París, 17 de febrero de 1967
De: Miau
A: Guau
Mi querido Roberto:
Vaya a saber cuándo vas a leer estas líneas, porque el correo es azaroso, y además recuerdo que te ibas a practicar la filología entre los guajiros y a desmantelar los pobres cañaverales. Pero confío en que alguna vez estas líneas se te volverán palabras.
Quiero decirte –y esto vale también, y por partes exactamente iguales, para Adelaida– todo lo que significó para mí tanto afecto y tanta amistad como la que me diste en Cuba. Uno se va de tu isla con una honda herida, con algo que sólo poco a poco se va restañando. Ese mes y medio que pasé con todos ustedes me ha hecho mucho bien, porque creo haberme identificado un poco más con mi destino, y mucho mal, porque ahora me siento extranjero y solitario en París. Compréndelo.
Aurora llegó dos días después que yo, repuesta ya de su triste etapa en Buenos Aires, y me trajo un respaldo y una fuerza que me estaban haciendo falta. Nuestra casa ya está tibia, la vida vuelve a organizarse poco a poco, yo sigo adelante mi libro mexicano, y cumplo lo más velozmente posible las múltiples misiones que me confiaron los cubanos. Miguel Strogoff hace paquetes, prepara sobres, gasta fortunas en franqueos, y en los intervalos escucha discos de José Antonio, de Bola, de Elena Burke, y la deliciosa Guajira guantanamera con los versos de Martí, regalo de María Rosa.
Dentro de un tiempo te escribiré una carta “oficial” para mantener nuestro contacto lo más cerca posible de esa mesa donde dialogamos tantos días en la Casa. Por el momento no tengo nada importante que decirte, salvo que en París se habla en todas partes de las últimas revelaciones referentes a los fondos de la CIA, que sin duda conoces, y que no hacen más que confirmar lo que todos sabíamos ya básicamente en los días de nuestro encuentro.281 Tengo que ver a Monegal en estos días para dejar bien aclarado mi punto de vista sobre Mundo Nuevo, y me sospecho que después de estas nuevas revelaciones, Monegal no tendrá ya muchos argumentos que oponer a lo que voy a decirle y que zanjará definitivamente una cuestión enojosa para todos. Hablaré también con Fuentes, a quien quiero mucho, pues por una parte deseo aclararle el sentido de las críticas que se le han hecho desde la revista, y por otra parte quisiera entender mejor su posición presente y futura con respecto a Cuba. También te hablaré de eso en mi próxima. Escríbeme a París y no a Saignon si tienes algo que decirme; me quedaré por lo menos hasta comienzos de mayo. Pídeme cualquier libro o cosa que necesites, on se débrouillera.
Mis cariños a Adelaida y a tus niñas a quienes conocí deliciosamente dormidas en sus camitas. Dile a Adelaida que la campanita de Yemayá suena muy bien en París, y que brilla mucho.
Para los dos, un abrazo de su hermano
Julio
París, 18 de febrero de 1967
Mi querida Marcia:
Aunque te parezca raro, sigo en La Habana. No es fácil salir de tu país, no es fácil alejarse de todos ustedes, tan queridos y tan generosos. Me llevará mucho tiempo adaptarme nuevamente a la vida francesa, cortés y fría, correcta e indiferente. Me falta el sol, la música tan especial del español cuando lo hablan ustedes, y hasta pienso que me falta el infernal teléfono que sonaba cada cinco minutos en la habitación de mi hotel. Mira hasta qué punto pueden llegar las nostalgias.
Viajé muy bien, y entre La Habana y Moscú pude charlar largamente con Osmany282 de muchas cosas que nos interesan a todos: el congreso de escritores del tercer mundo, el problema de la UMAP283 (¿se escribe así?) y la tesis de Régis Debray. Me alegró y me conmovió descubrir tantas afinidades entre las ideas de Osmany que sabe tanto de todo eso, y las mías, mero aficionado. Dile alguna vez que esa charla en el avión significó mucho para mí, y que tengo la gran esperanza de que nuestros deseos se realicen para bien de Cuba y de todos los pueblos. Dile también que en Moscú lo pasamos muy bien, pues él se ocupó especialmente de nosotros y nos puso en las mejores manos; lástima que sus obligaciones le impidieron quedarse con nosotros. Tal vez en La Habana podamos desquitarnos algún día...
Marcia, tu idea de enviarme los libros por carga aérea fue estupenda, pues todos esos paquetes de la última tanda ya me llegaron en perfectas condiciones. Ahora queda por ver si los primeros (que son la mayoría) llegan alguna vez; te lo haré saber en su momento, y por ahora soy optimista.
Esta mañana estuve en una librería que vende obras en español en el barrio latino; su propietario, que es gran amigo de Cuba, recibe algunos ejemplares de la revista, que entrega gratuitamente a estudiantes pobres que se la piden. Me dijo que Maspero la está vendiendo a cinco francos (yo sabía que ustedes habían hecho un arreglo con él) pero que por su parte nunca ha podido establecer contacto como para llegar también a un acuerdo. Yo entiendo que dado el interés que hay por la revista, sería bueno entenderse con las dos librerías de obras en español que hay en París –aparte de Maspero– y proporcionarles el número de ejemplares que necesiten, a cambio de un arreglo comercial, o sea, que ellos puedan venderla como lo hace Maspero y obtener un beneficio. De lo contrario, la revista perderá prestigio si alguien la vende mientras otro, a pocas cuadras, la regala.
Hablando de libros: dile a Olga que ya le he despachado dos Rayuelas (aparte de las dos que mandé en diciembre y que estarán por llegar) y dos Todos los fuegos el fuego. He escrito a Buenos Aires para que me envíen más ejemplares de Rayuela, pues dado el absurdo e incomprensible interés que demuestran los cubanos por esa novelita, quiero que haya suficientes ejemplares en la biblioteca. Tan pronto me lleguen les despacharé otros dos... y basta. Me da vergüenza pensar que habrá entre seis y ocho ejemplares de la misma obra ocupando un estante.
Aurora llegó bien, un día y medio después que yo, y nuestra casa ha vuelto a ser la que conociste. Las voces de Bola de Nieve, Elena Burke y José Antonio Méndez suenan todo el día, mezcladas con algunos tangos de la guardia vieja que trajo Aurora de Buenos Aires. Y también, claro, Mozart.
Vi a Edith Sorel,284 a quien tenía que entregarle paquetes y cartas, y me habló con gran entusiasmo del Salón de Mayo, que según parece viajará a La Habana dentro de pocos meses. Me alegra pensar que podrán ver esa muestra, y que muchos pintores valiosos podrán tener la experiencia de ir a Cuba y conocer lo que se está haciendo allá.
Te pido que cuando veas a Haydée la saludes muy cariñosamente de mi parte, pues estaba enferma el día de mi partida y no pude despedirme de ella. Dile a Amelio que estoy esperando empatarme con algún viajero para confiarle la afeitadora eléctrica prometida. Avísame tú si necesitas algo, ya sabes que Aurora y yo conocemos bien París y sus misterios. Hoy llueve, hace frío, el árbol de nuestro patio está pelado y tonto. Y yo pienso en el malecón por las mañanas, ese sol, ese sol... Que tu hijo esté bien y contento.
Te abrazo muy fuerte,
Julio
Afectos a todas las chicas de la Casa, a Mariano, a Galich.285
Paris, February 18, 1967
Dear Paul,
Just two business words, waiting for a more benign time to write a real letter with Cuban gossip. I told Sara I saw Yglesias for a couple of minutes, and then he vanished, unfortunately. I was having such a hell of a work, doubled by a “Havana by night” time which was quite overwhelming, that I left Cuba without seeing again our friend Yglesias. A pity.
First thing, Professor Ernest Lewald, from the University of Tennesse, wrote asking my OK in order to publish “Ómnibus” in a textbook. I told him to arrange everything with you, so you’re warned.
Second, I got the copy of Vogue Sara sent me.286 Glad, very glad to see the axolots worming in such sybillinean pages. Of course the change in the title was a stupid thing for them to do, because the statement: “I am an...”, brokes at least one half of the impact of the story. But I imagine Vogue’s readers have no much impact left in their frames, so let bygones be bygones.
I told Sara it was OK by me to change “Las babas...” into Blow-Up. Let them blow happily.
Could you give me an idea of financial matters in any convenient time? I’m quite broken after the Cuban spell, and spring is ahead, etc., so you know. I never spoke to you about money, and it seems quite queer to me to do it now, but a writer has to think about it sometimes. I suppose you know as well as myself on that side.
I look forward to your translation of my stories. I’m sure it will make a very dandy volume. People from the United Kingdom have prepared a screenplay of one of my last stories (included in Todos los fuegos el fuego, named “La autopista del sur”). The adaptation reads wonderfully, I hope they’ll sell it to some producer. In the meantime I’ve almost finished the “mexican” book, which is called La vuelta al día en ochenta mundos, an homage to Jules Verne as you can see. Is a collection of short texts about everything, and intended to amuse the latin-american readers and especially the author himself. The book is bound to appear on July, and I’ll send you a copy as soon as I can grab one.287
Well, Paul, gracias una vez más por todo. Ah, estoy muy contento con la noticia sobre la publicación en el New Yorker.288 I told Sara already, that’s why I was forgetting it now. But I’m really happy, chico.289
Un gran abrazo para ustedes de Aurora y de
Julio
Aurora loved the Calder book.290
París, 21 de febrero de 1967
Mi querido Mario:
Arnaldo Calveyra te vio un momento en Victoria Station, y me dijo que estabas bien; espero que Patricia y Alvarito imiten tu ejemplo.
Si vienes a París, o si yo tengo más tiempo, podremos hablar de Cuba; me quedé allá hasta el 9 de febrero, y acumulé muchas más experiencias que en mi primer viaje. Volví contento, porque creo que los males están infinitamente por debajo de los bienes, y que aquello sigue adelante como un torrente. Creo también que nuestra presencia en el Consejo fue útil para los amigos cubanos, y que por ejemplo un hombre tan estupendo como Ambrosio291 lo pensará dos veces antes de escribir irreflexivamente como lo había hecho a propósito de Fuentes. A éste tengo que verlo pronto, y lo pondré al tanto de esa cuestión; también veré a Monegal, pero supongo que éste no tendrá demasiadas ganas de hablar luego de la tremenda “destapada de olla” que ha habido estos días en torno a la CIA. Creo que las sospechas de los cubanos se vuelven aplastantes después de una cosa así. Pensar que la Asamblea Mundial de la Juventud estaba subvencionada por la CIA, y que Aurora les hizo traducciones en otro tiempo... La verdad es que hay que andarse cada vez con más cuidado en ese terreno.
Una consulta: Me escriben de Cuadernos Semestrales de Cuento, Lima, diciéndome que la revista aparecerá en junio, que quieren un cuento, etc. Si tuvieras un minuto, mándame una postal diciéndome si te parece una publicación bien situada. La dirigen Eugenio Buona y Marco Antonio Corcuera. Coordinador será el poeta Juan Gonzalo Rose. Consejo: Dr. Jorge Puccinelli, Alberto Escobar, catedráticos de San Marcos. Me ofrecen cien dólares por el cuento, y eso es lo que me ha inquietado, me parece mucha plata para el Perú, ¿o me equivoco? No quisiera caer en un torpe garlito.
Gracias por tu consejo, que espero. ¿Vendrás por aquí, o la novela te devora como la selva al protagonista de La vorágine? Me acuerdo con tanta admiración de tu charla en la Casa; creo que esa noche comprendí mucho mejor lo que ves y lo que quieres hacer en la novela.
Aurora llegó bien. Mis afectos a Patricia y a Júnior.
Un gran abrazo de tu hermano,
Julio
Te dan como seguro ganador del Rómulo Gallegos. Sería fabuloso: podrás vivir mucho tiempo sin trabajar, sin trabajar, sin trabajar, sin trabajar. Lo seguiría escribiendo hasta el final de la página. Ojalá, coño.
París, 24 de febrero de 1967
Mi querido Paco:
Vos me mandaste con Aurora un papelito amarillo en cuya primera frase se decía, con fuerza de úkase, que no te escribiera hasta recibir una carta tuya. Pero como han pasado diez días, y yo sé por Aurora que no andabas bien de salud, te mando unas líneas off business, para que sepas que llegué de Cuba después de un viaje bastante movido y extraordinario, y que tengo unas ganas tremendas de recibir noticias tuyas.
Me dice Aurora que es seguro que Sara y vos vendrán a Europa este año. Ya con esto yo me quedo colmado por varios días, planeando encuentros, paseos y sobre todo interminables charlas combinadas con la exploración del París que hay que conocer para haber estado realmente en él, sin contar las incursiones en provincia en caso de que haya tiempo. Necesitaremos saber lo antes posible cuáles son tus planes de viaje, para ajustar las órbitas, no sea que Agena se quede a pocos metros de Apollo y haya que saludarse con los pañuelos.
He vuelto muy tonificado de Cuba, a pesar de que La Habana me dio un mes y medio de esa vida tropical en la que uno se pregunta a cada momento cómo es posible sobrevivir a un régimen de tres horas de sueño, ocho o doce vasos de ron “en la roca” como dicen ellos, sin contar la fraternal pero arrolladora ofensiva de millares de entusiastas de los cronopios y otros productos de mi cosecha. Sumale a eso mi trabajo (una semana de batallas verbales en la revista de la Casa de las Américas, hasta culminar en una declaración que quizá conocés y la lectura de 40 novelas 40, o sea más de 10.000 páginas casi siempre borrosas o copiadas con cinta roja o verde). Sumale también la cordial pero multiplicada ansia de diálogo de los argentinos, mexicanos, peruanos y uruguayos congregados allá, todos juntos en un hotel donde es difícil no verse, y te harás una pálida idea de este mar de azúcar del que sin embargo vuelvo lleno de nostalgias y sobre todo más dispuesto que nunca a romper lanzas por esa revolución que, como dicen ellos, es del carajo. La verdad es que a pesar de los infinitos problemas, los errores y la tensión entre los sectarios y los fidelistas, siempre latente y a veces operante, Cuba sigue adelante de una manera admirable. Cada vez sé más que es el único país latinoamericano que ha asumido su historia, su destino, suena a frase, pero allí es una vivencia permanente, y bien que se nota en la gente, en los libros, en la música. Estuvimos nueve horas corridas con Fidel, que es realmente un caballo, como le llaman cariñosamente sus compatriotas; ese hombre es sobrehumano, y nos dejó a todos literalmente pulverizados. Me impresionó su sentido ético, su manera de enfrentar cada pregunta desde un punto de vista en que la noción de justo e injusto, de bien y de mal son las que definen la respuesta; le preguntamos si era cierto que según él las revoluciones latinoamericanas sólo podrían hacerse por la vía de la guerrilla, y respondió que en algunos casos (aludía claramente al “cono sur”) creía posible que se llegara a movimientos no armados, que naturalmente deberían contar con el apoyo de la mayoría del ejército; para el resto del continente, está convencido de que sólo las guerrillas acabarán con las dictaduras y los gobiernos títeres, y yo creo que tiene mucha razón después de lo que he leído y oído sobre repúblicas y republiquetas. El amor de Cuba por el Che me hizo sentir extrañamente argentino el 2 de enero, cuando el saludo de Fidel en la plaza de la Revolución “al comandante Guevara, allí donde esté”, desató en trescientos mil hombres una ovación que duró diez minutos. Todo esto te lo contaré aquí dentro de unos meses, espero, con los detalles que te interesen. Me encontré con Marechal, Viñas, Dalmiro Sáenz, Fernández Moreno, Urondo, García Robles, Jitrik y Rozenmacher, y conocí a Pacheco y a Pellicer de México, a Oviedo del Perú y a Thiago de Mello, cronopio brasileño que irá a verte para ultimar detalles sobre Rayuela; lleva un papelito de presentación que le borroneé entre dos rones. Estuve mucho con Lezama Lima, y conseguí su permiso para que le editen Paradiso en México (Era, cuya propietaria se hizo amiga mía); mi ensayo sobre Paradiso, publicado por la revista de la Unión de Escritores, causó sensación en Cuba en momentos en que Lezama era objeto de duros ataques por razones de “obscenidad”; me alegré de que el azar (?) me hubiera llevado a escribir inocentemente ese trabajo en un momento en que caía tan a tiempo para enderezar las cosas. Vos sabés que en Cuba hay tipos que están escribiendo muy bien prosa y poesía; te lo digo para que estés atento, y ya sabés que contás conmigo para asesorarte si las circunstancias te incitaran a leerlos con vistas a la edición. De cuánto tenemos que hablar, Paco, y de qué poco sirven las cartas. Pero ésta en todo caso te probará las ganas que tengo de leerte, y ya mismo la despacho. Me muero de envidia cada vez que Aurora habla, enternecida y enamorada, de ustedes dos. Un gran abrazo doble,
Julio
Volví por Moscú, en el jet gigante soviético, que parece un hotel. Con ‒20º visité el Kremlin. Moscú es una fea simpática.
STOP THE PRESS: Astuto cual la serpiente, dejé abierto el sobre y me concedí otras 24 horas antes de cerrarlo; esta mañana, sábado, llegó tu carta junto con otra para Aurora (que relee ávidamente las instrucciones para el LIBRO). Menos mal, pues te agrego esta página y nos evitamos ese jugar a las esquinitas que es siempre exasperante.
Primera cosa: qué alegría saberte mejor. Cuidate, claro, pero sobre todo pensá en las maletas de piel de pájaro,292 en el roc, en los días del alción, ésas son nuestras verdaderas vitaminas. Pensá en un día hacia fin del verano, en que podríamos atravesar la Borgoña deteniéndonos en cada bosque, en cada cafecito de village; pensá en un paseo que harás conmigo por el París de Villon, hacia medianoche, consultando viejas piedras con sentido astrológico en la calle de Nicolás Flamel. Cada día creo más en la medicina simpática y en Paracelso; para gentes como nosotros, en realidad no hay otra.
Bueno, como tengo un plazo más que estrecho para entregarle a Orfila el resto de los originales del libro mexicano (creí, iluso, que podría trabajar un poco en La Habana, y ahora me paso el día ajustando textos y discutiendo ilustraciones y viñetas con el otro Julio), paso directamente a las cuestiones que me planteás en tu carta.
SEIX BARRAL: La frescura de Carlos no tiene abuela. Mirá el telegrama que me encontré al llegar de Cuba: PRESENTARÍAS NOVELA INÉDITA AÚN PENDIENTE REVISIÓN PREMIO BIBLIOTECA BREVE STOP PUES TIENES EDITORIALES A TRATAR STOP CONTESTA EN CONDICIONAL TELEGRAMA STOP CONFIDENCIAL CARLOS BARRAL.
Este tipo es tonto o pirata a secas. No solamente no me digné contestar al cable (grosería que comprenderá, espero) sino que tampoco contesté a una especie de pre-contrato que me mandó días más tarde. ¿Qué cuernos pasa entre esa casa y ustedes, finalmente? Ya van dos veces que Barral trata de sonsacarme alguna cosa, pero es evidente que me conoce poco, porque pretender que presente un libro “aún pendiente de revisión”... Sin duda supo de 62 y pensó que el premio me tentaría. Yo creo que la propuesta del Old Man para que Seix edite Rayuela en España es algo que vale la pena, y si guardan silencio es porque sin duda esperaban hacerme caer en la trampa dorada. Tal vez convendría reiterarles ahora la propuesta, pero te diré, Paco, que estoy un poco harto de este asunto con los catalanes. En Cuba conocí a varios jóvenes poetas, novelistas y gente de cine español, que juran por mi nombre y maldicen las dificultades para conseguir mis libros. La edición de cualquier cosa caería bien allá, me parece. Pero vos verás.
EINAUDI: Muchas gracias, los cronopios sono lietissimi di essere tradutti all’italiano. Mirá, te agradezco mucho lo del 30 %, pero creo que cuando nos veamos habrá que hablar de estos asuntos con más detalle. En realidad, hace años que vengo encontrando injusto que muchas de las transacciones que Sudamericana termina pero no comienza ni tramita (caso Gallimard, Einaudi, etc.) representen semejante descuento de mis entradas. Cuando yo consentí ese descuento lo hice porque Don Julián me lo propuso y yo no tenía la menor esperanza de que alguna vez mis dos libros (te hablo de los años 56 o 58) fueran traducibles. Hay muchos casos en que Sudamericana ha gestionado, discutido, obtenido y ganado una traducción, y entonces todo me parece correcto; pero en el caso de Francia, me equivoqué de medio a medio al cederles ese derecho de traducción puesto que todo se hace aquí y tanto Fayard como Gallimard les escriben a Uds. porque yo les digo que deben hacerlo, puesto que tanto ellos como yo preferiríamos a esta altura de las cosas entendernos rápida y cómodamente por teléfono. Te digo esto porque quisiera tu punto de vista con respecto a cualquier libro futuro que publique Sudamericana (no me refiero a Minotauro, porque allí, aunque ahora te agradezco tu gesto, entiendo que debés guardar ese derecho, y sé muy por qué y no te tolero la menor discrepancia). Pero con el Old Man, que simboliza para mí Sudamericana, no tengo la menor obligación en el futuro; y si vos lo encontrás bien, pediré a Sudamericana que en cualquier contrato futuro no haya cláusulas referentes por lo menos a Francia, Alemania e Italia, que son países con los que yo me manejo sin moverme de mi silla.
De muchas otras cosas en esta esfera económica te hablaré cuando vengas, sobre todo a la luz de lo que ocurra en México con La vuelta al día…, por el que recibo de entrada quinientos dólares contra entrega del texto. Por ahora, me basta con que vayas viendo este enfoque que creo bastante necesario y justificado.
CUENTOS COMPLETOS: Yo entiendo que, en principio, convendría ordenar los cuentos siguiendo la triple división que elegí para la edición de Einaudi. Pero como habrá más cuentos (los del último libro que no figuran en la edición italiana, más algunos otros inéditos que quizá escriba y que le darían mayor interés al libro, creo) ajustaremos eso llegado el momento. Me alegro del optimismo de tu jefe de ventas, y me gustaría que tramáramos una edición sencilla pero bonita, que tenga algo de standard edition; a veces las sensaciones póstumas no son tan desagradables.
RE CHILE: O.K., yo también pienso que los chilenos querían avivarse. No tengo ningún compromiso especial con Edwards, es un amigo a quien estimo pero sin duda él ignora este aspecto mercantil del proyecto. No te preocupés más por este asunto.
RE “CENTRO”. Sí, me llegó profusa y almibarada carta de Roger Pla (tras el cual se esconde sin duda Spivakov, que ya había fracasado en 1966 cuando era Eudeba). En lo que más te interesa dice: “…una Historia de la literatura argentina que se publicará en fascículos... acompañados de volúmenes en pequeño formato, que constituyen la ilustración antológica de cada período... Uno de esos volúmenes tiene que ser algo suyo (subrayado). Pero Spivakov me ha dicho que puedo tener dificultades, pues en una oportunidad, en Eudeba, Ud. lamentó no poder darles nada debido a sus compromisos con Sudamericana. Mi idea es ésta: dar un tomo de cuentos seleccionados de distintos libros (El perseguidor y otros cuentos, por ejemplo; o Tal y Tal y otros cuentos: la cosa es armar el título así), de modo que no toque ningún título en poder de Sudamericana. Por supuesto, la gestión se efectuará igual ante Sudamericana. La pregunta que quiero hacerle es ésta: si iniciáramos gestiones ante Sudamericana y allí las cosas marcharan favorablemente, ¿podría contar con su acuerdo para armar el mencionado volumen? En cuanto a derechos no habría problemas. Respecto del libro en sí, es muy importante tener en cuenta –y así se lo diremos a Sudamericana– que se tratará de una publicación por una sola vez y destinada exclusivamente a acompañar el fascículo. Sólo al finalizar la serie (50 fascículos) estos volúmenes formarán una colección que se venderá en bloque junto con los fascículos encuadernados. No establecerían, pues, ninguna competencia con sus títulos en Sudamericana”.
Con esto quedás bien enterado. Como debo contestarle algo a Pla, que me escribió a mediados de enero, mandame dos líneas y yo seguiré por supuesto tu punto de vista.
RE CINE: Muchas gracias por la encantadora carta de García Márquez, que vela por mí como Gabriel que se llama. Decíselo, y que un día le escribiré y le hablaré de lo muchísimo que lo admiro; primero tengo que salir de mis selvas cubanas y mexicanas. Desde luego el joven Ripstein no tiene ninguna autorización ni la tendrá. Lo de “El ídolo de las cícladas” fue una aflojada mía ante unas cartas simpáticas y conmovedoras de tipos que no tienen plata. Lamento que García Márquez haya comprobado que el guión era tan malo. Ese cuento no tiene suerte, che, el ídolo sigue firme en su malignidad.
RE PREMIO GALLEGOS: Muy buena tu declaración. Vaya burdel el que se armó. Los dólares me hubieran venido admirablemente, pero tengo la gran alegría de pensar que en el famoso trienio no hay libro comparable al de Mario, y que sin duda lo ganará si el jurado peruano lo presenta (cosa que está por verse, a lo mejor se venga de La ciudad y los perros y proponen a alguna Bullrich de esos pagos).
FOTOS: Formidables las que me mandaste, y gracias por las que llegarán. Silva las está usando muy bien, ya verás. No te olvides de la precisión sobre la pelea Firpo-Dempsey: ¿en qué round defenestramos al yanqui? Es muy importante, porque yo creo que fue en el primero,* pero quizá no, y entonces el triunfo de Dempsey es todavía más increíble.
RE FASSIO: Gracias por las precisiones, que ajustarán mi texto. Me alegraré de recibir carta del maestro Paz, dale mis afectos. En cuanto al poder, me ocuparé en seguida. Flor de vivos los muchachos (y los libreros que consienten en vender los libros).
Hasta muy pronto, con un beso de tamaño natural para Sara, y un abrazo de tu
Julio
Paris, March 6, 1967
Dear Pablo,
I was powerfully glad to read the nice figure you mentioned in your welcome of March 1st. Your welcome letter, of course. Boy, it took a load outa my chest. The Viena boys will confirm the happy arrival this week. But as always happens in these cases, as soon as I had sent you my SOS, mother Unesco came for his derelicted son and here I am, working again, at the mill with slaves, etc., so money is overflowing from all quarters. Good for Saignon, of course; we plan to spend the WHOLE SUMMER THERE. And when I say summer, I mean from May to August.
Thank you, Pablo, and many thanks to Sara too, for your kind cheque. You did not have to explain to me the mechanics of the figure, because I know very well that you two take the utmost care of my interests. I note what you say about Vogue/The New Yorker. OK, I’ll have more golden rains in full summer, it’s a nice prospect.
Our friend Ballard is a sad esperanza. His explanations look quite fishy to me. I suppose he didn’t like the stories, because they must fall off the ambit of Ambit. But why didn’t he tell it frankly? He wasn’t forced to take them, was he? I’ll tell the whole story to my Argentine publisher. I’m sorry it was a loss of time and stamps for you. The silly pajarón (a word we porteños use to mean a real bloke).
So the page proofs of End of the Game have been corrected and “somewhat improved” by professor Blackburn, eh? Good, good indeed. By the way, Hopscoth came forth in London this week, and I had two reviews, one from The Sunday Observer,293 quite lousy (the fellow didn’t read the book) and one from The Sunday Times,294 which I liked a lot. The reviewer does not agree with “that kind of sophisticated literature”, but he tries to be fair, gives his reasons, and above all, impress the reader (and the author) with his honesty. They tell me The Guardian is going to publish another piece on the book. We’ll see. In France, Marelle had a rather tepid welcome. Carlos Fuentes wrote a wonderful article, but up to now it seems the “intelligentsia” are diffident. You know me enough to imagine how I feel about it. Even Aurora seems surprised of my indifference. I know better. I know I’m the first creative writer in Latin America, and the Latin American readers know it. For the rest, I can wait. I’ll wait about 50 years, peacefully sleeping under the grass. Who’s in a hurry?
Pablo, I cross my fingers for the Guggenheim award. Get it, man, get it soon! Bring Sara to us, come to Provence and Paris, let’s wander together trough the lavender fields. Please get that bloody Guggenheim and come. I’ll drown you both in rosé wine, I swear it.
Write soon. Love to Sara (because I love Sara, you know, you jealous husband).295 Aurora los abraza a los dos.
Cronopio cronopio
Julio
París, 10 de marzo de 1967
Querido Guillermo:
Yo había oído hablar mucho del “teléfono árabe”, pero el cubano beats it for (or by) a long chalk.296 Eso de que uno hable de un guión en La Habana y que el autor del guión se entere en Londres antes de que el hablante haya vuelto a París, prueba una vez más la verdad de ese profundo adagio que decían mis tías, o sea que el mundo es un pañuelo. La verdad es que ya no recuerdo con quién hablé del guión, aunque se me ocurre que pudo ser con Fausto Canel a quien conocí la última noche que pasé (envuelto en una increíble nube de ron, cansancio, lujuria y nostalgia) en La Habana.
Me alegro de que hayas visto, aunque sea en el acuario de una vitrina, Hopscotch en su versión inglesa. Me alegro, digo, porque el autor no lo ha visto todavía. El editor, probablemente resentido por mis terminantes negativas a ir a Londres con fines de promotion, firma de ejemplares y otras pajerías de esa laya, me condena a una autoignorancia casi divertida. Pero leo las reseñas: la de Raphael es digna, aunque no le guste el libro. La del Observer es cochina. Ahora The Guardian (de este jueves pasado) me concede casi media página, con vera efigie y todo; interview a cargo de un cronopio llamado Lennon.297 Y supongo que con eso terminará la breve carrera de la novela en the blessed plot of John of Gaunt.298 Pero mis libros me condenan a un infierno doméstico que, como corresponde a la categoría infernal por excelencia, es recurrente e interminable. Cuatro años me llevó escribir Rayuela; luego empezó un año de control y revisión de la versión americana; apenas terminada, me cayó encima la tarea de cuidar la versión francesa, que acaba de salir en París. Y cuando sólo creía recibir de cuando en cuando alguna reseña o comentario, se me aparece el comienzo de la versión italiana, que representará otro año de consultas, carta va y carta viene, la prego di spiegarme come si dice “turro de mierda” in italiano, etc. Menos mal que aquí se me acaban los idiomas conocidos; el otro día recibí un tomo de mis cuentos traducidos al checo, con esta impresionante carátula:
JULIO CORTAZAR
Pronásledovatel299
Parece que ese fonema quiere decir “El perseguidor”. Pero no me importa, miré el libro como uno mira a los niños pequeños de los amigos, un objeto entre araña y bibelot, y luego lo puse en el estante y a otra cosa. Ojalá de ahora en adelante sólo me traduzcan a los dialectos bantúes.
De tu libro espero el ejemplar (advierte la delicada inversión retórica, oh hacedor de altas figuras) que espero leer en la paz de Saignon, a comienzos de mayo. Saignon es el lugar donde me gusta leer ciertos libros, sin teléfono, sin monstruos pidiendo entrevistas. También me llevaré el de Martin Gardner, que leeré simétricamente (noblesse oblige) con relación al tuyo.
Ya me dirás qué pasa con nuestra autopista, y no te preocupes por las demoras que comprendo de sobra. El mundo del cine (a través de mi rápida incursión en el italiano) me parece un burdel innominable, y me imagino los problemas que tendrán Joe y tú para salir adelante con ese o cualquier otro proyecto. Pero tengo un buen hunch,300 creo que ustedes harán la película. Finalmente, Blow-Up debe haber ayudado psicológicamente, pienso.
Estaré en París hasta comienzos de mayo, ganando en la Unesco los dólares que nos permitirán pasarnos cuatro meses en Saignon. Avísame si vienes, o escribe. Muchos afectos para Miriam de parte de Aurora y de este cronopio que manda también un abrazo para Joe y otro, palindromático, para vos, che,
Julio
París, 11 de marzo de 1967
Mi querido Ángel:
Toda clase de problemas de trabajo, y la readaptación a un París bastante gris y desdibujado después del “huracán sobre el azúcar”, han demorado esta carta. He pensado mucho en nuestra reunión de La Habana, sobre todo a la luz de la fabulosa destapada de olla sobre la CIA, que nos ha dado ampliamente la razón en todos los planos. Ahora lo que está aquí en primer plano es el cisma Cuba-Partidos comunistas, via Régis Debray, etc. Como no entiendo nada de esas cosas, seguiré abriendo ansiosamente los números de Marcha a la espera de las clarificaciones necesarias.
Llegó el ejemplar de Rayuela para Pepe, que le mandé en seguida c/o Uneac, porque inexplicablemente me encontré sin su domicilio particular; pero no dudo que se lo entregarán. Muchas gracias por esa generosa distribución de mi libro (que arruinaría a un petrolero de Texas, y no digamos nada de la edición francesa que acaba de salir y que vale nada menos que 32 francos!), y gracias también por El hermano Quiroga y el libro de Felisberto (los dos, perdón). Y ahora hablemos, para mi gran confusión, de negocios editoriales.
RE EDGAR POE: Mirá, Sudamericana o, mejor dicho, Minotauro, me comprometió hace un año para una edición de cuentos de Poe en mi traducción de Puerto Rico, con un estudio previo. Tengo que hacerles la edición este verano, es decir, revisar cruelmente mi ya vieja versión de los cuentos, y escribirles el estudio. Mi intención es que este último no tenga nada que ver con el de Puerto Rico, que a pesar de tu generosa afirmación, me parece de flojo para abajo, pues yo trabajaba entonces sin buena bibliografía y en circunstancias personales tan increíbles que, al fin y al cabo, es un gran estudio teniendo en cuenta que de hecho debería ser ilegible. Hagamos, entonces, una cosa: Yo este verano veo lo que sale como prólogo a la antología; si es algo muy diferente del que a vos te interesa, entonces le meto también mano a ese otro, le arreglo los muchos baches, y vos lo publicás. O sea que podrías hacerlo salir en el 68. Lo bueno de este plan es que yo volveré a zambullirme en Poe, y estaré en condiciones de revisar el ensayo portorriqueño sin demasiados problemas, y darte un texto mejor.
RE FELISBERTO: Hace mucho que le tengo ganas, pero a mí el estro me sale cuando menos se piensa, y por ahora nada. Retengo la sugestión, releo a Felisberto, y en una de esas quién te dice. La idea de publicar las obras completas de Felisberto me parece admirable. Che, el trabajo de Díaz era excelente, o así me pareció cuando lo leí. ¿No podría seguir por ese camino con vistas a tu edición?
Te felicito y te agradezco por tu idea de publicar los cuentos de Lezama. Claro que sí, los de la Órbita son, como decís, sensacionales.
¿No venís a Francia este año? Nosotros nos vamos a nuestra casita provenzal a comienzos de mayo, y nos pasaremos allá todo el verano. Avisame si hay alguna posibilidad de encuentro por ahí o en otra parte con sol y vino rosé.
Gracias por tu carta y hasta pronto, con muchos saludos para Ida301 y un abrazo fuerte de
Julio
Releo el párrafo sobre Poe y lo encuentro de una confusión total. Quiero decir que si al terminar mi trabajo para Minotauro me quedan ganas y material, trataría de hacer algo realmente bueno para vos, porque lo de Puerto Rico me parece muy flojo y en todo caso necesitaría una revisión y un ajuste totales. No me comprometo a nada, Ángel, porque mi vida se ha vuelto demasiado complicada en más de un sentido; pero hacia fin del verano, liquidado lo de Minotauro, te diré si la cosa es posible.302
París, 18 de marzo de 1967
Mi querido Paco:
Demoré esta respuesta a tu carta del primero de marzo, porque me pareció preferible esperar la visita de Alicia y de Sara, y poder darte noticias concretas sobre la cuestión del libro sobre Buenos Aires.303 Nuestras amigas estuvieron aquí a comienzos de la semana, me mostraron la maqueta del libro y su examen, más las condiciones que vos me proponías en tu carta, se juntaron para que yo aceptara hacer ese texto. Entiendo que ganaré bastante dinero como para pasarme varios meses sin trabajar, y eso se me vuelve cada día más necesario; desde mi regreso de Cuba las obligaciones de todo orden me han caído de tal manera por la cabeza, que la Unesco es una pesadilla cotidiana (estoy metido allí, juntando dinero para los cuatro meses de Saignon) y además entiendo que los años me pesan más que antes y que me gustaría prescindir en mayor medida de ese trabajo burocrático que acaba por enfermarme. De modo que la cosa está resuelta, y ahora todo depende de que un par de noches excepcionales (es decir, unas noches en que de golpe veo todo con claridad suficiente y cuando acuerdo ya está el texto escrito) se me presenten de aquí a dos meses. Las muchachas se han ido a Suiza, desde donde me enviarán la maqueta para que yo pueda mirarla lentamente y trabajar con ella. Tanto Alicia como Sara nos resultaron encantadoras, y nos hicimos muy amigos; comprendo que te guste el libro, y es evidente que será un gran éxito porque sale resueltamente de las vías usuales en ese tipo de libros.
Gracias por los nuevos documentos, ahora creo que nos arreglaremos bien para lo de México. Gracias también por las precisiones pugilísticas; sucedió, pues, como yo lo había escrito. Me asombró un poco la fragilidad de la memoria argentina (mía y la de los que vos consultaste); esas cosas deberían saberse para siempre, y además no fueron más que dos rounds, che, no habría que olvidarse de esas violentas saturaciones de la eternidad en cuatro minutos y medio.
RE artículo sobre Vargas (y viceversa). No me gusta nada la idea, ese inter-análisis es demasiado sudamericano en espíritu, y me recuerda las épocas en que Sur era una serie de artículos en que X se ocupaba de Z para que luego Z hablara muchísimo de X. Habría que encontrar otra fórmula, y no sé cuál, decile al director que lo piense por nosotros. Para Mario la cosa es fácil porque está habituado a hacer crítica, y por ejemplo la que hizo de Rayuela me pareció magnífica;304 pero a mí no se me ocurriría nada coherente si tuviera que ponerme a pensar. Ahí está la cosa: ponerme a pensar. Todavía hoy hay algo o alguien que piensa por mí, y en una de ésas yo me siento a escribir; pero el tema no tiene que estar fijado de antemano porque entonces nadie, ni siquiera el otro, piensa. Y “el otro” es lo mejor que yo tengo, sólo que no acepta encargos. Lo del libro de fotos es diferente porque apenas uno mira las imágenes, siente un codazo en las costillas y es el otro que ya está dictando montones de cosas (tendré que pelearlo para que piense y hable menos, pero esto es bueno).
RE EDGAR POE: De acuerdo, me gusta la selección. Pienso llevarme a Saignon una bibliografía, mis traducciones, etc., y veremos qué hago allá. Las condiciones que me propone La Bestia me parecen bien, of course. Y el plazo sin angustias. Aurora podrá darme una buena mano en la revisión implacable de las traducciones, y yo trataré de hacer un prólogo que se salga de las costumbres canónicas. On verra bien.
RE BRASIL: Me hago un lío con los nombres de las editoriales, y ni siquiera sé cuál es la de Thiago de Mello. Él te verá allá, y vos decidí lo que te parezca mejor.
RE NEGOCIACIONES Y CONTRATOS: Muchas gracias, Paco, por estar tan de acuerdo conmigo. Por amistad con Urgoiti, por fiaca, por no tener idea de la plata, he sido el principal culpable de esa absurda situación en materia de copyrights, sobre todo en lo concerniente a Francia, Italia y ahora Inglaterra y Alemania. De acuerdo en que los futuros contratos, si los hay, no contengan ese tipo de cláusulas.
En cuanto a lo que te preocupa, o sea el pago regular de las regalías, tocás ahí un punto muy jodido en estos momentos en que el peso se ha ido a 300 por dólar. Si recuerdo bien, Sudamericana me presentó estados de cuenta sumamente suntuosos, incluso millonarios, y me hizo un giro en dólares, en agosto del 66, por una tercera parte de esa guita. Descontado lo que le diste a Aurora hace poco, es evidente que quedaba mucho dinero para convertir en dólares. A pesar de la promesa del Old Man de hacer una segunda remesa en dólares, no me llegó nunca, y ahora naturalmente me perjudicará duramente. Habíamos quedado en que yo no te molestaría con cuestiones crematísticas, pero sólo te pido esto: ¿Creés que debo escribirle rápidamente a L. LL., diciendo que esa negligencia o demora o lo que sea me parte por el eje, y que lo menos que debería hacer Sudamericana es calcularme lo que me deben (hasta la fecha de la devaluación, o sea este mes) a la tasa anterior del dólar? No quisiera provocar la muerte de nadie por indignación o soponcio, pero por favor indicame concretamente (a menos que prefieras resolverlo vos manu militari) la conducta que debo seguir. Yo le diría al mismo tiempo a L. LL. si tuviera que escribirle, que la casa debe proceder a girarme el dinero con mayor regularidad. Tengo una cuenta, ellos la conocen, y todo es cuestión de hacer los trámites, supongo. Te repito que de esa liquidación del 30 de junio/66 me enviaron más o menos un tercio a mi cuenta de Viena.
RE “CENTRO”: De acuerdo, le escribo a Pla con los argumentos que me adelantás. Si quiere más detalles, que vaya a verte como lo sugerís.
RE BARRAL: De acuerdo, lo verás en Barcelona y te entenderás con él. Vino a París y me buscó por intermedio de amigos. Yo estuve “ocupado”, y ni siquiera le telefoneé. Lo del telegrama que te expliqué me quita las ganas de verle la cara.
RE RIPSTEIN: No me ha escrito, de modo que no hay problema. Por supuesto que le negaré Rayuela. Lo de los cuentos con guiones de Gabriel, O.K. Pero tampoco me ha escrito sobre eso.
RE GABRIEL: ¿Cinco o diez líneas? Pero es que primero tengo que encontrar el tiempo para leerme todo García Márquez. Aunque te asombres, sólo conozco El coronel…, que me entusiasmó. Quiero leer el resto, tengo aquí un par de cosas y me lanzo. Vamos a ver si salen las líneas, pero de aquí a fin de mes lo veo peludo, y me doy cuenta de que estás apurado. No puedo prometerte nada en firme, entonces. Aquí, más que “el otro”, el que decide es el tiempo, y estoy tan corto que no sé lo que va a pasar.
VUELTA A LA CUESTIÓN DEL ÁLBUM BUENOS AIRES: Veo ahora el párrafo sobre las traducciones al francés e inglés de mi texto. Bueno, dado que me indicás que el pago de las traducciones es aparte, entiendo que no habrá mucho problema, primero porque el texto será corto y se podrá traducir bastante pronto. En cuanto a la versión francesa, cuando haya escrito lo mío se lo paso a Laure Guille, mi magnífica traductora y amiga, que me conoce a fondo y podrá trabajar conmigo en la versión. Habrá, claro, que pagarle la tarifa francesa, que te indicaré cuando hable con ella (anda por el sur en estos días). En cuanto a la versión inglesa, veremos, porque aquí no tengo a nadie de confianza; quizá Rabassa, que tan bien hizo Rayuela (el monstruo acaba de ganarse el National Award con su versión de Hopscotch, lo que le permitió a Pantheon Books sacar unos anuncios fenomenales en Estados Unidos, gracias a lo cual se venderán muchos más ejemplares de la novela). Si él acepta, tendrías que girarle sus honorarios a New York; ya hablaremos, porque le pediré precio y detalles llegado el momento.
RE TU VIAJE TU VIAJE TU VIAJE: Le he escrito a mi jefe de Viena, adonde vamos todos los años hacia el 20 de septiembre para la conferencia de la OIEA. Apenas me conteste si hay o no trabajo este año, te haré un plan para que podamos vernos una o varias veces en las mejores condiciones. Mejor esperemos hasta saber exactamente cuáles son nuestras obligaciones; espero saberlo dentro de pocos días.
RE RAYUELA EN INGLATERRA: Salieron dos o tres reseñas (te mando una especie de reportaje del Guardian, para que te dés una idea). No he recibido ni un solo ejemplar de Harvill-Collins. ¿Te los mandaron a vos? Si enviaron varios, haceme llegar uno; de todos modos les escribiré a Londres para que me remitan alguno. La nota del Sunday Times estuvo muy bien, aunque al crítico no le gusta esa literatura; la del Observer era idiota.
Estas cartas siguen siendo cablegráficas, y no te cuento nada de lo que realmente me importa; pero no puedo prolongarla, tengo demasiados líos encima. Estar con Cuba es maravilloso, pero qué laburo, viejo. Prometo otra mejor, pronto.
