XLVII

 

En un día demasiado nítido,

día en que daban ganas de haber trabajado mucho

para en él no trabajar nada,

entreví, como una avenida entre los árboles,

lo que tal vez sea el Gran Secreto,

aquel Gran Misterio de que los falsos poetas hablan.

 

Vi que no hay Naturaleza,

que la Naturaleza no existe,

que hay valles, montañas, planicies,

que hay árboles, flores, hierbas,

que hay ríos y piedras,

pero no un todo a lo que eso pertenezca,

que un conjunto real y verdadero

es una dolencia de nuestras ideas.

 

La Naturaleza es partes sin un todo.

Esto tal vez sea el misterio del que hablan.

 

Fue esto lo que sin pensar en pensarlo

adiviné que debía ser la verdad

que todos andan buscando y que no encuentran,

y que solo yo encontré, porque no fui en busca de nada.

 

ALBERTO CAEIRO, El guardador de rebaños