Advertencia

No existe forma no-convencional de contar historia alguna salvo el silencio, que es, precisamente, lo que todo relato pretende destruir.

La historia de la relación póstuma de Carlos Ascanio con Celia Andrade —esa oscura sucesión de hechos que acabó originando el incendio del 4 de diciembre del año pasado— no es una historia común, pero no he buscado una nueva forma de relato para esta crónica.

Los hechos han intentado presentarse de manera más o menos cronológica, más o menos ordenada, más o menos comprensible. He intentado verter todo aquello que sé con certeza sobre este asunto, apoyándome en las declaraciones del principal implicado y en los documentos que él mismo puso en mis manos, los cuales incluyen sus diarios personales. Lo demás —lagunas, motivos y, sobre todo, interpretaciones— queda en manos del lector, que será quien decida, además, sobre la veracidad o no de lo que aquí se cuenta.