Un gran abrazo para Sara, y escribime, escribime,
Julio
París, 21 de marzo de 1967
Mi querido Paco:
HOLD ON! Ayer te puse una larga carta en el correo, y ahora agrego un apéndice bastante necesario, creo. Esta mañana me llamó Berni.305 Dice que el Old Man le manda “El perseguidor” por avión para que lo lea (esas ignorancias son ulcerantes, pero pasemos…), pues se le ha ocurrido una edición para bibliófilo + otra destinada al common reader, y quiere que Berni “ilustre el cuento”.
Muy amablemente le dije que cuando estuviera enterado del contenido del relato, me llamara para hablar. Entre tanto te escribo a vos, porque entiendo que debo decirte,
1) Que sin duda no estás enterado del proyecto, desde el momento que no me has dicho nada,
2) Que el tal proyecto, aunque monetariamente pueda ser interesante, etc., me parece una insensatez total, puesto que
a) No lo veo a Berni –NI A NADIE– “ilustrando” un cuento donde el personaje, aunque se llame Johnny Carter, es para todo el mundo, empezando por el autor, Charlie Parker. Entiendo que Berni es un gran artista, pero su estilo no tiene nada que ver con mi cuento, y ni Ramona ni Juanito Laguna306 fueron nunca amigos del Bird ni lo serán, qué joder.
b) Ergo, estoy muy desconcertado, pues dentro de una o dos semanas Berni me va a telefonear y tendré que verlo, y vos comprendés que estas cosas que te estoy diciendo a vos no se las puedo decir a él, PORQUE NO VA A COMPRENDER. De ahí se seguirán los malentendidos, que se pueden elegir a montones: Cortázar es un vanidoso/ Yo entiendo muy bien el cuento y puedo ilustrarlo/ Qué carajo se piensa/ Si a mí me confían un texto yo lo ilustro como nadie/, etc.
¿A vos no te parece, Paco, que cuando a alguien se le ocurre una idea como ésta, al primero a quien hay que consultar es al pobre autor? Al Old Man no se le cruzó por el mate, primero porque el Old Man no tiene idea de lo que es “El perseguidor”, lo que soy yo, y lo que es Berni. Ha juntado tres ingredientes al azar y cree que con eso le va a salir un buen plato; se olvida de que entre nosotros, un plato tiene también una segunda acepción.
Te escribo nada más que para ponerte al corriente. Si la cosa está demasiado avanzada, paciencia. Incluso bien puede suceder que vos conozcas la obra y la persona de Berni mucho mejor que yo, y creas que es capaz de salir del paso. De todas maneras me pareció necesario señalarte el hecho.
Hasta pronto, con un abrazo fuerte,
Julio
Acabo de recibir la maqueta del libro de las chicas. Ahora falta que bajen las musas. Cross your fingers.
París, 21 de marzo de 1967
Querido Mario:
Gracias por tu carta y los informes sobre la revista peruana, que por lo que dices parece bastante anodina e inofensiva. La verdad es que no tengo mayores ganas de enviarles nada, pero si entre tanto averiguas algo más sobre ella, eso me ayudará a decidir.
Porrúa me escribió hablándome de un proyecto sobre el que también te ha escrito, o sea unos trabajos de Vargas sobre Cortázar y de Cortázar sobre Vargas, que se publicarían en una nueva revista argentina. Le he contestado que personalmente ese sistema de comentarios recíprocos no me gusta nada, porque me recuerda los peores vicios de revistas como Sur que durante años consistió en una serie de notas en que un señor hablaba de otro a cambio de que el otro hiciera lo mismo con él, y así al infinito. Entiendo que cualquiera de nosotros puede escribir sobre un escritor que también es un amigo, pero que no debe hacerlo en una especie de “operación sincronizada”; yo, por lo menos, no sirvo para eso.
Paso al motivo directo de estas líneas: En la Mutualité habrá un acto para protestar por el caso de Hugo Blanco. Me han preguntado quién podría preparar un breve texto en español, que sería luego traducido al francés y leído, en los dos idiomas, en ese acto de la Mutualité en el que intervendrán Sartre y otros intelectuales. Nadie como vos para escribir esas líneas, me parece, pero como ignoro casi todo lo referente al caso Blanco, me limito a decirte que si quieres hacerlo, la cosa es urgente y deberías enviarme esa cuartilla (no hace falta más, parece) lo antes que puedas para que yo la pase al Comité Francés de Solidaridad. Por si necesitas más datos, la responsable del Comité es una Mme. Andrée Dinouart, y la dirección, 30, Av. Carnot. Mándame unas líneas tan pronto como puedas, en caso de que no escribieras el texto. Y, también en este último caso, recomiéndame a un peruano que pueda hacerlo, pues hay que tener el texto lo antes posible.
Lo del premio Gallegos no era una broma, che. Si el jurado peruano recomienda tu novela, ¿quién te pisa el poncho en estos años y en América Latina? De modo que yo hablaba muy seriamente, y sigo esperando que te lo ganes.
Un gran cariño para Patricia y Junior, con un abrazo fuerte para vos de tu amigo
Julio
23 3 67
Dear
Sara,
Jacket very effective indeed. I hope it’ll help to book a lot.
What do you think the ice-bucket* contains? My guess: peanuts.
Love307
Julio
25 de marzo de 1967
Querido Paco:
Abandonaré la literatura, te lo juro.
Con cinco horas de diferencia, recibí de Suiza la maqueta del libro de fotografías, y de Buenos Aires una carta certificada de Bettina Edelberg, donde me anuncia (pero es mejor que te copie lo que cuenta):
“Escribo para apelar a tu solidaridad. Se dice por estos pagos que Alicia D’Amico y Sara Facio te han pedido un texto para un libro con fotos de B.A. No sé si en la historia de ese libro se habrán acordado de mencionar mi nombre o si habrán inventado una desprolija versión que muy poco tendrá que ver con la realidad. Acaso no hayan dicho que he trabajado durante estos tres últimos años, en colaboración con ellas, para organizar ese libro. La idea de su creación, la selección de las fotografías, los textos que se integraban con las mismas y el montaje fueron mi aporte. Ya terminado y ya en vísperas de concretar la publicación (15 días antes de viajar ellas para atender los detalles de impresión en Suiza) conversamos sobre los aspectos materiales y creyeron solucionarlos devolviéndome el texto y la traducción al inglés, confiadas en la ausencia de un contrato o convenio previo. Olvidaron que mi colaboración no se había reducido sólo al aspecto literario sino que había participado en todas las etapas y en cada uno de los aspectos de la creación de este libro, de lo cual hay numerosas pruebas y testigos, pues a tu requerimiento podré citar con toda la amplitud que desees. La situación que se ha planteado tan injustamente, me lleva a extremar todos los medios para divulgar estos detalles. En Buenos Aires se comenta mucho lo ocurrido y creo que tales comentarios continuarán hasta que lleguemos a una solución satisfactoria. Quiero que sepas asimismo que estoy preparando acciones legales contra ambas fotógrafas y contra la Editorial Sudamericana. Espero que el conocimiento que puedas tener sobre su conducta y sobre mi ética sirva para juzgar lo que te cuento. Te escribo porque sé que estoy apelando a la solidaridad de un verdadero hombre de letras”. Siguen párrafos personales.
Alicia y Sara se han ido a España e Italia, y no volverán hasta abril. No tengo dirección para escribirles pidiéndoles una explicación. Huelga decirte que espero tus noticias antes de pensar siquiera en trabajar en ese libro, porque a la luz de lo que escribe Bettina no me sorprendería que vos tengas la misma sorpresa que acabo de tener con su carta.
Me compraré una panadería, o me dedicaré a vender jabones. Te propongo asociarnos. Me duele bastante el estómago con esta historia. Vos tomá en seguida un poco de bicarbonato, y después escribime.
¿Recibiste mis dos últimas? Parezco una ametralladora, pero hoy me la apuntaría a mí mismo, carajo.
Un abrazo fuerte,
Julio
París, 1 de abril de 1967
Mi querida Graciela:
Sí, yo le había dicho que tenía mucho trabajo por delante, pero incluso me quedé corto. Antes y después de las seis semanas que pasé en Cuba (sin hablar de todo lo que hice allá) he estado viviendo como privado de mí mismo, mirándome escribir cartas o preparar textos o tomar aviones con esa mirada un poco irónica que merecen los que se agitan demasiado sin que se sepa en el fondo para qué. Pero ahora las cosas están más tranquilas, dentro de un mes podré irme a Saignon a descansar, y me da un gran gusto enviarle estas líneas y contestar a algunas preguntas que me hace.
Pero, primero, gracias por su libro y por el buen recuerdo del epígrafe. Como en todo lo que llevo leído de usted, hay un tono inconfundible que me conmueve, un don de participación y de contacto con el lector –por lo menos con un lector como yo– que da a sus poemas algo entrañable. Una continuidad, también, la permanencia cambiante de una voz que está pasando por la vida como ese espejo del que hablaba Stendhal (pero el espejo de sus poemas abarca el cielo y la tierra, a diferencia del que imaginaba el novelista); quiero decir que cada ciclo de poemas es un avance pero nunca, me parece, una ruptura. Usted es profundamente clásica, pienso, dándole a la palabra un valor que los jóvenes se obstinan en querer ver de otra manera; usted busca conciliar, como todo gran clásico; busca explicarse lo inexplicable, traerlo a una región de armonía y de posible diálogo. Vivimos tiempos en que una empresa poética así entendida será casi siempre mal entendida; se prefieren los testimonios más directos del desgarramiento, de la muerte por explosión del humanismo que se creía inmortal. Leyendo su libro me pregunto, yo que desde hace años colaboro en esa muerte necesaria en muchos sentidos, si las cosas son tan maniqueas como la razón quiere que sean. En todo caso sus poemas me alivian de muchas negaciones suicidas de la poesía de nuestro tiempo, y restablecen una perspectiva en la que las nubes siguen siendo una parte importante del paisaje, cuando no la más importante. Sus poemas –hace ya mucho tiempo– pasan por mi memoria como hermosas nubes.
Desde luego, Graciela, estoy a su disposición para contestar las preguntas a que se refiere en su carta. Quiero aclararle, después de lo que me cuenta sobre una referencia del señor Ford, que no es exacto que yo le haya dado a Schmucler una especie de exclusividad para su trabajo. Por lo pronto, el ensayo sobre Rayuela fue escrito antes de que nos conociéramos personalmente o por carta. Luego, en París (o en Saignon, ahora que recuerdo mejor) contesté todas las preguntas que le interesaban a Schmucler con vistas a su libro, pero sin que eso agotara por así decir el tema. Desde luego, si puedo ayudarla en su tarea, no tiene más que pedirme los datos que necesite; este verano tendré tiempo para contestarle con todo el detalle necesario. En cuanto a las fotos, también se las mandaré llegado el momento.
En julio saldrá el libro que terminé hace poco y que editará Siglo XXI de México. Pienso que en sus páginas encontrará usted no pocas referencias de tono bastante personal –gustos, discrepancias, arrimos y desarrimos– que podrán ayudarle en su trabajo.
Hasta pronto, entonces, con el afecto de siempre,
Julio
Por favor, dígale a Sola González que su poema “Ici repose Max Jacob” me conmovió profundamente.
París, 6 de abril de 1967
Querido Paco:
Llegaron tus dos cartas, la segunda como breve apéndice de la anterior. Sé que dentro de un mes, desde Saignon, podré escribirte como merecés, pero ahora, en plena Unesco y con un trabajo bastante duro, me limitaré a liquidar nuestros problemas más urgentes.
Hablaré con Alicia y Sara cuando lleguen, pero desde luego lo que me decís me tranquiliza, sobre todo tu carta de ayer en la que hacés referencia a una conversación con Bettina y esperás entrevistarte con ella para llegar a una solución amistosa. Empiezo por decirte que casi no conozco a esta señora (la vi una vez en París, en casa de amigos) pero que su carta era de las que exigían que la cosa quedara debidamente aclarada, como te diste cuenta por el texto que te copié.
Me da bronca pensar que cuando llegó la carta de Bettina, yo acababa de ingerir la cantidad necesaria de ron Bacardí extra seco para entrar en el terreno alucinatorio, desplegar el álbum y ver escribirse casi solas las veinte cuartillas necesarias. La carta me quitó de golpe todos los deseos de hacer el trabajo, y ahora, si todo se aclara, tendré que remontar otra vez la cuerda, doblando probablemente la dosis de Bacardí; pero, como diría Aurora, todos los pretextos me son buenos para eso.
Quedamos, pues, en que vos harás lo tuyo con la niña enojada, y que yo hablaré aquí con las dos niñas restantes.
RE BERNI: Che, claro que no todo es Juanito Laguna, yo le tengo una gran admiración a Berni y eso que la única vez que fui a su taller de París, nos tuvo a Aurora y a mí tres horas mirando cuadros y grabados y no nos dio ni un vaso de agua, rasgo de economía que los argentinos atribuyen siempre a los franceses y que, como ves, no es tan típico. Hablando en serio, tu idea de que ilustre “Los buenos servicios” me parece excelente, porque hay ahí todos los elementos de ironía, de caricatura incluso, que Berni puede explotar admirablemente. Entiendo, pues, que lo antes posible habría que mandarle contraorden, a ver si la recibe antes de que me telefonee para discutir el libro. Si lo hace en estos días, yo mismo le sugeriré amablemente que lea el otro cuento y le diré que en mi opinión sería preferible que ilustrara ése y no el de Johnny. Pero si la indicación de ustedes llega antes, será muchísimo mejor desde el punto de vista psicológico.
FINANZAS: Muchas gracias por las aclaraciones y las sugerencias. He pensado largo en este asunto, y creo que finalmente la fórmula de una remisión mensual en dólares es la que más nos conviene a Sudamericana y a mí. Si estás en condiciones de ordenar que empiecen a hacerlo desde ahora (vos hablabas de este mismo mes de abril), tanto mejor; si preferís que yo mande una carta al Old Man, decímelo, pero tal vez no haga falta. Queda entendido que esos dólares me los enviarán a mi cuenta de Viena.
En cuanto a esos 300.000 pesos aproximadamente que quedaron sin enviar antes de la última devaluación del peso, creo que es una buena idea guardarlos allá para mi madre. Si no tenés inconveniente, prefiero que no se los entreguen en bloque, sino que yo le escribiré al Old Man o a vos (pero a vos te quiero evitar estos trabajos) cuando haya que darle dinero a mi madre. O sea que, si entiendo bien, quedamos en que hay esos pesos que quedan a disposición de mi madre cuando yo así lo pida, y en cuanto al resto, cuyo monto ignoro por completo, empieza a venir a Europa en forma de cuotas mensuales de unos 400 dólares, según tu propuesta.*
Gracias por fijar ese adelanto en los futuros contratos. ¿Habrá futuros contratos? Cada vez tengo más ganas de ir a traficar con esclavos en Abisinia, como el otro. A medida que perfecciono mi técnica de la trompeta, más me gusta la música y menos la literatura. Pero puede ser que en este verano me ponga de acuerdo por fin con 62, y entonces sí habrá contrato. Otra razón por la cual es posible que haya muchos otros contratos es tu dorado plan de envío de dólares (cf. supra) pues a la sola idea de recibir unos 6.000 dólares anuales, veoabrirse el horizonte del puro trabajo en casa, con apenas uno o dos meses de Unesco por año. Y la verdad es que así podría trabajar en las mejores condiciones imaginables, en Saignon y en París.
CRONOPIOS: Ya firmé el contrato, ya me incliné hasta el suelo en silencioso homenaje a la bondad de la Bestia. ¿Te conté, hablando de Italia, que Gianni Toti, crítico y poeta –autor de la única reseña inteligente sobre Bestiario (Einaudi)–, se encontró conmigo en La Habana, y me anunció que amaba mi poesía (sic) y que estaba firmemente dispuesto a vencer mis resistencias y publicar un volumen en italiano? Cuando salí del colapso, descubrí que Gianni hablaba en serio, y aquí me tenés mirando estupefacto mis cuadernos de fuga (que así los llamo) antes de mandar una especie de antología de poemas. Pasada la primera sorpresa, se vio reemplazada por un regocijo indescriptible, porque vos reconocerás que eso de aparecer como poeta en italiano es algo que se las trae. Hasta hoy no he podido averiguar de dónde sacó Toti los ocho o diez poemas míos que conocía; supongo que consiguió un ejemplar de unas ediciones privadas a mimeógrafo que yo me divertía en hacer en 1957 o 58, y que se quedaron en un cajón, aparte de unas pocas dadas a amigos; cómo un ejemplar pudo ir a parar a sus manos, será siempre un misterio.
RE FELISBERTO: También Ángel Rama me pidió un prólogo, pero yo prefiero hacerlo para vos si me sale. Me llevaré los libros de Felisberto a Saignon, y veremos. Como sólo necesitás dos cuartillas, pienso que todo depende de la Musa, en esos casos yo me siento a esperar y a veces viene.
CARLOS BARRAL: Bueno, espero que esta vez la cosa marche. La idea de publicar Rayuela en España me parece estupenda (a reserva de lo que pase con la censura),308 y ojalá Barral acepte el cambio con la novela de Mario. Hablando de Mario, llega dentro de dos días de Londres, y lo veré en seguida.
Termino con la Unesco el 21 de este mes, día en que Aurora regresa de Roma adonde se va para trabajar en la FAO, y hacia el 23 salimos en auto para Saignon, no sin antes hacer escalas a lo largo de la Auvernia románica, que no conocemos bien. Hay unas iglesias (Conques, Saint Nectaire) que hay que conocer. Pienso que todavía me escribirás antes del 20, y en ese caso hacelo a París. Luego directamente a Saignon.
El libro mexicano está bastante adelantado, y el otro día montamos con Julio Silva las páginas donde la máquina de Esteban luce en todo su esplendor, variantes y posibilidades. Creo que el texto que escribí para eso, y los documentos, harán algo muy fuera de lo común, sobre todo en el plano del humor que nos sigue faltando demasiado en nuestras latitudes. El resto del libro tiene sus altos y sus bajos, fue escrito demasiado a la carrera y sin poder decir y poner todo lo que yo hubiera querido. Pero desde ahora te propongo, si esa edición anda bien, hacer un segundo libro en esa vena de divertimento literario-gráfico, un gran almanaque completamente loco que Julio y yo montaríamos aquí como lo hacemos ahora para Siglo XXI. Cuando veas el libro mexicano dirás lo que te parece esta idea.
Hasta tu próxima, y gracias por tu rápida respuesta y el alivio que me ha traído du côté de chez Edelberg.
Mis cariños a Sara, y un gran abrazo,
Julio
Recibí ejemplares de Hopscotch editado por Harvill-Collins. La sobrecubierta es cursi pero el resto magnífico. En cuanto a Marelle, quiero que sepas que después de dos reseñas idiotas, acaba de salir algo bastante bueno en Le Monde.309 Te mandaré el recorte, porque hay 2 en casa.
París, 7 de abril de 1967
Querido Pablo:
Te envío dos líneas para decirte que dentro una semana, más o menos, va a pasar por New York mi amigo Bud Flakoll, que sigue a San Francisco para visitar a su familia.
Bud y su mujer Claribel Alegría son excelentes y queridos amigos nuestros, y me he permitido darle a Bud tu dirección, por el motivo siguiente:
En colaboración con su mujer, Bud escribió una novela, titulada Cenizas del Izalco, que ocurre en El Salvador y que fue publicada en español por la editorial Seix Barral, de Barcelona. El libro ha tenido buenas críticas, y a mí me parece una primera novela interesante.
Bud preparó él mismo la versión en inglés de la novela, y te preguntará a ti, como agente literario, si te interesaría presentarla a algunos editores con vistas a su posible publicación en los USA. Tú verás si te conviene o no, pero en todo caso podrás darle a Bud algún consejo o punto de vista sobre lo que puede hacer en el American market.
Nosotros estamos muy bien, y antes de fin de mes nos vamos a Saignon, chico, a descansar un poquito. He tenido tanto que hacer esta temporada que necesito descansar para sobrevivir.
A partir del 25, escribe a Saignon, pero hasta esa fecha estaré todavía en París.
Aquí le hemos preparado una “recepción” a tu vicepresidente Humphreys.310 Espero que tenga suficiente inteligencia para darse cuenta de lo que pensamos muchos sobre la guerra en Vietnam. Yo sigo trabajando lo más que puedo en favor de Cuba, y probablemente tendré que volver a La Habana a comienzos del año que viene. En París se está proyectando The War Game, la película de Peter Watkins. ¿La has visto en New York?
Un gran abrazo para Sara, y hasta pronto, con todo mi cariño,
Julio
Aurora, the lucky one, is going to Rome for 10 days. Official reason: work in FAO. Real motive: to bask in the spring sun. Well, the weather is fine in Paris, too. And there’s Dexter Gordon blowing his horn in Le chat qui pêche, rue de la Huchette.311
París, 10 de abril de 1967
Querida Graciela:
Su última carta se cruzó con una mía que espero haya recibido. Ahora van solamente dos líneas para que sepa que su nueva carta está en mis manos, así como El viento hecho de pájaros.
Dentro de 10 días me voy a Saignon, de donde espero no moverme en cuatro meses (salvo 10 días en junio en que deberé ir a trabajar a Amsterdam). Allí, un poco más a salvo del aluvión de obligaciones de todo orden que me ha caído encima en París, y del que le hablaré otra vez, espero poder escribirle despacio y contestar a todos sus interrogantes. Queda entendido que lo haré a lo largo de mayo, ni antes ni después; digamos, puesto que usted quiere publicar su ensayo en julio, que le escribiré a comienzos de mayo. Contestaré a los cuatro o cinco puntos que le interesan, y le enviaré un par de fotos.
Gracias por lo que me dice sobre Los reyes. Le agradará saber que aquí, estando yo en Cuba, María Casares dijo en el Thêatre de France el monólogo de Ariana, muy hermosamente según me contaron algunos amigos. Desde luego debía ser extraño escucharlo en francés.
No, no recibí su reseña sobre Todos los fuegos...312 ¿Me la envía? Perdóneme que demore unas semanas mi respuesta detallada, pero me estoy levantando a horas por completo inhumanas para hacer frente a toda clase de responsabilidades. En el campo volveré a entrar en mí mismo, espero.
Hasta pronto, con un abrazo de su amigo,
Julio
Para que no pierda tiempo, desde ya estoy de acuerdo en que utilice los párrafos de mis cartas que puedan serle útiles. No necesita consultarme, todavía creo en lo que firmo.
París, 17 de abril de 1967
Mi querido Paco:
Recibí tu carta del 13. Anoche estuvieron aquí Alicia y Sara, y mañana las veré antes de que se marchen; supongo que ya sabrán las noticias que me das, pero en todo caso les explicaré lo que me decís. Creo con vos que ahora no me toca más que ocuparme de ese texto, y que el asunto Edelberg ya no corre por cuenta mía.
Recibí, con unas líneas del Sr. Vidal Buzzi, un cheque por US 400, tal como me lo anunciabas, así como la liquidación del segundo semestre del 66. Parece que me acerqué de nuevo al millón. Todo el mundo está loco en ese hemisferio, pero el mundo será de los locos o no será. Alegrémonos, entonces, vos y yo y el Old Man, of course. Para salvar parte del millón, meto los recibos firmados en este mismo sobre; un día con Aurora sacamos la cuenta de mis gastos mensuales en correos (en los que sobresalen los cables a Cuba por los motivos más raros, derivados de que todo el mundo espera algo de mí y yo no he nacido para dejar caer a nadie cuando puedo evitarlo); son uno de los sostenes del régimen de De Gaulle; de modo que cada vez que consigo embolsar varios papeles en un solo sobre me invade un regocijo que tiene algo de siniestro, créeme.
BARRAL: Carlos Fuentes me telefoneó para decirme lo mismo que vos sobre la censura de su Cambio de piel. Sería divertido si no diera tanto asco. Yo me alegro mucho de lo de Rayuela, imaginate, y espero que Barral, contrariamente a su bien ganada fama, me liquide pesetas de tiempo en tiempo. Pero pienso que este canje con Mario Vargas es excelente; ayer almorcé con Mario, que vino a París a hablar en una reunión en defensa de Hugo Blanco a la que fuimos muchísimos cronopios, con Sartre y Simone a la cabeza, y nos reímos pensando en vos y en Barral intercambiando nuestras cabezas a través del mar mientras los trocados se mandaban una dosis doble de papas fritas y cerveza en un bistró del boulevard de Grenelle. La vida tiene esas cosas increíbles. Volviendo a Rayuela, dos cosas: primera, sin duda habrá líos con la censura, pues si soy “deplorable” como dicen, imaginá cuando le metan el diente al libro. Pero Barral es duro de pelar, y sin duda hará lo suyo para salir adelante. La segunda cosa es que ayer recibí un paquete de reviews inglesas que me mandaba Collins junto con una carta visiblemente entusiasmada aunque siempre británica. Me he quedado conmovido de la dosis de inteligencia que hay allende el Canal, conforme con la mejor tradición. Jamás en los USA vieron o entendieron así la novela, con la única excepción de Donald Keene. De modo que te paso el dato para que tengas buenas cartas en mano a la hora de recibir propuestas de Albión.
Cuestión conexa por ser materia de edición en España. Vos mismo me mandaste una carta que me envió a la editorial el Sr. Eduardo Caballero Bonald. Es una carta muy larga y como mi vida se mide en esta temporada por minutos más que por días, no te la copio pero te la resumo. Las Ediciones de la Revista de Occidente presentarán una colección de obras latinoamericanas llamada “Cimas de América”, que se distribuirá en Sudamérica y en España. Habrá 25 libros, y Ortega Spottorno le ha confiado a este colombiano la tarea de seleccionar y dirigir la colección. Tirarán 5.000 ej, con precio de venta de 100 pesetas y su equivalente en el exterior. Volúmenes de 320 p. El autor recibirá el 10 %. Y ahora el párrafo que te interesa: “Por tratarse de una colección muy especial, con notas biográficas en la solapa y una atractiva y homogénea presentación de los volúmenes, no creo que a Ud. le costaría mayor trabajo conseguir de sus editores la autorización necesaria para esa edición”. Agrega que yo elegiría el libro que me interesaba publicar, etc. Como ves, es el esquema frecuente en estos tiempos, pero también es monótono* que yo me ponga en tus manos en esos casos. Pensalo y en todo caso arreglate vos mismo con este señor, Calle 37 No. 19-07, Bogotá. Gracias.
Van unas palabras para lo de Gabriel.313 Si no te sirven, el canasto está a la izquierda de tu silla. Siempre están a la izquierda.
DINERO A MI MADRE: Macanudo, vos me guardás esa guita, y yo te aviso cuándo y cómo. No sabés qué alivio me da saber que hay esos pesos para salir al cruce en cualquier momento.
CRONOPIOS A LOS HOLANDESES: Me parece genial, jamás me imaginé a los cronopios en holandés,314 con esas palabras como maaschapiij y otras parecidas. Habrá que leerlos en alta voz, créeme.
Desde Saignon te mandaré los poemas, sí, sí. Y ahora un abrazo grande,
Julio
Un beso para Sara
Esto sigue no siendo una carta. En Saignon podré hablar con vos. Y septiembre se acerca... Oh boy!
Querido Paco:
Aprovecho este envío que me pedías para agregar algo que se me escapó en la carta de ayer. Se trata de las traducciones del libro de fotos. Por lo que se refiere a la francesa, mañana hablaré con Laure Guille, y creo que aceptará, mejor dicho, estoy seguro. Pero la traducción inglesa queda en tus manos, y es bueno que lo sepas desde ahora para ir buscando al traductor en B.A. Huelga pedirte que supervises muy de cerca una traducción que será, me temo, bastante difícil de hacer bien. Esto es pura paradoja, porque mi texto es por ahora una idea platónica, pero ya se sabe que las formas concretas nacen de las Ideas y tengo ya una noción bastante clara de lo que va a salir. Hay ya 6 páginas que no me repugnan demasiado. Si todo va bien, a fin de mes estará terminado y lo enviaré directamente a Lausanne como me lo ordenan mis dos bellas tiranas.
Me llegó tu segunda carta re B.E. Menos mal que arreglaste la cosa. Al final lo que quería la niña era guita más que respeto intelectual. En fin, no seamos extremadamente crueles.
Creo que saldremos hacia el 28 para Saignon. De modo que si tenés algo que decirme, por expreso me alcanzás todavía con una carta.
Un abrazo fuerte,
Julio
París, 18 de abril de 1967
Querido Gianni:
No te sorprendas de mi silencio, que no es olvido ni despreocupación. He tenido y tengo un trabajo terrible, derivado en parte de las misiones que he tenido que cumplir a mi vuelta de Cuba, pero sobre todo por mi libro que ha de salir en México en el mes de julio, y que hay que “montar” tipográficamente y gráficamente en París, lo que me obliga a pasar todos los week-ends en casa del maquetista. Y como la Unesco me absorbe el resto de la semana, no me queda ni tiempo para respirar.
Sin embargo, he trabajado para ti (y para mí, claro está). Encontré todos o casi todos los poemas que pueden interesarte para el libro, eliminé los que no me gustan y preparé un paquete que te enviaré dentro de una semana. Hay una serie de poemas ultimissimi, en los que todavía estoy trabajando, y que naturalmente quiero que leas también. Por eso pienso que dentro de seis o siete días podré remitirte el total. Te propongo lo siguiente: tú miras el conjunto y me dices cuáles son los que podrían “pasar” mejor al italiano. A base de eso, yo organizo un libro (secciones, partes, subtítulos, etc.) y tú, más tarde, me dices qué te parece. Yo creo que en dos meses el libro puede quedar terminado por lo que a mí se refiere.
Recibí una carta muy generosa de Aldo Quinti, a quien contesté ayer diciéndole que te enviaría a ti los poemas. Te imaginas que confío en que serás el traductor, pues contigo puedo hablar con toda franqueza, discutir los problemas, y también tú puedes someterme cualquier duda o dificultad.
Esto es todo por ahora. Dentro de unos días, pues, recibirás el paquete. Ojalá no te decepciones demasiado.
Espero que te haya ido bien en la RDA. Recibí carta de Sinn und Form, pidiéndome textos por indicación tuya. Gracias. Les envié Las armas secretas, pues pienso que de ahí pueden sacar un cuento que guste a los lectores de esa revista.315
Hasta muy pronto, con un abrazo de tu amigo
Julio
9, Place du Général Beuret
PARIS XV
París, 19 de abril de 1967
Mi querida Marcia:
Recibí un telegrama, que te contesto por carta puesto que la cosa no es tan urgente.
No tengo inconveniente en autorizar a Marcha para que publique el “Viaje al país de los cronopios”.316 Sin embargo, como me gustaría que ese texto apareciese sin errores ni omisiones, yo mismo me encargaré de hacerle llegar a Ángel Rama una copia de ese relato. Quédate, pues, tranquila.
Esta noche veré a Carpentier, al que le daré esta carta, así como otra para Ada y un mensaje para Roberto. Incluso agregaré, si tengo tiempo, unas informaciones que me pide Chiqui. ¡Cómo me hacen trabajar!
Aurora, que está trabajando unos días en Roma, me escribe que vio a Antonia Eiriz. Ojalá venga a París antes de que nosotros nos marchemos a Saignon en busca de un poco de paz que París se ha obstinado en negarnos desde mi vuelta de Cuba. Y como no tengo otras noticias, aquí va un gran cariño para todos los de la Casa, y para ti el abrazo de tu amigo.
Julio
París, 20 de abril de 1967
Querido Bill:
Gracias por los TTT (si fueran Dos Desolados Tigres, daría DDT), y por Nightmare in Time, que es una pequeña maravilla. Hablando de jugar con la lengua, hace un tiempo me permití un brevísimo texto que saldrá en mi libro mexicano, y que has de conocer porque salió en Marcha.317 Pero si esta loable publicación uruguaya no llega a Londres (simplemente por maniobras del Times), te lo copio aquí para que ejerzas tus conocidas y amedrentadoras facultades críticas:
POR ESCRITO GALLINA UNA
Con lo que pasa es nosotras exaltante. Rápidamente del posesionadas mundo estamos hurra. Era un inofensivo aparentemente cohete lanzado Cañaveral americanos Cabo por los desde. Razones se desconocidas por órbita de la desvió, y probablemente algo al rozar invisible la tierra devolvió a. Cresta nos cayó en la paf, y mutación golpe entramos de. Rápidamente la multiplicar aprendiendo de tabla estamos, dotadas muy literatura para la somos de historia, química menos un poco, desastre ahora hasta deportes, no importa pero: de será gallinas cosmos el, carajo qué.
No he visto Blow-Up, pero oigo decir cosas muy elogiosas, de modo que me alegra tu referencia, y que te guste más que mi cuento. Espero poder contraatacarte gallardamente cuando pague mis 5 francos en el cine Gaumont Rive Gauche y vea la película uno de estos meses cuando vuelva de Cannes (la película, no yo, que voy solamente y por suerte a mi ranchito de Saignon donde espero estar, 4 caballos Renault mediante, dentro de nueve días). Pero en cambio vi el Marat-Sade de Brook, en versión privada; sigo prefiriendo la maravilla del Aldwich Theater, aunque reconozco que está muy bien. Y antes del Brook, vi un Joe Massot318 donde una niña muy bella corre y corre por Londres y al final se casa, y todo es de una desgarradora crueldad y de una ironía de gato persa mirando a sus amos desde la alfombra. Dile a Joe que me gustó mucho, y que el selecto público presente se quedó patas arriba, lo que no dejaba de ser reconfortante dado el elevado número de ricuchas que poblaban la sala.
Me llevo TTT a Saignon, para leerlo entre el tomillo y la lavanda. Te escribiré.
Un gran cariño para Miriam, afectos para Joe,
ozarba,
Julio
OJO!
Mi dirección estival: SAIGNON par APT
(VAUCLUSE) FRANCE
Viernes 2? de abril
Querido Ullán:
Gracias por todo, los poemas, la carta, el afecto. Me duele que el tiempo no nos deje vernos, que yo me vaya dentro de 48 horas al sur, y tú a China (pero eso no me duele) dentro de dos meses. Y entre tanto escribe otros Kornplatz, muchos así, que son admirables. Espero leerte otra vez, mándame algo cuando tengas.
Perdóname las tantas “dedicatorias” (qué palabra, joder!) en los libros. Estaba agotado por la sesión con Gálvez319 –un cronopio increíble, ya sabes– y no veía claro. Pero sentí que éramos amigos tú y yo, y eso es lo que cuenta.
Un abrazo,
Julio
París, 24 de abril de 1967
Queridas Alicia y Sara:
Aquí van los textos, que envío simultáneamente a la imprenta. Como ven, he conseguido adelantarme al plazo, cosa que me alegra mucho; esta tarea me pesaba en la conciencia, y haberla terminado me trae una gran paz. Ahora les toca a ustedes ver si les gusta, si creen que los textos mantienen la atmósfera que hace la belleza del libro.
Algunas observaciones importantes. He pensado mucho en el título, y la verdad es que casi infaliblemente se cae en la cursilería apenas se empiezan a barajar adjetivos vinculados con Buenos Aires. Las imágenes “poéticas” son también cursis con referencia a la ciudad. Una cosa es que yo hable de las fotos de ustedes como espejos petrificados, pero es evidente que no cabe llamarle al libro Espejos de Buenos Aires o algo así. En resumen, que después de pensarlo mucho y discutirlo con Aurora y algún amigo, me parece que lo mejor sería darle al libro un título que fuera una simple indicación. Por ejemplo:
BUENOS AIRES 67
O, si se quiere, 1967. Me gusta más con las dos cifras finales, pero ustedes verán. Creo que Paco puede ayudarlas mucho en esta decisión final. En todo caso, si a ustedes se les ocurren otros títulos y quieren mi opinión, escríbanme unas líneas y yo les diré lo que pienso.
Por lo que se refiere a los textos en sí, verán que hay bastante diversidad en ellos, pero yo creo que se logra en conjunto un clima que apoya y en todo caso no perjudica las fotos. Con toda confianza y sin vacilar, díganme si prefieren eliminar algunos, o sustituir los otros, o modificar el orden: cualquier cambio, cualquier sugestión, lo resolveremos como si estuviésemos tomando juntos esa deliciosa sopa de sobre que prepararon en casa.
Confieso que me he visto en dificultades frente a ciertas páginas. No entiendo del todo la composición del libro, y por ejemplo el texto para la página 172 es una solución de emergencia. ¿Por qué un texto allí, nada más que para las carreras? Las fotos que siguen son tan “especializadas”, que no era posible poner un texto demasiado vago o que hablara de otras cosas. Y como de burros no sé ni medio (¡ah, si ustedes hubieran llenado esas páginas con boxeadores!), terminé escribiendo una especie de historieta que realmente me sucedió hacia el cuarenta y pico. Pero en realidad es el texto más flojo, a menos que su valor de anécdota pueda resultar interesante precisamente por salirse del tono de lo demás. En cuanto a los poemas320 (inéditos hasta hoy, pero casi todos escritos en Buenos Aires hacia los años 50 y 51) me parecieron adecuados a la emoción que me producían las fotos, y me volvieron a la memoria con tanta intensidad que decidí ponerlos.
Espero que los problemas que nos preocupaban a todos se hayan solucionado del todo. Pediré a la imprenta que me envíe pruebas, en dos ejemplares; les enviaré a ustedes uno de ellos corregido por mí, para sincronizar las tareas. Del título no le digo nada a la imprenta; decidan y escriban ustedes.
Niñas bonitas, muy buena suerte y hasta siempre. Aurora les envía su afecto, y yo un abrazo fuerte
Julio
Escribir a: Saignon par Apt (Vaucluse).
Saignon (Vaucluse), 10 de mayo de 1967
Mi querido Roberto:
Te debo una carta, y unas páginas para el número de la revista que tratará de la situación del intelectual latinoamericano contemporáneo.321 Por lo que verás a renglón casi seguido, me resulta más sencillo unir ambas cosas; hablando contigo, aunque sólo sea desde un papel por encima del mar, me parece que alcanzaré a decir mejor algunas cosas que se me almidonarían si les diera el tono del ensayo, y tú ya sabes que el almidón y yo no hacemos buenas camisas. Digamos entonces que una vez más estamos viajando en auto rumbo a Trinidad y que después de habernos apoderado con gran astucia de los dos mejores asientos, con probable cólera de Mario, Ernesto y Fernando apiñados en el fondo, reanudamos aquella conversación que me valió pasar tres maravillosos días en enero último, y que de alguna manera no se interrumpirá jamás entre tú y yo.
Prefiero este tono porque palabras como “intelectual” y “latinoamericano” me hacen levantar instintivamente la guardia y si además aparecen juntas me suenan en seguida a disertación del tipo de las que terminan casi siempre encuadernadas (iba a decir enterradas) en pasta española. Súmale a eso que llevo dieciséis años fuera de Latinoamérica, y que me considero sobre todo como un cronopio que escribe cuentos y novelas sin otro fin que el perseguido ardorosamente por todos los cronopios, es decir su regocijo personal. Tengo que hacer un gran esfuerzo para comprender que a pesar de esas pecualiaridades soy un intelectual latinoamericano; y me apresuro a decirte que si hasta hace pocos años esa clasificación despertaba en mí el reflejo muscular consistente en elevar los hombros hasta tocarme las orejas, creo que los hechos cotidianos de esta realidad que nos agobia (¿realidad esta pesadilla irreal, esta danza de idiotas al borde del abismo?) obligan a suspender los juegos, y sobre todo los juegos de palabras. Acepto, entonces, considerarme un intelectual latinoamericano, pero mantengo una reserva: no es por serlo que diré lo que quiero decir aquí. Si las circunstancias me sitúan en ese contexto y dentro de él debo hablar, prefiero que se entienda claramente que lo hago como un ente moral, digamos lisa y llanamente como un hombre de buena fe, sin que mi nacionalidad y mi vocación sean las razones determinantes de mis palabras. El que mis libros estén presentes desde hace años en Latinoamérica no invalida el hecho deliberado e irreversible de que me marché de la Argentina en 1951, y que sigo residiendo en un país europeo que elegí sin otro motivo que mi soberana voluntad de vivir y escribir en la forma que me parecía más plena y satisfactoria. Hechos concretos me han movido en los últimos cinco años a reanudar un contacto personal con Latinoamérica, y ese contacto se ha hecho por Cuba y desde Cuba; pero la importancia que tiene para mí ese contacto no se deriva de mi condición de intelectual latinoamericano; al contrario, me apresuro a decirte que nace de una perspectiva mucho más europea que latinoamericana, y más ética que intelectual. Si lo que sigue ha de tener algún valor, debe nacer de una total franqueza, y empiezo a señalarlo a los nacionalistas de escarapela y banderita que directa o indirectamente me han reprochado muchas veces mi “alejamiento” de mi patria, o en todo caso, mi negativa a reintegrarme físicamente a ella.
En última instancia, tú y yo sabemos de sobra que el problema del intelectual contemporáneo es uno solo, el de la paz fundada en la justicia social, y que las pertenencias nacionales de cada uno sólo subdividen la cuestión sin quitarle su carácter básico. Pero es aquí donde un escritor alejado de su país se sitúa forzosamente en una perspectiva diferente. Al margen de la circunstancia local, sin la inevitable dialéctica del challenge and response cotidianos que representan los problemas políticos, económicos o sociales del país, y que exige el compromiso inmediato de todo intelectual consciente, su sentimiento del proceso humano se vuelve por decirlo así más planetario, opera por conjuntos y por síntesis, y si pierde la fuerza concentrada en un contexto inmediato, alcanza en cambio una lucidez a veces insoportable pero siempre esclarecedora. Es obvio que desde el punto de vista de la mera información mundial, da casi lo mismo estar en Buenos Aires que en Washington o en Roma, vivir en el propio país o fuera de él. Pero aquí no se trata de información sino de visión. Como revolucionario cubano, sabes de sobra hasta qué punto los imperativos locales, los problemas cotidianos de tu país, forman por así decirlo un primer círculo vital en el que debes obrar e incidir como escritor, y que ese primer círculo en el que se juega tu vida y tu destino personal a la par que la vida y el destino de tu pueblo, es a la vez contacto y barrera con el resto del mundo, contacto porque tu batalla es la de la humanidad, barrera porque en la batalla no es fácil atender a otra cosa que a la línea de fuego.
No se me escapa que hay escritores con plena responsabilidad de su misión nacional que bregan a la vez por algo que la rebasa y la universaliza; pero bastante más frecuente es el caso de los intelectuales que, sometidos a ese condicionamiento circunstancial, actúan por así decirlo desde fuera hacia adentro, partiendo de ideales y principios universales para circunscribirlos a un país, a un idioma, a una manera de ser. Desde luego no creo en los universalismos diluidos y teóricos, en las “ciudadanías del mundo” entendidas como un medio para evadir las responsabilidades inmediatas y concretas –Viet Nam, Cuba, toda Latinoamérica– en nombre de un universalismo más cómodo por menos peligroso; sin embargo, mi propia situación personal me inclina a participar en lo que nos ocurre a todos, a escuchar las voces que entran por cualquier cuadrante de la rosa de los vientos. A veces me he preguntado qué hubiera sido de mi obra de haberme quedado en la Argentina; sé que hubiera seguido escribiendo porque no sirvo para otra cosa, pero a juzgar por lo que llevaba hecho hasta el momento de marcharme de mi país, me inclino a suponer que habría seguido la concurrida vía del escapismo intelectual que era la mía hasta entonces y sigue siendo la de muchísimos intelectuales argentinos de mi generación y mis gustos. Si tuviera que aumentar las causas por las que me alegro de haber salido de mi país (y queda bien claro que hablo por mí solamente, y de ninguna manera a título de parangón) creo que la principal sería el haber seguido desde Europa, con una visión des-nacionalizada, la Revolución Cubana. Para afirmarme en esta convicción me basta, de cuando en cuando, hablar con mis amigos argentinos que pasan por París con la más triste ignorancia de lo que verdaderamente ocurre en Cuba; me basta hojear los periódicos que leen veinte millones de compatriotas; me basta y me sobra sentirme a cubierto de la influencia que ejerce la información norteamericana en mi país y de la que no se salvan, incluso creyéndolo sinceramente, infinidad de escritores y artistas argentinos de mi generación que comulgan todos los días con las ruedas de molino subliminales de la United Press y las revistas “democráticas” que marchan al compás de Time o de Life.
