repetir esa situación de rechazo? Pues el tío, ante una situación difícil, te dice las mismas mierdas que te dijeron en el pasado. Te pongo un ejemplo. Si cuando eras pequeño se burlaron de ti y ahora te cuesta conocer gente, puede ocurrirte que cuando vayas a estar con un grupo de personas, tu voz cabrona te diga: «Se van a reír de ti».

Obviamente, tu yo cabrón no quiere joderte la vida, porque donde vas tú, va él, no tendría sentido. Ni tiene una bola de cristal para saber lo que te va a ocurrir, pero es su forma de decirte: «Ojo, que no te suceda esto otra vez, que lo pasamos muy mal, quiero protegerte».

El problema es que si te asegura: «Se van a burlar de ti», y tú te lo tomas al pie de la letra, te va a condicionar y te dejará hecho polvo. Por eso es muy útil aprender a traducir lo que tu voz cabrona realmente te quiere expresar.

Ejercicio 15. NO ME HABLES EN KLINGON

Te planteo un ejercicio para que aprendas a traducir tu autocrítica. Normalmente quiere motivarnos para que hagamos las cosas mejor, o para que tengamos mejores relaciones, pero suele ser tan cabronceta que, si nos quedamos con el mensaje, nos hunde en la miseria. Si podemos entrenar la mente para descifrar lo que el cerebro nos está intentando realmente decir, será mucho más sencillo que no nos creamos su mensaje destructivo.

En la tabla siguiente te pongo en la columna de la izquierda unos cuantos ejemplos de lo que algunas veces la autocrítica nos dice y en la columna derecha te dejo la traducción de lo que realmente quiere decir.

LO QUE TU AUTOCRÍTICA DICE

LO QUE REALMENTE QUIERE DECIR

Eres un inútil.

Estoy tratando de motivarte para que hagas las cosas bien.

No eres suficiente.

Estoy tratando de motivarte para que te esfuerces.

Nadie te va a querer.

Estoy tratando de motivarte para que seas más atractivo.

Los demás se van a burlar de ti.

Estoy tratando de motivarte para que te protejas.

Yo sé que al principio cuesta creer que la autocrítica quiere decir lo de la columna de la derecha, pero según lo vayas entrenando, cada vez lo verás más claro y te saldrá más fácil lo de no quedarte con el mensaje de la izquierda.

Ahora reflexiona sobre tu propia autocrítica, alguna palabra o frase que te suelas decir y trata de traducirla basándote en el ejercicio anterior. Piensa en que tu autocrítica quiere que hagas las cosas lo mejor posible y que los demás te quieran. Según esto, te puede decir cosas como que no vales nada, que nada se te da bien o que no tienes nada que aportar, por ejemplo.

Rellena la siguiente tabla sobre ti:

LO QUE TU AUTOCRÍTICA DICE

LO QUE REALMENTE QUIERE DECIR

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

¿Qué conclusión sacas?

.....

Ejercicio 16. QUERIDO PEPITO GRILLO ZOMBI

Te propongo escribirle una carta a tu voz cabrona reconociendo su función para cambiar la forma de relacionarte con ella. Ahí va un ejemplo:

Querida voz cabrona:

Llevas toda la vida asegurándome que no valgo nada y que no me van a querer y yo, creyéndome tu mensaje, he dejado de ir a sitios o de llevar cierta ropa por miedo a que los demás me dijeran lo que tú me decías.

Siempre me has acompañado en los momentos en los que me he sentido más inseguro y vulnerable y has sido como un pepito grillo zombi, dispuesta a utilizar las palabras más destructivas en el momento adecuado.

La verdad es que, en cuanto a crítica, nadie te gana, en eso eres la mejor. Te he llegado a odiar, he intentado reprimirte y evitarte de un montón de formas: no quedándome nunca solo, escuchando música, manteniéndome ocupado, etc., pero siempre volvías.

Ahora sé que todo lo que me dices está relacionado con los mensajes hostiles que recibí de pequeño, y me he dado cuenta de que lo que siempre has pretendido era protegerme para que no me volviera a sentir nunca más rechazado. Pero te pasas un poquito en las formas, ¿no crees? Lo de decirme que «soy un mierda» o que «nadie me va a querer» duele mucho y no me sirve para nada, por lo que he decidido que hagamos un trato.

A partir de ahora voy a intentar traducir tu mensaje y a quedarme solo con tu intención de protegerme, ¿qué te parece si tratas de ser un poquito menos cabrona?

Ahora escríbele tú una carta a tu voz cabrona basándote en la anterior. La idea es que aparezca esto:

Querida voz cabrona:

.....