Aquí ya puedo hablar en primera persona, puesto que de eso se trata en los testimonios que nos has pedido. Lo primero que diré es una paradoja que puede tener su valor si se la mide a la luz de los párrafos anteriores en que he tratado de situarme y situarte mejor. ¿No te parece en verdad paradójico que un argentino casi enteramente volcado hacia Europa en su juventud, al punto de quemar las naves y venirse a Francia, sin una idea precisa de su destino, haya descubierto aquí, después de una década, su verdadera condición de latinoamericano? Pero esta paradoja abre una cuestión más honda: la de si no era necesario situarse en la perspectiva más universal del viejo mundo, desde donde todo parece poder abarcarse con una especie de ubicuidad mental, para ir descubriendo poco a poco las verdaderas raíces de lo latinoamericano sin perder por eso la visión global de la historia y del hombre. La edad, la madurez, influyen desde luego, pero no bastan para explicar ese proceso de reconciliación y recuperación de valores originales; insisto en creer (y en hablar por mí mismo y sólo por mí mismo) que si me hubiera quedado en la Argentina, mi madurez de escritor se hubiera traducido de otra manera, probablemente más perfecta y satisfactoria para los historiadores de la literatura, pero ciertamente menos incitadora, provocadora y en última instancia fraternal para aquellos que leen mis libros por razones vitales y no con vistas a la ficha bibliográfica o la clasificación estética. Aquí quiero agregar que de ninguna manera me creo un ejemplo de “vuelta a los orígenes” –telúricos, nacionales, lo que quieras– que ilustra precisamente una importante corriente de la literatura latinoamericana, digamos Los pasos perdidos y, más circunscriptamente, Doña Bárbara. El telurismo como entiende entre ustedes un Samuel Feijóo, por ejemplo, me es profundamente ajeno por estrecho, parroquial y hasta diría aldeano; puedo comprenderlo y admirarlo en quienes no alcanzan, por razones múltiples, una visión totalizadora de la cultura y de la historia, y concentran todo su talento en una labor “de zona”, pero me parece un preámbulo a los peores avances del nacionalismo negativo cuando se convierte en el credo de escritores que, casi siempre por falencias culturales, se obstinan en exaltar los valores del terruño contra los valores a secas, el país contra el mundo, la raza (porque en eso se acaba) contra las demás razas. ¿Podrías tú imaginarte un hombre de la latitud de un Alejo Carpentier convirtiendo la tesis de su novela citada en una inflexible bandera de combate? Desde luego que no, pero los hay que lo hacen, así como hay circunstancias de la vida de los pueblos en que ese sentimiento del retorno, ese arquetipo casi junguiano del hijo pródigo, de Odiseo al final del periplo, puede derivar a una exaltación tal de lo propio que, por contragolpe lógico, la vía del desprecio más insensato se abra hacia todo lo demás. Y entonces ya sabemos lo que pasa, lo que pasó hasta 1945, lo que puede volver a pasar.
Quedamos, entonces, para volver a mí que soy desganadamente el tema de estas páginas, que la paradoja de redescubrir a distancia lo latinoamericano entraña un proceso de orden muy diferente a una arrepentida y sentimental vuelta al pago. No solamente no he vuelto al pago sino que Francia, que es mi casa, me sigue pareciendo el lugar de elección para un temperamento como el mío, para mis gustos, y espero, para lo que pienso todavía escribir antes de dedicarme a la vejez, tarea complicada y absorbente como es sabido. Cuando digo que aquí me fue dado descubrir mi condición de latinoamericano, indico tan sólo una de las consecuencias de una evolución más compleja y abierta. Ésta no es una autobiografía, y por eso resumiré esa evolución en el mero apunte de sus etapas. De la Argentina se alejó un escritor para quien la realidad, como la imaginaba Mallarmé, debía culminar en un libro; en París nació un hombre para quien los libros deberán culminar en la realidad. Ese proceso comportó muchas batallas, derrotas, traiciones y logros parciales. Empecé por tener conciencia de mi prójimo, en un plano sentimental y por decirlo así antropológico; un día desperté en Francia a la evidencia abominable de la guerra de España y más tarde mundial como una cuestión en la que lo fundamental eran principios e ideas en lucha. En 1957 comencé a tomar conciencia de lo que pasaba en Cuba (antes había noticias periodísticas de cuando en cuando, vaga noción de una dictadura sangrienta como tantas otras, ninguna participación afectiva a pesar de la adhesión en el plano de los principios). El triunfo de la Revolución Cubana, los primeros años del gobierno, no fueron ya una mera satisfacción histórica o política; de pronto sentí otra cosa, una encarnación de la causa del hombre como por fin había llegado a concebirla y desearla. Comprendí que el socialismo, que hasta entonces me había parecido una corriente histórica aceptable e incluso necesaria, era la única corriente de los tiempos modernos que se basaba en el hecho humano esencial, en el ethos tan elemental como ignorado por las sociedades en que me tocaba vivir, en el simple, inconcebiblemente difícil y simple principio de que la humanidad empezará verdaderamente a merecer su nombre el día en que haya cesado la explotación del hombre por el hombre. Más allá no era capaz de ir, porque como te he dicho y probado tantas veces, lo ignoro todo de la filosofía política, y no llegué a sentirme un escritor de izquierda a consecuencia de un proceso intelectual sino por el mismo mecanismo que me hace escribir como escribo o vivir como vivo, un estado en el que la intuición, la participación al modo mágico en el ritmo de los hombres y las cosas, decide mi camino sin dar ni pedir explicaciones. Con una simplificación demasiado maniquea puedo decir que así como tropiezo todos los días con hombres que conocen a fondo la filosofía marxista y actúan sin embargo con una conducta reaccionaria en el plano personal, a mí me sucede estar empapado por el peso de toda una vida en la filosofía burguesa, y sin embargo me interno cada vez más por las vías del socialismo. Y no es fácil, y ésa es precisamente mi situación actual por la que se pregunta en esta encuesta. Un texto mío que publicaste hace poco en la revista, “Casilla del camaleón”,322 puede mostrar una parte de ese conflicto permanente de un poeta con el mundo, de un escritor con su trabajo.
Pero para hablar de mi situación como escritor que ha decidido asumir una tarea que considera indispensable en el mundo que lo rodea, tengo que contemplar la síntesis de ese camino que llegó a su fin con mi nueva conciencia de la Revolución Cubana. Cuando fui invitado por primera vez a visitar tu país, acababa de leer Cuba, isla profética, de Waldo Frank, que resonó extrañamente en mí, despertándome a una nostalgia, a un sentimiento de carencia, a un no estar verdaderamente en el mundo de mi tiempo, aunque en esos años mi mundo parisiense fuera tan pleno y exaltante como lo había deseado siempre y lo había conseguido después de más de una década de vida en Francia. El contacto personal con las realizaciones de la Revolución, la amistad y el diálogo con escritores y artistas, lo positivo y lo negativo que vi y compartí en ese primer viaje actuaron doblemente en mí; por un lado tocaba otra vez la realidad latinoamericana de la que tan lejos me había sentido en el terreno personal, y por otro lado asistía cotidianamente a la dura y a veces desesperada tarea de edificar el socialismo en un país tan poco preparado en muchos aspectos y tan abierto a los riesgos más inminentes. Pero entonces sentí que esa doble experiencia no era doble en el fondo, y ese brusco descubrimiento me deslumbró. Sin razonarlo, sin análisis previo, viví de pronto el sentimiento maravilloso de que mi camino ideológico coincidiera con mi retorno latinoamericano; de que esa Revolución, la primera revolución socialista que me era dado seguir de cerca, fuera una revolución latinoamericana. Guardo la esperanza de que en mi segunda visita a Cuba, tres años más tarde, te haya mostrado que ese deslumbramiento y esa alegría no se quedaron en mero goce personal. Ahora me sentía situado en un punto donde convergían y se conciliaban mi convicción en un futuro socialista de la humanidad y mi regreso individual y sentimental a una Latinoamérica de la que me había marchado sin mirar hacia atrás muchos años antes.
Cuando regresé a Francia luego de esos dos viajes, comprendí mejor dos cosas. Por una parte, mi hasta entonces vago compromiso personal e intelectual con la lucha por el socialismo entraría, como ha entrado, en un terreno de definiciones concretas, de colaboración personal allí donde pudiera ser útil. Por otra parte, mi trabajo de escritor continuaría el rumbo que le marca mi manera de ser, y aunque en algún momento pudiera reflejar ese compromiso (como algún cuento que conoces y que ocurre en tu tierra) lo haría por las mismas razones de libertad estética que ahora me están llevando a escribir una novela que ocurre prácticamente fuera del tiempo y del espacio histórico. A riesgo de decepcionar a los catequistas y a los propugnadores del arte al servicio de las masas, sigo siendo ese cronopio que, como lo decía al comienzo, escribe para su regocijo o su sufrimiento personal, sin la menor concesión, sin obligaciones “latinoamericanas” o “socialistas” entendidas como a prioris pragmáticos. Y es aquí donde lo que traté de explicar al principio encuentra, creo, su justificación más profunda. Sé de sobra que vivir en Europa y escribir “argentino” escandalizan a los que exigen una especie de asistencia obligatoria a clase por parte del escritor. Una vez que para mi considerable estupefacción un jurado insensato me otorgó un premio en Buenos Aires, supe que alguna célebre novelista de esos pagos había dicho con patriótica indignación que los premios argentinos deberían darse solamente a los residentes en el país. Esta anécdota sintetiza en su considerable estupidez una actitud que alcanza a expresarse de muchas maneras pero que tiende siempre al mismo fin; incluso en Cuba, donde poco podría importar si habito en Francia o en Islandia, no han faltado los que se inquietan amistosamente por ese supuesto exilio. Como la falsa modestia no es mi fuerte, me asombra que a veces no se advierta hasta qué punto el eco que han podido despertar mis libros en Latinoamérica se deriva de que proponen una literatura cuya raíz nacional y regional está como potenciada por una experiencia más abierta y más compleja, y en la que cada evocación o recreación de lo originalmente mío alcanza su extrema tensión gracias a esa apertura sobre y desde un mundo que lo rebasa y en último extremo lo elige y lo perfecciona. Lo que entre ustedes ha hecho un Lezama Lima, es decir, asimilar y cubanizar por vía exclusivamente libresca y de síntesis magicopoética los elementos más heterogéneos de una cultura que abarca desde Parménides hasta Serge Diaghilev, me ocurre a mí hacerlo a través de experiencias tangibles, de contactos directos con una realidad que no tiene nada que ver con la información o la erudición pero que es su equivalente vital, la sangre misma de Europa. Y si de Lezama Lima puede afirmarse, como acaba de hacer Vargas Llosa en un bello ensayo aparecido en la revista Amaru, que su cubanidad se afirma soberana por esa asimilación de lo extranjero a los jugos y a la voz de su tierra, yo siento que también la argentinidad de mi obra ha ganado en vez de perder por esa ósmosis espiritual en la que el escritor no renuncia a nada, no traiciona nada, sino que sitúa su visión en un plano desde donde sus valores originales se insertan en una trama infinitamente más amplia y más rica y por eso mismo –como de sobra lo sé yo aunque otros lo nieguen– ganan a su vez en amplitud y riqueza, se recobran en lo que pueden tener de más hondo y de más valedero.
Por todo esto, comprenderás que mi “situación” no solamente no me preocupa en el plano personal sino que estoy dispuesto a seguir siendo un escritor latinoamericano en Francia. A salvo por el momento de toda coacción, de la censura o la autocensura que traban la expresión de los que viven en medios políticamente hostiles o condicionados por circunstancias de urgencia, mi problema sigue siendo, como debiste sentirlo al leer Rayuela, un problema metafísico, un desgarramiento continuo entre el monstruoso error de ser lo que somos como individuos y como pueblos en este siglo, y la entrevisión de un futuro en el que la sociedad humana culminaría por fin en este arquetipo del que el socialismo da una visión práctica y la poesía una visión espiritual. Desde el momento en que tomé conciencia del hecho humano esencial, esa búsqueda representa mi compromiso y mi deber. Pero ya no creo, como pude cómodamente creerlo en otro tiempo, que la literatura de mera creación imaginativa baste para sentir que he cumplido como escritor, puesto que mi noción de esa literatura ha cambiado y contiene en sí el conflicto entre la realización individual como la entendía el humanismo, y la realización colectiva como la entiende el socialismo, conflicto que alcanza su expresión quizá más desgarradora en el Marat-Sade de Peter Weiss. Jamás escribiré expresamente para nadie, minorías o mayorías, y la repercusión que tengan mis libros será siempre un fenómeno accesorio y ajeno a mi tarea; y sin embargo hoy sé que escribo para, que hay una intencionalidad que apunta a esa esperanza de un lector en el que reside ya la semilla del hombre futuro. No puedo ser indiferente al hecho de que mis libros hayan encontrado en los jóvenes latinoamericanos un eco vital, una confirmación de latencias, de vislumbres, de aperturas hacia el misterio y la extrañeza y la gran hermosura de la vida. Sé de escritores que me superan en muchos terrenos y cuyos libros, sin embargo, no entablan con los hombres de nuestras tierras el combate fraternal que libran los míos. La razón es simple, porque si alguna vez se pudo ser un gran escritor sin sentirse partícipe del destino histórico inmediato del hombre, en este momento no se puede escribir sin esa participación que es responsabilidad y obligación, y sólo las obras que la trasunten, aunque sean de pura imaginación, aunque inventen la infinita gama lúdica de que es capaz el poeta y el novelista, aunque jamás apunten directamente a esa participación, sólo ellas contendrán de alguna indecible manera ese temblor, esa presencia, esa atmósfera que las hace reconocibles y entrañables, que despierta en el lector un sentimiento de contacto y cercanía.
Si esto no es aún suficientemente claro, déjame completarlo con un ejemplo. Hace veinte años veía yo en un Paul Valéry el más alto exponente de la literatura occidental. Hoy continúo admirando al gran poeta y ensayista, pero ya no representa para mí ese ideal. No puede representarlo quien a lo largo de toda una vida consagrada a la meditación y a la creación, ignoró soberanamente (y no sólo en sus escritos) los dramas de la condición humana que en esos mismos años se abrían paso en la obra epónima de un André Malraux y, desgarrada y contradictoriamente pero de una manera admirable precisamente por ese desgarramiento y esas contradicciones, en un André Gide. Insisto en que a ningún escritor le exijo que se haga tribuno de la lucha que en tantos frentes se está librando contra el imperialismo, en todas sus formas, pero sí que sea testigo de su tiempo como lo querían Martínez Estrada y Camus, y que su obra o su vida (¿pero cómo separarlas?) den ese testimonio en la forma que les sea propia. Ya no es posible respetar como se respetó en otros tiempos al escritor que se refugiaba en una libertad mal entendida para dar la espalda a su propio signo humano, a su pobre y maravillosa condición de hombre entre hombres, de privilegiado entre desposeídos y martirizados.
Para mí, Roberto, y con esto terminaré, nada de eso es fácil. El lento, absorbente, infinito y egoísta comercio con la belleza y la cultura, la vida en un continente donde unas pocas horas me ponen frente a los frescos de Giotto o los Velázquez del Prado, en la curva del Rialto del Gran Canal o en esas salas londinenses donde se diría que las pinturas de Turner vuelven a inventar la luz, la tentación cotidiana de volver como en otros tiempos a una entrega total y fervorosa a los problemas estéticos e intelectuales, a la filosofía abstracta, a los altos juegos del pensamiento y de la imaginación, a la creación sin otro fin que el placer de la inteligencia y de la sensibilidad, libran en mí una interminable batalla con el sentimiento de que nada de todo eso se justifica éticamente si al mismo tiempo no se está abierto a los problemas vitales de los pueblos, si no se asume decididamente la condición de intelectual del tercer mundo en la medida en que todo intelectual, hoy en día, pertenece potencial o efectivamente al tercer mundo puesto que su sola vocación es un peligro, una amenaza, un escándalo para los que apoyan lenta pero seguramente el dedo en el gatillo de la bomba. Ayer, en Le Monde, un cable de la UPI transcribía declaraciones de Robert Mc Namara. Textualmente, el secretario norteamericano de la defensa (¿de qué defensa?) dice esto: “Estimamos que la explosión de un número relativamente pequeño de ojivas nucleares en cincuenta centros urbanos de China, destruiría la mitad de la población urbana (más de cincuenta millones de personas) y más de la mitad de la población industrial. Además, el ataque exterminaría a un gran número de personas que ocupan puestos clave en el gobierno, en la esfera técnica y en la dirección de las fábricas, así como una gran proporción de obreros especializados”. Cito este párrafo porque pienso que, después de leerlo, un escritor digno de tal nombre no puede volver a sus libros como si no hubiera pasado nada, no puede seguir escribiendo con el confortable sentimiento de que su misión se cumple en el mero ejercicio de una vocación de novelista, de poeta o de dramaturgo. Cuando leo un párrafo semejante, sé cuál de los dos elementos de mi naturaleza ha ganado la batalla. Incapaz de acción política, no renuncio a mi solitaria vocación de cultura, a mi empecinada búsqueda ontológica, a los juegos de la imaginación en sus planos más vertiginosos; pero todo eso no gira ya en sí mismo y por sí mismo, no tiene ya nada que ver con el cómodo humanismo de los mandarines de occidente. En lo más gratuito que pueda yo escribir asomará siempre una voluntad de contacto con el presente histórico del hombre, una participación en su larga marcha hacia lo mejor de sí mismo como colectividad y humanidad. Estoy convencido de que sólo la obra de aquellos intelectuales que respondan a esa pulsión y a esa rebeldía se encarnará en las conciencias de los pueblos y justificará con su acción presente y futura este oficio de escribir para el que hemos nacido.
Un abrazo muy fuerte de tu
Julio
11 de mayo
Querido Eduardo:
Apajarado por naturaleza, me encuentro con que no tengo la dirección ruanesca de Saúl, a quien quiero enviarle la carta adjunta. ¿Me hacés la gauchada? Muchas gracias.
Aquí nos tenés entre el tomillo, yo reponiéndome poco a poco del casi total breakdown con que salí de París y que se tradujo aquí en una serie de colapsos más o menos fastidiosos de los que he salido gracias al aire puro y doce horas de sueño por noche. Ya estoy mucho mejor, y me pongo al día con mi correo atrasado, que es inmenso, y una cantidad de obligaciones de todo orden. Pero los días son largos, estamos tranquilos, y ya conocés el ambiente de este pueblo y estos valles.
¿Te veré en París a fines de junio, o ya andarás lejos? Nosotros vamos a Amsterdam del 10 al 20, y luego nos quedaremos en París hasta casi fin de mes. Telefonearé a tu casa apenas llegue, pero de todas maneras mandame unas líneas uno de estos días, entre tanda y tanda de informes de esos expertos cuyo estilo hace tus delicias (y a veces las mías cuando me telefoneás al borde de la pataleta).
Espero que tu flamante taller marche muy bien, y sobre todo que lo estés invadiendo impetuosamente con telas de todos los tamaños y colores. Te informo que tu Fantasma de Saignon estaba esperándonos al lado de la estufa de mazout, como amable centinela de la casa, y que parece haber sido su ángel guardián, porque todo estaba impecable, aparte de cuatro kilos de arañas. Desgraciadamente Teodoro ha debido morirse, porque no vino a buscar leche y cariño; lo he sentido de veras, porque tengo la maldita costumbre de encariñarme.323
Cariños, y hasta siempre,
Julio
Saignon, May 11, 1967
Dear Guggenheim fellow and wife,
I owe you the answer to at least three letters, one scarf full of lovely badges, two poetry books, a tape recording, a copy of the New Yorker, and last and least but always welcomed, an advance copy of that inmortal work, End of the Game.
So, my debt is so immense, that to pay it I ought to mortgage my soul. The snag is that nobody would give a damn for it, so the only thing I can do is batter once more the old typewriter (it has 30 years of use, and millions of pages have gone under its rubber roll).324 Y además, Pablito, seguiré escribiendo en español porque tengo muchas cosas que decirte y el inglés es un idioma infernal para este pobre argentino. Por ejemplo, en la lista de todo lo que he recibido de ti en estos últimos tiempos se me estaba olvidando nada menos que el Mio Cid, ¡carajo! No sabes la alegría que me dio recibir el libro. Lo he traído conmigo a Saignon para mirarlo despacito, y cuando vengas a París ya hablaremos en detalle de tu traducción. Leí cinco páginas en voz alta, con gran estupefacción de Aurora, y me sonó muy bien. Yo creo que has encontrado el tono justo, y que la traducción es magnífica. Pero me gustará compararlo con el original español (me olvidé de traerlo), de modo que lo haré en París a la vuelta.
Primero de todo, felicitaciones por la beca y todo lo que significa para ti… y para mí. Pensar que Sara y tú van a estar en Old Paree dentro de pocos meses me parece casi increíble. Tú sabes que yo había perdido ya toda esperanza de verlos, porque dadas las circunstancias que bien conoces, jamás podría obtener una visa para ir a los USA, de modo que la venida de ustedes es la gran solución y la gran alegría.
Me alegro mucho de que me hayas escrito indicándome los diferentes y posibles planes de viaje para encontrarnos en Francia. Es absolutamente necesario que sincronicemos las cosas para que no haya desencuentros. Tú me indicas las diferentes posibilidades, y a mi vez te diré cuáles son nuestras obligaciones y planes, para ponernos bien de acuerdo.
Primero de todo, creo que no conviene que ustedes vengan en septiembre, porque Aurora y yo estaremos en Viena trabajando en la Atomic Agency. La conferencia de este organismo va del 20 al 30 de septiembre, es decir que nosotros saldremos de Saignon a mediados de septiembre, en auto, para ir a Viena (quizá pasando antes por Venecia). Es decir que septiembre está perdido. Ahora bien, a comienzos de octubre hay un congreso en Roma al que tiene que ir Aurora a trabajar, y yo la acompañaré. Como ves, septiembre y octubre son dos malos meses para encontrarnos.
Tú me dices que venir en noviembre no te parece tan bien como en septiembre, pero creo que te equivocas. En noviembre no hace todavía frío, y París está maravilloso, in full swing. Hay teatros, exposiciones, gente interesante, todo lo que quieras. Y además nosotros estaríamos de vuelta.
En ese caso, ¿por qué no haces primero tu gira por los colleges del sur, reúnes el dinero que ganarás con eso, y tranquilamente te vienes con Sara en noviembre? En esa forma tendrías la seguridad de encontrarnos en París. Yo creo que es el plan más razonable. Desde luego, si vinieras en septiembre-octubre, siempre quedaría la posibilidad de encontrarnos algunos días en otra capital, pero no sería lo mismo. No, no sería para nada lo mismo, y no me gusta. Yo quisiera que ustedes pasaran todo el tiempo posible cerca de nuestra casa, en nuestro ambiente, sin apuros ni preocupaciones. De modo que piénsalo bien y dime si crees que se puede arreglar así.
Por lo que se refiere a la vida material, no habrá problema. Muy cerca de nuestra casa hay dos hoteles baratos y agradables. En uno encontrarías habitación con baño. En el otro, además de eso tendrías una kitchenette en caso de que Sara prefiera cocinar algunas veces. Yo he llevado a esos hoteles a amigos cubanos, uruguayos, etc., y todos estuvieron contentos, de modo que creo que también lo estarían ustedes. Es una lástima que mi casa sea demasiado pequeña para alojarlos, pero te repito que los hoteles están a 100 metros de casa, de modo que será casi como si viviéramos juntos. El métro está en la esquina, y hay varios autobuses, de modo que las comunicaciones son excelentes para cualquier zona de París.
En resumen, creo que si ustedes vienen en noviembre y diciembre, lo pasaremos muy bien y te encontrarás un París magnífico. Espero que me avises en seguida cuáles son tus planes, y ojalá todo se arregle lo mejor posible.
Sarita querida, muchas gracias por el ejemplar de End of the Game, que está muy bonito. Tengo la impresión de que hemos elegido bien la serie de cuentos, y que algunos críticos dirán cosas interesantes sobre ellos. ¿Te dije que la crítica inglesa de Hopscotch ha sido más brillante que la norteamericana? Hubo menos equivocaciones, y en general los críticos percibieron mejor algunas de las intenciones de la novela. Este año tuve de nuevo muchas posibilidades de ganar el premio internacional de literatura, pero al final lo ganó Witold Gombrowicz, que es un gran escritor y lo merece ampliamente. Blow-Up está en este momento en el festival de Cannes, y podría ganar el premio. Veremos.
Muchas gracias por el New Yorker. El cuento325 salió muy bien y la explicación que diste, Pablo, sobre la guerra florida, era necesaria y me parece excelente. En los USA las guerras no son floridas, y por eso hay que explicar esas cosas. Ayer leí en Le Monde una declaración de McNamara, donde dice tranquilamente que los USA podrían tirar 50 “pequeñas” bombas sobre 50 centros urbanos de China, con lo cual se exterminaría a CINCUENTA MILLONES DE PERSONAS, sin contar otros VEINTICINCO MILLONES de técnicos, funcionarios, etc. On what a lovely time we’re living!326
Sara, lamento mucho, pero mucho, que te vayas de Pantheon Books, pero supongo que tienes tus razones para hacerlo y en ese sentido me alegro de que hayas tomado esa decisión. Muchas gracias por darme la seguridad de que quedo en buenas manos en Pantheon, aunque esas manos jamás serán tan buenas como las tuyas. I’m the loser, but I’m happy for you.327
Aquí en Saignon tendré tiempo para leer todos los poemas que me enviaste, Pablo. En cuanto al tape, ocurre otra de esas cosas increíbles que siempre me pasan con tus tapes. Sin duda lo grabaste en un recorder que tiene 4 tracks, porque en mi recorder no se entiende nada, es decir que se oyen dos voces, o dos músicas al mismo tiempo, hell. Tendré que buscar otro recorder; hace tiempo que pienso cambiar el mío, y lo haré en octubre cuando vuelva a París. Pero en cambio leeré los poemas impresos que me enviaste. Muchas gracias por todo.
Chicos, hasta pronto, y qué alegría saber que pronto nos encontraremos. La pobre Aurora sufre muchísimo pensando que no podrá hablar con ustedes porque su inglés, aunque lo lee y lo traduce, es inexistente desde el punto de vista oral. El mío también, pero en cambio yo soy un cínico y me las arreglo para hablar. Ustedes ya me oyeron y saben… Pero no importa, nosotros nos entendemos casi sin palabras, y eso es lo que cuenta.
Un gran abrazo,
Julio
Me alegro de que lo pasaron bien con Bud, a quien quiero mucho.
11 de mayo de 1967, en Saignon
Cher Patron,
En efecto, tu índice se vino pegadito al mío, y aquí te lo devuelvo para que lo admires en toda su belleza.
Los mexicanos se van a joder, pero no será culpa nuestra si se siguen haciendo los aztecas dormidos al pie de la pirámide de los sacrificios.
Aurora la de los rosados dedos (lo dijo Homero, no yo) está empezando a copiar a máquina los textos cronopiescos. Verás que hay bastantes, pero es cosa de que Pierre328 y vos hagan la selección que quepa en el librito. Eso sí, me gustaría que me digan cuál es la selección, pues a veces hay un cierto orden en esos textos que me gusta mantener. De modo que ustedes eligen y yo pongo en fila, uno, dos, uno, dos, derecha, izquierda, en su lugar descansen.
Me alegra la idea de que Pierre dibuje partiendo de la idea de “La caricia más profunda”. Aunque no dibuje nada también me alegra que haya tenido el impulso de dibujar. Son cosas que le hacen bien a uno.
Gracias por el inminente envío del cuadro, que tengo tantas ganas de ver en el living, y de las otras cosas. Y no pierdo la esperanza de verte llegar por aquí, donde el vino rosé está más perfumado que nunca y una abeja, hija de puta, me acaba de zampar un picotazo en el brazo que te la debo.
Abrazos a mis caracolitos y a Virginia. Aurora los recuerda mucho.
Moi, Patron, je suis à vos pieds,
Julio
Saignon, 13 de mayo de 1967
Querida Graciela:
¿Por qué pensó que no me gustaría su crítica de Todos los fuegos? No solamente me gusta mucho, sino que suscribo de lleno el criterio que la orienta y la interpretación de cada uno de los cuentos a que se refiere usted con algún detalle. Creo, ahora que tengo en la mano buena parte de las reseñas que se han hecho de ese libro, que no ha caído bien, en el sentido de que mucha gente se ha puesto a esperar nuevas Rayuelas, sin ocurrírsele que precisamente en ese libro yo digo muy claramente que nunca hay que aprovechar del impulso adquirido (la frase es de Gide), y que las verdaderas unidades no son nunca lineales sino sintéticas. Así como allí satirizaba al “lector-hembra”, sé muy bien que también hay “críticos-hembras”, a quienes toda nueva tentativa de un autor provoca desconcierto y evidente irritación. Ya Bruno, en “El perseguidor”, ¿se acuerda de sus miedos? Pero basta de autocitarme, que es feo y no se debe hacer. Lo hice solamente para poder decirle que su crítica de mis cuentos parte de ellos como hechos en sí, autónomos, aunque usted conoce como pocos mi obra total, y sabe enlazar y marcar los vínculos; pero precisamente el mérito de ese ensayo está en que no se deja dominar por la posible fuerza de lo precedente, y sabe mirar lo nuevo con una mirada equivalente a la que tenía el autor cuando lo imaginó y lo hizo. Ya ve que su envío me trae una alegría más.
Graciela, en París me dejé sus cartas anteriores, creyendo haberlas agregado a una carpeta con papeles. Es decir que no sé exactamente qué le prometí decirle o enviarle desde Saignon. ¿Le molesta enviarme dos líneas aclarándome sus problemas? Y perdón, pero si supiera lo que ha sido mi vida en estos últimos cinco meses, desde Cuba acá, creo que me ganaría su indulgencia.
Me alegro de que tuviera el impulso de visitar a mi madre, que ciertamente habrá estado muy contenta de conocerla. No necesitaba aclararme el motivo de su visita; jamás la sospecharía a usted una investigadora en la línea de The Aspern Papers.
Me divertí mucho con su nota sobre Mallea. Primero creí que era una coincidencia que alguno de los ejemplos de vocabulario fueran los mismos que cito yo en un pasaje de mi próximo libro (los textos diversos que saldrán en México), hasta que me acordé que usted misma me había citado algunos en una carta del año pasado. Por cierto que ya era tiempo que se empiece a decir la verdad sobre la obra de ese y de otros señores de nuestras letras; pero también me imagino el revuelo, el probable banquete de desagravio, etc. La felicito por su tranquila decisión y la forma en que la llevó a término.
Hasta pronto, con un saludo muy afectuoso de
Julio
Saignon, 19 de mayo de 1967
Cher patron,
Acabo de escribir una carta muy explícita y contundente a Orfila, dándole todas las razones que me señalaste por teléfono. No se dirá que no hemos hecho todo lo posible, como le decía el verdugo al condenado mientras le cortaba el pelo al pie de la guillotina.
Cronopio Julio, la noticia sobre el libro de los cronopios baila tregua y baila catala en mi corazón, y estoy tan contento que seguramente no se notaba en el teléfono. Vos comprendés que un libro ilustrado por Pierre y montado por vos es una especie de ideal platónico al que muy pocos pueden aspirar. Y para colmo te lo dicen por teléfono entre chirridos y explosiones y borborigmos de la línea.
Minotauro, es decir Porrúa, es decir un cronopio amigo, no va a tener el menor inconveniente en arreglarse con Losfeld, muy al contrario. Yo le escribiré a Paco poniéndolo en antecedentes, y vos decile nomás al editor que escriba pidiendo los derechos del libro a:
Monsieur Francisco Porrúa
Editorial MINOTAURO
Humberto I, 545
Buenos Aires.
Yo le haré notar a Paco, además, que dada la índole del libro, el plan es magnífico y el mejor imaginable. Paco tiene la edición alemana y además fue él quien editó los cronopios en la Argentina y le tiene al libro un enorme cariño. De modo que considerá el asunto arreglado, pues supongo que en el plano monetario también los editores se arreglarán sin inconvenientes.
Mis fechas de viajes son (con diferencia de uno o dos días) las siguientes:
Me voy de Saignon el 9 de junio, y desaparezco (en Amsterdam) hasta el 23, en que reaparezco en París donde me quedo hasta el 28 o 29. O sea que hasta el 9 de junio estamos en contacto, y luego nos vemos el 23 mismo o el 24 en París.
No me sorprende tu consulta sobre “cronopios” en vez de cronopiens. Es una cuestión de fidelidad a las cosas que amamos, y a mí mismo me ha costado mucho habituarme a la versión francesa (lo mismo por fameux en vez de famas). Pero acordate de la discusión con Juan y Sennelier sobre Los reyes. A fuerza de amor y de fidelidad al original, se pueden hacer grandes macanas. Ellos respetaban tanto el original, que el resultado era sumamente inaudible para muchas orejas francesas que yo respeto. Como traductor veterano, te digo que hay que someterse a veces al espíritu de la lengua a la cual se traduce, y en este caso, “cronopios” suena duro y exótico para el oído francés, mientras que la terminación en “iens” (que da idea de origen, nacionalidad, procedencia) se armoniza mejor con el texto.
Dis a Pierre que je suis bouleversé à l’idée qu’il pourrait faire vivre en images mes petites créatures. Quant à elles mêmes, que je connais assez bien, elles sont en train de se marrer (les cronopiens) tandis que les fameux astiquent leurs chaussures et ajustent leur noeuds papillons, et que les espérances regardent ce qui se passe d’un air ébahi. Quant à moi, je crois rêver, mais comme c’est une chose qui m’arrive tout le temps, j’arrive quand-même à me controler assez bien.329
Un abrazo para todos,
Julio
Saignon, 22 de mayo de 1967
Mi querido Paco:
Hasta hace poco el silencio tenía un solo nombre en español, ése. Ahora se llama Porrúa, existe un silencio Porrúa, yo vivo desde hace un mes envuelto en una gran masa de silencio Porrúa. In the stillness of the night, the Porrúa stillness roams about like a big rhinoceros creeping near the verandah. In fact it is the first rhinoceros which has been noticed to creep, but yours does.330 Y así pasa el tiempo y en el vasto agujero del espacio hay otro agujero más ominoso y perceptible que es el silencio Porrúa, y para decirte toda la verdad esta vida no puede seguir.
Vano es que Sara y Alicia (con esos nombres que deberían conmoverte por muchas razones) me digan en sus cartas que “Paco te escribe en seguida para... etc.”, vano es que Monsieur Galourdin, el cartero de Saignon, me ponga en los brazos diariamente entre medio kilo y tres arrobas de cartas y paquetes. Me basta mirar el abigarrado montón de mi fan-mail y las facturas a pagar para darme cuenta de que siempre hay un agujero cuadrado entre tantos colores, el silencio Porrúa con su estampilla de viento. Y yo vuelvo melancólico a la construcción de un objeto lleno de espejos, cubos de madera y caracoles que estoy fabricando para olvidarme un poco de la literatura, o estudio la escala de si bemol mayor en mi trompeta, para asombro de los numerosos escarabajos que circulan por el living de esta casa nacida para actividades más apacibles. ¿Vos realmente podrías explicarme qué carajo pasa?
Pero tomaré la delantera, te aplastaré con la arrolladora fuerza de mi generosidad, te escribiré una larga carta llena de consultas, dándote trabajo, obligándote a pedir expedientes y archivos, a dictar telegramas, a consultar asesores, te privaré de tu cafecito de las diez y media y de tu cinzano con bitter de las once y veinticinco. La verdad es que se han juntado bastantes cosas de las que te tengo que hablar, y si sigo esperando tu carta, oh mallarmeano urdidor de ausencias, me olvidaré de las cosas más importantes. Hasta hace unos días pensé, inquieto, que tu salud no andaría bien, pero Sara y Alicia me escriben que estuvieron contigo en el lanzamiento (si así se llama) de un libro de Silvina Bullrich, y comprendí que no llevarías la locura al extremo de ir a una cosa así estando enfermo, de lo cual me resultó consolador deducir que estabas perfectamente bien y que si no escribías era porque hotras hocupaciones harto himportantes te habsorbían. Como Aurora, por ejemplo, que a veces se olvida de hacer el almuerzo porque está cuidando una mata de no sé qué flores absurdas que se le han enfermado (el otro día compró un veneno para caracoles, esta Lady Macbeth of Saignon par Apt, y al otro día había tantos caracoles muertos que pasé un mal rato, yo que amo esos animalitos apacibles).
Pero no seamos currutacos y dejémonos de cucamonas, como diría Guillermo de Torre, y aquí van los diversos business pending:
TU VIAJE: Ahora tengo fechas, compromisos de trabajo y estado atmosférico y pluviométrico bien estudiados. Mis plazos de total libertad y disponibilidad en París (o, eventualmente, donde vos quieras) son del 1 al 20 de septiembre, y en Roma, del 1 al 9 de octubre. Antes y después de esas fechas, trabajos obligatorios en diversas urbes. Desde luego, en agosto estaremos todavía en Saignon, pero no sé si vos vendrías en ese mes. Si así fuera, y los plazos que te indico no te convinieran, habría que arreglar para vernos en agosto. No encuentro el pasaje de una carta tuya en que me dabas la fecha de la Feria de Francfort, pero creo que es hacia mediados de septiembre. Si fuera así, y ustedes desembarcaran en París a comienzos de septiembre, tendríamos del 1 al 20 para estar juntos en Lutecia, aparte de posibles excursiones y escapadas.
Avisame, pues, cómo te caen estas precisiones y [...]331 que todo va a andar bien así.
CRONOPIOS: Acaba de ocurrir algo muy [...] directeur de Le Terrain Vague, cuyas ediciones [...] (Sade, Lo Duca, humor negro, surrealismo, libros [...] pornografía de buena clase, y mucha poesía), me propone hacer una edición en francés del libro con categoría de lujo o semi-lujo (no, mejor dicho, en el estilo de la edición alemana pero en bien), nada menos que ilustrada por Pierre Alechinsky. El libro lo montaría Silva, que es amigo de Pierre y sería desde luego una edición maravillosa.
Yo pienso que a la Bestia la conmoverá la idea de esta edición de su criatura en Francia. Losfeld te escribirá sin duda para pedirte los derechos, y vos verás, pero espero que no haya inconvenientes. Pensé en la sombra adusta de Gallimard, en caso de que Uds. tengan una especie de obligación de consultar a Gallimard antes de vender algo mío a otra casa francesa; pero te señalo que a Gallimard no pueden interesarle para nada los cronopios, por la índole del libro, sin contar que en su santa vida harían una edición como la que harán Silva, Alechinsky y Le Terrain Vague.
También pienso que si te gustara la edición, un día podríamos hacerla en español con las ilustraciones de Alechinsky; pero eso es cosa futura y del dominio exclusivo de la Bestia.
RE EDUARDO CABALLERO BONALD: No sé nada de lo que decidiste sobre este asunto (cf. mi carta del 17 de abril). Yo no le contesté a este señor esperando tu parecer. Y la verdad es que la cosa tiene su importancia económica.
¿Tenés noticias de Rayuela en España?
RE HOLANDA: Carmen Balcells, of course de Barcelona y agente literaria como no dudo sabés, me dice que el editor J. M. Meulenhoff Uitgeverig, Rokin 44, Amsterdam (Att. Sr. D. W. Bloemena) pide ejemplares de lectura de todos mis libros con vistas a una opción en lengua holandesa.
Le contesto a Carmencita (la imagino gorda y bigotuda) que ustedes se ocuparán de ese asunto. Che, ese editor, ¿no será el mismo que hizo la locura de comprar los cronopios?
En su misma carta, la Carmen me dice que Feltrinelli sigue interesadísimo por Todos los juegos el juego (sic). Que es cierto lo sé porque Valerio Riva, hombre de Feltrinelli, me ha apestado por teléfono, cartas y hasta paquetes de bombones para que les dé libros, y además comisionaron a un italiano de la Unesco que trató de convencerme de que con Feltrinelli se gana mucho más que con Einaudi. Es cierto, pero Einaudi es quien me está editando y lo hace muy bien. Anyway, te pongo en autos.
RE ÁLBUM BUENOS AIRES: Me dicen las chicas que leíste mis textos y que no se te vio palidecer ni menear la cabeza con el signo anunciador de las peores cóleras. Por mi parte en estos días revisaré y enviaré a la imprenta la versión francesa; Laure Guille te remitirá a vos una copia para tu control, así como sus honorarios. Ha hecho una excelente traducción, como de costumbre. La imprenta suiza no me ha enviado pruebas de mi texto, pero supongo que llegarán en junio. No se me ocurrió ningún título para el álbum y la verdad es que la cursilería espera siempre allí apenas se intentan títulos como Ventanas sobre B.A., y cosas parecidas. Me confieso vencido.
RE ROA BASTOS: Don Augusto me escribe diciendo que prepara dos antologías, una para Siglo XXI de México, y otra para Jorge Álvarez. Me pide sendos textos, inéditos o éditos. Supongo que no te preocupa que le dé algo, por tratarse de antologías en las que figuran Fuentes, Vargas, Carpentier, Rulfo, García Márquez y Guimaraes. Es casi de oficio, pero de todos modos decímelo. Ya sabés que no quiero perjudicar ni siquiera en pequeña medida a Sudamericana.
RE GUILLAUME APOLLINAIRE: Te consulto por lo siguiente: Saúl Yurkievich, que es ahora profesor en Ruán y al que quizá conociste aunque es platense, tiene un libro sobre Apollinaire que es el primer libro en español sobre el poeta. No he visto el manuscrito, pero conozco a Saúl y descuento que debe ser un libro excelente. Losada prometió publicarlo con el apoyo del Fondo de las Artes, y cuando llegó el tal apoyo, exigió mucho más dinero que al comienzo. Saúl, que contaba con unos $ 300.000 para la edición, se encuentra con que le piden mucho más, no sé cuánto. Ergo, no lo hará con Losada y está muy desconcertado.
Yo no sé si en la línea de Sudamericana puede interesar un libro de ese tipo. Si en principio creés que vale la pena echarle una ojeada, me avisás y yo le escribo a Saúl que te mande una copia, sin compromiso alguno de tu parte. Si creés que no vale la pena, me lo decís nomás y yo le aviso a Saúl que busque por otro lado.
RE BRATISLAVA: El doctor Olériny (Vladimir) que es un gran cronopio me anuncia que va a publicar un tomo entero de cuentos míos.332 ¿Tiene los derechos? Supongo que sí. Me dice también que en Praga va a hacer Rayuela.333 ¿Tienen los derechos? Yo nomás te pongo sobre aviso. Mi mala memoria para estas cosas es horrenda.
Basta de negocios y hablemos del viento mistral que está soplando esta mañana en Saignon y que agita los cerezos de tal manera que no va a ser necesario subir con una escalera a recoger la fruta. Llevamos aquí 20 días, y ya me siento mejor de la inquietante crisis de fatiga con que me despedí de París. He puesto bastante al día mi correo, pude por fin leer tres libros seguidos, cosa que no me ocurría desde hacía meses, y el vinito rosé y los asados al aire libre harán el resto. Leí El doble, de Dostoievski, que siempre se me había escapado, Señas de identidad de Juan Goytisolo, que es su mejor libro dentro de la sencillez del conjunto, y ahora me estoy divirtiendo mucho con Tres tristes tigres de Guillermo Cabrera Infante, que trata del ambiente habanero que conocí bastante a fondo en enero y febrero. Pero leo sobre todo poesía, toneladas de poesía en todos los idiomas, y de noche le doy media hora, antes de dormir, al librito de Stephen Potter sobre el sentido del humor en la Isla. No me parece demasiado bueno, pero hay citas excelentes. En la trompeta he conseguido llegar al sol natural sobreagudo sin que vuelen por el aire pedazos de pulmón. El libro mexicano está parado, porque no nos llegan las últimas galeradas y Silva me manda unas puteadas epistolares que me divierten mucho. Lo que hicimos juntos en París salió muy divertido, y dejará bastante consternados a los señores que exigen seriedad en las letras. La mucha seriedad que hay en el libro no la verán, naturalmente. Sara y Alicia me regalaron unas excelentes fotos de patios y de ómnibus porteños para el libro.
¿VOS CUÁNDO VENÍS CON SARA? Tu viaje es lo que más me preocupa, lo único que me preocupa en un momento en que preocuparse por lo que ocurre en el mundo (¿leíste las declaraciones de McNamara sobre China?) parece casi un pleonasmo. Mirá, es absolutamente necesario tener dos o tres semanas para por fin hablar de verdad. Si podés arreglar para septiembre va a ser perfecto, pero avisame pronto porque realmente estoy inquieto y preocupado por este asunto. Los Blackburn también vienen a Europa (hace 6 años que no los veo) pero rápidamente les dije que no se aparezcan hasta noviembre; no quiero interferencias. Yo con Sara quiero hablar mano a mano, y con vos mano a mano, y se acabó, qué joder.
Sur ces paroles, como dicen en París, te ruego renuncies a tu empecinado rinoceronte y mandes unas líneas, digamos dos páginas.
Abrazos de Aurora que los quiere tanto,
y otro abrazo de
Julio
Saignon, 22 de mayo de 1967
Mi querido Paco:
Hace dos horas te mandé una larga carta. Ahora dos líneas para decirte que, RE HOLANDA, acabo de recibir este cable:
PLEASE OPTION AND READING COPIES OF YOUR WHOLE WORK
MEULENHOF POSTBUS 100 AMSTERDAM
Les contesto que he puesto el asunto en manos de Sudamericana.
Otro abrazo,
Julio
[...]334 velado. Aunque a ti te creo por fortuna incapaz de escribir nada sin que el humor esté presente, es un hecho que en T.T.T. el humor de la novela propiamente dicho es un humor existencial y desgarrado (cualquier descripción o situación en torno a los clubs nocturnos, sus mujeres y sus lances), mientras que el resto del libro (dos tercios contra uno) está escrito a base de un humor intelectual y desapegado, de contemplador y crítico, Silvestre y Arsenio dialogando, Bustrófedon, el infinito mundo del lenguaje donde tienes tu mejor coto de caza. Y esa escisión, ese doble humor, esa frecuente irrupción del ingenio allí donde el lector preferiría tu talento, es quizá la causa de que tu libro no me haya colmado como me colmaron muchos de sus capítulos. Vuelvo al comienzo de esta carta: exactamente lo mismo me han dicho a mí, con la diferencia de que los críticos son bastante insensibles a la noción de humor, y no ven más que los valores dramáticos, cuya interrupción o alteración los exaspera. En el caso de T.T.T., es evidente que a ti te importó muy poco que la tensión novelesca se fuera al demonio, pues de no ser así jamás hubieras intercalado los ejercicios de estilo sobre la muerte de Trotszky, e incluso el episodio de Campbell; se ve que preferiste intentar una especie de síntesis global a cargo del lector, que diera una idea equivalente a la idea que tienes de tu país o de tu ciudad. En esos casos, ocurre casi siempre que el lector inteligente logra la síntesis, pero a la vez no puede dejar de escoger, entre todos los materiales, aquellos que lo hirieron más de lleno, y lamentar que todo el libro no sea así. Pero (y aquí me autocastigo como corresponde) hay mucho de prejuicio en todo eso. Si voy a una exposición de cuadros, se sobreentiende que preferiré unos a otros, pero que eso no invalidará el sentido de la exposición en su conjunto. Sin contar que de novelas lineales y corridas estamos hasta las orejas.
Evacuadas estas inquietudes, déjame decirte lo que me he divertido, lo que me he reído con tu diabólica inteligencia y tu manejo de los elementos cubanos. Tuve suerte: en enero y febrero, solo en La Habana, me acerqué bastante a esos ambientes que describes como nadie. Así, le llevo una ventaja si quieres “testimonial” a otros lectores que deberán creerte sin las pruebas del caso. Para mí ha sido delicioso ir encontrando los nombres y las descripciones de todos los clubs nocturnos donde anduve tanto, donde vi a las Estrellas y a las Irenitas del momento, donde hablé con la gente de las tres de la mañana en las barras soñolientas. En mi primer viaje a Cuba, por razones comprensiblemente conyugales, no había conocido nada de eso, y desde luego Cuba también es eso, y cómo. Nada se explica allí sin sus mujeres y sus tragos. Un disco del Beny vale por muchos tomos de Portuondo. ¿De acuerdo, Cué?
Perdóname esta carta borroneada y rápida. Yo creo que este invierno iré a Londres a pasarme 10 días. En la niebla, entre copas, seguiremos juntos esta carta. Quisiera hablar horas y horas sobre cada uno de los tres tigres. Ahora, tristemente, tengo que ocuparme de mi gato que ha entrado en una evidente fase de histeria.
Un abrazo para Miriam, y hasta siempre, con todo afecto,
Julio
Saludos a Joe, of course.
Acabo de descubrir que me dejé tu dirección en París. Le envío ésta a Calvert, en Roma, para que te la reexpida.
Cronopio Julio:
Ahí van las fotos que me mandaron Alicia y Sara. Creo que la del patio (con las grandes hojas de filodendro o lo que sea) es muy bella, pero también me gusta mucho la de la viejita tendiendo, aunque no es un patio sino una especie de entrada de corralón. Bien mirado, esta última es formidable, con los tres patos de cerámica en primer plano, decime si no es genial. En todo caso vos verás la que te gusta más para “La caricia más profunda”. En el fondo la de los patos, con esa puerta que da a la pieza donde el tipo pensaba acostado, sería la mejor; tiene aire de patio aunque no lo sea, ¿no te parece?
Van los textos en francés. Yo creo que si caben todos, hay que poner el título general de Histoires des Cronopiens et des Fameux, y luego subdividirlo en dos partes como indico, MATIÈRE PLASTIQUE y HISTOIRES DES C... Si es demasiado texto, decime lo que te parece eliminable.
Cher Pierre, comme Julio te donnera ceci a lire, je voudrais te demander de jetter un TERRIBLE coup d’oeil sur ces textes, car il est possible que la traduction soit parfois faible. Ja te signale que certains anomalies pour une oreille française répondent a des anomalies semblables en espagnol. Donc, si tu peux les laisser passer, tant mieux. En tout cas, élimine, s’il te plaît, les erreurs flagrantes.
J’embrasse Micky, Virginia, Pierre, Julio, les petits escargots, et surtout la photo de W. C. Fields,335
Julio
Saignon, 31 de mayo de 1967
Patron:
Tu silencio me prueba que encontraste las galeras. Tant mieux.
Ayer por la mañana recibí una carta de Orfila, recién llegado de su viaje a la Argentina y otros países. Dice que toda Latinoamérica está con el culo a cuatro manos esperando nuestro libro. Es como para tener miedo.
En la carta de Orfila hay algunas cosas que tenés que saber inmediatamente. Primero, que tiene miedo de fracasar en las fechas de lanzamiento del libro. Cosa que no ocurriría si no fueran tan couillons y te hubieran mandado a vos las galeras.
Segundo, y esto te lo copio textualmente para que lo pienses, porque a vos te toca resolver:
“Aunque considero una irreverencia el entrometerme en tareas de escritores y artistas, quiero decirle que siempre me pareció un poco triste la carátula del libro proyectada por Julio en cuanto al color.
Comprendo que ha querido darle ese tan hermoso aspecto de libro viejo, o de libro de otra época o verniano, pero desgraciadamente me siento infiltrado por la opinión técnica librera y editorial de los que lo han visto –yo no vi la prueba que le enviaron– y me dicen que podría sacársele más provecho al proyecto si Silva aceptara un cambio de color.
Repito, que me animo a la irreverencia de esta intervención por si pudieran ustedes considerar lo que le estoy diciendo, pero de ningún modo quiero que piense que no aceptaremos el proyecto en la forma en que ustedes lo quieran.”
Voilà, a vos te toca meditar sobre esto y decidir.
Otra cosa: nosotros llegamos a París el 10 por la mañana, para seguir el 11 por la mañana a Amsterdam. En esas 24 horas, si querés, podríamos vernos e incluso trabajar un rato, si vos tenés material. Incluso te digo que yo podría llevarme material a corregir (puedo trabajar cómodamente en el tren y en el hotel) que te devolvería por expreso certificado. Pensá entonces en estas posibilidades. Te confirmo, además, que el 22 a más tardar estoy de vuelta en París, donde me quedo hasta el 29.
Estoy TAPADO de trabajo, y no demasiado bien de salud (restos de la fatiga de estos últimos meses). Dis à Pierre que j’ai reçu LE TEST DU TITRE,336 c’est très réussi. Dis-lui aussi que les enveloppes capitonnés qu’il emploie ne sont pas bonnes pour son livre; mon exemplaire est arrivé en assez piteux état. Heureusement la gravure était saine et sauve.337
Muchos cariños a todos, y hasta pronto,
Julio
Saignon, 3 de junio de 1967
Querida Graciela:
He cerrado todas las persianas de mi cuarto de trabajo, para no ver el sol de las tres de la tarde y no escuchar el zumbido de las abejas que saborean el tomillo y la lavanda. No hay mayor mérito en esto, porque sufro de fotofobia y trabajo siempre en la penumbra, pero aquí en el sur de Francia hay que hacer un esfuerzo para arrancarse al placer de estar en el campo y trabajar un poco. Si hubiera tenido mi grabador, que me olvidé en París, le hubiera contestado oralmente todas sus preguntas, y hubiera sido más divertido para los dos; pero no queda más remedio que recurrir una vez más a la máquina. Vamos a ver si puedo ayudarla un poco en su trabajo.
1) Datos biográficos. En el libro de Luis Harss hay ya bastantes, que le conviene consultar. (¿O no hay? Ya no me acuerdo.) Nací en Bruselas, en agosto de 1914. Signo astrológico, Virgo: por consiguiente, asténico, tendencias intelectuales, mi planeta es Mercurio y mi color el gris (aunque en realidad me gusta el verde). Mi nacimiento fue un producto del turismo y la diplomacia; a mi padre lo incorporaron a una misión comercial cerca de la legación argentina en Bélgica, y como acababa de casarse, se llevó a mi madre a Bruselas. Me tocó nacer en los días de la ocupación de Bruselas por los alemanes, a comienzos de la primera guerra mundial. Tenía casi 4 años cuando mi familia pudo volver a la Argentina; hablaba sobre todo francés, y de él me quedó la manera de pronunciar las r que nunca pude quitarme. Crecí en Banfield, pueblo suburbano de Buenos Aires, en una casa con un gran jardín lleno de gatos, perros, tortugas y cotorras; el paraíso. Pero en ese paraíso yo era ya Adán, en el sentido de que no guardo un recuerdo feliz de mi infancia; demasiadas servidumbres, una sensibilidad excesiva, una tristeza frecuente, asma, brazos rotos, primeros amores desesperados (“Los venenos” es muy autobiográfico). Estudios secundarios en Buenos Aires: maestro normal en 1932, profesor normal en Letras en 1935, primeros empleos, cátedras en pueblos y ciudades de campo, paso por Mendoza en 1944-45, después de 7 años de enseñar en escuelas secundarias. Renuncia a raíz del fracaso del movimiento antiperonista en el que anduve metido, vuelta a Buenos Aires. Ya llevaba 10 años escribiendo, pero no publicaba nada o casi nada (el tomito de sonetos, quizá un cuento). De 1946 a 1951, vida porteña, solitaria e independiente; convencido de ser un solterón irreductible, amigo de muy poca gente, melómano, lector a jornada completa, enamorado del cine, burguesito ciego a todo lo que pasaba más allá de la esfera de lo estético. Traductor público nacional, gran oficio para una vida como la mía en ese entonces, egoístamente solitaria e independiente. A todo esto, Perón Perón/ qué grande sos, etc., los altoparlantes en la esquina de mi estudio, exasperación creciente: en noviembre de 1951 vendí todo lo que tenía y me vine a París. El resto usted lo conoce, es Rayuela a ratos, es mi mujer y millares de hoteles, paisajes, exploración de Europa y de buena parte del mundo (en 1956 estuve en la India).
2) Orden de publicación de mis libros: en general sigue el orden temporal en que fueron escritos. Pero cuando escribí Los premios, había ya unas 50 páginas de apuntes sueltos que luego se aglutinaron en Rayuela. Y los cronopios nacieron en París en 1952 y fueron escritos en ese año y el siguiente, aunque sólo se publicaron en 1962.
3) Valor que asigno a Los reyes: creo que le dije algunas cosas a Harss sobre esto. Usted sabe que la idea de ese texto me vino en… un colectivo. Fue, estoy seguro, lo que los ingleses llaman a visitation. Esa misma noche empecé a escribir, a verme escribir más bien, y terminé el texto al otro día por la tarde. Yo estoy convencido de que fui usado, de que alguien hizo ese libro con mi mano. En todo caso me eligió bien, entre otras cosas porque yo sabía y sé una barbaridad sobre mitología (no por nada fui alumno de don Arturo Marasso) y los dioses y los héroes no me habían parecido nunca irreales sino todo lo contrario. Un recuerdo de adolescencia: la crisis de llanto, la desesperación irrestañable que fue para mí la escena de la muerte de Patroclo en la Ilíada. Ahora, después de tantos años, la relectura de Los reyes me agrada, sin ningún narcisismo, como si fuera un libro ajeno pero que contiene mucho de mí mismo. Le repito lo que le dije a Harss: ese libro es como una despedida inconsciente a una visión lujosa y estetizante del mundo; la prueba es que jamás volví a escribir una sola línea en ese estilo; otra prueba es que los cuentos de Bestiario, contemporáneos algunos y otros apenas posteriores a Los reyes, no tenían nada que ver con esa visión del mundo. Pero me alegro de ser su autor, de haber reivindicado al Minotauro. Hace dos o tres meses, María Casares dijo en París, en francés, el monólogo de Ariana; yo estaba en Cuba, y lamenté mucho no haber podido escucharla. Sí, guardo una vieja y casi secreta ternura por ese testament of beauty, en el doble sentido de la expresión.
4) A propósito de la posible publicación de mis poemas: Bueno, no se ría pero sucede una cosa muy divertida, cuyo secreto usted me guardará un tiempito, hasta que la noticia se confirme. Un cronopio italiano se me apareció un día con la noticia de que, para él, yo era un poeta considerable. Nunca sabré de dónde este cronopio había conseguido una serie de poemas míos, impresos a mimeógrafo y sólo dados a unos pocos amigos (a quienes no les gustaron). El cronopio no solamente ama mis cosas,338 sino que acaba de hacerme firmar un contrato para editar un volumen de poemas en italiano (aquí es donde usted empieza a reírse). A mí la cosa me parece tan descabellada que no puedo negarme, porque de cuando en cuando hay que divertirse un poco, y probablemente este mismo año, hacia noviembre, salga el librito. Como ve, ya no tengo derecho a seguir guardando tanto secreto sobre mi lado de hacedor de versos. Y por eso le mando algunos, los que tengo aquí; pero no son para publicar sino para usted, y, naturalmente, para citar lo que pueda interesarle cuando escriba su ensayo. Hagamos una cosa: si lo que va a leer le interesa, dígamelo y siempre me será posible, desde París, completarle mi opus carmina (el latín es de fabricación casera, nunca pasé de la lúgubre Introducción en el primer año de la calle Viamonte).
Le envío dos series de poemas; nada puede ser más diferente que una de la otra, y es por eso que le envío las dos, para situarla mejor. Hoy lamento bastante que Razones de la cólera no se publicara en la Argentina en la época en que fue escrito; incluso dos de esos poemas339 están incluidos en el libro “mexicano” del que paso a hablarle en
5) La vuelta al día en ochenta mundos: El sumario, que me pide usted, es difícil de hacer. Es una especie de baúl, de almanaque; de todos modos, dentro de dos o tres meses usted lo tendrá. Le adelanto algunos títulos: “Del sentimiento de lo fantástico”, “Teoría general de los piantados”, dos cuentos, poemas, un ensayo sobre criminología (no muy en serio). En resumen, ese libro es un divertimento, donde las ilustraciones y el texto juegan un ping-pong que puede agradar a un lector sensible.
6) Fotos: Le voy a hacer enviar directamente unas fotos que me hicieron Sara Facio y Alicia D’Amico, magníficas fotógrafas porteñas (a las que les he escrito un texto para un álbum sobre Buenos Aires que saldrá a fin de año). Supongo que pasarán unas semanas, pero estas chicas se las enviarán con toda seguridad.
Bueno, ya ve que el viaje a Amsterdam no interfirió en mi contestación, porque yo me sentía muy culpable y quise escribirle lo antes posible. Sé que estos datos son insuficientes, y al releer mi carta tengo la impresión de que todo está por decir; pero sólo hablando, quizá, podría llenar tantos huecos. En fin, siga preguntándome cuando se le planteen problemas en su trabajo; yo la ayudaré siempre. Y gracias.
Hasta pronto, con un abrazo de su amigo
Julio
Saignon, 3 de junio
Cher patron,
Qué manga de huevones, Dío patata! Después te vienen a decir que nuestros países no son subdesarrollados. Es en cosas así donde se ve el subdesarrollo, la improvisación y todo el resto. En fin, me alegro de que le hayas escrito inmediatamente a Orfila, pues siempre se gana un poco de tiempo.
Se ve que el reemplazante de Orfila no entendía nada, y ahora es seguro que el libro no lo tendrán para julio. Todos mis planes de corregir pruebas en estos días se fueron al tacho, pues con mucha suerte, dudo que recibas las galeras antes de dos semanas. Si te descuidás ni siquiera las compusieron…
Me alegro de que estés de acuerdo con lo de la tapa. En París, como me lo sugerís, arreglaremos juntos la cosa.
Hiciste muy bien en retirar un nuevo cronopio del paquete. A ellos les gusta muchísimo pasearse con vos, me consta. ¿No encontraste el envío de Sandoz? No me decís nada en tu carta, y me quedo con la espina, porque me habían escrito diciéndome que me enviaban el paquete.
Muchas gracias por el envío de los muebles. Cruzo los dedos de acuerdo con un secreto ritual caldeo, a fin de que el cuadro llegue en buenas condiciones.
Creo que ya no vale la pena que me contestes por escrito, a menos que haya algo muy urgente, pues el viernes salimos para allá. El sábado antes de mediodía espero telefonearte.
Te recomiendo la lectura de una fotonovela titulada Satanik, episodio “Embrasse et tue”. Es algo increíble como documento de los tiempos en que vivimos. Marquis de Sade pas mort, mais sérieusemente endommagé.340 Si lo comprás en un kiosko (vale 2 francos) tené cuidado de no dejarlo al alcance de Olivier. Ya tendrá tiempo de aprender solo cómo se clava una lanza en el estómago de una rubia en cueros.
Hasta muy pronto, con cariños para todos y un abrazo
Julio
Saignon (Vaucluse), 4 de junio de 1967
Señor Francisco de la Maza,
MÉXICO
Muy estimado señor y amigo:
Quiero agradecerle su hermoso Antinoo, que acabo de leer en estos días. Desde luego, un libro a tal punto exhaustivo es de por sí un documento de un valor fuera de lo común; pero en su caso, afortunadamente, hay mucho más que eso, hay la presencia continua de un escritor y de un artista, de alguien para quien el tema resulta evidentemente consustancial. Nunca me interesaron las obras de reconstrucción histórica cuyo autor no pasa de un ensamblador de documentos; soy de los que creen que la historia es uno de los muchos misterios que sólo pueden enfrentarse con armas en último término poéticas: la intuición, el sentido de los enlaces y los vínculos aparentemente más distantes y extraños. Con esas armas que usted ha empleado para devolver a la visión moderna un atisbo de lo que pudo ser el mundo de Adriano, y que nadie había sabido utilizar con tanta eficacia y tanta belleza.
A lo largo de casi veinte años en Europa, he podido ver una buena parte de la iconografía de Antinoo; su libro, ahora, me permite un conocimiento mucho más crítico de esas estatuas y esos bustos. Lo llevaré conmigo en mi próximo viaje a Italia; será un precioso maestro que me ayudará a acercarme una vez más a esos “tiempos fabulosos” de que habla Adriano por boca de Marguerite Yourcenar.
No quiero olvidar tampoco que la edición de su obra es muy bella, aunque lamento que el papel sea un tanto transparente y quite belleza a los clisés. Muchas gracias por haberme enviado dos ejemplares; uno de ellos irá a manos de un amigo de la Argentina, especialista en los Antoninos.
Si voy alguna vez a México, mucho me agradaría conocerlo personalmente. Le reitero mi agradecimiento por su hermoso envío, y lo saludo con muy cordial amistad.
Julio Cortázar
Saignon, le 5 Juin, 1967
Mon cher Jean,
Hier soir j’ai relu tes Sept Lettres. J’avais lu le livre le lendemain de notre rencontre chez toi, mais cette première lecture était trop hâtive, les images me trainaient par les yeux, m’obligeant à courir à travers les poèmes jusqu’à l’essouflement. Et cela avait été la merveille, la chute à pic, le saut vertigineux, presque la nausée vers la fin. Il fallait quand-même reprendre haleine. J’ai attendu, et hier soir j’ai lu lentement, les brides très courtes et très serrées. C’est beau, Jean, maintenant je commence à entrer pour de vrai dans ta poésie, mais c’est comme si j’entrais dans un corps minéral et diaphane à la fois, comme nager dans un diamant. Tout le temps j’ai cette sensation divergente d’être à la fois dans un univers d’une presque impitoyable pureté (et le pur est toujours dur et transparent), en même temps que l’air et l’eau m’enveloppent et me soutiennent. Je crois que je pourrais dire mieux ceci en espagnol, mais je préfère jeter sur le papier cet “état” que ta poésie crée en moi, sans y trop penser car là, tu le sais bien, la pensée anéantit en voulant ordonner et clarifier.
Il y a tant de choses que je ne comprends pas dans tes poèmes (les clés, les noms et les lieux, les pierres du Misérable, la tour des Rogues, l’Admirable –le visage de Breton m’est apparu un instant, ici–, l’Evitable, la réference a Salzbourg…), et puis il y a tout un vocabulaire d’une richesse qui se joue de mon pauvre lexique. Voudras-tu m’éclaircir quelques énigmes dans l’énigme de ton moulin, près du torrent? Je me réjouis à l’idéee que nous pourrions revoir ensemble les poèmes dans un lieu qui, je l’imagine, y est pour beaucoup.
Nous partons dans trois jours et revenons à Saignon le 30 Juin. Si on se téléphonai tout de suite* nous nous reverrions tous les cinq chez moi ou chez toi, selon les circonstances, et nous mettrions sur pied l’opération corse. Il y a une nouvelle: ma belle-soeur, qui est médécin aux USA, vient avec son fils de 4 ans passer une semaine à Saignon dans le courant du mois de Juillet (nous ne savons pas encore les dates exactes). Je crois, donc, que le mieux ce sera que nous allions au moulin début Août. Mais nous parlerons de tout cela à notre retour.
J’ai reçu un très beau et émouvant télégramme de Claude, qui était désolé par ma méprise. J’attends l’exemplaire de Don Felipe que je lui ai demandé. J’ai été très bête au sujet de l’histoire des partagas et des gitanes; mais au fond cela prouve combien l’amitié de Claude compte pour moi. J’aurais eu la même réaction s’il s’était agi de toi.
Aurora vous envoie toute son afection. Embrasse Raquel et Isabelle, et à bientôt,341
Julio
Saignon, 7 de junio de 1967
Mi querido Paco:
Qué alegría tu carta, hermano, yo ya estaba realmente inquieto por tu silencio, un poco olvidado del enorme trabajo que tenés. Qué alegría sobre todo por las noticias que me das sobre las posibilidades de viajar. Desde luego comprendo el problema económico, pero también creo con vos (y con Sara) que no podés venir solo por un viaje tan largo, y que vale la pena hacer todo lo posible para que la cosa salga bien.
Por lo que toca a la estancia en París, yo puedo colaborar un poco. Por desgracia, como verás pronto, nuestra casa es como una bicicleta, toda de perfil, sin tercera dimensión, y apenas cabemos nosotros y los libros, de manera que no podríamos alojarlos allí, lo que hubiera estado muy bien en todos los planos. Pero hace ya varios años que cuando vienen amigos (mi ración anual de cubanos, por ejemplo, y algunos argentinos), les conseguimos una pieza muy simpática con ducha (esto hay que subrayarlo todavía en París, donde la higiene y la cultura no tienen nada que ver), en un hotelito situado exactamente a una cuadra y media de casa. Es decir que allí vivirían barato (te mandaré las precisiones cuando quieras) y estaríamos a tiro desde la hora de la leche, como decía el Pelusa, hasta el último coñac o café o coca cola de las cuatro de la mañana. ¿Te parece bien? En materia de comida, Aurora exige la más alta frecuencia de ustedes en casa, y además hay que ver lo que sé yo en materia de bistrós y otros rebusques.
¿No tenés carnet de periodista, no lo podés conseguir? Aquí en Europa hay rebajas extraordinarias en los ferrocarriles, que llegan hasta el 50 %. Pensalo también.
Por último, sabés que tengo un autito, y con él podremos viajar cerca y lejos de París mientras ustedes estén allí, e incluso me ofrezco a llevarlos a Bélgica o a cualquier otra frontera; viajar en auto, en Europa, es una de las bellas artes, y a mí me gusta hacerlo y conozco todas las posibilidades en materia de hoteles, etapas y sándwiches.
Como ves, estoy en un estado de exaltación acentuado. Tu carta me ha servido para salir de la depresión que me causó el texto que sobre mí publicaron Sara y Alicia,342 donde me hacen decir algunas cosas que jamás dije (que por lo menos no dije así, como la vanidosa frase sobre Blow-Up; tengo mi vanidad, pero no agarra para ese lado); debo decir, aparte de eso, que las fotos me parecieron magníficas, y que me hizo una gracia bárbara verme robando toda una página del majestuoso rotograbado. (Si vieras las cosas que digo sobre estos últimos en el librito mexicano...343 También me hizo gracia que La Nación, siempre tan revirada conmigo, gastara tanta celulosa en mi homenaje. Desconfío, Paco, desconfío. Quiero decir que desconfío de mí. Pronto llegaré a esa horrible etapa a que aludía Macedonio, en que uno empieza a olvidarse el sombrero en la sopera.)
Che, qué bueno que la Bestia esté a su vez gastando tanta celulosa; tres libros mensuales es estupendo. Gracias por el envío (Gabriel y Calvino), que llegarán en estos días. Y ahora paso a las cuestiones que nos interesan por otros motivos.
CRONOPIOS: De acuerdo, me alegro muchísimo que te parezca bien la idea. Haré que Silva hable con Losfeld y apure los trámites. Pienso que Losfeld sería demasiado idiota si no te cediera los materiales para hacer una edición argentina; todo el mundo sale ganando.
EDUARDO CABALLERO: O.K. Le escribiré, y vos liquidarás el asunto. Me alegro de que por el lado Seix Barral la cosa ande bien. ¿Te parece que corregirán bien las pruebas? La idea de una errata en las remisiones al final de cada capítulo me hiela la sangre. Aunque debo señalarte que un tipo de La Habana se equivocó en el orden, embocó por otro lado, y dijo después que la novela le parecía formidable y que pensaba leerla equivocándose ex profeso de nuevo, para ver qué pasaba. Evidentemente, basta la salud.
¿RAYUELA EN TEL AVIV? Bueno, primero veamos qué pasa en el Medio Oriente (hasta hoy a mediodía la victoria de Israel era aplastante, pero eso no arregla nada, absolutamente nada, como tampoco lo hubiera arreglado su derrota). Si todo anda bien y el libro sale en Israel, va a ser divertido, porque de alguna manera Oliveira habrá llegado al kibbutz del deseo que tanto lo atormentaba...
ÁLBUM BUENOS AIRES: Ahhh. Suspiro de alivio puesto que aprobás los textos. Y que los poemas te gusten todavía más me parece una especie de rara recompensa. No sé bien de qué, de haberme negado durante 20 años a publicar poesía. Tal vez sea bueno que esos poemas hayan esperado tanto para aparecer en la Argentina.
Hace una semana envié la versión francesa a Suiza. Ayer escribieron acusando recibo; le mandarán las pruebas a Laure Bataillon para que las corrija. Todo va bien por ese lado. Y me alegro de que Luis344 traduzca mi texto al inglés; lo hará como él solo.
ANTOLOGÍA ROA BASTOS: O.K. también. Le propondré textos éditos.
APOLLINAIRE: Le escribo a Yurkiévich para que te haga llegar el libro. Qué bueno lo que me decís; ojalá la cosa ande bien.
Quiero terminar con una pequeña, digamos, figura. En el libro mexicano, al empezar mi explicación de la máquina de Esteban, alcé una construcción que muchos creerán mental y que para mí, como siempre, es otra cosa. O sea que me acordé que Duchamp había estado en B.A. en 1918, y pensé que a lo mejor había viajado en el barco donde Raymond Roussel sitúa a todos los personajes de las Nouvelles impressions d’Afrique. Si alguien tenía derecho a viajar allí era Duchamp, naturalmente. Luego pasé a señalar cómo un argentino que amaba y conocía como nadie la obra de Duchamp había creado una máquina para leer a Roussel, y que luego, mientras un argentino vivía solitario en París leyendo y estudiando a Roussel y a Duchamp, ese otro argentino de la calle Misiones inventaba una máquina para leer al argentino de París. Etc., vos ves el mecanismo. Bueno, hace una semana leí el libro de Pierre Cabanne, Entretiens avec Marcel Duchamp, publicado por Pierre Belfond hace dos o tres meses. En las págs. 107-8 encuentro lo siguiente:
M. Duchamp.- ...et je suis parti en juin-juillet 1918 pour enfin trouver un pays neutre qui s’apelle l’Argentine.
P. Cabanne.- En emportant ce que vous appeliez les “Sculptures de voyage”...
M.D.- Oui.
P.C.- Il s’agissait en réalité de morceaux de caoutchouc de dimensions variables et de différents couleurs que l’on suspendait au plafond...
M.D.- Ça prenait toute une pièce naturellement. C’étaient généralement des morceaux de bonnets de bain, en caoutchouc, que je découpais, que je collais ensemble, qui n’avaient aucune forme spéciale. Au bout de chaque morceau il y avait une ficelle qu’on attachait aux quatre coins de la pièce; donc, quand on entrait dans la pièce, on ne pouvait pas circuler car les ficelles vous en empêchaient...345
¿Te imaginás la cara de Oliveira? En todo caso imaginá la mía.
Bueno, mañana nos vamos a Amsterdam, y luego de pasar 5 días en París, del 24 al 29, volvemos el 30 a Saignon. Es decir que para esa fecha, si tenés algo que decirme, me pescás de vuelta en el rancho.
Un gran abrazo a Sara (me parece imposible que ese abrazo vaya a materializarse dentro de tan poco) y otro, ya casi materializado, para vos, de
Julio
Saignon, 1º de julio de 1967
Mi querido Ángel:
Como dicen los djinns en las noches arábigas, “cumplo y obedezco”. No precisamente a vos, sino a Marcia y a Roberto que, armados de telegramas, postales y otros úkases propios de la Unión Postal de Telecomunicaciones, insisten en que te envíe este “Viaje al país de los cronopios” para un número de Marcha dedicado a Cuba.
Tratándose de un texto de cronopios, nada me sorprendería que el número en cuestión haya salido ya hace dos meses, pero por las dudas te copio dicho texto con un calor de cuarenta y dos, y todas las cigarras de la Haute Provence congregadas en los árboles de mi rancho.
Notarás que indico en epígrafe que el textito en cuestión sale del libro que publicará Orfila dentro de un mes y medio más o menos; dado su carácter fragmentario, me parece mejor indicarlo así, aunque a vos te digo que en el libro no es más largo.
Dejo un blanco tipográficamente significativo para pedirte, con las manos juntas, que hagas cuidar lo más posible la corrección de pruebas. En Marcha empiezan por llamarme Cortasán en los ejemplares que generosamente me envían, y como yo vivo en un mundo mágico, sé que cuando se vulnera el nombre, todo lo demás se va por la banda. Por ejemplo, al corrector le parecerá que en vez de: “Favor de... etc.”, debería decir: “Por favor, etc.”, como en el Río de la Plata. También se sorprenderá por la palabra “conversatorio”, y, last but not LEAST, querrá mejorarme la puntuación, en vista de que de a ratos hay muchas comas y de a ratos ninguna. Vos, por favor, pasá el texto a la imprenta con el humilde pedido del autor de que lo dejen macanear solo. Y gracias.
De paso, te acuso recibo indirectamente del mensaje que mandaste con Mario Benedetti (jamás entenderé por qué esta máquina escribió “indirectamente” después de “recibo”). Te agradezco mucho tu lealtad y tu afecto al pedirme autorización previa para publicar textos míos, y ya ves que las cosas se combinan bien puesto que lo que aquí te envío sale de ese libro.
Me quedo hasta fines de agosto en Saignon. ¿No venís a Europa este año? Alguien me dijo que ibas al congreso de Caracas, donde también estarán Mario Vargas, García Márquez y otros. No iré, fiel a mi vieja obstinación, pero lo lamento por las charlas que hubiéramos tenido tantos cronopios juntos.
Algún día mandame dos líneas para saber de vos. Afectos de Aurora, y un abrazo muy fuerte de
Julio
Saignon par Apt (Vaucluse).
P. D. En la p. 3, la palabra “capi”, por capitán, vale. Así se la escuché a una aeromoza.
Saignon, 1º de julio de 1967
Querido Roberto:
Al llegar a París el 22 de junio, lo primero fue buscarte, y lo segundo enterarme de que ya no estabas en Europa. Me habías dicho, cuando nos telefoneamos de punta a punta de Francia, que te quedarías un mes largo, y confié en verte, pero comprendo que cumplida tu misión debías regresar de inmediato para hacer frente a los problemas de la revista y tantas otras cosas. Me consoló un poco oír hablar de ti a los amigos, entre ellos a Héctor Schmucler que se quedó fascinado por tu personalidad y tu talento en el curso de las emisiones que hizo contigo en la ORTF.346 Luego llegaron los Calvino, que me dieron más noticias tuyas; y Alejo, y otros…
Menos mal que mi tristeza se alivió con la admirable noche del Odeón, en que Triana y los suyos tuvieron un gran éxito. Yo había visto la pieza en La Habana y temía un poco el dépaysement inevitable en actores que salen de su país; pero no fue así, y el público reaccionó admirablemente. Luego, a la noche siguiente, estuve en una reunión en casa de Ugné Karvelis, donde pude charlar a gusto con Miriam, Revuelta y Triana. Faltabas tú, pero también estabas.
Gracias por tu cariñosa postal. No sabes cuánto me alegra que esas páginas mías te sirvan para la revista y reflejen un poco lo que habíamos planeado en nuestra reunión. No pude decirte por teléfono (tú parecías tremendamente apurado, o quizá te arranqué del sueño), que el número sobre Rubén me pareció magnífico, y que todos los amigos parisienses confirman esta impresión. La parte gráfica es admirable, y rompe en su momento oportuno la línea pop que, cumplido su ciclo, creo que debe ser sustituida por nuevas experiencias.
Misión cumplida: acaba de salir por expreso el texto sobre el viaje al país de los cronopios, que estará en pocas horas en manos de Ángel Rama. […]
Haydée Santamaría me escribe pidiéndome que colabore de alguna manera en la celebración del 26 de julio. Desde aquí, en Saignon, no puedo hacer nada personalmente, pero mi máquina de escribir hace lo suyo, muchos recortes, diarios, cartas y noticias se abren paso hacia personas que pueden ser útiles a la causa de Cuba. Ayudé un poco en la primera etapa del plan de exposición de afiches; luego hubo episodios algo rocambolescos (ustedes los cubanos, además de surrealistas, son de una susceptibilidad y una quisquillosidad que me divierte, aunque a veces me inquieta en la medida en que viejas querellas se cruzan en el camino de cosas que podrían salir muy bien y que no salen por la mala costumbre del pasado de gravitar demasiado sobre el presente; pero esto es mera reflexión personal, y no le hagas demasiado caso; de todas maneras supongo que todo saldrá bien).
Última cosa: acabo de leer en Punto Final, de Chile, tu “Julio Cortázar en Cuba”. Eres demasiado generoso, demasiado entusiasta en lo que a mí se refiere. No te puedo decir lo que me han conmovido muchas frases de esa nota. Fue como estar otra vez en tu casa, cerca de todo lo tuyo que es también un poco lo mío. Gracias.
Abrázame muy fuerte a Adelaida y a las niñas. Aurora les envía su afecto, y yo soy siempre
Julio
Saignon, 2 de julio de 1967
Querido León:
Llegué aquí hace dos días. La víspera de mi viaje recibí Palabras ajenas por correo aéreo, y esa noche leí las primeras treinta páginas. Somos bastante amigos como para poder decirte sin que me creas jactancioso, que mis obligaciones en materia de lecturas son tan inmensas (para no hablar de la mera correspondencia) que a veces me veo obligado a leer parcialmente libros que me gustaría conocer más a fondo. De todas maneras, 30 páginas dan una clara idea del mecanismo de tu pieza, y me permiten coincidir con vos en que la mera lectura resulta fatigosa, pues falta la mecánica teatral, las voces y los cambios de planos y supongo luces y acentos que han de darle toda su fuerza. Pero la idea es muy buena, y se me ocurre que esa especie de tremendo oratorio (la palabra resulta irónica, pero no se me ocurre otra) puede tener un efecto muy profundo en cualquier público del mundo.
Por las razones antedichas, es decir, que no iba a seguir la lectura, no me traje el ejemplar a Saignon. Ahora lo lamento, pues si hubiera recibido al mismo tiempo tu carta lo habría enviado inmediatamente a los amigos cubanos. Tendrá que esperar hasta comienzos de septiembre, en que lo haré apenas regrese a París. Se me ocurre que allá hay un medio más que favorable para el montaje de tu pieza, aunque no te oculto que las dificultades de orden material frenan bastante la producción teatral, sin contar que los cubanos producen mucho y bueno, y las ocho o nueve salas teatrales están desbordadas de producciones que se renuevan continuamente. Sin embargo, entiendo que una palabra mía a gentes como Virgilio Piñera o José Triana podrán ayudar a que tu obra sea conocida en Cuba.
Yo iré casi seguramente a La Habana en enero, con motivo del congreso de escritores del tercer mundo. Será la ocasión de completar personalmente lo que iniciaré enviando tu pieza en septiembre.
Quisiera escribirte más largo, pero (y te lo vuelvo a decir a riesgo de que me tomes por un “hombre célebre”) acabo de encontrar aquí dos metros cúbicos de correspondencia, revistas y paquetes postales. Y a veces también a mí me gustaría escribir por mi cuenta... Aprovecho para pedirte, dentro de este contexto, que le digas a tu encantadora, sensible e inteligentísima Marialí que no podré responder por ahora a su carta, que la felicito por sus estudios, y que me perdone este silencio que a mí me duele tanto como a ella. Qué querés, mis verdaderas cartas a los amigos son mis libros; y cada vez tengo menos tiempo para hacerlos.
Un abrazo muy fuerte para todos los tuyos, con especial ralenti cuando le toque el turno a Marialí. Ojalá nos veamos en Buenos Aires uno de estos años. Te abrazo con todo afecto,
Julio
Aurora les envía su afecto. Está cortando el pasto del jardín, que en nuestra ausencia se ha convertido en un perfecto fondo para una tela del Aduanero.
Saignon, 2 de julio de 1967
Mi querida Graciela:
Llegamos hace dos días a este ranchito caluroso y asoleado, y además de las cigarras y las cerezas encontré varios metros cúbicos de correspondencia y paquetes acumulados a lo largo de un mes. Ahora empiezo a comprender por qué ciertos autores tienen secretarias; yo, desde luego, no la tendré jamás, pero la verdad es que me abruma esta correspondencia, muchas veces urgente e importante (mis simpatías por la causa cubana significan múltiples obligaciones epistolares), y me duele no tener más tiempo para lo mío y para contestar largamente a quienes, como usted, están tan cerca de mi mundo.
Sus dos cartas estaban aquí, y me dieron una gran alegría. Hay en ellas unas cuantas cosas que exigen respuesta, y aunque me perdonará que sea demasiado breve, por lo que le digo más arriba, espero dejar bien aclarados los problemas más importantes.
Entendido: desde París le enviaré Los reyes y más poesía (lo de opus poetica completa, como dice usted, me resulta complicado, porque mis poemas andan bastante dispersos en papeles sueltos y “libros” hechos con mimeógrafo; pero prometo buscar hasta quedar cubierto de polvo y telarañas).
No, no hay ningún equívoco, Graciela. Ya sé que usted no valora preferentemente mi poesía, ni mucho menos. Debo de haberme expresado muy mal. En realidad está sucediendo un fenómeno curioso en estos últimos tiempos, y es que paralelamente a su interés por mi poesía, yo mismo vuelvo a ella, la releo, y descubro que fui un tanto injusto al negarme sistemáticamente a darla a conocer en otros tiempos. Creo haberle contado que un poeta italiano va a sacar un tomo de poemas míos traducidos por él; por un lado, mi sentido cronopiesco del humor hace que me divierta enormemente al pensar que primero seré leído en italiano que en español, pero por otro lado no me niego ya a serlo en este idioma cuando se trata de mis versos. Quede aclarado de paso que, en lo que se refiere a su estudio sobre mí, está autorizada con la máxima libertad a citar poemas, pasajes, fragmentos, todo lo que le parezca bien.
Comprendo sus reparos al ensayo de Harss. Estoy en parte de acuerdo, pero debo disculparlo en cierto sentido porque muchas de las cosas un tanto irónicas o des-valorativas que él dice, en realidad las dice porque yo empecé por decírselas a él. La frase sobre Presencia347 es un ejemplo. Usted, desde luego, tiene pleno derecho a pensar de otra manera. Creo, sí, que Harss no sintió Los reyes como usted o como yo mismo, y que lo despachó un tanto apresuradamente. Y que se mostró demasiado exigente con respecto a Los premios que, como dijo una tía mía, es un amor de librito.
En su segunda carta usted dice exactamente algo que yo acabo de escribir sobre mí mismo; creo que le alegrará tanta coincidencia a distancia y sin haber hablado previamente del asunto. En la revista de la Casa de las Américas saldrá el mes que viene una carta mía a Fernández Retamar en que me planteo el problema del intelectual en estos tiempos, y por centésima vez reabro el problema del “compromiso”. Allí, hacia el final, encontrará otra vez a Jano, al hombre que hoy sabe que debe hacer todo lo que pueda por el tercer mundo y por los desposeídos (digamos mi poesía de “tirador de bombas contra todo”, como dice usted), y al mismo tiempo al enamorado de las más puras obras en la línea clásica, al nostálgico incurable de Mallarmé y de Góngora, de Valéry y de las catedrales románicas. Me alegro de que usted haya planteado esta aparente dicotomía, que es en realidad una búsqueda de unidad en un plano que concilie los contrarios –lo que en el orden metafísico angustiaba a un tal Oliveira.
Me pregunta usted por El examen. Bueno, duerme en un cajoncito, como todo lo que está muerto. Fue una lástima que no se publicara en 1950 cuando lo escribí, porque entre otras cosas resultó que yo tenía doble vista y, tres años antes de que ocurriera, describí minuciosamente los funerales de Eva Perón. Cuando leí los diarios en París, años más tarde, y vi los noticiosos en el cine, comprendí que de alguna manera había perforado el futuro en ese capítulo de la novela. Aparte de eso (y a pesar de eso) supongo que era un libro bastante malo. Hace unos días Carlos Fuentes me pidió el capítulo en cuestión para una antología sobre “padres (y madres) de la patria” sudamericanos, en que colaborarían Vargas Llosa, Carpentier, etc. A lo mejor es divertido publicar 17 años después un episodio escrito 2 años antes de que el verdadero episodio se produjera. Todos los tiempos el tiempo.
En cuanto a la otra novela, aquí está. Cuando conteste los tres metros cúbicos de que le hablé antes, trataré de escribirla por tercera vez; hasta ahora no me gusta. Trata de vampiros, inter alia.
¿Don Arturo Marasso? Me inquieta un tiempo de verbo en su frase. Todavía vive, ¿verdad? Don Arturo me enseñó literatura griega y española en el Normal de Profesores “Mariano Acosta”. Con Vicente Fatone, fue el único profesor del que me acuerdo. Algún día escribiré algo sobre esas clases, sobre esos tiempos. ¿Nunca se hizo un homenaje por escrito a Marasso, un mélange amistoso para ofrecerle? Yo, desde luego, participaría con mucho gusto.