APRENDER A HABLARTE CON CARIÑO

Antes de decirte algo, piensa si se lo dirías a tu mascota.

¿Cuál es la última palabra o frase amable que te has dicho?

.....

Cuando te hablas mal o te estás metiendo caña para espabilarte, estás haciendo que el cerebro y tu cuerpo reaccionen como si hubiera un peligro. Entonces el organismo se prepara para la lucha o la huida, lo cual te hace tener un rendimiento mucho peor en lo que sea que estés haciendo. En cambio, cuando te hablas bien, aunque señales las cosas que tienes que mejorar, el cuerpo está tranquilo y relajado y eso hace que estés en una mejor disposición para corregir o mejorar la acción que sea que estés realizando.

Ejercicio 17. LÍMITES A TU VOZ CABRONA

¿Cómo hablarte bien cuando no lo has hecho nunca? No se trata de decirte cosas positivas al espejo que no te crees, eso no te sirve de nada y puede ponerte de muy mala leche. Lo que necesitas es buscar frases que al leerlas te hagan sentir humano, que puedas creerlas y que te sientas algo aliviado al leerlas.

Te pongo unos ejemplos que nos recuerdan nuestra humanidad para que los tengas a mano:

Es importante que te las creas, si no piensa en otras con las que te puedas sentir identificado.

Y ahora vamos a usar estas frases para ponerle límites a tu voz cabrona:

TU VOZ CABRONA.—La vas a cagar.

TU RESPUESTA.—Lo haré lo mejor que pueda.

TU VOZ CABRONA.—No estás a la altura.

TU RESPUESTA.—No tengo que demostrarle nada a nadie.

TU VOZ CABRONA.—Te van a criticar.

TU RESPUESTA.—Lo que los demás piensan de mí les define a ellos, no a mí.

TU VOZ CABRONA.—No te mereces que te pasen cosas buenas.

TU RESPUESTA.—Tengo los mismos derechos que cualquier otro ser humano.

La idea es que te digas esto a ti mismo cuando te descubras hablándote mal y lo ideal es que las respuestas sean dadas desde la amabilidad. Combatir la crítica con más crítica no funciona, acuérdate de que queremos neutralizar la crítica con amabilidad.

Ahora prueba a cuestionar tú con alguna de las frases anteriores las cositas que suele decirte a ti tu autocrítica:

Tu voz cabrona

.....

Tu respuesta

.....

Tu voz cabrona

.....

Tu respuesta

.....

Tu voz cabrona

.....

Tu respuesta

.....

Tu voz cabrona

.....

Tu respuesta

.....

Ejercicio 18. NO LES DES LA RAZÓN

Comienza leyendo este pequeño mensaje que te manda tu autoestima:

Hola, soy tu autoestima:

Los dos sabemos que no eres el culpable de lo que te dijeron en el pasado, pero sí eres responsable de cómo te hablas hoy en día.

No sé si te has dado cuenta, pero cada vez que te hablas mal, perpetúas una idea de ti de mierda. Tú no hiciste nada mal, solo tuviste la mala suerte de recibir rechazo de quienes deberías haber recibido amor.

Me encantaría que pudieras verte como un ser humano que lo hace lo mejor que puede con lo que tiene. Bastante mierda has tragado ya a lo largo de tu vida como para seguir maltratándote ahora.

Así que, si recibiste rechazo, recuerda que no fue culpa tuya, que no te mereces que nadie te maltrate y que no hay nada de malo en ti.

Hablarte mal y tratarte con dureza es como darles la razón a los que te rechazaron, y esos no tenían ni puñetera idea.

¿Qué conclusión sacas de lo que acabas de leer?

.....

TIPS PARA MEJORAR LA FORMA DE HABLARTE

  1. Si pasas tiempo con personas que te hablan mal, ponles límites e intenta no permitírselo.
  2. Sé consciente de que tu voz cabrona no te expone la realidad, sino que trata de motivarte para que no sufras por lo que lo hiciste en el pasado y corrígela con amabilidad cuando aparezca.
  3. Intenta ser consciente a diario de que dentro de ti hay un pedacito de todas las personas que te ayudaron a ser tú y que una forma de cuidarlas es hablarte bien.
  4. Ten presente las frases que te recuerdan que eres humano, escríbelas en pósits por toda la casa o póntelas de fondo de pantalla hasta que las hagas tuyas.
  5. Relee la carta que te ha escrito tu autoestima cada día hasta que la interiorices.
  6. Recuérdate por las mañanas el compromiso contigo mismo de intentar hablarte bien
  7. Agradécete cada noche los esfuerzos que hayas hecho por hablarte bien, por pequeños que sean.

PARA SABER MÁS

Libros

Películas y series

Canciones

Artículos