Bueno, Graciela, creo haberle contestado –mal, pobremente, pero en fin…– lo más importante de sus preguntas. Ah, las fotos. Les he escrito a las muchachas pidiéndoles que me las envíen a mí y diciéndoles que son para usted y que si usted las utiliza, indicará naturalmente el nombre de las autoras. Vamos a ver qué pasa; creo que aceptarán. Algunas de ellas las habrá visto en La Nación, donde además estas criaturas me hacen decir unas cosas increíbles que jamás se me hubiera ocurrido pensar en esta vida.
Hasta siempre, no se enferme de nuevo, y reciba un abrazo cariñoso de su siempre amigo
Julio
Estaré en Saignon hasta fines de agosto.
Saignon (Vaucluse), 2 de julio de 1967
Queridas chicas:
Les acuso recibo tardío de la página de La Nación, que me llegó en vísperas de nuestro viaje a Amsterdam, seguido de una semana parisiense. Hace dos días que hemos regresado al ranchito del sur, y quiero que sepan que recibí la página del rotograbado, y que la generosa multiplicación de mi cara a lo largo y a lo ancho de esa venerable publicación me dejó considerablemente estupefacto.
Somos demasiado amigos ya como para que no les diga con toda franqueza que así como me gustaron las fotos elegidas por ustedes, las frases que me hacen decir no siempre cuentan con mi asentimiento. No niego haberlas dicho, pero siempre que se extrae una frase de un contexto más amplio, del ir y venir de una conversación, hay el peligro de que asuma una significación diferente, se vuelva exagerada o vanidosa. Es posible que yo haya dicho que en mí hay dos temas permanentes, y que me obsesionan la muerte y la locura. Pero, la verdad, dicho así aisladamente suena como una sentenciosa afirmación de “hombre importante”, y nada me produce más horror que ser juzgado desde ese punto de vista. Lo mismo cuando me hacen decir que he recibido noticias de Nueva York sobre Blow-Up, afirmando que es sensacional, y que es más Cortázar que Antonioni. Todo eso exigía más matices, pero desde luego una columna no da para más, y además pensemos que los lectores leen rápido y no son demasiado exigentes en ese tipo de declaraciones. Ya ven que les he pegado un reto epistolar de veinte líneas, y espero que estén haciendo pucheros y jurando que en el futuro jamás publicarán nada mío sin someterme primero los borradores. (Cosa que no harán, desde luego.)
(Espacio en blanco para que caigan las lágrimas de Sara y Alicia.)
La imprenta le mandará a Laure Guille las pruebas de la versión francesa. En cuanto al texto en español, no me han enviado nada hasta ahora. ¿Lo corrigen ustedes en B.A.? No era eso lo convenido, creo. Ya saben que estoy dispuesto, y que incluso deseo la oportunidad de corregir yo mismo las pruebas. Si escriben a Lausanne, díganlo a la imprenta para evitar malentendidos.
Con la generosidad a la que ya me tienen acostumbrado, ustedes me ofrecieron enviarme copias de las fotos que me interesaran. En ese caso, y agradeciéndoles desde ahora tanta bondad, les pido las: 42/539, 558, 505 y 550. Una amiga de Mendoza está terminando un libro sobre mí y quiere ilustrarlo. ¿Puede utilizar esas fotos, poniendo la mención correspondiente? Díganmelo francamente. Como son las mejores fotos que jamás me han hecho, yo estaría muy contento de que así fuera, pero si hay problemas de otro orden, también quiero saberlo.
Aurora les envía un saludo afectuoso, y yo las abrazo con mucho cariño,
Julio
Saignon, 3 de julio de 1967
Mi querido Mario:
Llegamos hace dos días a Saignon, y entre dos metros cúbicos de cartas y paquetes, me encontré con tu carta del 11 de junio que me dio como siempre una gran alegría. También había una del otro Mario, el uruguayo, en que me decía que los había visitado a ustedes en Londres, noticia que me produjo considerable envidia.
Aunque no demasiado de acuerdo con tu teoría sobre mi influencia sobre Antonioni, tu crítica de Blow-Up me gustó mucho por la cantidad de líneas de fuga y aperturas que tiende en todo sentido. Vi el film en Amsterdam, volví a verlo en París, y me dejó las dos veces bastante frío. Objetivamente te digo que lo vi como si fuera cualquier otro film, sin que la mención de mi nombre en los títulos me situara en una perspectiva diferente. Claro está que una cosa es lo que uno pretende y otra la que realmente ocurre en los planos más profundos; es posible que mi reacción haya tenido algo de resentimiento inconsciente. Sólo inconsciente porque desde un principio A. y yo decidimos que él trabajaría por su cuenta, basándose tan sólo en la idea central de mi cuento; pero ya he vivido demasiado como para no saber que en mí hay muchos, y que eso que llamamos una opinión es el producto misterioso de infinitos planos de los que sólo conocemos unos pocos, en general los menos importantes. Admiré el genio cinematográfico de A., su admirable manejo de cámara, y la secuencia de las ampliaciones de la fotografía me parecieron lo mejor del film. Te diré que sólo me reconocí en un brevísimo instante, que me conmovió mucho: cuando el fotógrafo vuelve al parque y descubre que el cadáver ha desaparecido, la cámara enfoca el cielo y las ramas de un árbol que el viento agita. Ahí, en esa toma que dura apenas dos segundos, sentí que había algo mío. El resto, quizá por suerte, es íntegramente de Antonioni.
Me has dejado estupefacto con tu referencia a un ensayo mío titulado “La situación de la novela”, publicado en Imagen. Primero no sé que jamás haya escrito ese ensayo, y segundo, no conozco la publicación llamada Imagen. Hace diecisiete años escribí un ensayo bastante largo sobre la novela, que salió en Cuadenos Americanos,348 y que nadie o casi nadie leyó en ese entonces. ¿Lo habrán reproducido aprovechando que mis textos son más solicitados ahora? Si un día me mandas dos líneas (no quiero molestarte por tonterías) dime en todo caso de dónde es esa revista para procurármela.
Estuve unos días en París, para ver La noche de los asesinos y encontrarme otra vez con Miriam Acevedo y José Triana. Lo pasé muy bien, y la obra fue estupendamente recibida por el público, como se merece.
Muy regocijante tu anécdota sobre la conferencia de Asturias. Lo que pueden los años, las alienaciones de todo orden y las anteojeras. Lo más regocijante es que una de las cumbres literarias se llame Volodia Teitelboim. Es para creer que lo has inventado. En cuanto a la intervención de Madame Asturias, era previsible: hace años que hace de apuntador del marido, cuando no toma directamente la palabra como ha hecho ya en varios congresos de escritores, para asombro de los circunstantes.
¿Tu novela avanza? Te deseo buen trabajo, y que Patricia y Alvarito estén muy bien. Afectos de Aurora, y un gran abrazo
Julio
Saignon, 3 de julio de 1967
Querido Eduardo:
Encontré tu carta del 12 de junio, que me enviaste a Saignon olvidado de que yo me había ido a Amsterdam. Te agradezco la confianza al decirme tan llanamente tu tristeza y tu estado de ánimo. Yo sabía de sobra que esa mañana en que anduvimos por el Museo mirando a Duchamp, estabas como salido de vos mismo, pero a la vez sentí que te hacía bien charlar un rato, saber tranquilamente que tenías un amigo capaz de comprender.
Ojalá estas líneas te encuentren mejor. ¿Te puedo pedir un pequeño servicio? Me escriben de La Habana que Lezama Lima, asmático crónico, necesita un medicamento que se llamaría (mi corresponsal no tiene una ortografía muy segura) Dyspne Intral. Será quizá Dysnée Intral.349 Si lo conoces, si puedes comprar una cantidad que haga un pequeño paquete, te ruego pongas el nombre José L. L., a mí como remitente, y se lo dés a Marinello para que lo mande por valija dip. La dirección de Lezama es: Trocadero 162 bajos, La Habana. A nuestra vuelta –vos de las Américas, yo de Viena– me dirás cuánto te debo.
Escribí dos líneas un día de éstos. Un gran abrazo
Julio
Aurora, radical intransigente como la llamás en tu carta, se conmovió con ella como si fuera socialista de la Casa del Pueblo.
Saignon, 10 de julio de 1967
Mi querido Paco:
Acabo de saber por carta de mi madre, que mi hermana ha intentado suicidarse. No me sorprende demasiado, porque no es la primera vez, y vos estás bien enterado de que se trata de una psicópata. Mi problema es mi madre, que tendrá que hacer frente a una posible internación, gastos de toda naturaleza, etc. Por eso te envío estas dos líneas para pedirte que, en aplicación de lo que convinimos hace un tiempo con aquel dinero de Minotauro, le hagas llegar lo antes que puedas una cantidad que dejo a tu discreción o a tus posibilidades del momento; si podés y preferís liquidar el total, hacelo. En todo caso, quisiera que mi madre no tenga por lo menos problemas económicos en este momento en que se siente tan mal.
Cuando tengas un rato, mandame noticias sobre tu viaje, y entraremos en un contacto más normal. Nosotros nos quedamos hasta fines de agosto en Saignon. Podés, para ganar tiempo, escribirme directamente aquí. Gracias por todo, y un gran abrazo para Sara y para vos de
Julio
Saignon (Vaucluse), 12 de julio de 1967
En el número 1 (15-30 de mayo de 1967) de la revista que Ud. dirige, y que publica el Instituto Nacional de Cultura y Bellas Artes de su país encuentro un extenso ensayo mío titulado “La situación de la novela”.
La publicación de ese texto constituye una doble estafa, al lector y al autor. La supuesta colaboración, publicada a todo trapo, con mi fotografía precediendo siete páginas de apretado texto no ha sido autorizada por mí, y ello por una razón muy sencilla: El ensayo en cuestión fue escrito en 1949 o 1950, y publicado en esa misma época por la revista Cuadernos Americanos, de México.
A Cuadernos Americanos le cabe intervenir, si lo estima oportuno, en el caso de piratería intelectual que supone la publicación de ese ensayo en la revista Imagen. Por mi parte, reitero la acusación de estafa, esta vez en un terreno estrictamente intelectual. En efecto, mi ensayo aparece en Imagen con las deliberadas características de una colaboración reciente. En ninguna parte se indica su procedencia ni su fecha de origen, lo cual, dado el tema que trata, hubiera sido de elemental honestidad para con el lector que, desconcertado, se asombrará de que en 1967 un escritor se ocupe extensamente de la novela actual sin hacer la menor mención, entre otras cosas, del nouveau roman francés, y que los ejemplos citados de autores contemporáneos no vayan más allá de Malraux, Huxley o Graham Greene.
Por si no bastara, a los redactores de Imagen parece haberles importado muy poco el contenido en sí del ensayo, sin duda demasiado satisfechos por haber tenido la suerte de desenterrar un antiguo trabajo del que nadie, incluso el autor, se acordaba ya. La prueba de ello es que incurren en el ridículo de reproducirlo sin el menor examen crítico de sus erratas originales. Una de ellas, por ejemplo, convierte a Kafka en el autor de un relato de........ William Faulkner, y otra proclama que “el novelista es ese hombre que no se asusta del número”, cuando de lo que no se asusta el novelista es del númeno kantiano; etc.
La estafa, lo repito, es doble: El lector de buena fe creerá leer un trabajo reciente sobre un tema que cambia y se renueva de continuo, y tropezará en cambio con un texto que a lo sumo puede tener interés académico. A su vez, el autor aparece sosteniendo en 1967 una serie de puntos de vista quizá válidos en 1949 pero que no siempre siguen siendo los suyos, con el riesgo de que muchos lectores desprevenidos lo crean en abierta contradicción consigo mismo.
Sin embargo, aparte del daño moral o intelectual que pueda causarme esta vergonzosa apropiación de bienes ajenos por parte de Imagen, lo que me mueve a escribir esta carta y a darle la máxima difusión, es algo que va mucho más allá del episodio en sí y de mi propia persona. No es la primera vez que en América Latina se publican textos míos no autorizados, y me consta que a muchos escritores les ha ocurrido lo mismo. La repetición de estas piraterías y el desenfado con que se llevan a cabo demuestra que en materia de propiedad (y de probidad) intelectual estamos tan subdesarrollados como en lo que toca a las industrias o al porcentaje de analfabetos. Ello no impide que la revista Imagen, que se presenta como publicación del Instituto Nacional de Cultura y Bellas Artes de Venezuela, afirme en su presentación que, en materia de cultura, América Latina está “llegando a mostrar mayoría de edad”. No la demuestra, en todo caso, a través de esa revista.
Soy el primero en creer que en muchos aspectos de su labor intelectual nuestros países comienzan a salir del colonialismo y a estructurar sus legítimas culturas; precisamente por eso, entiendo que debe denunciarse más que nunca la supervivencia de tantos hijos de Drake y de Hawkins en las aguas editoriales y publicitarias, para acabar con ellos de una vez por todas.
Julio Cortázar
Saignon, 12 de julio de 1967
Mi querido Ángel:
Espero que te llegó el texto sobre los cronopios cubanos. Lo que te envío ahora es algo muy diferente: copia de una carta que le he mandado al director de la revista Imagen, de Caracas. El texto te dirá la razón.
Por primera vez me ha indignado de veras este caso de frescura, y creo que es el deber de todos darle a esta carta su máxima difusión. Si lo hacés en Marcha, te estaré muy agradecido, porque conozco los alcances de tu revista y sé que será una buena obra de desinfección intelectual. Envío otras copias a Cuadernos Americanos (si es que sigue saliendo), a Orfila Reynal, a amigos peruanos, etc.350
Vos te sonreirás sardónicamente, porque te acordarás de nuestro diálogo en La Habana. Pero sé de sobra que nos entendimos muy bien en ese terreno, sin contar que lo sucedido con Marcha no tenía la menor importancia al lado de lo que acaban de hacerme en Imagen. Desde luego, querido, si por alguna razón no querés publicar mi carta, no te hagas problema conmigo; la amistad y el afecto están muy por encima de estas cuestiones.
Hasta pronto, espero, con un gran abrazo,
Julio
Saignon, 12 de julio de 1967
Mi querido Mario:
Gracias por enviarme la revista, que me aclaró el problema. Los resultados de la aclaración podrás verlos en la copia de la carta que le envío al director de Imagen, y a la que quiero darle la máxima difusión posible en beneficio de todos nosotros, porque los límites de la piratería ya no tienen nombre en Latinoamérica.
Te pediría, incluso, que si sabes de alguna publicación responsable en tu país, les mandes esa copia con pedido de que la publiquen; desde luego, si esto te crea problemas o no quieres hacerlo, no te preocupes en absoluto. Le [he] enviado copia a Ángel Rama, y espero que la publique o la comente en Marcha.
Si me permites, guardaré un tiempo tu ejemplar de Imagen, dadas las posibles evoluciones de este asunto. No me olvidaré de devolvértelo apenas el Gran Olvido entre en juego, como entra siempre. (Curioso que utilicé dos veces el término “olvido”, pero con valores diametralmente opuestos, como te imaginas.)
Me parece muy bien que te hayas tirado a fondo en la novela,351 y estoy más que seguro de que nadie se quejará de las dos mil páginas que nos prometes. Yo no he conseguido volver a arrancar con la tercera redacción de esa novela en que ando metido; el clima provenzal y quizá el canto de las cigarras tienen algo de culpa, pero ya se sabe que uno busca siempre los mejores pretextos en esos casos.
Gracias de nuevo y hasta pronto, con un gran abrazo para Patricia y Álvaro, en el que colabora mi mujer,
Julio
Saignon, 15 de julio de 1967
Querido Paul:
Mira, todo está muy bien. Tu schedule puede combinarse bastante bien con nuestros movimientos, y creo que podremos pasar bastante tiempo juntos en París. Aquí tienes nuestras fechas, para que puedas darte cuenta con claridad.
1) Volvemos a París a principios de septiembre, y nos quedamos hasta el 24. Es decir que si ustedes toman el boat-ride, y llegan a París el 17/18, tenemos ya UNA SEMANA para vernos.
2) Del 24 de septiembre al 3 de octubre estamos en Viena, pero el 4 de octubre volvemos a París, y nos quedamos OTRA SEMANA, del 4 al 9: SEGUNDA SEMANA DE ENCUENTRO EN PARÍS.
3) El 9 nos vamos a Argel, donde hay un congreso, y nos quedamos hasta el 24. El 25 de octubre estamos de vuelta en París: Y A PARTIR DE ESE MOMENTO, TODO EL TIEMPO QUE QUIERAS PARA ESTAR JUNTOS.
Como ves, no está mal. El hotel de que te hablé se llama, creo, Hotel de l’Amiral Roussin, y queda a la vuelta de mi casa. Cuando tú me confirmes la fecha de llegada, yo les reservo una habitación y los voy a buscar al boat-train, si entran por Le Havre, para llevarlos al hotel. Como verás por nuestras fechas de viaje, no te podría dejar mi casa al comienzo, pero tal vez a fines de septiembre, o mientras estemos en Argel, se pueda arreglar. Todo eso lo veremos on the spot.
Yo creo que tu plan es muy bueno, y que vale la pena que Sarita se quede en Europa mientras tú das esa vuelta por el Sur. Aunque no hable francés, se aclimatará en seguida, y no te olvides que la American colony de París, aunque no sea quizá tan brillante como en los tiempos de Gertrude Stein, Papa Ernest y, last but not least, Scott Fitzgerald, sigue siendo muy grande e interesante. De manera que Sara se sentirá un poco como en New York. Lástima que Bud Flakoll y su mujer no estén en Francia pero no importa. Y además yo le voy a enseñar el francés a Sara en cinco días, siempre que ella me enseñe el inglés en el mismo número de días. Is it a deal, Sara?352
Paul, no sabes lo que me emociona y me alegra pensar que pronto nos veremos. Escríbeme pronto con noticias de Aspen. Saignon está muy bonito, y hace mucho calor. Anoche oí por radio que Mac Namara piensa enviar otros 100.000 hombres a Vietnam. Nice news, as usual...353
Un gran abrazo para Sara, y que lo pasen muy bien en Aspen. Espero confirmación de las fechas de viaje, etc.
Un abrazo fuerte para ti de
Julio
Mi dirección seguirá siendo: Saignon (Vaucluse) FRANCE.
Saignon, 18 de julio de 1967
Querida Victoria:
Lamentamos mucho este desencuentro, pero Saignon está demasiado lejos de París y usted se marcha a fin de mes. Nosotros nos quedaremos en el sur hasta fines de agosto.
Gracias por su mensaje, y ojalá que sea hasta pronto. Aurora le envía su afecto, y yo un abrazo muy fuerte
Julio Cortázar
Saignon, 19 de julio de 1967
Cher patron,
Todo se está sincronizando bastante bien. Esta mañana tuve carta de Orfila. Me dice que está muy contento con el trabajo que están haciendo con el libro, y que a pesar de las dificultades cree que todo saldrá bien. Me dice que te escribió avisándote que me enviaría a mí las pruebas corregidas pegadas en páginas, en la forma que lo señala la maqueta. Dice: “Cuando Ud. nos las devuelva, procederemos a la impresión de los negativos en offset y, según me lo pide Silva, le enviaremos de nuevo a Ud. una copia de pruebas y otra a él para que nos hagan las observaciones que correspondan”. No sé si te dice que van a hacer una doble edición, en B. Aires y en México. A mí me gusta la idea, porque siempre una de las dos será mejor… (Esperemos!)
Esta carta de Orfila me ha dado mucha alegría, y supongo que a vos también te tranquilizará saber que los mexicanos han entendido el mecanismo que les propusimos.
Bueno, aparte de eso, hace un sol y un calor fabulosos en Saignon (un mes entero de sol corrido, grande como un zapallo, y el vino rosé que está delicioso). ¿Cuándo se van a la Bauce? Pienso que ha de ser en estos días. ¿Me mandás dos líneas cuando tengas ganas? Yo te escribiré de todas maneras cuando me lleguen las pruebas.
Ayer recibí tres grabados de Pierre. Como no tengo su dirección (Lo tachado es porque creía no tener su dirección, pero veo que está impresa en la etiqueta del rollo, de modo que puedo escribirle directamente. Nos quedamos encantados con su trabajo cronopiesco.)
Hasta muy pronto, con abrazos para todos de Aurora y de
Julio
Saignon, 23 de julio de 1967
Mi querido Julio:
Todo listo. Junto con ésta sale el paquete para México, y creo que la cosa va muy bien.
Tomé nota de tus indicaciones. Tomé nota de que no hay que aflojar hasta el final, y así se hará. Le escribo a Orfila para que me mande a mí las nuevas pruebas con las ilustraciones; yo veo mi parte y te las fleto a LA-BOSSE inmediatamente.
Los muchachos han trabajado bien en la parte tipográfica, y yo corregí con el mayor cuidado posible, gané los espacios que me pedían, etc. Creo que no se quejarán.
Orfila me dice que le indique al final los gastos de flete de paquetes. De manera que desde ahora te aviso que prepares tu notita, teniendo en cuenta que a vos te tocará enviar el paquete final, y que te costará bastante guita. Todo eso te será devuelto, y a mí también.
Bueno, aquí ha hecho y hace un calor de la mancuspia, con amenazas de lluvia que no se concretan (por suerte). Vinieron mi cuñada y su niño de los Estados Unidos, y pasaron una semana aquí. Llenamos de agua la vieja cisterna y la convertimos en una piscina muy agradable para remojarse. Esta noche llevo a Avignon a mi cuñada, que va a un congreso de médicos en Copenhague, y el niño se queda aquí unos días más; luego Aurora lo llevará a París y pasará una semana con mi cuñada en nuestra casa; te lo digo por las dudas, en caso de que necesitaras algo o bajaras a París: del 29 al 3 de agosto podés telefonear a casa pues encontrarás a Aurora.
Chau, hermano, con cariños para todos los tuyos y un abrazo estival y fragante de
Julio
CARAJO, me olvidaba lo más importante: Julio, las pruebas me llegaron con una parte ordenada de otra manera que en el último índice que hicimos. Nosotros teníamos (a partir de “Para una antropología de bolsillo”) este orden: The smiler with the knife…/Del sentimiento de lo fantástico/Me caigo y me levanto/Yo podría bailar ese sillón…/Un Julio habla de otro.
¿Qué opinás? Es evidente que en nuestro índice nos olvidamos de “Yo podría bailar ese sillón”, pero además el orden está cambiado. Yo prefiero no decirle nada a Orfila ahora. Vos me dirás en todo caso, aunque supongo que no tenés los papeles en La Bosse.
Saignon, 26 de julio de 1967
Mi querido Paco:
Este año no ha abundado en buenas noticias, pero creo que de todas ellas –las malas, por supuesto– la que me trae tu última carta es la que más me ha abatido. No quiero agregar mi propia amargura a la tuya, pero tampoco puedo dejar de decirte lo que significa para mí que Sara y vos no vengan a Europa como tanto lo había yo esperado. Si el impedimento hubiera sido de orden burocrático o económico, me hubiese dado rabia y nada más; pero cuando está de por medio la salud de Sara, a mi propia frustración se suma la pena y una sensación de injusticia que me hace mucho daño. Comprendo perfectamente que un tratamiento eficaz tiene que hacerse en Buenos Aires, y que toda idea de un viaje resulta absurda en tales condiciones. Lo importante ahora es que Sara mejore pronto, y no dudo que una vez definido el mal (parece increíble que haya pasado tanto tiempo sin que los médicos lo diagnosticaran) el tratamiento hará lo suyo y tendremos otra vez a Sara repuesta. En ese sentido se puede ser optimista, creo, porque la gran paradoja de la medicina contemporánea (verificada por mí en muchos casos, empezando por el del que habla) es que los médicos son muy brutos para dar con la tecla, pero una vez que llegan, como ha sucedido con Sara, los recursos actuales son enormes y de una eficacia increíble. Alguna vez le contaré a Sara (charla de ex enfermo con ex enferma, mientras vos te aburrís cortésmente) el interminable camino que llevó a lo largo de los años a la identificación del origen de mis dolores de cabeza crónicos, y a su curación subsiguiente. Los cinco crímenes científicos de S. S. Van Dine, de ilustre memoria, no son nada como detection al lado de eso. Pero es evidente que una vez identificado el criminal, su liquidación es rápida y, en todo caso, segura.
Bueno, apenas el hígado delincuente de Sara se deje de fastidiarla, volveremos a hablar en serio del viaje a Europa, porque si ustedes dos piensan que yo doy por abandonada la partida, incurren en un grosero y casi pueril error. A mí me pueden hacer muchas malas jugadas, y mi capacidad de perdón es casi infinita, pero todo tiene su límite, como dijo el gusano de seda cuando le pidieron que fabricara rayón. Quede pues entendido (de manera prácticamente contractual) que tan pronto Sara esté bien (y yo le doy mentalmente un plazo, y no se lo digo para que se cumpla por las vías más ocultas, es decir, más verdaderas), ustedes dos hacen las valijas y se vienen por aquí. Los vinos especiales seguirán entre tanto envejeciendo en mi bodega, y Aurora aprenderá nuevas maneras de convertir 174 ingredientes en una sola maravilla perfumada.
Aquí, en Saignon, el verano es alto y maravilloso. Llevamos dos meses sin lluvia, lo que preocupa a los campesinos pero no a los intelectuales, que se pasean felices por los campos de lavanda, leen libros estructuralistas y contestan su correspondencia con no demasiada puntualidad. Las noticias familiares volvieron lentamente a la normalidad; mi hermana se ha ido mejorando, dentro de lo que es posible dada su irreductible esquizofrenia, y en todo caso mi madre está más tranquila. Muchas gracias por haberse comunicado tan pronto con ella, me lo dijo en su última carta y estaba muy agradecida. Yo estoy tratando ahora de armar una dificilísima combinación para que un psiquiatra del que me hablan muy bien se ocupe de mi hermana. No es fácil, desde lejos y con tantos elementos aleatorios y azarosos; la familia es siempre la menos eficaz en estos casos mentales, y en la Argentina no hay instituciones donde un enfermo pueda ir sin la sensación deprimente de que cae en una “clínica mental”, eufemismo de loquero que no engaña a nadie. En Estados Unidos (algo hay que concederle de tiempo en tiempo) las cosas serían muy diferentes; incluso si yo estuviera en la Argentina, podría quizá encontrar soluciones. Pero desde aquí sólo puedo mandar dinero a mi madre, para que no tenga problemas de ese tipo, y confiar en que las cosas se estabilizarán... hasta la próxima vez, y ya van muchas.
Noticias de orden bibliográfico tengo algunas que darte, y responderé también a las tuyas. Recibí las primeras reseñas de End of the Game and other Stories, que Pantheon Books lanzó el mes pasado en traducción de Paul Blackburn. Las reseñas son muy inteligentes y alentadoras, porque la verdad es que presentar cuentos fantásticos en uno de los países que los inventó, es siempre peligroso. Esas críticas, y las que tuvo Hopscotch en Inglaterra, me parecen de las más inteligentes que he leído en estos años (y conste que me refiero también a las que me demuelen el libro, porque nunca me molestó que lo hicieran con razones bien fundadas y aceptables).
Acabo de darle la penúltima mano al librito mexicano, que supongo saldrá dentro de un mes y medio. Orfila me dijo que la impresión se hará en un 50 % en la Argentina, lo que suena un poco a “punta de lanza”. La editorial parece muy dinámica, y en todo caso ha hecho todo lo posible por demostrarme que hasta mis zapatos viejos pueden ser editados ventajosamente en México. Mi silencio, en este último caso, ha sido majestuoso y obstinado.
Ah, una cuestión: Los reyes. Nunca te mandé el poder que me pediste, porque se me fue pasando el tiempo, pero puedo hacerlo cuando vuelva a París en septiembre, si siempre tiene sentido el que lo haga. Ahora recibo una carta de la Editorial y Distribuidora “Orbe”, de Santiago, en que me pide el libro para reeditarlo; firma la carta Joaquín Almendro Jiménez. Desde luego le diré que no, pero empiezo a sospechar que tal vez no fuera inútil reeditar ese libro. ¿Vos pensaste en eso? Decímelo en alguna carta; en todo caso sería la mejor manera de frenar otra edición pirata.*354
Me alegro mucho de lo que me decís sobre el trabajo de Graciela de Sola. Esta mujer trabaja en mis cosas hace años, y me ha escrito cartas muy inteligentes pidiéndome datos. Personalmente no me opongo para nada a que Graciela me autopsie (debe tener bonitas manos, y eso siempre es un consuelo), de modo que si incluís el libro355 para tu plan del 68, harás su felicidad y yo no sufriré en absoluto.
Lo de Jorge Edwards me parece muy interesante, porque yo lo quiero mucho a Jorge que es un hombre muy fino y sensible, y que hizo ya alguna reseña de mis cosas con mucho talento.356 Pienso que esa antología puede salir muy bien, y si querés desde ahora podríamos pensar en agregarle algún o algunos textos inéditos, por supuesto cortos, y darle un toque exótico incluyendo por ejemplo algunos de mis textos en francés, para que rabien los autóctonos; en fin, sería cosa de discutirlo con Edwards llegado el momento. Estoy convencido de que el estudio que él escriba será muy bueno.
¿Así que el Old Man se arregló con Eudeba para los cuentos? Lo de recibir la guita inmediatamente me agrada mucho (¡corte de mangas a la Unesco, lecturas panza arriba, redacción –¿y cuántas van?– de 62!). Has hecho muy bien de reservarnos el derecho de aprobar o rechazar el sumario. Quedo a tu disposición para tratar de ese aspecto cuando quieras.357
Me preguntás por la novela, y no sé qué contestarte. Aquí he trabajado mucho menos de lo que esperaba, pero estoy como Mineral un segundo antes de que alzaran las cintas; si por ahí se me dan dos mil metros de tiempo libre, te los cubro en tiempo récord y pago quince mil pesos a ganador. La verdad es que tengo ganas de terminar esta locura que nadie entenderá. Si te conviene anunciarla, hacelo, pero en todo caso dejá constancia de que 62 es un título de trabajo, el consabido work in progress; vaya a saber cómo se va a llamar al final.
Muy divertida tu agarrada con Harss. No entiendo bien por qué suprimía los nombres propios, y sobre todo no entiendo bien qué podía quedar de mi texto una vez cumplidas esas ablaciones. Menos mal que siempre estás vos ahí en esos casos...
Bueno, Paco, espero esa carta que me prometés para pronto, pero no te hagas problema si estás muy ocupado. Decile a Sara que Aurora y yo la queremos tanto, y que le pedimos que se mejore muy pronto. Me quedo mucho más solo por la ausencia de ustedes, pero creo y confío en el futuro.
Un gran abrazo
Julio
Saignon, 27 de julio de 1967
Querida Graciela:
Aquí tiene las fotos. Contrariamente a su impresión, no hay el menor inconveniente en que Ud. las utilice, si le agradan, para su libro. Las fotógrafas piden, como única condición, que se cite su nombre, que encontrará en el reverso de las fotos.
Entre las noticias que me han llegado de mi editor, se incluye la de que existen buenas posibilidades de que su libro sea incluido en el plan de publicaciones del año que viene. Puede imaginarse que esto me alegra mucho, y creo que nos conocemos ya lo bastante como para que pueda decirle que me alegro tanto por mí mismo como por usted. Creo que ha trabajado y trabaja con tanto afecto y tesón en ese estudio, que su edición es una legítima recompensa. En cuanto a mí, me sé en las mejores manos, y sobre todo en manos sensibles; la crítica desnuda y prosaica podrá explorar, descubrir y hasta iluminar, pero la verdad más honda, como siempre, viene de la intuición del poeta que da el brinco a partir de todo lo demás.
No le escribo más porque estoy en plena corrección de pruebas de página de La vuelta al día..., acompañado por un coro ensordecedor y delicioso de cigarras, y un mistral que sopla desde esta mañana con un entusiasmo inagotable.
Hasta siempre, con un abrazo,
Julio Cortázar
Saignon, le 31 Juillet, 1967
Chers Raquel Jean,
D’accord, j’ai l’adresse du et les billets d’avion. Nous arrivons a Bastia le 24 Août, vol 1564, qui part de Marseille a 1415. Nous rentrons le 28 Août au soir. Préparez-vous, les argentins s’amènent!358
Abrazos,
Julio
Saignon, 2 de agosto de 1967
Mi querido Paul:
Mira si no es extraño: Mi amigo editor, Paco Porrúa, que iba a venir en septiembre con su mujer, ha suspendido su viaje porque ella está enferma y tiene que seguir un tratamiento. Su mujer se llama... Sara. ¿Te das cuenta? Ustedes, por suerte, no suspenderán el viaje, pero te imaginas la tristeza que nos causa saber que Sara* tiene problemas y que todo eso complica las cosas. Desde luego lo más importante es que Sara vea a su médico en Nueva York en septiembre, y después, con un tratamiento conveniente, pueda viajar y divertirse.
De todas maneras, tu plan me parece bueno y espero que puedas seguirlo. Please confirm as soon as you know your date of arrival to Paris.359 Nosotros estaremos hasta el final en Saignon, pero sabiendo la fecha en que llegarás a París, te estaremos esperando. De modo que avísame tan pronto sepas cuándo vas a aparecer en el horizonte francés.
Todo el resto del plan sigue en pie, y creo que podremos vernos bastante. Te aclaro lo de Argel: it is just... Algiers, in Africa, the Colonel Boumedienne brave little country. So I don’t see any possibility for us to drive together there, unless you buy an amphibial car.360
A propósito del auto, tengo un garage donde guardo el mío, y si tienes que dejarlo en París mientras vuelves a los USA, yo arreglaré con el patrón para que te lo tenga muy bien guardado y cuidado. Está a 50 metros de mi casa, de manera que no hay problema. En la calle no se puede dejar un auto tanto tiempo, primero porque no hay lugar (you’ll see by yourself!)361 y segundo porque la policía te lleva el auto a un depósito y te cobra una multa que ni siquiera la Guggenheim podría pagar, bless them.
Querida Sara: As you know, my letters to professor Blackburn are always for you too, so I jump to the occasion to say a few words. Now you take care of yourself, be a good girl, get rid of your ailment, and come to us soon. The other day I got a very nice letter from Paula McGuire, who is touring Europe. Unhappily, she’ll only be two or three days in Paris, while I’m still in Saignon, so I sent her a message and a few kisses. A pity, really.
Had a copy of Saturday Review. I liked the review of End of the game (Donald Yates) and even the interview of Phillys Méras,362 which I had completely forgotten.363
Chicos, cuidado con los perros en Aspen, y cuiden mucho a Thunder. Todo Estados Unidos está ardiendo con los conflictos raciales, y no debe ser nada agradable para ustedes estar viviendo en esas circunstancias y rodeados de ese caos y esa tensión. Pero eso tenía que ocurrir alguna vez, y ojalá que alguien (que no será Johnson, of course) encuentre la salida más lógica y decente.
Mr. Blackburn: So I owe money to Pantheon? Horresco referens. But never mind, we are floating in money, Aurora and I, because Saignon is very cheap and we eat our own fruit and dogs.364 En serio, no hay ningún problema, tengo dinero de sobra por el momento. De modo que no te preocupes.
Hasta pronto, con un abrazo muy grande
Julio
Saignon, 4 de agosto de 1967
Mi querido Paco:
Tu última carta (del 25 de julio) no es precisamente clara en un sentido racional del término. Quizá por eso me parece entenderla, entenderte. De una manera, por lo demás, que no me dejaría responder con demasiada coherencia. Y luego, ¿qué podría responderte? Si he entendido, Paco, creo que no me queda más que callarme y confiar en lo mejor. A ustedes los quiero demasiado como para no esperar hasta el final que todo encuentre su rumbo más verdadero.
Me alegra que me digas que Sara está mejor. Descuento que una vez conocido el problema, los tratamientos actuarán con rapidez. Y ahora, para sumar otra ficha a nuestra ya larga experiencia en la materia, tomá nota de esta pequeña simetría que acaba de manifestarse entre todos nosotros. Dos días después de tu carta en la que me hablabas de la suspensión del viaje y de la enfermedad de Sara, recibí una carta de Paul Blackburn, que debía venir a Europa con su mujer dentro de un mes. Me avisaba que el viaje estaba bastante comprometido porque Sara (Blackburn) estaba enferma; el hecho de que ellos y ustedes sean respectivamente mis editores norteamericanos y argentinos es un aditamento quizá decorativo a la figura.
Y hablando de viaje, veo en tu carta que todavía no está totalmente excluida la posibilidad de un salto a Europa. Si lo hicieras, por favor prevenime con todo el tiempo posible.
Contesto a tu pregunta discográfica. Cuando lo de Onganía, Héctor Schmucler me habló de unos universitarios cordobeses que se habían quedado en la calle y pensaban hacer unos discos con escritores. Solidariamente, les regalé una cinta con algunos textos. Como siempre en nuestro país, las cosas anduvieron despacio y con, me temo, poca seriedad. Ahora me entero de que el disco ya ha salido (Graciela de Sola me escribe que lo escuchó), pero ésta es la hora en que yo no he tenido la menor noticia de esos jóvenes que, en nombre de una elemental decencia, hubieran debido mandarme un ejemplar por avión y dos líneas.
Creo que es gente buena, sin embargo, y estoy seguro de que les vendría muy bien que Sudamericana les distribuyera el disquito. No te doy sus datos simplemente porque no los conozco, y Schmucler está en París, que queda lejos de Saignon. Pero si viste el disco, habrá una ficha o alguna referencia, supongo. ¿Te dije que también hice un disco para “Voz viva de México”, serie de discos de la Universidad Autónoma?365 No he recibido ejemplares todavía.
Gracias por el recorte bomarziano. Manucho himself me lo envió, con un autógrafo al margen. Aproveché para hacer un cuadrito de esos que enriquecen la mesa de luz.
Bueno, quiero terminar con la noticia imaginable, o sea una carta de Barral donde me da cuenta de las opiniones de la famosa “consulta voluntaria”, o censura previa, concerniente a Rayuela. Ha ocurrido lo previsible, o sea que exigen (perdón, sugieren, pero ya sabemos) una serie de cortes. No me toma por sorpresa, pues la frase en la p. 601 sobre la perceptible homosexualidad de Cristo no podía llenarlos precisamente de entusiasmo;366 tampoco les han gustado algunas alusiones a lo que llaman actos contra natura. En cambio, para mi estupefacción, no parecen haberse enojado por el pasaje en el que la clocharde inicia un caritativo fellatio que la policía frustra rápidamente. Desde luego, se han indignado porque la Maga trata de idiota a Santo Tomás.
Barral me pide opinión sobre dos posibilidades: 1) Modificar el acuerdo con Sudamericana (“López Llausás está en principio de acuerdo”, sic), y cambiar de libro. Agrega: “Pero en ese caso a mí me interesaría más el próximo que uno más antiguo, y eso no sé si también le gustaría a tu editor bonaerense; 2) Practicar las cuatro supresiones que el informe del censor señala en las páginas 43 y 44, 470 y 601, en una primera edición, y restituir el texto más adelante (así hemos hecho con El siglo de las luces)”.
Como Barral me pide que le responda a más tardar a fines de este mes, quiero saber tu opinión. La mía ya te la imaginás; todo eso me da un asco profundo, pero quiero tener también en cuenta el problema en su aspecto editorial, y no perjudicar a nadie. Decime lo que te parece todo esto.
Saignon está muy bonito. Me pasé una semana solo, porque Aurora se fue a París llevando de vuelta a su sobrino que nos visitó de la mano de su mamá; la mamá se fue a un congreso de psicoanálisis en Copenhague y nos dejó un tiempo al niño, con el cual fabriqué pompas de jabón, maté indios cheyennes, practiqué el inglés de Kansas, y aprendí a bañarlo. En la semana en que me quedé solo, el silencio me pareció tan maravilloso que me lancé como loco a 62, escribí exactamente 62 páginas, interrumpidas por el regreso de Aurora y el festival de Avignon, donde hay cosas magníficas; pero estoy deseando reanudar el trabajo, y creo que lo haré a lo largo de todo este mes. Sigo sin tener la menor idea de lo que va a salir de eso, porque son tales las limitaciones previas que me he impuesto que todos los mecanismos usuales de la literatura me resultan inservibles. Creo, como Mallarmé, que avanzo rápidamente hacia el silencio.
Y, además, en esos 5 días de calma y trabajo, leí maravillado Cien años de soledad, cuyo envío te agradezco inmensamente. Desde luego le voy a escribir a Gabriel (cuya doble guiñada de ojo a Fuentes y a mí,367 en sendos pasajes del libro, me conmovió mucho); te enviaré a vos la carta para que se la hagas llegar, porque no tengo su dirección. Qué libro increíble, Paco. En estos últimos años, no veo nada comparable a esa novela y a Paradiso de Lezama Lima en nuestras tierras. Desde Venecia, Fuentes me escribió igualmente entusiasmado. En fin, los más viejos ya nos podemos morir, hay capitán para rato.
Hasta siempre, con un gran beso para Sara y mis órdenes estrictas de que se mejore sin perder un minuto. Aurora les manda todo su cariño. Yo te abrazo muy fuerte,
Julio
Saignon, 5 de agosto de 1967
Querido Guillermo:
Recibí tu carta del 26, que contesto con retardo porque tuve parientes de visita en el rancho, armados de un niño de cuatro años tan encantador como dispuesto a transferirme su amor al padre ausente, razón por la cual he pasado diez días haciendo pompas de jabón, contando las historias de Muggins Mouse y de Babar y su esposa Celeste, y matando indios cheyennes (el niño vive en Topeka, of all places, y es hijo de una hermana de Aurora, médica psiquiatra que trabaja en la Menninger Foundation, donde acabaremos todos si seguimos recibiendo niños y cartas como en esta temporada). Y esto, luego de la excusa, me devuelve a tu carta, que me dejó bastante estupefacto. Para entendernos claramente, vamos a la razón de esa carta, bien subrayada con un fieltro rojo: “te ruego que no hagas ninguna gestión por mí en La Habana ni en París”.
Pero, Guillermo, o yo estoy loco, o prometo cosas que no pienso cumplir, o se me traspapela la memoria... For God’s sake, man, ¿cuándo he dicho yo que iba a hacer alguna gestión por ti? ¿A ti, en una carta? No lo creo. ¿A otros? Pensando lo más desesperadamente posible, sólo alcanzo a recordar esto: en abril, estando en la Unesco, supe que figurabas entre los candidatos al puesto de El Correo. Entonces (y eso era mi derecho y mi privilegio y me salía del fondo mismo de las pelotas) dije a quien quiso escucharme que eras el hombre para el puesto, y que deberían dártelo. Pero esto –lo subrayo– no fueron “gestiones” y ni siquiera afirmaciones oficiales, ante funcionarios que podían registrarlas como un aval. Lo dije a amigos del departamento de Información, en especial a un argentino, Eduardo Jonquières, viejo camarada de la Argentina y gran muchacho. Eso fue todo. Por eso me caigo literalmente de espaldas (y ya te imaginás el golpe que me doy cayendo desde tan alto) al recibir tu carta.
En fin, Guillermo, quédate tranquilo, hombre. Desde luego que no haré la menor gestión, ni en La Habana, si voy en enero, ni en París ni en Saignon. Coño, claro que no. Todas las razones que llenan las dos páginas de tu carta me parecen más que suficientes, y aunque no me las hubieras explicado con tanta confianza –que te agradezco–, lo mismo me hubiera abstenido de citar tu nombre de ahora en adelante. Me bastaba y me basta con que me lo pidas. Quiero solamente dejar todo bien aclarado. Alguna referencia a esa cuestión de la Unesco y a Calvert que vas haciendo a lo largo de tu carta, me hacen pensar que quizá algún párrafo mío a Calvert, y el posible comentario que él haya podido hacerte, han desencadenado esta fusión isotópica en cadena. He buscado mis copias de esas cartas, y no encuentro nada que me oriente. Pero, para que no quede la menor duda y el menor resquemor en tu ánimo (ni en el mío) te copio literalmente un párrafo de una carta mía a Calvert, del 9 de julio. Yo lo exhortaba a Calvert a que adoptara una de dos posiciones: o gritar (pero entonces no esperar empleo en la FAO) o callarse (y entonces hacer todo lo posible por conseguirle lo que quería). Y aquí viene mi tirada que te copio sic: “...en cambio es evidente que vos, por razones de temperamento, no te controlás lo bastante (y a Guillermo, por desgracia, ha debido ocurrirle lo mismo por lo que me referís de la carta a Cohen, y eso le cuesta el trabajo en la Unesco, cosa que me jode profundamente porque sé la situación de Guillermo, lo quiero y lo admiro, y me parece terrible que lo joroben; pero a la vez si yo estuviera en los mandos gubernativos y un Cohen cualquiera me diera a conocer una carta como la que me resumes, ¿qué podría hacer si fuera consecuente con una línea revolucionaria? ¿Dejarlo entrar en la Unesco para que siguiera diciendo en los pasillos lo que ya ha dicho en sus cartas?)”. Todo este texto figura dentro de un contexto que Calvert podrá, si te interesa, darte a conocer íntegramente, pero en el que ya no figuras tú. Y, de todas maneras, algo queda en claro: que yo no hablo allí de hacer gestiones. Y por eso tu urgente pedido de que no lo haga me ha dejado perplejo.
En fin, la cosa en sí no tiene ninguna importancia, y puedes quedarte tranquilo. Tampoco pienso comentar todo el contenido, digamos político de tu carta, porque si bien es tu derecho darme todas las razones de tu discrepancia, yo tengo el de seguir apoyando por otras razones una revolución que me parece la única esperanza más o menos visible en América Latina. No abriremos, pues, discusión sobre eso; lamento solamente que algunas referencias personales tuyas a gente de la Casa de las Américas me duelan en un plano que no tiene ya nada que ver con las diferencias políticas; puedo comprender que tengas motivos para hacerlas, pero tú a la vez comprenderás si te pido, en nombre de una amistad y un afecto que mucho cuentan para mí, que no volvamos a tocar cuestiones en las que evidentemente andamos muy lejos el uno del otro.
By the way, me acuerdo ahora que antes de esta carta terremótica me mandaste otra acusando recibo de una mía, y conteniendo la inmortal conversación de Carolita I y Carolita II, que pondremos en alguna antología que haremos juntos alguna vez. Tomé nota de los problemas que se plantean con On the Speedway y, por supuesto, confío en que en una de esas la cosa salga como Joe, tú y yo queremos. Me alegra saber que Joe va a dirigir un film con un script tuyo; a lo mejor después de ése surge el Carlo Ponti de Limehouse o de Mayfair que ponga las libras para nuestra película.
Bueno, Guillermo, ya sabes que te deseo lo mejor, y que lamento haberte inquietado, quizá por alguna inadvertencia que no consigo ubicar. Hasta siempre, con mis afectos a los tuyos, y un abrazo fuerte de tu amigo
Julio
Saignon, 7 de agosto / 67
Querida Victoria:
Pienso que su carta debió cruzarse con una mía, pues la ha enviado usted a mi casa de París y yo sigo en Provenza.
Muchas, muchas gracias por el Índice,368 que me ayudará a situar textos preciosos, que el recuerdo no siempre ubica bien.
Siento mucho que no nos veamos, y le envidio Londres, que debe de estar muy agradable en agosto. Aurora le envía su fiel afecto, y yo un abrazo muy cariñoso
Julio
Cortázar
Saignon (Vaucluse)
Saignon, 8 de agosto de 1967
–Soy el doctor Lastra –dijo el doctor Lastra. De manera que no queda más remedio que decirle buenos días al doctor Lastra (a la inglesa: Good morning, Dóctor Lástraw!) y agradecerle su carta ya bastante lejana y pedirle d-i-s-c-u-l-p-a-s- por contestársela tan tardecito.
Pasa que el tiempo ha sido increíblemente bello en julio, y eso no favorece la correspondencia, que se junta y se junta; ahora agosto junta los ojos, empieza a echar un poco de agua por las noches, refresca (en vez de treinta y cinco grados hay solamente veinticinco). ¿En Londres hace buen tiempo? Ayer compré Les Lettres Françaises, y leí un buen reportaje a Peter Brook, de un tal Fabrizio.
Otra razón de mi demora es que trabajo mucho en la novela, de la que tengo ya unas setenta páginas de su tercera (y espero última) versión. Tal vez pueda terminarla a fin de año en París, si sigo manteniendo este ritmo. Pero el ritmo se ve violentamente cortado a veces por cosas como el festival de Avignon, donde vimos Le triomphe de la sensibilité, de Goethe, en una muy fina mise en scène de Lavelli. Hay conciertos en todos los pueblos; me hubiera gustado que vinieras a Lauris, un pueblecito al pie del Luberon, donde el coro de la ORTF cantó música de trovadores, y madrigales de Monteverdi, debajo de un inmenso tilo y con un lejano fondo de cigarras. Pero supongo que en Londres lo estás pasando muy bien, y que US es una experiencia magnífica. Tendrás que contarnos eso imagen por imagen cuando vengas.
Me alegré de que mi viejo Keats te hubiera dado alguna cosa; en todo caso, un lector como vos justifica después de tantos años la labor que significó ese libro en su tiempo. Cuando hablás de su alegría y de su libertad, decís dos cosas que creo justas; no debe haber muchos libros de ese género que hayan sido escritos tan desde adentro, en una maliciosa complicidad con el tema, entrando y saliendo todo el tiempo. Pero aparte de eso, le falta, me temo, todo lo demás.
Manda decir la patroncita que nos tengas al tanto de tus whereabouts, cosa de no perderse las pisadas. Nosotros en principio estaremos aquí hasta fin de mes, pero como parece que Paco Porrúa no viene a París en septiembre (y yo quería estar con él), en ese caso podríamos quedarnos un poco más en Saignon. De todos modos tomá nota de que del 24 al 28* nos vamos a Córcega, al moulin de Jean Thiercelin. Desde luego, si en esas fechas tuvieras ganas de caer por el rancho, no habría otro problema que el de que te quedaras solo esos cuatro días (en lo de Thiercelin apenas cabremos los dos, porque es muy chico). Y si te conviene más venir a comienzos de septiembre, nos lo decís también. Y si no te conviene venir en ninguna fecha, porque el doctor Lastra por ejemplo ha sido invitado a ir a Pekín o a las islas Feröe, también el doctor Lastra nos avisa, cosa de.
Hasta muy pronto, con un abrazo fuerte,
Julio
Saignon, 9 de agosto de 1967
Querido Ullán, senescal de cronopios:
Mira, pasa esto: Vivo un tiempo de preguntas, y la consecuencia es que no estoy para respuestas. Varias veces quise complacerte, contestar las interrogaciones. Lo primero que se me ocurría eran nuevas preguntas, a mí mismo, a ti, al general Ky, a Dios en Francia. Renuncio a contestar nada, y prefiero seguir preguntando.
Pero no quiero tampoco que me creas hosco o, como decimos los argentinos, retobado y revirado. Intento una mínima demostración: te envío un texto, para ti, para que hagas lo que quieras con él, publicarlo o tirarlo o ponerlo en alejandrinos. No sé si te consolará de mi decisión de no contestar preguntas por el momento; a lo mejor no estás desconsolado en absoluto. De todas maneras te regalo este cuentecito entomológico.369
Si todavía estás en París cuando yo vuelva (en septiembre, pero no sé a que altura de sus húmedos días) me gustará que vengas a casa y hablemos. Te esperaré con el pan y la sal, y si te gusta la música habrá discos o te prestaré mi trompeta para que acabes de desmoralizar a los vecinos, pobres ángeles sufrientes.
Si ves a Paco Fernández Santos, dale un abrazo mío, y cóbrate ya este otro, muy afectuoso, de
Julio
Saignon, 15 de agosto de 1967
Querido cronopio Greg:
Me parece muy bien que lleves a tu hijita al zoológico. En estos tiempos de bombardeos, de luchas raciales, de horror generalizado, los animales en sus jaulas son lo único que todavía puede reconciliarnos con la vida. Hace un mes, en Amsterdam, vi un maravilloso gorila, el primero que veía en mi vida. Nunca me olvidaré el tranquilo desprecio con que nos miraba, bostezando cada treinta segundos.
Empiezo a creer que tengo que comprar una nueva cinta de máquina. Bajaré al pueblo dentro de un rato (queda a 3 km de Saignon) y trataré de encontrar una cinta. Probablemente me ofrecerán un tractor, un líquido contra los insectos o un cajón de melones (especialidad de nuestra zona); pero yo insistiré en una cinta y tal vez la consiga.
Tu proyecto OPERACIÓN WALRUS370 me parece admirable y estoy plenamente dispuesto a colaborar; el único inconveniente es que por estos lados me será imposible conseguir postales con morsas, como comprenderás. Fotos de viñedos, todo lo que quieras; pero las morsas y la Provenza no tienen nada en común. De manera que habrá que esperar a septiembre cuando yo regrese a París; si todavía estás dispuesto a ser el Commander in Chief del gran envío masivo de morsas a Buenos Aires, me lo avisas, y yo, tu lieutenant en París, doy la orden a los cronopios de Francia. Lloverán morsas en la Casa Rosada (¿sabías que así se llama nuestra White House? Los colores no cambian nada: por dentro las dos son la misma mierda).
Me alegro de que sigas adelante con La casa verde (después de la blanca, y la rosada... ¡qué diferencia!). Vi a Mario hace dos meses en París, y estaba muy contento de que fueras el traductor de su libro; en cuanto a mí, ya te imaginas.
Sí, supe que Coltrane había muerto, y lo lamenté mucho. Hace poco había comprado A Love Supreme, que me pareció muy curioso como experiencia espiritual de un jazzman. Y ahora recuerdo las noches del Village, cuando Paul me llevó a un sitio donde actuaba Coltrane con McCoy Tyner y Paul Chambers. El jazz sigue siendo mi shamán, mi gran intercesor en los momentos duros. Como Webern, en otro plano: una música de pasaje, una especie de perspectiva vertiginosa hacia todo lo que no nos atrevemos a ser.
Hasta pronto, Greg, con mis cariños para tu mujer y tu niñita. ¿Me mandas alguna vez una foto de los tres? Perdona el romanticismo, pero me gustaría verlos.
Un abrazo fuerte,
Julio
Saignon, 18 de agosto de 1967
Querido Julio:
Varias cosas. Primero, las pruebas de la carátula, de las guardas y de la portadilla (como les llama Orfila) para que les dés tu visto bueno. Orfila agrega: “Deben tener en cuenta que son pruebas de roll, de manera que la impresión definitiva en máquina tendrá que quedar mejor”. Dice también: “A mí me parece que es una carátula atractiva y que gana mucho sobre el anterior proyecto, aunque aquél tenía la gracia de la similitud con ediciones del siglo XIX. Ustedes resolverán y les agradeceré que me hagan llegar sus noticias”.
2) Orfila preparó un proyecto de solapa, que iría en la “contraportada”, y que es útil para los libreros. Parece que en tu proyecto no figuraba. Dice si lo puede incluir, y yo pienso que sí, pues sirve para presentar el libro; es un breve comentario. Orfila agrega que si a vos no te gusta que vaya una solapa con comentario, se lo digas y se suprimirá.
3) Aquí hay una frase importante para vos: “Pienso que a ustedes les será lo mismo recibir las pruebas del libro ya compuesto, en blue-print, porque si hiciéramos pruebas de máquina en offset, resultaría muy costoso y demoraríamos mucho”. Vos verás.
EN RESUMEN: Decile a Orfila: 1) tu parecer sobre la tapa, etc.; 2) si te parece bien que incluyan la solapa; 3) y si aceptás las pruebas en lo que ellos llaman blue-print.
CUESTIÓN FECHAS: Dice Orfila que como los envíos tardan tanto (las pruebas que le mandé corregidas por avión, tardaron 15 días en llegar a sus manos!!) cree que los blue-prints sólo podrán salir de México el primero de septiembre, o sea que llegarán a Francia hacia el 10 o 15. Me pregunta a quién tiene que enviárselos. Yo me acordé de que vos estarás de vuelta en París hacia primeros de septiembre, y como no sé todavía en qué fecha llegaré yo (depende del viaje de Paco Porrúa, etc.), le he escrito a Orfila QUE TE MANDE A VOS LOS BLUE-PRINTS. En esa forma, si yo estoy todavía en Saignon, vos me podés enviar el toco una vez que has hecho tu parte; y si yo ya estoy en París, pues entonces vemos las cosas juntos y tomando vinito. Por las dudas (en caso de que vos hayas cambiado de planes) le dije a Orfila que si había alguna modificación, yo le cablegrafiaría.
Eso es todo, me parece. ¿Cómo andan ustedes? Aquí el verano es de una belleza increíble. Ayer recibí una carta de Suecia. Unos tipos me anuncian que se fundó el “Club de los cronopios” en Estocolmo: pasale el dato a Pierre, que se va a divertir. Me dicen que en una revista de Estocolmo saldrán traducciones de los cronopios, ilustradas por niños de 11 y 13 años... On verra.
¿Me mandás dos líneas para que yo sepa que le escribiste a Orfila y que todo va bien? Yo te tendré al tanto de mi llegada a París. Un abrazo para todos ustedes,
Julio
Saignon, 18 de agosto de 1967
Mi querido Paco:
Aprovecho la gran oportunidad que me das para enviarte unas líneas que le darás a García Márquez, junto con un abrazo. Me alegra saber que vendrá a España, porque presumo que se correrá hasta París para probar el vino, y que entonces nos veremos.
En fin, te imaginás cuánto lamento esa clarividencia que me atribuís y que en efecto parezco haber tenido. Pero tu carta me alegra por muchas cosas, primero por enterarme de que Sara cumplió estrictamente mis órdenes y se mejoró como una centella, y después porque a vos también se te siente mejor en esta carta. Lo del viaje, claro, me deja tristón, porque yo no me imaginaba que los problemas eran de orden económico; mejor dicho, no me imaginaba que lo eran hasta ese punto. Pero claro, cuando uno recibe una carta con una sola hoja, y noventa mangos de franqueo, o se entera como yo por mi madre, de que la docena de huevos vale $240, se empiezan a comprender muchas cosas.
Espero, entonces, esa carta de alrededor del 20 en la que me dirás qué salió del regreso del subgerente, y si venís o no. Por mi parte sigo en Saignon (salvo un viajecito de 4 días a Córcega, donde vive un enorme cronopio que tiene un viejo molino junto a un torrente embrujado, en pleno bosque) y mi vuelta a París podrá sincronizarse con tu eventual llegada, sin que haya problemas mayores.
Mi madre me escribió contándome de la visita que le hizo Sara para llevarle ese dinero. No sé si ya te hablé de eso, pero todavía me acuerdo de la alegría que respiraba la carta de doña Herminia, a quien por cierto le hacen falta algunas alegrías en esta temporada. Creo que el verano que viene me la traeré a Saignon, para darle por lo menos algunos meses de calma. Me dice que tiene el famoso disco, que la hace llorar (cosa que no entraba en mis planes, como te imaginás) y que me ve la cara en un programa de TV que se llama algo así como Capítulo.
BARRAL: Conforme con lo que me decís, le voy a escribir a Carlos Barral. Le diré que, cualquiera sea su respuesta, se entienda otra vez con ustedes, porque no me gustan sus interferencias personales destinadas siempre a tirarse un lance y ver si yo, por cualquier motivo, estoy dispuesto a hacerles una zancadilla a ustedes y darle un libro.
NOTICIAS CRONOPIESCAS: Te divertirá enterarte de que recibí una carta de unos españoles residentes en Suecia y a quienes por supuesto no conozco. Me anuncian la creación del “Club de los cronopios” en Estocolmo, destinado a reunir a todos los españoles y latinoamericanos que sean partidarios de las Historias. Habrá clases de español, y yo estoy invitado. Detalle final y sublime: “Los cronopios inaugurarán locales este otoño. No se sabe aún la fecha exacta porque estamos pintando y empapelando el piso que el Ayuntamiento de Estocolmo nos arrienda por medio de la Asociación de Excombatientes de las Brigadas Internacionales”. Vos tenías razón el día que dijiste que el mundo será de los cronopios o no será.
Aurora está muy contenta con el triunfo de Las cosmicómicas. La Bestia también, espero.
Me quedo a la espera de tu carta. Decile a Sara que su médico provenzal está muy contento de la telecura. De ahora en adelante puede seguir solamente con un Geniol cada dos días. Y gracias, muchas gracias por su visita tan hermosa a doña Herminia; ya para esto no tengo palabras.
Un gran abrazo para los dos,
Julio
Saignon, le 30 Août 67
Mes chers,
Ce fut très beau et nous sommes encore au moulin, près de vous trois. Hantés par le bruit de ce torrent qui dès maintenant fait partie de mes veines et me lance en plein cœur sa caresse transparente. Tout ceci en très mauvais français pour essayer de vous dire merci, de vous serrer fort dans mes (nos) bras.
Saignon –c’était à prevoir, vous nous avez débauché pour la vie– est trop sage, trop électricité, trop petit troupeau de petites collines marchant prudemment l’une après l’autre. Je reprend mon roman, Aurora se replonge dans le maté et le gazon (assez jauni).
Voilà. Ci-joint quelques iniciatives qui raviront Jean. Nous espérons que le pied de notre jolie gazelle brune soit bien gueri et qu’elle puisse sautiller de pierre en pierre sur son Bevinco bien-aimé.
L’Illusoire, le Singe, les Poissons et l’Oiseau371 nous entourent encore.
Nous vous embrassons tendrement372
Aurora et Julio
Saignon, 31 de agosto de 1967
Mi querido Mario:
Te imagino de regreso de Caracas aunque creo recordar que de allí te ibas a Lima. De todos modos supongo que te harán seguir tu correo.
Ayer, por carta de Bud Flakoll, supe que te habías ganado el premio Gallegos. Aunque no podía ser de otra manera, la confirmación me trajo una gran alegría porque supongo que además de lo que representa el premio en sí mismo, su lado material te facilitará eso que para ti es esencial: seguir escribiendo en paz. Y así todos tus lectores habrán ganado también de alguna manera el premio, que irán recibiendo de tus manos en forma de libros. Estoy muy contento, Mario, y te envío un gran abrazo al que se asocia Aurora, y que tú repartirás entre Patricia y Alvarito.
Te quiere mucho
Julio
Cortázar – Saignon (Vaucluse).
Saignon, 31 de agosto de 1967
Querida Graciela:
Hace ya mucho que recibí su carta (del 27 de julio) y los poemas de Habita entre nosotros. Creo recordar que en esos mismos días le envié las fotos de Sara y Alicia, que espero haya recibido bien y le sirvan para sus propósitos. No le escribí después porque a mediados de agosto empezó el sitio de mi fortaleza provenzal, un sitio muy encantador por lo demás, a cargo de buenos amigos y amigas que se fueron acercando a medida que viajaban por el Mediodía, y finalmente Aurora y yo nos fuimos a pasar una semana a Córcega donde vive un poeta francés que es un gran amigo. A usted le hubiera gustado seguramente el antiguo molino a orillas de un torrente que se llama Bevinco, perdido en la más profunda soledad en una zona de montañas como a veces se encuentran en nuestra precordillera, con un torrente que canta y a veces se enoja en plena noche, donde pescamos truchas con riesgo de nuestra precaria economía pues está terminantemente prohibido y las multas son abominablemente elevadas. Córcega me pareció extraordinaria, por lo menos la zona norte, más o menos cercana a Bastia, la capital; las huellas de la dominación italiana son múltiples, empezando por el dialecto y la toponimia (Olmeta di Tuda, Murato, Vallecalle… otros tantos pueblecitos primitivos y misteriosos, con antiquísimas iglesias románicas a listas blancas y verdes y relieves de sentido más que esotérico). Saignon, al regreso, nos pareció casi civilizado; por lo menos eso sentimos al encender la luz eléctrica en vez de manejarnos con velas como en el molino.
Gracias por los poemas, que siguen teniendo esa música tan suya. Me sorprendió al principio, para inmediatamente gustarme mucho, el que empieza: “Estoy sola/cercada…”, que me pareció un camino nuevo en usted (que, desde luego, no será nunca la “mujer nueva” de Elizabeth Arden que se menciona en el último verso!). El pequeño poema “Miro y me embriago…” me pareció perfecto, y su tercer verso me trajo unas palabras análogas y también muy hermosas de William Blake: To see the world in a grain of sand.373 Y luego me encontré con: “Las ciudades que sueño…”, y ahí sentí frío, se me erizó un poco el pelo en la nuca, porque la novela en la que estoy trabajando aquí –va en su tercera redacción, y esta vez será la buena o el canasto irrevocablemente– se cumple parcialmente en algo que yo llamo la Ciudad, y que no es ninguna de las tres ciudades donde ocurre la acción y sin embargo es una ciudad en la que los personajes entran y salen, se encuentran y anudan y desanudan su último destino. Usted indica en el primer verso que sus ciudades están en sus sueños, y eso no ocurre en mi libro, porque aunque nadie, empezando por mí, sabrá nunca cómo se cumple el ingreso en la Ciudad, de todas maneras no se trata de algo soñado. Eso, sin embargo, es un detalle: lo que me heló la sangre fue reconocer en su poema el clima, la fisonomía más secreta de esa ciudad. Por lo demás en la novela habrá un larguísimo poema que contiene una descripción de la Ciudad, y que no se parece en nada al suyo… salvo en esa atmósfera, que acerca nuestras dos o muchas ciudades, soñadas o imaginadas o realmente vividas. Pienso que no le desagradará saber hasta qué punto estamos compartiendo una geografía imaginaria (?).
Me dice en su carta que le gustaría incluir un poema autógrafo y/o un fragmento de novela. Todo eso es posible, pero tendrá que esperar hasta mi regreso a París (a mediados de septiembre); le haré un par de fotocopias, o le mandaré dos páginas que se hayan salvado de la destrucción. En cuanto al libro “mexicano”, por el cual me pregunta, la impresión anda atrasada por el problema de las ilustraciones; aparecerá en octubre.
Hasta siempre, con un abrazo de su amigo,
Julio
Saignon (Vaucluse), 6 de septiembre de 1967
Querido compañero y amigo:
Muchas gracias por tu carta, Neuropoemas, y los ejemplares de Punto Final y Arúspice. Vaya regalo que me has hecho, y ahora vas a ver qué mal pagador es este argentino. Pero primero y ante todo, dos palabras sobre tu libro. En este tiempo en que más que nunca me dedico a leer poesía, recibir una serie de poemas como los tuyos es una alta recompensa. Soy parco en elogios (y en denuestos); si te digo que tu libro me parece muy bello, tómalo en la más estricta acepción de la palabra. Tienes un acento, un ritmo extraordinariamente personales, que dan a tus poemas ese impulso que los clava para siempre en la memoria. Has evitado la facilidad, ese bichito que se come a tantos “comprometidos” de nuestras literaturas; lo que tienes que decir lo dices siempre alto, y que el que pueda estire el brazo y se coma la manzana; se ve que no estás dispuesto a dársela a la altura de la boca. Tu poesía me hizo pensar en algunos libros que leí hace unos meses en Cuba, no por semejanzas formales sino por esa misma exigencia sin la cual todo poema se convierte en un caramelo con versitos. Pienso sobre todo en poemas de Luis Suardíaz y de César López. Alguna vez, si nos vemos o nos escribimos, me dirás si los conoces y qué te parecen.
Y ahora voy al mal pago de tus regalos. No estoy para responder cuestionarios, y no te lo responderé. Este año ha sido insoportable desde ese punto de vista, pues nada más que en Cuba me vi precisado a responder a ocho o diez entrevistas. No soy un improvisador, y necesito pensar mucho cada pregunta para que la respuesta no sea un mero salir del paso como en la mayoría de los cuestionarios. Estoy trabajando en un libro que me come las tripas, estoy cansado y no demasiado contento, y por todo eso, cronopio, me perdonarás pero te quedas sin las respuestas. Contestarlas, lo sé, me llevaría muchas horas (las preguntas son importantes y han sido muy bien pensadas por ti), y te repito que la sola idea de responder a otro cuestionario después de todos los de este año, me resulta impensable. No te pido que me disculpes, pero sí que trates de comprender. Ya estoy viejo, tengo mucho que trabajar en lo mío, y cada vez me resulta más difícil hacer frente a las exigencias que yo mismo me impongo en materia literaria.
Te agradezco otra vez tu generosidad, y siempre leeré con una gran alegría tus poemas, si me los envías cuando aparezcan. Si tienes oportunidad, felicita de mi parte a los responsables de Punto Final, que me parece muy buena (los ejemplares recibidos los he ido reexpidiendo a la Argentina, y a veces a gentes que te sorprenderían; porque es a esa gente que hay que mostrarle lo que la prensa argentina oculta tan atentamente).
Hasta siempre, con un abrazo de tu amigo
Julio Cortázar
Un abrazo a la gente de Arúspice.
Saignon (Vaucluse), 10 de septiembre de 1967
Querido Virgilio:
Creo haberle dicho a Pepe en una carta reciente que iba a escribirte tan pronto hubiera leído la pieza de teatro que me diste en La Habana. Este verano, a pesar de mis largas vacaciones, fue más complicado de lo que me imaginaba, pues tuve que hacer frente a una cantidad de obligaciones de todo orden, y las peores (por la pérdida de tiempo) fueron las revisiones de algunas traducciones en italiano y en francés de libros míos. Todo esto procura explicarte mi demora, pero lo mismo te pido disculpas; no quise leer tu comedia hasta no tener un momento realmente tranquilo, en que nada se cruzara a lo largo de los tres actos.
Desconfío mucho de mi opinión sobre textos teatrales; por ejemplo, la lectura del Marat-Sade me dejó perfectamente indiferente, hasta que la realización de Peter Brook me mostró la dimensión verdadera de esa obra. En tu caso, guardo el recuerdo de tu admirable Aire frío, tan bien representado y puesto en escena; ahora me pregunto si la mera lectura de El no, con lo que comporta de insuficiencia para el que no tiene la experiencia directa del teatro, no me coloca en desventaja para darte un parecer más o menos válido. Así, solamente leído, tu pieza me gustó menos que Aire frío. Tiene todas esas cualidades que son tan tuyas: un humor insólito (y por eso tan valioso) en nuestras latitudes, y una secreta ternura que asoma por momentos y le da a la pieza su gran humanidad. Pero no me convenció ni el tema ni el hecho de que su desarrollo progresivo no sea en el fondo un desarrollo, pues tengo la impresión de que en el primer acto las suertes están echadas y que lo que sigue es, digamos, historia más que teatro. Me expreso mal, pero quiero decir que los episodios del segundo y tercer actos se superponen en cierto modo a lo que ya se sabe, y que el desarrollo se vuelve fatal e inevitable; sin un elemento de sorpresa, de dialéctica humana optando por lo inesperado o lo desesperado, la lectura de esos actos me resultó por momentos monótona, a pesar de la variedad que comporta el último acto con ese “proceso” en el que hay tantas cosas buenas desde el punto de vista psicológico y teatral.
Como siempre, habrá que ver y oír la pieza en escena. Si me toca ir en enero a La Habana, ojalá tenga la suerte de que se represente. Aquí en Francia el teatro cubano anduvo de parabienes con la pieza de Triana, que vi dos veces, primero en el Odeon y luego en un pequeño teatro de Avignon, donde se mantuvo un mes entero, cosa bastante asombrosa en una ciudad francesa. Estuve con Miriam Acevedo, que me dio noticias tuyas, me habló de lo que había hecho El Gato Tuerto374 (y también de ciertos ataques caimanescos absurdos). ¿Trabajas en otra pieza? Ojalá podamos hablar de todo eso pronto, una carta no dice casi nunca lo que habría que decir.
Abraza a Pepe de mi parte, y hasta pronto –ojalá– con los afectos de Aurora y un abrazo fuerte de tu amigo
Julio
No vaciles en pedirme libros que puedan hacerte falta. Ya sabés que desde Francia puedo enviarlos sin problema alguno.
Saignon (Vaucluse) 13/9/1967
Cronopios Marina Torres y Francisco J. Uriz:
Un Club de Cronopios en sobrepasa mis más delirantes esperanzas. Uno cree haber vivido y estar al abrigo de sorpresas, y justamente en ese momento aparecen Marina y Francisco y zás la vida es mucho más increíble de lo que se pensaba. Cronopios en Suecia, los abrazo de todo
.
Y lamento que pasaran por París y no me encontraran. Yo paso la primavera y el verano en un pueblito
en el mediodía de Francia.
Espero Ord och Bild375 y muchas gracias por todo. Un saludo al cronopio Artur Lundkvist y mis mejores deseos para el Club y para ustedes, amigos, y para todos los cronopios de habla española que andan por allá de
Julio Cortázar
9, Place du Général Beuret Paris XV.
Saignon, 13 de septiembre de 1967
Mi querido Paco:
Recibí tu carta del 5, cuyo contenido me imaginaba ya y que no me tomó demasiado de sorpresa, aunque hasta el final había guardado alguna esperanza de poder verte este año. Será el próximo, entonces, y ya iremos hablando de la mejor forma de poder encontrarnos con tiempo suficiente. Me alegro, te imaginás, de que esté decidido tu viaje para el 68, pues yo no veo la menor razón para ir a la Argentina como no sea que vos renuncies a venir a Europa, y huelga decirte que prefiero encontrarte aquí donde pienso que muchas cosas te harán bien, te ayudarán a salir de algunos pozos, a menos que te metan en otros peores –pero ésa es como siempre la ley del juego. En fin, hago un gran esfuerzo para olvidarme de que este mes era tu mes, y me consuelo proyectando desde ahora el encuentro a un plazo no demasiado largo.
Salimos dentro de 2 o 3 días de Saignon, para subir a París y esperar a Blackburn que desembarca en el Havre el 18. Un día te contaré más sobre todo esto, y ya verás. Por ahora me limito a cuestiones más bien prácticas. En materia de correspondencia futura, hay que prepararse a un hueco considerable que abarcará el final de septiembre y todo octubre, pues de Viena nos vamos a Argelia a trabajar por 20 días, y de regreso nos detenemos una semana en Mallorca donde viven unos amigos. Ya te imaginás que es un itinerario demasiado internacional para que la correspondencia me siga con probabilidades de alcanzarme. De todos modos yo salgo de París el 26 de este mes, o sea que en caso de cualquier urgencia me podés escribir a Général Beuret. (Y hasta el 6 de octubre, a VIENA.)
Aquí he trabajado mucho estos dos meses, y 62 está terminada en su tercera versión. Ahora me la llevo para releerla y revisarla, y entonces te diré (a comienzos de noviembre). Si pasa el examen, hago sacar copias y te envío un ejemplar lo antes posible para que me dés tu opinión. Es un libro bastante corto, unas 300 páginas de máquina con mucho margen. No tengo la menor idea de lo que verdaderamente contiene y tu impresión me es desde ya tan necesaria como el libro mismo.
Me alegré mucho de la visita de García Márquez, de lo que fueron él y su mujer para vos. ¿Vendrán a París? Supongo que él tendrá mi dirección y que me escribirá si proyecta algún viaje.
Despacho aquí dos o tres cuestiones prácticas. Primero: a tu pregunta sobre Los reyes, por supuesto que sí. Si la Bestia decide echárselo encima, allá ella. Claro que lo hace con su segunda, porque hay que ver lo bien que la hago quedar yo en esos diálogos, y la Bestia tiene su vanidad. Va a ser divertido que ese libro salga en una editorial tan terriblemente engagée por el nombre que lleva; esos encuentros.376
No te preocupes por Losfeld, que tiene fama de vago. Ya escribirá, yo moveré la cosa antes de irme de París.* Con respecto al Apollinaire de Yurkiévich, creo que finalmente se arregló la cosa con Losada, pues intervinieron amigos de don Gonzalo y del autor.
Te envío carta de Almendros (Editorial Orbe). Fijate si de ahí podría salir algo interesante. Lo que dice de una recopilación de “ensayos” es absurdo; ya me propuso algo igual Ángel Rama para una editorial montevideana. No me gustan esas rejuntas que parecen un poco un tacho de basura con viejas sobras. Pero tal vez en la primera parte de la carta haya algo que interese a Sudamericana, y de paso a mí. Por cierto que ayer recibí aviso de que me enviaban 200 dólares a Viena como primer pago de regalías por El perseguidor y otros cuentos (Centro Editor de América Latina). ¿Vos tenés alguna supervisión sobre la forma en que van a editar el libro, corrección de pruebas y esas cosas? El problema cuando hay arreglos inter-editoriales es que el autor se queda un poco cortado de la fabricación y presentación del libro, y eso me inquieta. Por ejemplo, “otros cuentos”: ¿cuáles? ¿En qué orden?377 El Centro Editor no me ha escrito ni una línea. ¿Si ustedes les indicaran que de todas maneras yo estoy vivo y me gustaría controlar un poco la edición? Gracias.
(De paso te adjunto el recibo por esos $200, que me evita otra punta de francos de franqueo. Gracias de nuevo.)
RE PETER OWEN LTD, LONDON: No sé si te habrán escrito. Se interesaban por mis libros, y los referí a Uds. Sin duda conocés esa casa, que tiene un excelente catálogo de cosas modernísimas y de primera línea. ¿No les interesaría un Collected Short Stories o algo así?*
RE CARLOS BARRAL: Le escribí en el sentido sugerido por vos y estoy a la espera de novedades.
Paco, fuimos cinco días a Córcega, a un viejo molino en pleno maquis donde vive un poeta francés a quien quiero mucho. Fue algo maravilloso, descubrir que en Europa se puede vivir casi en la edad de piedra si uno quiere, y comprarse un molino de piedra junto a un torrente por unas monedas. Este hombre pasa con su mujer y su hija todo el verano pescando truchas (que nos comíamos asadas sobre una piedra); nos mostró la región, con aldeas increíbles, iglesias construidas por los italianos en el siglo XII, con bajorrelieves fabulosos (verás fotos en colores cuando vengas, las saqué pensando en vos). Ahora pienso en Argelia, si será o no interesante. Lo hubiera sido desde luego si yo hubiera ido solo; con Aurora estaré un poco más atado porque no la puedo embarcar en el tipo de expediciones que permiten la vagancia y la libertad totales, pero de todos modos espero ver bastante de la vida argelina de hoy y de la experiencia socialista que intentan a su manera.
Ayer me llegaron unos números de diarios argentinos, La Gaceta de Tucumán y otros; aunque ya lo sabía, me quedé aterrado ante la información tendenciosa, increíble, que tienen allá sobre lo de Bolivia y el caso de Régis Debray. Según la Gaceta, por ejemplo, los pobres bolivianos están en una situación terrible porque su ejército de tres mil y pico de hombres sólo cuenta con armas antiguas, mientras que los ciento veinte guerrilleros tienen un equipo modernísimo, etc. Es para pellizcarse y preguntarse si uno está soñando o ha caído en la imbecilidad senil. Por cierto que todo me hace suponer que en enero volveré a Cuba, con motivo del congreso de intelectuales del tercer mundo. Después de leer los diarios en cuestión, te juro que hubiera saltado al primer avión que saliera para La Habana.
Vuelvo al viejo tema de los “cuentos completos”. Si Barral no lo hace, ¿se decidirán ustedes? No me quisiera morir sin verlos en un volumen en español. Hablando de español, Índice de Madrid me dedicó 15 páginas espectaculares, que me tiraron de espaldas en pleno pasto de Saignon;378 fotos de un tal Gálvez, cronopio que me ametralló en París, presentación de Francisco Fernández Santos, poemas alusivos, un cuento inédito mío que yo le había dado a Fernández Santos creyendo que lo publicarían a secas,379 sin todos esos apéndices y preludios que deben haber dejado a los gallegos bastante estupefactos. Para tu información, en una de las fotos estoy en plena improvisación hot en la trompeta, y en otra me estoy comiendo una banana y sosteniendo una máscara negra con la otra mano. Te imaginás la cara de Camilo José Cela y otros bien pensantes.
Me gustaría charlar tanto con vos, o simplemente estar ahí y que vos supieras que estoy ahí. Me emocionó que me contaras que Sara ha ido a encontrarse con mi madre; no sabés (sí, los dos lo saben bien) lo que eso significa para mí. Decíselo a Sara, con un gran beso mío.
Y ahora a hacer valijas, a verificar la presión de los neumáticos, y hasta pronto, viejo, y que todo vaya bien, que todo vaya como vos y yo y nosotros quisiéramos que vaya, con un abrazo muy grande
Julio
París, 17 de septiembre de 1967
Mi querido Paco:
Dos líneas desde París, adonde llegamos ayer después de un día y medio de auto. Todo pudo acabar muy mal, porque a 10 kilómetros de Tournus, un auto que se cruzaba con el nuestro nos mandó una piedra que redujo el parabrisas a una especie de super-tela de araña, que instantáneamente redujo la visibilidad a 0,5 sobre 100; y eso corriendo a 100 kilómetros por hora, pudo significar el consabido encuentro fortuito de un radiador con un plátano (la mesa de operaciones hubiera venido más tarde). Por suerte el camino estaba despejado, yo conservé la sangre fría y la dirección, y todo acabó dos horas después en el garaje Renault de Tournus. Curiosamente, mi impresión no tuvo nada que ver con la supuesta realidad, es decir que oí un terrible estruendo y me pareció ver un fuego blanco delante de mí, como si el auto explotara. A Aurora, en cambio, le cayó un pedazo de vidrio en la falda, y se dio cuenta antes de lo sucedido; nuestro cambio posterior de impresiones me hizo dudar una vez de la utilidad de la historia, porque hablábamos de cosas totalmente diferentes a pesar de haber estado uno junto al otro y la piedra entre los dos.
Pero no te escribo para afligirte con azares de la vialidad, sino porque encontré aquí una carta de Carlos Barral en respuesta a lo que habíamos hablado vos y yo. El hombre está dispuesto a renunciar a Rayuela, y en cambio agarraría viaje con la edición completa de los cuentos, lo cual (cf. mi última carta) llenaría una de mis mayores aspiraciones. Yo pienso que ustedes deberían autorizarlo, porque los cuentos en los diferentes volúmenes (y sus eventuales reediciones) siguen en manos de Sudamericana, y vaya a saber si a ésta le conviene tanto hacer una edición que en la Argentina parecería un poco el truco de los cuatro tomitos encuadernados en uno solo. En cambio para España, la cosa es perfecta. Me dice Barral que se tirará el lance de hacer el libro sin consulta previa a la censura, aunque no ignora que hay cuentos que caerán como tiros en las haltas hesferas. Agrega que no cree que le hagan el menor lío, porque se armaría un escándalo demasiado grande a propósito de un escritor que en el fondo a los franquistas les importa poco o nada. Creo que en ese sentido ha venido muy bien la sensacional publicación de Índice, de la que te envío aparte un ejemplar para que veas la forma correcta de comer una banana y otras finuras culturales de tu amigo.
En síntesis, y dado que Barral está que arde por hacer una cosa u otra, te pido: que le hables a L. LL. (pues Barral insiste siempre en él, como si fueran acuerdos personales o poco menos) y que si estás de acuerdo, le den vía libre incluso mediante un cable. Yo le escribiré diciéndole que la idea me parece muy buena y que lo apoyo ante ustedes; creo que le debo este gesto de buena voluntad después de las diversas escaramuzas de estos últimos tiempos.
¿Me mandás dos líneas, aquí hasta el 26, o a Viena hasta el 6 de octubre? Muchas gracias.
Un gran cariño para Sara y un abrazo muy fuerte,
Julio
Aurora los abraza mucho; está colgando camisas y polos a dos metros de esta mesa, y nuestra casa parece una compraventa de la calle Junín, como siempre al regreso de las vacaciones. Trajimos hasta un zapallo.
Es increíble, Losfeld le dijo a Silva que no tenía noticias tuyas, y vos ahora me decís lo mismo de él. ¿Él te escribió o no? Le he dicho a Silva que verifique eso; en todo caso haremos que te envíe copia de su carta.
Laure Guille, que te envió en mayo su traducción de mi texto para el álbum de fotos de Buenos Aires, me dice que no ha cobrado todavía; le expliqué que el Banco Central, etc. Pero como la chica vive de su trabajo, te aviso lo mismo.
MENSAJE CRONOPIESCO A TODA PÁGINA A MON PATRON POUR LUIDIRE EN DEUX MOTS QUE SI PAR HASARD
L E S O Z A L I D E S380
TAMBIÉN DENOMINADOS VAYA A SABER PORQUÉ BLUE PRINTS (¡manga de pedantes!)
SE
DESCOLGARAN
DE
UN
AVIÓN
en ese caso si hay apuro (habrá) y te parece
bien, entonces tendrías que mandármelas a
AGENCE INTERNATIONALE DE L’ENERGIE ATOMIQUE
KAERTNERRING
WIEN I
AUTRICHE
poniendo además por las dudas, debajo de mi nombre:
Section espagnole de traducción
MEQUEDOMASTRANQUILOPENSANDOQUESICAENLASPRUEBASVOSSABESDONDEESTOYYPODESFLETARMEELTOCO.
Si os gusta esta mise en page, podéis utilizarla libremente. ¡Ah, qué generoso soy!
El 7 de octubre estaré en el teléfono desde temprano. Un abrazo muy fuerte,
Julio
Buscaré la sopa de letras.
Cher patron,
Vois comme la nature imite l’art et comme l’art imite la nature.
Dimanche, je finis Histoire de l’oeil.
Lundi, dans un café de Vienne, je trouve ceci.381
Beau, n’est-ce-pas?
Je t’embrasse382
Julio
Vienne, le 29 Septembre, 1967
Cher Jean,
J’espère que ces quelques photos réjouiront Raquel, Isabelle et toi-même. Elles sont loin d’être bonnes, car les copies sur papier des diapositives ne donnent pas grand chose. Par contre, la projection des images du moulin sur l’écran sont beaucoup plus belles, et j’espère que vous pourrez les voir l’annéé prochaine à Saignon ou aux Granettes. De toutes façons je pense que cette amorce d’une iconographie de ton beau Bevinco te fera plaisir.
Aurora te trouve très bien dans ta photo. Je pense, sans trop de modestie, que j’aurais pu faire mieux, mais les instantanées au cours d’un déjeuner sont rarement fameuses. Par contre, j’aime beaucoup certaines photos d’Isabelle. Il faudrait, bien sûr, savoir si elle se “trouve” dans ces images. En tout cas je suis fier d’être avec elle dans une des photos, dont le mérite revient d’ailleurs à Aurora.
Nous sommes à Vienne depuis trois jours, enveloppés une fois de plus par cette atmosphère d’un bourgeois étouffant, qui pue la richesse, la saucisse et le pire conformisme. Il y a toujours les merveilleuses façades baroques, et le vieux quartier où il reste encore comme un parfum d’alchimie et de satanisme, mais le reste pue l’automobile allemande, les anciens nazis devenus chef d’industrie, etc. Nous resterons jusqu’au 6 Octobre, pour revenir à Paris et repartir deux jours après en Algérie. Nous venons d’apprendre avec joie que Claude sera de la partie, ce que nous assure des belles promenades et explorations exotiques avec un camarade de choix. Car, il faut bien le dire, le reste des participants sera comme d’habitude ce même troupeau qui se laisse conduire par le nez et dans les autocars vers des “excursions” minables. Donc, les loups solitaires seront au moins trois pour trotter à leur aise dans les ruelles de la Casbah.
Paris était très beau à notre rentrée que, hélas, fut trop brève et saccadé. Je dus m’occuper d’un ami américain qui arrivait de New York et qui avait grand besoin de ma compagnie car il venait de divorcer et se trouvait dans un état assez lamentable. Nous avons lutté, tous les deux, à grand coups de rouge et de whisky, jusqu’à ce qu’il retrouve un peu de courage, mais le temps se passa trop vite et il fallu sauter dans le train de Vienne. Ici j’essaie de me rattraper un peu et de répondre un courrier trop entassé depuis des semaines. Nous vous enverrons un mot d’Alger, sans doute avec la haute participation de Maître Tarnaud, pour vous sentir un peu plus près de nous. Je vous imagine au Quervalat, Raquel déjà prise par le tourbillon universitaire, Isabelle ouvrant ses nouveaux livres scolaires, et toi, j’espère, en plein travail, entouré de poissons, de beaux abîmes, des grands espaces ouverts aux merveilles. Il faut que ce livre avance, qu’il soit terminé. Pour ma part, j’ai fini le roman à Saignon, deux jours avant notre départ. Cet hiver je le mettrai à point si mes sacrés cubains me laissent un peu de temps.
Voilà, on m’inonde de feuilles à réviser (avec des sujets telles que les propriétés du zyrcale radiactif, les isotopes soumis à haute pression, les synchlotons où se mélangent les neutrons avec du Persil, etc.). J’ai été heureux de me sentir dix minutes seul avec toi, avec vous trois. Et je pense déjà à l’année prochaine, à ces rencontres perfumés de thym et de truites…
Aura vous embrasse très fort. Lisez Aurora, cette machine avale ses mots.383
Un gran abrazo para ti de
Julio
Un beso para Raquel.
Un beso para Isabelle.
Viena, 2 de octubre de 1967
Señor Néstor García Canclini
La Plata
Querido amigo:
Esta vez sí, esta vez encontró a Cortázar, en toda la extensión de la palabra encontrar; me refiero, desde luego, al contenido de su magnífico ensayo,384 pero también me encontró a mí después de una serie de esquives que por lo que leo en su carta vienen de bastante tiempo atrás. Su mensaje y su trabajo me estaban esperando la semana pasada en París, pacientemente posados en el felpudo de la entrada donde mi portera, una gorda plácida, va acumulando metros y metros cúbicos de cartas y paquetes que me llegan de los cuatro rumbos y que explican en buena parte mis cada vez más frecuentes fugas de París en busca de algún rincón donde Monsieur Cortazar no sea más que un flaco desconocido que hace una vida solitaria en pleno contacto con los valles provenzales.
Ahora, después de leer su ensayo, lamento de veras que el año pasado me buscara usted en París sin encontrarme. Lo lamento sobre todo porque no creo que sea tan fácil venirse muy seguido a Europa, y por mi parte dudo mucho de que quiera (e incluso pueda) ir en mucho tiempo a la Argentina. Me apena pensar que quizá en ese entonces usted anduvo por el sur de Francia, y que pudimos habernos encontrado de todas maneras. Estoy tan harto de cerrarle la puerta a la multitud de indeseables que se me aparecen con los pretextos más absurdos, que toda pérdida de un verdadero encuentro enriquecedor me deja muy triste. Sépalo, por si la buena suerte hace que vuelva por Europa dentro de algún tiempo.
Acabo de leer su ensayo en una habitación de hotel de Viena, de la que no salí hasta terminarlo. No tengo el elogio fácil, y además temo siempre al componente narcisista inevitable en quien lee un trabajo sobre su propia obra. Por eso, cuando más arriba llamé magnífico a su trabajo, no lo hice sin haber reflexionado largamente sobre todo lo que usted ha visto en mis libros y en mis intenciones. Después, sobre todo, de haber aprendido sobre mí mismo una cantidad de cosas que usted me ha enseñado. De alguna manera soy también un lector entre los muchos que leerán su ensayo, alguien lo bastante maduro y objetivo como para inclinarse sobre ese Cortázar del que se habla, sin el gesto del que se asoma al espejo a ver cómo está su imagen en ese momento o con esa luz. En casos así me parezco bastante a Oliveira, y más aún a Monsieur Teste; puedo sumarme a una opinión o estar en desacuerdo, pero siempre por fuera de mí mismo, más del lado de usted, autor, que de mí, tema de su indagación.
Desde luego, creo que lo que más me ha apasionado en su trabajo es el enfoque antropológico, la eliminación de la facilidad más o menos anecdótica para ir directamente hacia las intenciones profundas. Es en ese plano donde más he aprendido sobre cosas que hago sin saberlas conscientemente pero que luego se ordenan y se objetivan a lo largo de los libros. Para no darle más que un ejemplo, yo no había advertido claramente lo que usted señala tan lúcidamente en las páginas 25-26; la inversión del procedimiento que diferencia a Rayuela con relación a Bestiario en lo que se refiere a la inserción de lo fantástico en lo “real”, y viceversa. Aprovecho para decirle, porque pienso que le agradará, que esta conciencia que me ha dado usted del doble proceso me será muy útil cuando revise la novela que acabo de terminar y en la que –ahora lo veo bastante bien– hay como una especie de síntesis de esos dos “procedimientos”. Pero, más allá de estas cosas en el fondo siempre un poco instrumentales, lo que usted busca elucidar en mis libros es lo que realmente importa. A mí también me parece que, con mayor o menor fortuna, desde Los reyes en adelante mi único tema (tema seguido de múltiples variaciones, como en Beethoven) ha sido el misterio ontológico, el destino del hombre que no puede ser indagado ni propuesto sin la simultánea pregunta por su esencia. En ese plano, el capítulo final de su trabajo me parece realmente admirable.
En su carta me dice usted que le interesarían algunas noticias sobre las últimas cosas en que he estado trabajando. La vuelta al día en ochenta mundos está a punto de salir, de modo que probablemente podrá conseguirlo en Buenos Aires antes de dos meses. Sobre la novela (que he escrito por tercera vez este verano y que revisaré a lo largo del invierno) no puedo ser demasiado explícito ahora, porque no la veo con claridad, e incluso no estoy nada seguro de darla al editor en el 68. Ya he tirado tantos libros al canasto, que uno más no tendría importancia; ¿cómo hablar de él, entonces, si de alguna manera no lo he aceptado todavía?
Con respecto a publicaciones en francés, en estos años me divirtió escribir algunos textos más o menos cronopiescos que pensé, sentí y por lo tanto escribí directamente en francés. Con ellos hice un libro para bibliófilos, con litografías de Julio Silva. Como el precio del libro es prohibitivo, pienso que si le interesan esos textos trataré de conseguirle fotocopias cuando vuelva a París en noviembre (ahora me voy a Argelia a ganarme la vida por un mes). Otro texto, también en francés, sirvió para un libro igualmente de lujo, con maderas del cubano Guido Llinás. Puedo también conseguirle copias.
Me hizo gracia la referencia al concurso de Olivetti, porque visto así, a priori, parece absurdo que haya un solo premio para cuatro géneros. Y mucha más gracia me hizo encontrar a Marías en el jurado; quiero esperar, por usted y por mí, que no haya leído la cita en Rayuela,385 aunque lo creo lo bastante paquidermo como para no comprenderla. Visto en su conjunto, el jurado me parece bastante absurdo; mucha pinta si se piensa en los nombres, pero que no funcionará colectivamente, como jurado. Cada uno de ellos apoyará el género en que es más especialista, con todo derecho y talento; pero el resultado de esas parcialidades ya puede imaginárselo.
Creo haber leído con todo detalle su trabajo, y por eso le señalaré tres o cuatro detalles que pueden ser útiles para una revisión (a menos que prefiera su punto de vista). Sobre el primer párrafo de la p. 19, cuando usted dice, a propósito de la alegoría de Los premios, que “hay demasiadas evidencias de lo contrario” –refiriéndose a mi nota final y mi negación de todo propósito alegórico–, quiero aclararle lo siguiente: Nada en mí, como escritor, es consciente. Escribí la novela sin la menor intención. Realmente la escribí para divertirme, sin ironía ni amargura ni llamadas de atención. Es evidente que, por debajo, los temas simbólicos, los arquetipos que me rondan, se fueron abriendo paso. Si eso pudiera llamarse algo así como intenciones profundas o subliminales, entonces sí es obvio que esas intenciones existieron. Pero esa novela no fue escrita con el estado de ánimo que dictó, por ejemplo, Adán Buenosayres. Creo que no lo convenceré, como no he convencido a ningún crítico con esa nota final. Y sin embargo me aferro a ella porque lo que dice es exacto, aunque el resultado haya sido otro.
Carlos López386 me pide que le aclare un detalle que afecta su buen nombre y honor, y como creo que a usted le es tan simpático como a mí, ahí va. En la p. 20, usted dice que “por acostarse con ella (Paula), no participa en la operación”. La verdad es que López participa, y que le pegan una paliza que lo deja fuera de combate. Su frase da la impresión de una renuncia por motivos hedónicos, y no es exactamente eso, aunque quizá López se olvida demasiado de su deber una vez que Paula se pone a cambiarle las compresas, lo que al fin y al cabo es bastante explicable porque yo a Paula siempre la vi maravillosamente bonita.
En la p. 46, usted se refiere al nacimiento de los cronopios. Es cierto que nacieron en el teatro des Champs Elysées, pero no la noche de Armstrong sino unos meses antes, una noche en que Stravinsky dirigía La consagración de la primavera y Edipo rey (Jean Cocteau era el recitante). Lo que ocurre es que el primer texto publicado sobre cronopios fue la crónica sobre Louis; pero las Historias ya estaban escritas en un cuaderno.
Me pareció muy curiosa su interpretación (p. 60) de “No se culpe a nadie”. No tengo aquí el texto, pero jamás sentí yo al escribirlo que esa lucha del hombre por ponerse el pulóver fuese humorística. Es muy posible que usted tenga razón, y en todo caso si el cuento no le transmitió lo que yo quería, la culpa es de él y mía, y de ninguna manera suya. Pero es la primera vez que me hablan así de ese cuento. Italo Calvino, que lo leyó hace unos meses, me habló de la terrible angustia física que le había provocado desde la primera frase. Vaya uno a entender, después de cosas así.
Otra gran maravilla ha sido leer en la p. 66, que Wong encontró un libro de Musil con una frase subrayada. Asombrosamente me he olvidado por completo de esa referencia. ¿No tendrá usted un ejemplar de Rayuela como aquel de la Enciclopedia Británica en el más hermoso cuento de Borges?
Bueno, he podido escribirle esta terrible lata aprovechando que en este loable Organismo Internacional de la Energía Atómica, el día de hoy se caracteriza por su completa falta de energía. A lo largo de la mañana no me ha tocado revisar ninguna traducción de esas donde pululan los isótopos y las partículas aceleradas; la he aprovechado mucho mejor dándome el gusto de escribirle esta carta.
Pasaré todo el invierno en París (por lo menos de noviembre a enero, en que iré a La Habana); quedo a su disposición por cualquier cosa en que pueda serle útil, y desde luego le deseo que gane el concurso de Olivetti, aunque mis mejillas tiendan a arrebolarse mientras lo escribo.
Gracias otra vez, y un abrazo de su amigo
Julio Cortázar
9, Place du Général Beuret
PARIS XV
Viena, 3 de octubre de 1967
A Jean L Andreu
Querido amigo:
Qué gran alegría su carta y su ensayo sobre mi libro,387 que encontré en París a mi regreso de Saignon, y casi en vísperas de venirme a trabajar a Viena. Déjeme decirle ante todo que no le perdono que no haya venido a Saignon este verano puesto que, como me lo dice, hubiera tenido la posibilidad de hacerlo. Es cierto que soy un solitario, que me he ganado una bien merecida fama de mal educado; pero haga la prueba de ver quiénes lo dicen, y descubrirá en todos los casos que se trata de gente que no me interesa ver. Mi supuesta mala educación es la del gato que araña si lo fastidian, pero que busca la cercanía del verdadero calor. Admito que debí escribirle más seguido y pedirle que nos encontráramos; ahora lo hago, ahora se lo pido encarecidamente, y desde luego vamos a arreglar con Saúl (o sin él si no se puede) para encontrarnos lo antes posible.
Me parece que su nota sobre Todos los fuegos el fuego es muy útil para precisar algunas cosas que, como usted lo dice en su carta, han provocado los malentendidos imaginables (en su mayor parte deliberados tanto en un sentido como en otro) con respecto al cuento “Reunión”. Usted deja aclarada la cosa cuando dice que ese cuento no es un dithyrambe béat, y también cuando pone en claro que el tema y las fuentes del relato no son gratuitas ni mero pretexto literario. Si ser castrista es tener fe en un futuro socialista (digo socialista porque decir comunista es ya el malentendido) de los países latinoamericanos, entonces soy castrista. Sobre todo después del libro de Debray, que refleja exactamente el pensamiento de Fidel Castro y de los mejores entre sus compañeros, con el Che a la cabeza. Pero el cuento no fue escrito por eso. La verdad, como siempre, es múltiple. En el avión, de vuelta de La Habana, leí el texto del Che, y me fastidió su pobreza literaria mezclada con una cierta pretensión; junto a textos meramente informativos, como uno de Raúl Castro u otro de Faure Chomón, incorrectos y nada literarios, el texto más “artístico” del Che no solamente no los superaba sino que se venía decididamente abajo. Me fastidió, primero porque al Che guerrillero y político le tengo la máxima admiración, y segundo porque lo que él contaba ahí era una materia fabulosa en otras manos. Puesto que yo era un escritor, ¿por qué no potenciar esa historia hasta un terreno realmente literario, que quizá le diera más realidad, en un sentido último, que esa mezcla de historia y de literatura mediocre que advertía en el texto? A eso hay que sumar un sentimiento de solidaridad con la revolución como tentativa de salvar a un país de América del abyecto pozo en que estaba sumido. No me movió ninguna intención política ni de propaganda; escribí el cuento y lo publiqué en México, sabiendo que en Cuba despertaría –en su primera etapa– resquemores y equívocos. Así fue: más tarde supe que el Che había dicho que mi historia “no le interesaba”, cosa que estaba muy bien, porque no se ve por qué tenía que interesarle un cuento a alguien que en esos días estaba midiéndose nada menos que con toda la economía (crítica y azarosa) de un país. Dos años más tarde tuve otra versión: el Che dijo algo mucho más grato para mí sobre ese cuento, en el curso de un diálogo con Roberto Fernández Retamar. Pero todo eso fue y es marginal; se lo cuento para que usted me sitúe mejor en el contexto, por fuera y por dentro del cuento. Y cuando nos veamos, si el tema le interesa, agregaré los detalles que puedan interesarle eventualmente. En todo caso creo que lo que usted ha escrito es justo y pone las cosas en un terreno inteligente y atinado.
Quiero aclararle ahora algunas de las cuestiones vinculadas con “Casa tomada”, siguiendo el orden de sus preguntas. Escribí el cuento hacia 1947, creo; en todo caso fue el primero de la serie de Bestiario, y probablemente por eso lo situé al comienzo del volumen. Borges, a quien se lo había dado a leer una amiga (yo no conocía a Borges entonces) lo publicó en su revista Anales de Buenos Aires, con dos bonitos dibujos de su hermana Norah. Fue el comienzo de mi no frecuente relación con Borges (nunca me ha gustado tratar con escritores, y en esa época incluso me negaba a verlos, por timidez e indiferencia simultáneas, demasiado ocupado en leerlos como para ir a mirarles la cara); más tarde el mismo Borges me hizo pedir otros textos para su revista, y así salieron Los reyes y “Las puertas del cielo” (o “Bestiario”, no me acuerdo bien). Ahora veo en su carta que “Casa tomada” apareció en diciembre de 1946. Es posible, pero me parece extraño haberlo escrito en el 45 o 46. No puedo confirmarle la época con mayor precisión.
El punto de partida del cuento (frase de E. S. Speratti Piñero): Es exacto. Soñé una pesadilla en la que me sentía expulsado de una casa desconocida y que sin embargo era la mía; el horror estaba en sentir la cercanía amenazadora y desconocer su naturaleza. Desperté (era ya pleno día) y me fui en piyama a la máquina de escribir. Imposible explicar cómo mi pesadilla individual se convirtió en la pareja de hermanos; en todo caso, la casa siguió siendo exactamente la del sueño. Suelo tener sueños recurrentes, pero esa casa no volvió nunca más, probablemente por haber sido exorcizada en el acto mismo de escribir el cuento.
El barrio: Creo recordar que el barrio donde ubiqué la casa era en ese entonces una zona tranquila, burguesa, familiar. Me interesaba mostrar una casa donde el silencio y el decoro de los pequeño-burgueses porteños se manifestaran en toda su decadencia un poco apolillada, pero no había demasiado énfasis en eso, ni preocupaciones de tipo social. Creo, además, que el tipo de casa como la del cuento abunda en ese barrio.
Leeré con mucho gusto el artículo sobre este cuento en Caravelle,388 y quedo a su disposición por si puedo aclarar otros puntos. Desde luego, queda usted autorizado a utilizar el dibujo,389 cuya publicación me producirá un comprensible regocijo, sin contar el que causará entre mis amigos pintores!
En cuanto a mi participación en el número de Caravelle sobre la Argentina, cuando vuelva a París a comienzos de noviembre, buscaré alguna cuartilla para enviarle. Algo debe de haber por ahí, o quizá escriba alguna cosa en Argelia (voy a trabajar a un congreso, y a fuerza de aburrirme revisando documentos de las Naciones Unidas, puede ocurrir que fabrique algún cuentecito). Trataré de no olvidarme de esta promesa, pero desde luego le ruego que me la recuerde si pasa el tiempo sin recibir esas páginas. Ojalá nos veamos antes y pueda dárselas en propia mano.
Bueno, será hasta pronto, y gracias por tantas cosas y por su amistad. Cuando se encuentre con PPP (Pepe Poeta Peruano:390 es un juego que él conoce y que inventamos juntos en París) déle un abrazo de mi parte y dígale que mi silencio será cavernoso pero no es olvido ni mucho menos.
Lo espero cuando usted quiera. Un abrazo de su amigo
Julio
9 Place du Général Beuret
Paris XV
Teléfono: LEC-ourbe 69-23
Viena, 4 de octubre de 1967
Mi querida Graciela:
Realmente ya no sé si le debo o no una carta. Con esta vida de gitano que llevo (y que usted está imitando, a juzgar por lo que me cuenta en su última, si es la última), termino por perder toda noción de las secuencias. Incluso, fíjese, me equivoco al espaciar,391 pero aquí la culpa es más bien de una Olivetti vienesa que no me conoce todavía demasiado. Le escribo en la oficina, entre dos tandas de revisiones (¿a usted le gustan las moléculas marcadas, los isótopos, el uranio enriquecido, el agua pesada, los gatos magnéticos (sic) y las calandrias (otra vez sic)?). Y me pregunto si ya le escribí sobre los capítulos mimeografiados que me envió, o si no lo hice. Me lo pregunto porque los leí la primera vez en Saignon (o en París, ya no sé) y ahora que los releo en Viena, me pregunto si los traje solamente para releerlos después de haberle escrito, o para escribirle después de releerlos. La verdad es que mientras los leía la primera vez imaginé todo lo que pensaba decirle, y de alguna manera es como si ya se lo hubiera escrito; a menos que realmente se lo haya escrito y esta carta sea (alguna vez tiene que ocurrir) el primer gran signo gerontológico, esa hora horrible en que, como decía Macedonio, uno se olvida el sombrero en una sopera.
Pongamos que no le escribí, que es lo más probable. Si todo el libro sobre mí es o será como esos capítulos, puedo ya quedarme en paz desde el punto de vista de la crítica y la comprensión en la escala que me interesan. Porque esos capítulos son magníficos, Graciela, y desde luego su único defecto es no querer ver los muchos defectos que también habría que señalar en mi obra. Ignoro las falsas modestias tanto como la vanidad almidonada. Sé que en mucho de mi obra hay grandes agujeros por donde sopla la nada, las carencias, las nostalgias de lo que quise hacer y no pude. Usted, generosamente, se dedica a interpretar y arquitectar lo bueno, lo positivo. Al punto de casi convencerme de que tiene razón, y que al fin y al cabo he escrito más cosas buenas que malas, o que en todo lo que he escrito la balanza se inclina del lado de lo bueno. En todo caso, quiero dejar aclarado que no la creo a usted ni ingenua ni demasiado parcial, y que sólo la “acuso” de demasiada generosidad. No es un rasgo frecuente entre los mejores críticos, y por eso me conmueve tanto.
Podría llenarle páginas sobre su trabajo, pero sería demasiado narcisista y bastante inútil en el fondo. Me gusta la forma en que usted ha desentrañado algunas constantes de Rayuela, de las que yo mismo no tenía una noción en el nivel mental o intelectual. Todo el estudio sobre la arquitectura del libro es, me parece, justo; y partiendo de ese acierto básico, las observaciones y los análisis parciales van enriqueciendo cada vez más esa noción central. Cuando usted, por ejemplo, detalla el humor presente en el libro, toca uno de los resortes vitales que los críticos latinoamericanos (que son serios de solemnidad como hay pobres de solemnidad), pocas veces o nunca señalan, ocupadísimos en elogiar o atacar las raíces héticas y hestéticas… (¿Nos entendemos, verdad? Es Horacio el que habla, ahora, todavía una vez más.) Lo mismo puedo decir del análisis sobre los actos más o menos gratuitos que van ocurriendo en el libro; usted los ordena en su justa perspectiva, les da como nadie su intención de rupturas. Así podría citarle tantos otros enfoques precisos y enriquecedores, pero no es necesario; en este caso prefiero que sea usted quien escribe y cita y analiza, y yo el que aprende a conocerse un poco mejor a través de tanta inteligencia y sensibilidad.
Lamento (para volver a algo que me cuenta en su carta) que gentes que aprecio como Roberto García392 me tachen de escapista y de no suficientemente comprometido, pero desde luego no tengo nada que decir, porque jamás entraré en el muy argentino juego de las polémicas verbales; hay otras cosas que hacer, y no me queda demasiado tiempo. Me imagino que usted ha de divertirse bastante en los seminarios y simposios, y que también rabiará un poco a veces. Terminé la novela, que se sigue llamando 62 a secas; la revisaré este invierno y veremos qué pasa. Desde París, en noviembre (ahora voy a Argelia) le mandaré Los reyes (estaba convencido de haberlo hecho hace mucho). Me alegré de que le gustaran las fotos, aproveche la que prefiera pero no se olvide del nombre de las chicas que se han portado como ángeles. ¿Me ayuda a revisar un acta sobre las radiaciones del cobalto? ¿No? Entonces, hasta pronto y un abrazo,
Julio
Saludos a Sola González.
ARGEL 13/10/67
Querido Julio:
La pagaille bat son plein.393 Por fin hoy tuve una dirección segura y mandé cable a Viena. Cinco minutos después circuló el rumor de que esta conferencia se va al quinto carajo por un lío político entre Argelia y Corea, etc. De modo que a lo mejor nos devuelven a París dentro de 3 días... y
el paquete
estará (quizá) rumbo a → ARGELIA
La locura, ¿no?
En todo caso yo me quedaría aquí tomando sol en estas playas maravillosas y esperando el paquete. NO es posible que esta locura siga al infinito.
Hay cierta belleza en este quilombo.
Mi dirección: Hotel El Minzah. Centre Moretti (Chambre 58).
Alger ALGERIE
Abrazos
Julio
Le escribí a Orfila como convinimos, con todos los detalles.
OCT 17 PM 12 23
RETAMAR CASA AMERICAS LA HAVANE
MAS CERCA QUE NUNCA DE USTEDES TE ABRAZO394
JULIO
Argel, 20/10/67
Querido Julio:
Telegramas a Viena, etc. Resultado: nada. Me avisan solamente que hasta el 16 no había llegado el paquete. Comprenderás, pues, que se ha perdido.
En consecuencia, después de una carta que escribí a O. R. al llegar aquí, ayer le mandé este cable: Pruebas extraviadas. Impriman siguiendo indicaciones mi carta Argel.
Si la carta le llega después del cable, Orfila se va a volver loco, porque no entenderá nada. Pero confío en que le llegarán al mismo tiempo.
Esto es para que estés al tanto. Volvemos a París antes de lo previsto, entre el 27 y el 28. Te telefoneo en seguida.
El próximo libro lo haremos en París, viejo. Esto es la locura total.
Un abrazo fuerte
Julio
Perdóname esta carta tan breve. El cansancio y la muerte del Che me han demolido.
París, 29 de octubre de 1967
Roberto, Adelaida, mis muy queridos:
Anoche volví a París desde Argel. Sólo ahora, en mi casa, soy capaz de escribirles coherentemente; allá, metido en un mundo donde sólo contaba el trabajo, dejé irse los días como en una pesadilla, comprando periódico tras periódico, sin querer convencerme, mirando esas fotos que todos hemos mirado, leyendo los mismos cables y entrando hora a hora en la más dura de las aceptaciones. Entonces me llegó telefónicamente tu mensaje, Roberto, y entregué ese texto395 que debiste recibir y que vuelvo a enviarte aquí por si hay tiempo de que lo veas otra vez antes de que se imprima, pues sé lo que son los mecanismos del télex y lo que pasa con las palabras y las frases. Quiero decirte esto: no sé escribir cuando algo me duele tanto, no soy, no seré nunca el escritor profesional listo a producir lo que se espera de él, lo que le piden o lo que él mismo se pide desesperadamente. La verdad es que la escritura, hoy y frente a esto, me parece la más banal de las artes, una especie de refugio, de disimulo casi, la sustitución de lo insustituible. El Che ha muerto y a mí no me queda más que el silencio, hasta quién sabe cuándo; si te envié ese texto fue porque eras tú quien me lo pedía, y porque sé cuánto querías al Che y lo que él significaba para ti. Aquí en París encontré un cable de Lisandro Otero pidiéndome ciento cincuenta palabras para Cuba. Así, ciento cincuenta palabras, como si uno pudiera sacarse las palabras del bolsillo como monedas. No creo que pueda escribirlas, estoy vacío y seco, y caería en la retórica. Y eso no, sobre todo eso no. Lisandro me perdonará mi silencio, o lo entenderá mal, no me importa; en todo caso tú sabrás lo que siento. Mira, allá en Argel, rodeado de imbéciles burócratas, en una oficina donde se seguía con la rutina de siempre, me encerré una y otra vez en el baño para llorar; había que estar en un baño, comprendes, para estar solo, para poder desahogarse sin violar las sacrosantas reglas del buen vivir en una organización internacional. Y todo esto que te cuento también me avergüenza porque hablo de mí, la eterna primera persona del singular, y en cambio me siento incapaz de decir nada de él. Me callo entonces. Recibiste, espero, el cable que te envié antes de tu mensaje. Era mi única manera de abrazarte, a ti y a Adelaida, a todos los amigos de la Casa. Y para ti también es esto, lo único que fui capaz de hacer en esas primeras horas, esto que nació como un poema y que quiero que tengas y que guardes para que estemos más juntos.
CHE
Yo tuve un hermano.
No nos vimos nunca
pero no importaba.
Yo tuve un hermano
que iba por los montes
mientras yo dormía.
Lo quise a mi modo,
le tomé su voz
libre como el agua,
caminé de a ratos
cerca de su sombra.
No nos vimos nunca
pero no importaba,
mi hermano despierto
mientras yo dormía,
mi hermano mostrándome
detrás de la noche
su estrella elegida.
Ya nos escribiremos. Abraza mucho a Adelaida. Hasta siempre,
Julio
París, 1/11/67
Querido cronopio:
Estaré en París hasta el 25. Si me telefoneas a LEC 69-23, arreglamos para vernos y charlar.
Gracias por el recorte de Ínsula.396 Espero verte.
Un abrazo,
Julio
París, 2 de noviembre de 1967
Mi querido Jorge:
Ya te estarás diciendo que soy un mal amigo, porque este silencio ha sido largo. Tu carta me llegó a Saignon en vísperas de nuestro regreso a París, donde sólo estuvimos unos días antes de irnos a trabajar a Viena, y de allí a Argelia. Volvimos hace una semana a París, donde nos quedaremos tres semanas antes de irnos a Ginebra (después de 4 meses de vacaciones en Saignon hay que juntar dólares lo antes posible) y estoy poniendo un poco al día mi correspondencia. Me di un gran susto porque no encontraba tu carta, pero ocurrió que estaba demasiado bien guardada, y al final di con ella. Perdóname este retraso, en el que no hubiera debido incurrir después de una carta tan generosa y amiga como la tuya, pero mi vida en estos tiempos dista de ser agradable. En Argel, cuando hubiera podido tener un poco de tiempo para escribir, me sorprendió la muerte del Che, y hasta ahora he estado como fuera de mí mismo, incapaz de hacer nada que valiera la pena. París me ayuda ahora a reaccionar lentamente, pero el golpe es de los que no se restañan, y de alguna manera sigo flotando en una inercia culpable, manoteando aquí y allá, caminando horas enteras por los barrios donde a fuerza de sentirme anónimo acabo por acercarme de nuevo a mí mismo. Todo esto lo habrás sentido también vos, y por suerte tantos miles y miles de hombres en el mundo entero. Llevará tanto tiempo volver a reconciliarme con el sol, con el amor y con el hecho de seguir vivo mientras él ya no sabe de eso.
Me apenó, aunque lo suponía, tu estado de ánimo a tu vuelta a Chile. Era lógico, pero pienso que allá encontrarás de todas maneras algunas cosas, amigos y paisajes, que te quiten un poco la nostalgia europea. Me decías en tu carta que probablemente irías a Cuba en enero, lo que me parece una espléndida noticia, pues también yo pienso que iré al Congreso y a una reunión del consejo de la revista de la Casa de las Américas. Será estupendo encontrarnos allá y hablar de tantas cosas.
Tomo buena nota y te agradezco mucho lo que me dices sobre la posible antología de la Editorial Universitaria. Desde luego, si el libro se hace bajo tu dirección, cuentas desde ahora conmigo para todo lo que te haga falta. Tu plan de hacer un libro “movido” e interesante me parece muy bien; por cierto que dentro de unos 15 días saldrá en México La vuelta al día... y te mandaré un ejemplar apenas reciba los míos, o te lo haré enviar directamente por el editor. Te repito que tu idea de hacer una antología que sea un poco una paráfrasis me gusta, en la medida en que serás tú quien la haga, porque en otras manos... En fin, ya me dirás en qué anda la cosa, y esta vez prometo contestar en seguida. Eso sí, no te extrañes de alguna demora involuntaria, pues el 25 me voy a Ginebra por cuatro semanas.
Curiosamente, desde que te fuiste tú se rompió momentáneamente el círculo en que entraba también Mario, pues éste debe andar por el Perú si no se ha vuelto ya a Londres. Le escribí cuando ganó el premio Gallegos, pero me imagino la montaña de cartas que habrá recibido y su malhumor consiguiente y justificado. ¿Leíste su discurso? Vale la pena, y me hubiera gustado estar ahí para ver algunas caras...
Pierre Kalfon, autor de un notable libro sobre la Argentina, va a pasar 3 años en los servicios culturales franceses, supongo que en Santiago. Si tienes oportunidad de conocerle, verás que es un hombre digno de ser conocido. Lo curioso es que yo sólo lo conozco telefónicamente, por una serie de desencuentros increíbles, pero lo que sé de él, y su libro, me prueban que es un verdadero cronopio.
¿Trabajas, ya salió el libro? Pienso que en Chile tendrás mucho más tiempo para lo tuyo. No te preocupes tanto de las antologías ajenas y dedícate a fondo a tus cosas, aunque yo salga perdiendo; ganaré por otro lado, leyéndote.
En febrero-marzo iremos a la India con las Naciones Unidas. Será magnífico, pues Octavio Paz me ha escrito ofreciéndome alojamiento (tiene una gran casa) y ya te imaginas lo que será tenerlo a él de guía y compañero en New Delhi. París está bonito, ya un poco frío, con unas exposiciones extraordinarias... pero esto se vuelve sádico, y me interrumpo.
Jorge, abraza a Pilar de nuestra parte, y que estas líneas encuentren muy bien a grandes y pequeños. Ah, me olvidaba: en Argel me encontré con Díaz Casanueva,397 que me llevó a cenar a su casa, me regaló sus libros, me arrolló con una gentileza y un afecto que me conmovieron, y nos pasamos muchas horas hablando de Chile. Lo de “arrollar” viene de que los argentinos nos sentimos siempre un poco aplastados por la espontaneidad y la calidez de ustedes; espero que Díaz Casanueva haya sentido, detrás de eso, mi amistad. Hablamos mucho de Rosamel del Valle, a quien tanto quiero, y que fue su gran amigo.
Otro abrazo para todos, y uno muy fuerte para ti de Aurora y de
Julio
París, 14 de noviembre de 1967
Mi querido Paco:
No hay ningún reproche si te digo que hace mucho que no tengo noticias tuyas; no lo hay, porque me sospecho que si no escribís hay razones, y no veo por qué me escribirías cartas de mera cortesía. Hoy llueve a baldes en mi patio, mis cosas no son tampoco precisamente brillantes (no porque anden mal sino porque se me trabucan y amontonan, como te explicaré) y entonces hago lo elemental en esos casos; es decir, dejar de lado las urgencias y las obligaciones, y mandarle unas líneas a un amigo. Por lo demás las líneas tienen también alguna razón de ser práctica, pues quiero que estés al tanto de mis andanzas futuras para que las comunicaciones no queden demasiado interrumpidas en caso necesario. Te podría llenar varias páginas (no podré, dentro de una hora empieza otra tanda de telefonazos, una salida, y por la noche un encuentro impostergable), contándote de mi vida a lo largo de estas últimas semanas. Ya no sé si te mandé unas líneas desde Argelia, donde pasamos la primera mitad de octubre, donde me alcanzó la noticia de la muerte del Che; viví unos días en un estado del que no me jacto demasiado, y ando todavía muy lejos de haber salido de esa maraña. Cuando el discurso de Fidel Castro me convenció de que la noticia era verdadera (en Argel nos manejábamos con meros despachos de prensa, no siempre convincentes, y en cuanto a las fotos, ya se sabe lo que se puede hacer con ellas) escribí unas pocas líneas que por cable me pedían de La Habana. Te mando copia, porque si algo quiero que leas de mí es eso, no por mí, que no cuento ni intereso, sino por otra cosa, un último encuentro con alguien a quien no conocí pero a quien hice hablar en un cuento, a quien quise de lejos. No es un papel confidencial, podés hacer lo que quieras con él; ojalá pudiera yo pegarlo en todas las paredes de la Argentina.
Volvimos a París hacia el 26 de octubre, y dentro de diez días nos vamos a trabajar a Ginebra, y aquí empiezan los viajes demenciales sobre los que te quiero tener al tanto. Del 27/11 al 20/12 estaré como otras veces en la sección de traducción española, Office des Nations Unies, Palais des Nations, Genève. Luego volvemos a París, pero casi de inmediato, supongo, me voy a La Habana para el congreso cultural de enero (yo en un congreso: pediré un espejo para mirarme y convencerme de que es cierto; realmente hay que querer mucho a los cubanos para romper una norma inflexiblemente respetada a lo largo de toda mi vida). Después habrá una reunión de los asesores de la revista de la Casa de las Américas, y hacia el 20 de enero trato de regresar a París, porque días más tarde nos vamos a Nueva Delhi, por dos meses. Ya ves si se puede hablar de demencia. Hay una reunión de la UNCTAD (que parece un producto para poner en las tostadas, ¿no?) y durará dos meses, lo que significa entre otras cosas que juntaremos bastante guita y tal vez podamos (los dos o solamente yo si la petisa me afloja, porque no la veo muy embalada) seguir hasta el Japón y de allí volver en algún carguero o barco mixto, haciendo escalas divertidas. Yo creo que llegar hasta la India y no aprovechar para ver el Japón es estúpido; de todas maneras ya te vas dando cuenta de que no se me verá por París hasta abril o quizá mayo. Todavía es temprano para darte una dirección en Nueva Delhi; Octavio Paz nos ha invitado a vivir con él y su amiga, que tienen una casa muy grande, y hemos aceptado en principio, pero no queremos imponerles dos meses de hospitalidad, de modo que una vez allá te enviaré dos líneas o un cable, si fuera necesario, dándote mis señas. En cuanto a Cuba, ya te imaginarás que no habrá comunicación posible, pero será menos de un mes.
Tuve carta de Carlos Barral diciéndome que el Old Man había autorizado la edición de los dos tomos de cuentos juntos,398 cosa que parece alegrar al buen Carlos, pese a que su socio murió en un accidente en Francfort y la editorial quedó tecleando según noticias privadas; me refiero a la administración, no a las finanzas, pues parece que Seix era el que se ocupaba a fondo de esas cosas. Alguien me dijo incluso que Carlos había pedido ayuda a Jacobo Muchnik para que lo sacara de los primeros líos. Volviendo al libro, me alegró la noticia, pues era justo darle algo a Barral, y en España, después del número de Índice (que habrás recibido, espero) están todos rodeando mi jaula y pidiendo a gritos que salga el mono que lo quieren ver; esta última y delicada metáfora me la inspira esa foto en que aparezco comiendo una banana, y que ha tenido la virtud de provocar cataclismos de indignación entre los bien pensantes, entre los cuales figuran no pocos amigos míos. Parecería que un escritor debe aparecer siempre dedicando libros y nunca libando un plátano; habrá que tomar nota.
RE LOSFELD: Hasta hace unos días, el contacto entre Losfeld y vos seguía sin existir, por lo que me dijo Julio Silva que es amigo de él. De todas maneras aquí seguimos adelante, y Alechinsky, Silva y yo estamos convencidos de que el libro va a ser fenomenal y que va a tener una gran repercusión. Alechinsky me mostró la otra noche una serie de dibujos, grabados, y una suerte de tiras cómicas que está haciendo, y que son cronopiescos a rabiar, de modo que el libro, con el formato y la tipografía que está ensayando Silva, va a resultar estupendo. Yo sigo pensando que con las películas que ellos te mandarían, vos podrías hacer allá una edición de la Bestia que tiraría de culo a más de cuatro. Pero, claro, primero verás el libro francés y después decidirás en estrecho conciliábulo con el Frente de Toro. De todos modos, activá si podés la cesión del derecho para que Losfeld le meta mano a fondo al asunto; yo creo que vale la pena acá y allá.
RE 62: Me llevo los papeles a Ginebra, donde tendré casi un mes de calma suiza para seguir revisando el texto.
REVISTA TWEN DE ALEMANIA: Aquí hubo un lío padre. Me telefonearon desde Nueva York (Piccadilly Press) pidiéndome los derechos para el cuento de Blow-Up que quería publicar esta revista. Les dije que te cablegrafiaran a vos, y supongo que lo hicieron. Jamás entenderé por qué los yanquis estaban metidos en eso. Lo malo es que me preguntaron si cien dólares me parecía bien, y yo me atoré y dije que sí; enorme burrada porque Aurora me hizo notar apenas había colgado el tubo, que el New Yorker y Vogue pagaron respectivamente 1000 dólares por los dos cuentos que publicaron, y aunque Alemania no es USA, de todas maneras... Y tenía razón; después supe que esa revista es una especie de Paris-Match o sea que yo podía haber exigido por lo menos 500; supongo que ellos te hablaron de 100, y me interesará saber qué les dijiste, porque en rigor son ustedes los que tenían que fijar el precio. Ojalá no se los hayas soltado tan barato. Es curioso, pero cuando se trata de la re-publicación de alguna cosa mía en revistas, pienso que hay que cobrar lo más caro posible, pues eso significa para mí trabajar menos. Con los libros no me importa tanto, y si pudiera distribuirlos gratis lo haría (que no oiga L. LL.).
Tuve carta de Sara y Alicia, diciéndome que el álbum anda atrasado pero que todo marcha. Me gustará verlo.
RE EDITORIAL UNIVERSITARIA (CHILE): Jorge Edwards me escribió diciendo que esta casa se había arreglado con Uds. para hacer una antología que él preparará y prologará. Me gusta, porque Jorge es buen escritor y me conoce bien.
RE LES GAGNANTS: ¿Vos sabés si la edición de Fayard se agotó? Eso le han dicho a algunos franceses que buscaban el libro empecinadamente. No tiene importancia, te lo cito porque me parecía un dato curioso. Gallimard ya ha enviado a la imprenta el segundo tomo de cuentos, que se llamará finalmente Céphalée, nombre un tantico pedantón, pero resulta que Bestiaire está muy usado en Francia, y los otros títulos no sirven. Saldrá, parece, en febrero.
Bueno, Paco, estas pocas líneas se volvieron dos páginas, pero de alguna manera te hice un rápido balance de la situación. No me escribas si andás desganado u ocupado; pero ya sabés lo que me gustaría saber de ustedes en Ginebra. La peticita los abraza mucho, y también
Julio
No he tenido noticias de Gabriel. Sería lamentable que nos desencontráramos, pero todavía espero. Si por un azar le escribieras en estos días, dale por favor mis fechas y andanzas, a ver si todavía nos juntamos en alguna parte.
P. D.- Por favor, ¿podés hacer que le entreguen unos cuarenta mil pesos a mi madre? Que eso no perjudique las finanzas de la Bestia; tal vez puedas hacerlo sacar de Sudamericana. Gracias y perdón por la molestia.
París, 15 de noviembre de 1967
Querido Guillermo:
No te excuses por tu demora en escribirme, pues también yo podría haberlo hecho en esta temporada, y las mil andanzas, viajes y complicaciones no me lo permitieron.
Veo que el ofidio del siglo XX te ha mordido como a una Cleopatra cualquiera (y en francés ya conocés la expresión être mordu)399 y que tanto Joe como tú están del buen lado de la pared de las maravillas, si así puedo traducir el título del film. Tanto que hasta parecen conservar energías para largarse a hacer On the Speedway. Si la insensatez llega a tal punto, no seré yo quien lo lamente, ni mucho menos; ojalá todo salga como esperas y (lo sé) lo deseas; yo desde aquí me paso el día en la típica actitud del que cruza los dedos, actitud nada conveniente para escribir a máquina, cosa que te explicará las frecuentes erratas.
Yo ignoraba que Buñuel supiera algo de ese cuento, pero también preferiría que en este caso fueran ustedes quienes hicieran el film, porque los siento más cerca de esa realidad que nos raspa la cara todo el tiempo. Y, cosa esencial para mí, por tu presencia y tu intervención, celoso guardián del espíritu de mi cuento, tal como lo sentí y comprobé en el guión que me enviaste. De modo que ojalá, ojalá, con Bogarde o Finney o Luis Sandrini, si todavía está vivo, y desde luego Jane Birkin, que sin duda es inmortal.
Ésta ha sido una semana de novedades, porque además de tu carta he tenido unas llamadas telefónicas de fuente francesa sobre las que todavía no puedo decir ni mú, sobre todo por razones mágicas que comprenderás de sobra, pues no hay que interrumpir la lenta y sigilosa labor de los hados hasta que los nudos estén bien hechos. Pero si sale una de las dos cosas a que aludo, verás que será sensacional; si se confirmara pronto, te lo avisaría, porque podría servirte de argumento psicológico ante los siempre vacilantes y desconfiados productores.
¿Yo prometí ir a Londres en octubre? Puro wishful thinking, of course, because at that time I had to work in Vienna (Atomic Agency) and Algiers (Group of 77).400 Y ahora es todavía peor: me voy dentro de 8 días a Ginebra a ganar un poco de plata, vuelvo el 20 de diciembre y casi en seguida me voy a Cuba para el Congreso de Escritores de enero, y al regresar hacia el 20 de enero, salgo casi en seguida por dos meses a New Delhi, donde se reúne la UNCTAD, organización cuyo nombre parece el de un producto para poner en las tostadas. Como ves, la vie en rose et en super-jet. Si alguno de los aviones se cae, miraré la película de ustedes con tus ojos, alguna noche; creo que voy a ser un fantasma padre, estoy entrenado beforehand.
Good luck, kids.401 Athos saluda D’Artagnan y a Aramis (puedo ser Aramis, si prefieres tú ser Athos, pero yo soy más viejo). Un abrazo de Aurora para Miriam y para ti. Toda mi amistad para Joe, y para ti ya lo sabes bien,
Julio
Hasta el 20 de diciembre puedes escribirme a: Office Européen des Nations Unies, Palais des Nations, Genève. No olvides poner: Section espagnole de traduction.
Me llevo el número de tu teléfono por si las moscas. Tú podrás alcanzarme en la oficina, de 9 a 17, pero tendrás que averiguar el número.
París, 19 de noviembre de 1967
Querida Graciela:
Contesto a su última carta, y le agradezco mucho su libro; como usted misma lo prevé, no creo que pueda leerlo en detalle (ya verá mis futuras actividades, y comprenderá), pero pienso mirarlo lo mejor posible para hacerme una idea de su contenido y saber que cuento con él si necesito información o juicio sobre alguno de los autores allí estudiados. Nada me amarga más desde hace dos o tres años que la imposibilidad de leer todo lo que quisiera; me acuerdo con nostalgia de la época feliz en que cada libro comprado era un libro leído; ahora, entre los que compro y la abrumadora cantidad que recibo de toda América Latina y de no pocos países de Europa, estoy totalmente superado por el papel impreso, y sólo puedo elegir (equivocándome muchas veces) algunos libros que voy leyendo con la mala conciencia de que tantos otros esperan turno o no me llegarán jamás a las manos, estando ahí tan cerca en las estanterías. Con alguna ironía recuerdo ese texto mío del libro de los cronopios, “Fin del mundo del fin”, que se confirma exactamente por lo que se refiere a mi casa, que es un verdadero mar de libros acumulándose interminablemente.
Pero estas quejas son inútiles, y ya ve que para otras cosas tengo o consigo tiempo; en todo caso quiero satisfacer los pedidos de su última carta, pues entramos en una etapa que nos distanciará epistolarmente. Me voy a Ginebra a trabajar por un mes, y a la vuelta salgo inmediatamente para Cuba, al congreso de La Habana de enero. A mi vuelta, a fines de enero, me voy a Nueva Delhi a trabajar dos meses con las Naciones Unidas. No sé qué haré luego; si puedo seguiré hasta el Japón, o exploraré despacio la India, que conocí en el 56 y que me interesa mucho. No sé cuándo volveré a Europa; desde luego será imposible que mi correo me siga en todos esos desplazamientos, y por eso hablo de una interrupción de nuestro diálogo. Quiero decirle de todos modos que, en caso de urgencia, siempre podrá dar conmigo, en febrero o marzo, por intermedio de Octavio Paz, en cuya casa estaré viviendo. La dirección es: Embassy of Mexico, 136 Golf Links, New Delhi, India. Y yo, por supuesto, le contestaré en seguida dondequiera que esté.
Paso a los pedidos. Le envío un poema autografiado, aunque no sé exactamente si es eso lo que le interesa o un borrador. En general tiro los borradores, porque los detesto, y además toda mi prosa la hago a máquina. Los poemas no, pero luego los copio a máquina y tiro los borradores. Si le sirve este autógrafo, es suyo.
Las fotos son técnicamente malas, pero como usted ya tiene una muy buena desde ese punto de vista, elija alguna o algunas de estas que tienen, me parece, valor de documento muy vivo. Fueron sacadas en Cuba, a comienzos de este año, y en ellas se me ve con Mario Vargas Llosa y con Fernández Retamar, el poeta cubano.
Va asimismo un ejemplar de Los reyes, el último que me quedaba aparte de mi ejemplar propio. (Las fotos están dentro del libro.)
¿El título del libro? Desde luego me parece mejor que el de Ensayo sobre… etc., demasiado frío. Pero no llega a entusiasmarme; hablo como lector, porque soy capaz de prescindir de todo subjetivismo en este caso.
Me alegra mucho saber que su ensayo llega a su fin y que ya lo ha prometido a la editorial para dentro de poco. Desde luego, todo libro sobre uno mismo produce una cierta sensación de algo póstumo, pero también allí soy capaz de mirarlo como si se tratara de otro. Si le agrada hacerme llegar el texto completo antes de la impresión, hágalo, aunque vaya a saber si me alcanza en mi complicado derrotero; si fuera así, prometo leerlo y señalarle cualquier detalle que mereciera discusión antes de que el plomo haga lo suyo (curiosas faenas las del plomo, ¿verdad?).
Textos en francés: sí, existen, pero en pesadísimos y carísimos libros para bibliófilos, que no podría mandarle aunque tuviera ejemplares (no tengo) porque esos libros se enredan en líos de aduana que no terminan nunca. Hay dos, uno con litografías de Julio Silva, y otro con xilografías de Guido Llinás. Siento mucho no poder darle esos textos.
Eso es todo, creo. Hasta el 20 de diciembre estaré en Ginebra, y pasaré luego 5 días en París. Si me escribe antes de esta fecha límite, leeré su carta en vísperas de salir para Cuba; se lo digo por si necesita alguna cosa.
Gracias por todo, y un abrazo muy fuerte de su amigo
Julio
París, 24 de noviembre de 1967
Amigo Félix Grande:
Gracias por Blanco Spirituals, por escribir una poesía como la suya en España. Su libro es como una casa de amigo, uno entra y se sienta, apenas ha llegado le traen ya la copa de vino; huele a tabaco en su libro, se habla y se oye llorar a una niña pequeña. Y por todo eso el mundo está más vivo y presente, ahí afuera. Sus poemas me han dado más vida –como a usted, que lo dice admirablemente al final de “Monólogo con grietas” y también, desde el reverso de la medalla, en “Imágenes”. Me rehúso a hablar de su libro como lo harán los críticos; para mí es una experiencia demasiado inmediata, una especie de abrazo o de participación en la gran locura de estar vivos y elegir (peleando, claro) todo lo que eso supone. Nada estará perdido mientras haya poetas capaces de medirse así con el absurdo y la ignominia.
Ahora comprenderá lo mucho que me alegró sentirme un poco cómplice en su libro, a veces en todo un poema402 y a veces en la atmósfera de otros. Me río de la noción escolar de influencias, pero sé que hay hermandades, sigilosos poetas sin nombre. Ojalá nos conozcamos un día, en París o en su tierra, para hablar largo –o quedarnos callados, vaya a saber, pero será lo mismo: usted y yo nos entenderemos siempre de esa manera que prefiere un cigarrillo a los léxicos en tres tomos.
Un abrazo de su amigo,
Julio
Cortázar
9 Place du Général Beuret
Paris XV
París, 25 de noviembre de 1967
Querido Andreu:
Los dioses están contra nosotros. Saúl ignoraba que yo volvía a París en noviembre, pero para marcharme mañana a Ginebra por un mes. Tuve que aceptar un contrato de trabajo en las Naciones Unidas, porque después de mis largas vacaciones estivales las arcas estaban bastante vacías. Y no volveré a París hasta el 21 de diciembre; lo que es peor, casi en seguida saldré rumbo a La Habana, para asistir al congreso de escritores de enero.
Me hubiera gustado mucho encontrarme con usted para charlar largo. Y me pregunto cuándo habrá una oportunidad. Finalmente, a menos que podamos hacerlo a mi vuelta de Cuba (pero no podremos, porque casi en seguida me voy por dos meses a Nueva Delhi, también a trabajar, pero sobre todo para vivir junto a Octavio Paz que me ofrece su casa), finalmente, le repito, lo mejor será que organicemos un encuentro en nuestras tierras sureñas, en pleno verano. De Toulouse (digamos, de Saint-Jean) a Saignon no hay más que unas pocas horas de auto. Yo puedo ir a encontrarme con usted, o usted puede venir a nuestras colinas del Luberon. En mayo estaremos allá, y podríamos arreglar todos los detalles.
Me alegró saber que está explicando y analizando Los premios a sus pobres e indefensos alumnos, que merecerían mejor literatura; pero ya se sabe que contra los caprichos de los profesores no hay nada que hacer. (Si no fuera físicamente imposible que yo me disfrazara de estudiante japonés o de ciclista napolitano, iría a sus clases y me escondería en el fondo de la sala, para oír hablar de Medrano y de Paula, y de paso ver algunas caras cuando usted leyera los soliloquios de Persio...)
RE CARAVELLE: Me ha metido en un lío, porque la verdad es que no tengo nada inédito que merezca publicarse. Pero pasa esto: hace dos meses le envié a un joven poeta español, José Miguel Ullán, un texto que no me parece demasiado malo, para una revista que no lo publicó porque ya tenían otro texto mío proporcionado por Fernández Santos. (Creo que se trataba del número de Índice donde se ocuparon de mí, aunque no estoy completamente seguro.) Ullán anda por Italia, y me escribió hace un tiempo diciéndome que daría ese texto a otra revista; no ha habido otras noticias. Yo le envío ahora a usted esas páginas, porque me creo libre de toda obligación con respecto a Ullán (a quien por lo demás le avisaré), y pienso que si Caravelle ha de salir pronto, el texto en cuestión vale como inédito. De todas maneras, usted queda libre de utilizarlo o no, pero yo estoy en la obligación de hacerle saber que existe una lejana posibilidad de que esté por aparecer en alguna revista española; no lo creo, pero no se puede excluir completamente esa hipótesis.
Mi dirección en Ginebra, por cualquier cosa: Office des Nations Unies, Section espagnole de traduction, PALAIS DES NATIONS, GENEVE. (SUISSE, Hélas.)
Un abrazo y hasta pronto, espero,
Julio Cortázar
Ginebra, 27/11/67
Querido Mario:
Recibo carta de Marc Moyens, un intérprete que se encarga de organizar las reuniones del Comité Consultivo Internacional del Algodón. Aurora y yo hemos trabajado dos veces para este Comité (en Francfort y Amsterdam). La próxima reunión es en Atenas, en junio de 1968 (10 días, a mediados del mes). Moyens, que es lector tuyo, me pregunta si te gustaría “hacer” esa conferencia. Pagan sueldos de revisor y excelentes dietas.* Si te tienta la idea de unas casi vacaciones helénicas, contéstame en seguida, pues si no es así tendré que buscar otro traductor para Moyens. Mándame dos líneas a vuelta de correo, por favor. Demás está decirte lo que me gustaría pasar 10 días en Atenas contigo y quizá con todos ustedes para conocer a Álvaro y a Gonzalo.
Un abrazo para Patricia, afectos de Aurora, y otro abrazo fuerte para ti de
Julio
Escribe o cablegrafía a
Office des Nations Unies
Section de traduction espagnole
Palais des Nations
Genève.
Cables: UNATIONS GENÈVE.
Ginebra, 28 de noviembre de 1967
Querido Donoso:
Muchas gracias por su carta, que recibí la víspera de mi viaje a Ginebra. Por suerte estaba en París mi amigo Paul Blackburn, que es además mi agente literario en Estados Unidos y a veces mi traductor. Creo que no habrá el menor inconveniente para llevar adelante su plan, pero Paul le escribirá directamente para arreglar los detalles. Gracias por todo lo que me cuenta sobre sus cursos, y al eco que mis libros tienen entre los jóvenes norteamericanos; ya veo que usted es uno de los principales culpables de ese eco.
A mi regreso a París en diciembre encontraré, espero, los números de Tri-Quarterly, publicación que no conocía. ¿Piensa quedarse mucho tiempo en Pollensa? Varias veces he querido ir a las islas para estar cerca de Claribel y Bud, y cada vez han surgido problemas e inconvenientes. Tal vez el próximo verano... Desde luego, si usted estuviera aún por allá, tendría otro motivo más para ir.
Esta carta es muy breve porque nace en una oficina llena de fragores burocráticos. Otra vez le hablaré de cosas que nos interesan más; perdóneme hoy que me limite a tan poco.
Hasta pronto, espero, con la ya vieja admiración y toda la amistad de
Julio Cortázar
9, Place du Général Beuret
Paris XV.
Hasta el 20/12: Office des Nations Unies
Palais des Nations
Genève.
Ginebra (pero no Bols, ay!), 4 de diciembre de 1967
Cher patron,
Acabo de escribirle a la gorda403 para que te deje entrar. Subí derecho a mi cuarto de trabajo. Estoy prácticamente seguro de que encontrarás el sobre (con el dibujo del elefante, el mismo que me diste) en el ángulo superior izquierdo del escritorio. Si no lo ves de entrada, revolvé un poco, pero seguramente lo verás. Perdoname una vez más haber sido tan bruto de olvidarme el sobre la noche que fuimos a lo de Eduardo.
Sería muy bueno que el mismo Eduardo te tradujera esos poemas; estoy seguro de que él puede hacerlo maravillosamente, primero por todo lo que sabemos de él, y después porque en caso de duda puede consultarte, ya que es así que las cosas salen bien. Ya me contarás a la vuelta, pero empujalo cariñosamente para que te lo haga; al fin y al cabo son pocos textos, y en una semana puede quedar listo si la Musa se porta.
Me alegro de que Paul te haya visitado. Es un gran cronopio, y aunque por razones de idioma hay dificultades para acercarse a fondo, uno siente que la cosa está ahí y que basta. Yo le tengo un gran cariño desde hace muchos años, y sé que él me lo retribuye; es un gran muchacho.
Lo de Porrúa no lo entiendo bien, pero supongo que me va a escribir en estos días. En principio la idea de hacer la edición española paralelamente a la francesa no está mal, pero habrá que ver si Losfeld no se asusta.
Claude está muy bien y se quedó encantado con el regalo. No tiene nada nuevo que mandarte, pero pronto nos dará a los dos ejemplares de La Marie-Jeanne, que es un libro estupendo que yo conozco en manuscrito. Desgraciadamente no lo quiere publicar por una historia con Gherasim Luca, pero está haciendo imprimir 50 ejemplares con máquina eléctrica y offset, de modo que ya lo leerás.
Aquí hace un frío de la mancuspia y un trabajo de hormiga, pero se terminará pronto y volveremos. Entre esto y Cuba espero verte y mirar a tu lado nuestro bebé mexicano.
Dale un agran abrazo mío a Arnaldo cuando llegue, y decile que lamento profundamente no haber estado para festejar juntos (los tres, se entiende) la aparición del libro.
Hasta siempre, con cariños para Virginia y los caracolitos. Aurora los abraza mucho,
Julio
Dis à Pierre que j’ai revé que je dessinais quelque chose dans son style, et que je me disais: “Enfin j’ai appris!”. Le réveil fut dur.404
Ginebra (con hielo aunque sin soda),
19 de diciembre de 1967
Querido Jean:
Maldije y me arranqué parte del pelo, pero aquí tiene lo único que puedo darle. La suerte quiso que estuviera revisando y corrigiendo una novela que anda por su tercera versión pero se aproxima, creo, a la etapa del imprimatur. Detesto dar capítulos o fragmentos de novelas, me parece casi una estafa al lector, y además la lectura parcelada se presta a los peores malentendidos. ¿Pero qué otra cosa puedo hacer después de lo de Ínsula? Decida usted con toda libertad, si este texto no le gusta, tírelo. No he querido faltar a la cita con Caravelle y con usted, y he hecho lo posible; Ginebra, realmente, no da para más.
Si finalmente el texto le sirve, aquí van unas precisiones en caso de que le haga un “copete” de presentación. Es un fragmento de una novela que se titulará 62.405 Título enigmático, pero que una nota inicial aclarará cuando se publique; pienso que ahora no hay que aclarar nada, y tanto da ese título como otro. Si todo va bien, la novela la editará Sudamericana en el 68, tal vez en los primeros meses del año. (A usted, pero a título privado, le aclaro el sentido del título: no tiene más que releer la parte final del capítulo 62 de Rayuela. La novela pretende poner en práctica esa visión apenas esbozada pero suficientemente clara, creo.)
¿Cuándo sabré otra vez de usted? Ojalá a mi vuelta de Cuba encuentre en París una carta suya (o a usted mismo, que sería mucho mejor) y el número argentino de Caravelle. En el interín, gracias otra vez por tantas cosas, y un abrazo de su amigo
Julio Cortázar
París, 22 de diciembre de 1967
Mi querido Paco:
Dos líneas entre dos aviones: llegué anoche de Ginebra y me voy pasado mañana a Cuba. Esperé sin suerte noticias tuyas en Ginebra, y tampoco encontré nada en París. No quiero pensar que estás enfermo o que tenés tanto trabajo que no podés escribir, sin contar que a lo mejor soy yo el que te debe carta; mi vida estos meses es un subir y bajar de aviones y trenes, y eso altera el continuo tempo-espacial, sin hablar del hígado. En fin, no quiero irme sin dejarte estas dos líneas para poner a punto un par de asuntos.
La carta adjunta de los holandeses que acaban de editar muy bien los cronopios (¿viste el librito?) merece tu atención y una respuesta directa en el sentido que te parezca mejor. Yo les contesto diciéndoles que la cosa queda en tus manos, como patrón indiscutido de la Bestia.
Y a propósito de la Bestia, cuando me escribas poneme al tanto de las negociaciones con Losfeld. Según él (lo sé por Silva) todo anda mal, es lento, etc.; pero yo lo conozco y sé que tiene sus vueltas. De todas maneras entiendo que esa edición puede ser muy fuera de lo común y que la Bestia no debe dormirse si la cosa ha de hacerse el año que viene. Yo tengo casi traducido el libro, Alechinsky tiene cosas fabulosas, y Silva ya preparó una primera maqueta; ya ves que se puede empezar a trabajar. Vos avisame cómo están las cosas.
Volveré a París el 20 de enero, y el 29 salimos para New Delhi por dos meses, seguidos de un mes viajando y un trabajo de 3 semanas en Teherán; es decir que estaré en París hacia mayo. Acabo de entregarle 62 a una mecanógrafa; promete la copia para mi vuelta, es decir el 20 de enero, y antes de irme a New Delhi te la mando para que la leas y me digas qué te parece.
No sé si viste el librito mexicano; me gusta mucho la edición, a pesar de los defectos de impresión. Decime qué te parece cuando tengas tiempo.*
Hasta la vuelta, con todo mi afecto para Sara y para vos,
Julio
Para el 68, si algo deseo es que nos veamos.
Paco, si podés darle su chance al editor Van Ditmar, me gustaría. El librito de los cronopios es muy bello, realmente.
París, 26 de diciembre de 1967
Querido Paco:
Acabo de recibir tu carta (y vos la mía, supongo). Salgo dentro de cuatro horas para La Habana, pero me parece un hermoso regalo poder leer tu carta e incluso contestártela. No seré todo lo extenso que quisiera, por razones obvias, pero de todos modos queda tendido el puente hasta mi vuelta de Cuba.
Ni qué decirte la emoción que me das con la historia de tu nada fortuito encuentro con un ejemplar de La vuelta al día (que acabo de ver, pues ayer me trajo Silva el ejemplar que me había dejado Orfila a su paso por París). Espero que la sorpresa sea agradable para Esteban, y que no me guarde rencor por haber publicado tan en detalle el resultado de sus investigaciones. Del resto del libro ya me dirás en su día, pero ahora quiero decirle a Sara cuánto le agradezco que haya estado cerca de mi madre, porque me consta lo que para doña Herminia significaron esas visitas y ese rato de charla. En cuanto al disco, sí, claro, comprendo tan bien todo; si yo tuviera tu voz aquí en París sería lo mismo. Todo es un poco inhumano y siniestro; todo está como desgajado de sí mismo (la voz por un lado, el cuerpo y el alma por otros) pero todo es al mismo tiempo tan tierno y tan nuestro.
Dos palabras para referirme a las cuestiones prácticas de tu carta. Me alegro de que hayas propuesto esa co-edición a Losfeld. Por Silva veré de apurarlo en caso de que se duerma.
Dirección de Laure. Escribile a nombre de Madame Laure Bataillon, 73, rue du Cherche-Midi, Paris VII.
A mi vuelta de Cuba revisaré inmediatamente la versión de Harss (las pruebas, quiero decir) y supongo que podré enviarlas a Héliographie sin problema alguno; descuento que Luis habrá hecho muy bien las cosas.
Me preguntás por mis regalías del Centro, si las recibí todas. Lejos de eso: Recibí (en mi banco vienés, creo) la suma de 200 dólares, en concepto de primera entrega sobre, creo, un total de tres. Si es cierto que me tocan unos ochocientos mil pesos por esa edición, no estaría nada mal que me completaran el pago.
Lo de Twen fue una metida de pata mía. Ya está hecho, paciencia. Y ahora una noticia confidencial pero que te agradará: acabo de firmar con un grupo inglés que quiere filmar “La autopista del sur”. Parece que la cosa va a ser excelente, y eso significará unos nueve mil dólares en total, que no es nada al lado de lo que ganarán ellos (Blow-Up dio veinte millones de dólares, y yo cobré cuatro mil!) pero que representará para mí vivir sin trabajar en la Unesco una buena cantidad de tiempo. Por favor no digas una palabra de la película inglesa; cuando sea la hora te avisaré, casi seguro a mi vuelta de Cuba.
62: Acabo de entregarle el original a una chica para que me saque copias legibles. Me las ha prometido para mi vuelta de La Habana, es decir que confío en mandarte el libro antes de irme a la India, o en el peor de los casos desde Delhi, pocos días después. No quiero oír hablar de edición antes de que lo hayas leído, porque no sé, realmente no sé. Es mucho más y mucho menos de lo que yo quería, estoy totalmente perdido y confuso después de esta tercera tentativa.
Bueno, Paco, hasta dentro de poco. Aurora los abraza mucho y les desea montones de gnomos, jabones espumosos, estrellas plateadas y lecturas incitantes, todo eso con salud y mejores tiempos geopolíticos. Dámele un abrazo a Esteban. A vos, te sigo esperando aquí, con todo el afecto de tu
Julio
Vi a Juan Carlos Paz, y vos también estabas.
281 The New York Times había publicado una serie de artículos denunciando que el Congreso por la Libertad de la Cultura (mecenas de Mundo Nuevo) estaba financiado por la CIA.
282 Osmany Cienfuegos, arquitecto, político y militar cubano.
283 Unidades Militares de Ayuda de Producción.
284 Seudónimo de la periodista francesa Edith Gombos.
285 Manuel Galich, escritor y político guatemalteco exiliado en Cuba, fue subdirector de Casa de las Américas.
286 “I am an Axolotl”, Vogue, n.º 149, Nueva York, 15 de febrero de 1967.
287 París, 18 de febrero de 1967
Querido Paul:
Dos palabras sobre negocios, a la espera de un buen momento para escribirte una verdadera carta con chismes cubanos. Le dije a Sara que vi a Yglesias unos minutos y que después, desgraciadamente, desapareció. Yo tenía un trabajo tan endemoniado, duplicado por un episodio de “La Habana de noche”, abrumador, que me fui de Cuba sin ver nuevamente a nuestro amigo Yglesias. Una lástima.
Primero: El profesor Ernest Lewald, de la Universidad de Tennesse, me escribió pidiéndome mi acuerdo a la publicación de “Ómnibus” en un libro de texto. Le dije que arreglara contigo; estás avisado.
Segundo: Recibí el ejemplar de Vogue que me mandó Sara. Me alegra, me alegra mucho que los axolotls se deslicen en tan sibilinas páginas. Es estúpido, claro, que cambiaran el título, porque la frase “Soy un...” destruye por lo menos la mitad del efecto del cuento. Pero me imagino que los lectores de Vogue no tienen mayor riesgo de impresionarse, de modo que dejemos pasar lo pasado.
Le dije a Sara de mi acuerdo para que cambiara “Las babas...” por Blow-up [ampliación]. Dejémoslo ampliar alegremente.
¿Podrías darme una idea de nuestra situación financiera cuando te venga bien? El embrujo cubano me dejó bastante arruinado, y llega la primavera, etc., ya sabes. Nunca he hablado contigo de dinero, y parece muy curioso que lo haga ahora, pero a veces un escritor tiene que hacerlo. Supongo que lo sabes tan bien como yo.
Espero ansiosamente la traducción de mis cuentos. Estoy seguro de que darán un volumen muy elegante. En el Reino Unido han preparado un guión cinematográfico de uno de mis últimos cuentos (incluido en Todos los fuegos el fuego, titulado “La autopista del sur”). La adaptación parece espléndida, espero que la vendan a algún productor. Entretanto tengo casi terminado el libro “mexicano”, que se llama La vuelta al día en ochenta mundos, como podrás ver, homenaje a Jules Verne. Es una colección de textos breves sobre cualquier cosa, destinados a divertir a los latinoamericanos y especialmente al propio autor. La publicación está prevista para julio, y te mandaré un ejemplar cuando le eche mano.
288 “The Night Face Up”, The New Yorker, Nueva York, 22 de abril de 1967.
289 Ya se lo he dicho a Sara, por eso lo estaba olvidando. Pero estoy verdaderamente contento, chico.
290 A Aurora le encantó el libro de Calder.
291 Ambrosio Fornet, escritor y editor cubano.
292 Alusión a un poema de Enrique Molina.
* Ahora veo que no te hablé antes de eso. Necesito saber: a) si la pelea fue en 1923; b) si Firpo lo sacó fuera del ring a Dempsey en el 1° o en el 2° round. Gracias.
293 Irving Wardle: “Hopscotch, by Julio Cortazar, The Observer, Londres, 5 de marzo de 1967.
294 Frederic Raphael: “On the Inner Circle”, The Sunday Times, Londres, 5 de marzo de 1967.
295 París, 6 de marzo de 1967
Querido Pablo:
Me alegró enormemente leer la bonita cifra que mencionas en tu grata del 1º de marzo. Tu grata carta, claro está. Vaya, me quitó un peso de encima. Los muchachos de Viena me confirmarán la feliz llegada esta semana. Pero como ocurre siempre en estos casos, no bien te envié mi SOS, mamá Unesco llamó a su abandonado hijo y aquí estoy, trabajando de nuevo con los esclavos en la noria, etc., de modo que el dinero fluye de todas partes. Bueno para Saignon; planeamos pasarnos ALLÍ TODO EL VERANO. Y cuando digo verano, quiero decir de mayo a agosto.
Gracias, Pablo y también muchas gracias a Sara por tu amable cheque. No necesitas explicarme la mecánica de la cifra, porque sé cómo cuidas de mis intereses. Tomo nota de lo que dices sobre Vogue/The New Yorker. OK, me caerán más lluvias de oro en pleno verano, una bonita perspectiva.
Nuestro amigo Ballard es una triste esperanza. Sus explicaciones me parecen un poco sospechosas. Supongo que los cuentos no le gustaron, porque se salen del ámbito de Ambit... ¿pero por qué no lo dice francamente? No estaba obligado a tomarlos. Le contaré toda la historia a mi editor argentino. Lamento que haya sido una pérdida de tiempo y de sellos postales para ti. Qué pajarón (palabra que los porteños usamos para designar a un verdadero estúpido).
Así que las pruebas de End of the Game han sido corregidas y “algo mejoradas” por el profesor Blackburn, ¿eh? Bien, muy bien. De paso, Hopscotch llegó de Londres esta semana más dos reseñas, una del Observer, bastante mala (el tipo no leyó el libro) y otra del Sunday Times, que me gustó mucho. El reseñador no está de acuerdo con “ese tipo de literatura sofisticada”, pero trata de ser justo, da sus razones, y sobre todo impresiona al lector (y al autor) con su honestidad. Me dicen que The Guardian va a publicar otro artículo sobre el libro. Veremos. En Francia, Marelle ha tenido una acogida más bien tibia. Carlos Fuentes escribió un artículo maravilloso, pero hasta ahora parece que la intelligentsia desconfía. Me conoces bastante como para imaginar cómo me siento. Incluso Aurora parece sorprendida de mi indiferencia. Pero yo sé muy bien. Sé que soy el primer escritor creativo de América Latina y los lectores latinoamericanos lo saben. En cuanto al resto, puedo esperar. Esperaré unos cincuenta años, durmiendo pacíficamente bajo el césped. ¿Quién tiene prisa?
Pablo, cruzo los dedos para que consigas la beca Guggenheim. ¡Consíguela, hombre, consíguela pronto! Trae a Sara, vengan a la Provenza y a París, deambulemos juntos por los campos de lavanda. Consigue la maldita Guggenheim y vengan, por favor. Los ahogaré en vino rosé, lo juro.
Escribe enseguida. Cariños a Sara (porque la quiero, y lo sabes, marido celoso).
296 Gana de lejos.
297 Peter Lennon: “Literary Hopscotch”, The Guardian, Londres, 9 de marzo de 1967.
298 En las benditas tierras de Juan de Gante.
299 Pronásledovatel, Praga, Odeon, 1966; traducción de Kamil Uhlíř.
300 Corazonada.
301 Ida Vitale, poeta y crítica uruguaya, primera esposa de Rama.
302 No hay constancia de que la mencionada edición de Poe en Minotauro se haya publicado.
303 Buenos Aires Buenos Aires, Buenos Aires, Sudamericana, 1968; fotografías de Alicia D’Amico y Sara Facio.
304 Mario Vargas Llosa: “Rayuela de Julio Cortázar: un nuevo round”, Expreso, Lima, 13 de julio de 1964.
305 Antonio Berni, pintor argentino.
306 Personajes de los cuadros de Berni.
* If it is an ice-bucket.
307 Querida Sara:
La cubierta realmente muy eficaz. Espero que ayude mucho al libro. ¿Qué crees tú que contiene la cubetera? *(Si es que es una cubetera.) Mi sospecha: maníes. Cariños,
* Si el hecho de guardar los 300.000 pesos a la espera de que yo dé orden de que se los vayan entregando a mi madre plantea dificultades contables, entregáselos en bloque, y liquidá el asunto.
308 Rayuela no se publicó en España, y con tachaduras impuestas por la censura, hasta 1974.
309 Paul Morelle: “Marelle de Julio Cortázar, ou le roman de l’intelligence qui se détruit”, Le Monde, París, 5 de abril de 1967.
310 Hubert Horatio Humphrey, Jr.
311 Aurora, suertuda, va a Roma 10 días. Razón oficial: trabajo en la FAO. Motivo real: cocinarse al sol primaveral. Bueno, el tiempo también es bueno en París. Y está Dexter Gordon soplando su saxo en Le chat qui pêche, rue de la Huchette.
312 Graciela de Sola: “Las galerías secretas de Julio Cortázar”, Señales, n.º 154, Buenos Aires, 3er trimestre de 1966.
* En el sentido de frecuente, of course.
313 En agosto de 1967 Sudamericana insertó en el n.º 14 de la revista Mundo Nuevo una página publicitaria de Cien años de soledad con este párrafo de Cortázar: “Gabriel García Márquez aporta en estos años otra prueba de cómo la imaginación en su potencia creadora más alta ha irrumpido irreversiblemente en la novela sudamericana, rescatándola de su aburrida obstinación en parafrasear la circunstancia o la crónica. Sólo así, inventando, sólo desde territorios privilegiados y vertiginosos como Macondo, llegaremos a pisar firme en Guanahani. El grito de Rodrigo de Triana empieza a salir del mito amable, a designar nuestra verdadera tierra, nuestros verdaderos hombres”.
314 De mierenmoordenaar, Amsterdam, Van Dimnar, 1967; traducción de J. A. van Praag.
315 En Sinn und Form. Beiträge sur Litteratur, n.º 3, Berlín, 1969, apareció “Die Begegnung” (literalmente, “El encuentro”).
316 “La embajada de los cronopios” y “El avión de los cronopios”, Cuadernos de Marcha, n.º 3, Montevideo, julio de 1967. El texto se publicó también en Francisco Fernández-Santos y José Martínez, eds.: Cuba. Una revolución en marcha, París, Ediciones Ruedo Ibérico, 1967.
317 “Por escrito gallina una”, Marcha, n.º 1333, Montevideo, 9 de diciembre de 1966.
318 Reflections on Love.
319 Antonio Gálvez, fotógrafo español.
320 “La ciudad”, “Viento de esquina”, “La infancia”, “Milonga”, “Más acá no discutas...”, “Empleados nacionales, hurra!” y “Los amantes”.
321 Esta carta fue publicada en Casa de las Américas, n.º 45, La Habana, noviembre-diciembre de 1967, y como “Acerca de la situación del intelectual latinoamericano” en Último round.
322 No tenemos constancia de que el texto, aparecido en la revista Índice, de Madrid (n.º 221-223, 1967), e incluido en La vuelta al día en ochenta mundos, fuera publicado en Casa de las Américas.
323 El gato no había muerto; véase “La entrada en religión de Teodoro W. Adorno” en Último round.
324 Saignon, 11 de mayo de 1967
Queridos becario de la Guggenheim y señora:
Les debo respuesta a las últimas tres cartas por lo menos, más un hato de preciosas insignias, dos libros de poesía, una cinta grabada, un ejemplar del New Yorker y por último, pero siempre bien recibido, un ejemplar de anticipo de esa obra inmortal, Final del juego.
Mi deuda es tan inmensa que para pagarla tendré que hipotecar mi alma. El inconveniente es que nadie me dará un céntimo por ella, y lo único que puedo hacer es aporrear una vez más la vieja máquina de escribir (tiene más de treinta años de uso y millones de páginas han pasado bajo su rodillo de goma).
325 “La noche boca arriba”.
326 ¡Oh, en qué tiempos encantadores vivimos!
327 Yo salgo perdiendo, pero me alegro mucho por ti.
328 Pierre Alechinsky, pintor y grabador belga.
329 Decile a Pierre que me entusiasma la idea de que haga revivir con imágenes a mis pequeñas criaturas. Ellas por su parte, las conozco bastante bien, se están torciendo de risa (los cronopios), mientras los famas se lustran los zapatos y se ajustan el nudo de la corbata, y las esperanzas contemplan el espectáculo con aire pasmado. A mí me parece estar soñando, pero como es algo que me ocurre todo el tiempo, consigo controlarme bastante bien.
330 En el silencio de la noche, el silencio de Porrúa vaga como un gran rinoceronte que se desliza cerca de la veranda. En realidad es la primera noticia que se tiene de un rinoceronte que se desliza, pero el tuyo lo hace.
331 Ilegible.
332 V každom ohni oheň, Bratislava, Tatran, 1971.
333 Nebe, peklo, ráj, Praga, Odeon, 1973; traducción de Vladimir Medek.
334 La página 1 de esta carta no se conserva.
335 Querido Pierre, como Julio te dará a leer esta carta, quisiera pedirte que eches un vistazo TERRIBLE a estos textos, porque es posible que la traducción sea a veces mediocre. Te señalo que ciertas anomalías para un oído francés, lo son también en español. Si puedes dejarlas pasar, tanto mejor. En cualquier caso, elimina, por favor, los errores flagrantes.
Abrazos para Micky, Virginia, Pierre, Julio, los caracolitos y sobre todo para la foto de W. C. Fields,
336 Alechinsky había entregado a varios amigos (Eugène Ionesco, Joyce Mansour, René Magritte, François Truffaut, Italo Calvino, Julien Gracq, Philippe Sollers, Jean Tardieu, Roger Caillois, Michel Butor, Reinhoud, Julio Cortázar, Carlos Fuentes, Alberto Gironella, Wilfredo Lam, Roberto Matta, Antonio Saura, etc.) una serie de grabados para que les pusieran título. El resultado fue Le test du titre: 6 planches et 61 titreurs d’élite, París, Eric Losfeld, 1967. El título ideado por Cortázar fue: Joli nom, Palomares. [Lindo nombre, Palomares.]
337 Decile a Pierre que recibí EL TEST DEL TÍTULO, está muy bien. Decile también que los sobres forrados que utiliza para su libro no son buenos; mi ejemplar llegó en un estado bastante lamentable. Felizmente el grabado llegó sano y salvo.
338 Gianni Toti era miembro del consejo de redacción de la revista romana Carte Segrete, en cuyo n.º 1 (enero-marzo de 1967) se publicaron algunos textos del “Manual de instrucciones” de Historias de cronopios y de famas traducidos por Anna Scriboni.
339 En la primera edición de La vuelta al día en ochenta mundos había tres poemas de Razones de la cólera: “Rara avis”, “Podemos vivir sin el pajarito mandón” y “La patria”; el último no apareció en la edición española del libro, en dos volúmenes.
340 El marqués de Sade no está muerto, pero sí seriamente perjudicado.
* Je veux dire, fin Juin
341 Saignon, 5 de junio de 1967
Mi querido Jean:
Anoche releí tus Sept Lettres. Había leído el libro al día siguiente de nuestra visita a tu casa, pero esa primera lectura fue demasiado apresurada, las imágenes me arrastraban por los ojos, me obligaban a correr a través de los poemas hasta quedar sin aliento. Y fue la maravilla, la caída en picada, el salto vertiginoso, casi la náusea al final. Pero había que recobrar el aliento. Esperé y anoche lo leí lentamente, a rienda corta y bien tirante. Qué belleza, Jean, ahora empiezo a entrar de verdad en tu poesía, pero es como si entrara en un cuerpo mineral y diáfano a la vez, como nadar en un diamante. Todo el tiempo tuve esa sensación divergente de estar a la vez en un universo de una pureza casi implacable (y lo puro es siempre duro y transparente), al mismo tiempo que el aire y el agua me envuelven y me sostienen. Creo que podría decirlo mejor en español, pero prefiero arrojar sobre el papel este “estado” que tu poesía crea en mí, sin pensarlo demasiado porque, tú bien lo sabes, el pensamiento aniquila cuando quiere ordenar y clarificar.
Hay tantas cosas que no comprendo en tus poemas (las claves, los nombres y los lugares, las piedras del Miserable, la torre de los Arrogantes, el Admirable –por un instante se me apareció aquí la cara de Breton–, el Evitable, la referencia a Salzburgo…) y además todo un vocabulario de una riqueza que se burla de mi pobre léxico. ¿Querrías aclararme algunos enigmas en el enigma de tu molino, junto al torrente? Me alegra la idea de que podríamos releer juntos los poemas en un lugar que, me imagino, es tan significativo para ellos.
Nos marchamos dentro de tres días y regresamos a Saignon el 30 de junio. Si nos telefoneamos enseguida* (quiero decir a fines de junio) podríamos vernos los cinco en mi casa o en la tuya, según las circunstancias, y pondríamos a punto la operación corsa. Una noticia: mi cuñada, que es médica en los USA, viene con su hijo de 4 años a pasar una semana en Saignon durante el mes de julio (todavía no conocemos las fechas exactas). Creo que lo mejor será que vayamos al molino a comienzos de agosto, pero hablaremos de todo esto a nuestro regreso.
He recibido un precioso y conmovedor telegrama de Claude, afligido por mi equivocación. Espero el ejemplar de Don Felipe que le pedí. Fui muy tonto en esta historia de partagás y de gitanes, pero en el fondo esto prueba cuánto cuenta para mí la amistad de Claude. Hubiera tenido la misma reacción si se hubiera tratado de ti.
Aurora les envía su afecto. Abraza a Raquel y a Isabelle, y hasta pronto,
342 Alicia D’Amico y Sara Facio: “Los juegos de Julio Cortázar”, suplemento literario de La Nación, Buenos Aires, 4 de junio de 1967.
343 En “La entrada en religión de Teodoro W. Adorno”, Cortázar y su gato jugaban “con las pelotas de papel que hacíamos con los suplementos dominicales de La Nación”.
344 Luis Harss.
345 Cortázar incluyó la cita en “Marcelo del Campo, o más encuentros a deshora”, texto de Último round, con esta traducción:
“DUCHAMP. –…en junio/julio de 1918 salí (de los Estados Unidos) para encontrar por fin un país neutral que se llama la Argentina.
CABANNE. –Llevando lo que usted llamaba “esculturas de viaje”…
DUCHAMP. –Sí, esculturas de viaje (…) y además una serie de objetos de caucho.
CABANNE. –En realidad se trataba de pedazos de caucho de dimensiones variables y diferentes colores, que se colgaban del cielo raso…
DUCHAMP. –Y que ocupaban toda una habitación, naturalmente. En general se trataba de pedazos de gorros de baño de caucho, que yo recortaba y pegaba, y que no tenían ninguna forma especial. En el extremo de cada pedazo había un cordel que se ataba a los cuatro ángulos de la habitación; por lo tanto, cuando se entraba en la pieza no se podía circular porque los cordeles lo impedían.”
346 Office de Radiodiffusion-Télévision Française.
347 “El Cortázar de esa época, con sus gustos aristocráticos, era elegante y altanero”.
348 “Situación de la novela”, Cuadernos Americanos, vol. 3, n.º 4, México, julio-agosto de 1950.
349 Según Fina García-Marruz, era Disphné-Inhal.
350 La carta fue publicada, al menos, en El Cuerno Emplumado, n.º 24, México, octubre de 1967.
351 Conversación en La Catedral.
352 ¿Trato hecho, Sara?
353 Lindas noticias, como de costumbre...
* Si a Sudamericana no le interesa su reedición; ¿creés que valdría la pena, para mí, hacerla en Orbe? Por el momento le doy largas a Almendro Jiménez, hasta que me digas tu opinión.
Hay constancia de una edición pirata, sin indicación de fecha ni lugar de edición, de Ediciones Croniamantal.
355 Graciela de Sola: Julio Cortázar y el hombre nuevo, Buenos Aires, Sudamericana, 1968.
356 Jorge Edwards: “Rayuela”, Anales de la Universidad de Chile, n.º 129, Santiago de Chile, 1964.
357 No hay constancia de que Eudeba publicara finalmente ninguna antología de relatos de Cortázar.
358 Saignon, 31 de julio de 1967
Queridos Raquel Jean:
De acuerdo, tengo la dirección del molino y los billetes de avión. Llegaremos a Bastia el 24 de agosto, vuelo 1564, que parte de Marsella a las 14:15. Regresamos el 28 de agosto. ¡Prepárense, llegan los argentinos!
* Tu Sara.
359 Por favor confírmame cuanto antes tu fecha de llegada a París.
360 es simplemente... Argelia, en África, el pequeño y simpático país del Coronel Boumedienne. Así que no veo ninguna posibilidad de que lleguemos en coche hasta ahí, a menos que compres un vehículo anfibio.
361 Ya verás tú mismo.
362 Donald Yates, “Spun from Fanciful Institutions”, y Phyllis Meras, “The Author”; Saturday Review, Nueva York, 22 de julio de 1967.
363 Como sabes, mis cartas al profesor Blackburn siempre son también para ti, de modo que aprovecho la ocasión para mandarte unas pocas palabras. Ahora cuídate, sé una niña buena, cúrate y ven pronto a vernos. El otro día tuve una carta muy simpática de Paula McGuire que está viajando por Europa. Desgraciadamente, sólo se quedará dos o tres días en París, mientras yo sigo en Saignon, de modo que le envié un mensaje y besos. Una lástima, de veras.
Recibí un ejemplar de la Saturday Review. Me gustó la reseña de Final del juego (Donald Yates) e incluso la entrevista de Phillys Méras, que yo tenía totalmente olvidada.
364 Señor Blackburn: ¿Así que yo le debo dinero a Pantheon? Horresco referens. Pero no importa, Aurora y yo nadamos en la abundancia porque la vida en Saignon es muy barata y comemos nuestras propias frutas y “panchos”.
365 Julio Cortázar, México, Universidad Nacional Autónoma de México, 1968; colección “Voz viva de América Latina”.
366 La página corresponde al capítulo 140 de la novela.
367 El guiño a Cortázar está en el último capítulo de la novela: “Aureliano, por su parte, no tenía más contacto con el mundo que las cartas del sabio catalán y las noticias que recibía de Gabriel a través de Mercedes, la boticaria silenciosa. Al principio eran contactos reales. Gabriel se había hecho reembolsar el pasaje de regreso para quedarse en París, vendiendo los periódicos atrasados y las botellas vacías que las camareras sacaban de un hotel lúgubre de la calle Dauphine. Aureliano podía imaginarlo entonces con un suéter de cuello alto que sólo se quitaba cuando las terrazas de Montparnasse se llenaban de enamorados primaverales, y durmiendo de día y escribiendo de noche para confundir el hambre, en el cuarto oloroso a espuma de coliflores hervidos donde había de morir Rocamadour”.
368 Se refiere al índice de los años 1931-1966 de la revista Sur, publicado en el n.º 303-305, noviembre de 1966-abril de 1967.
* De agosto.
369 Aunque ya había aparecido en Historias de cronopios y de famas, dado que el libro no se había editado en España quizá se tratase de “Maravillosas ocupaciones”, cuyo primer párrafo usó Ullán como epígrafe de su artículo “Dos cronopios” aparecido en Índice, nº 221-222-223, Madrid, 1967: “Qué maravillosa ocupación cortarle la pata a una araña, ponerla en un sobre, escribir Señor Ministro de Relaciones Exteriores, agregar la dirección, bajar a saltos la escalera, despachar la carta en el correo de la esquina”.
370 Operación Morsa, que consistía en bombardear al general Onganía con imágenes de este animal, dado el parecido de sus respectivas fisonomías.
371 Personajes de Bevinco, texto poético de Jean Thiercelin.
372 Saignon, 30 de agosto del 67
Queridos:
Fue espléndido y seguimos en el molino, junto a ustedes tres. Habitados por el ruido de ese torrente que a partir de ahora es parte de mis venas y me lanza en pleno corazón su caricia
transparente. Todo esto en muy mal francés intentando decirles gracias, abrazarlos fuerte entre mis (nuestros) brazos.
Saignon –era de prever, ustedes nos han corrompido para toda la vida– es demasiado compuesto, demasiada electricidad, demasiado pequeño el rebaño de pequeñas colinas que se siguen prudentemente una tras otra. Retomo mi novela, Aurora vuelve a zambullirse en el mate y el césped (bastante amarillento).
Es así. Con el añadido de algunas iniciativas que encantarán a Jean. Esperamos que la patita de nuestra linda gacela esté bien curada y que pueda brincar de piedra en piedra por su amado Bevinco.
El Ilusorio, el Mono, los Peces y el Pájaro nos rodean todavía.
Los abrazamos cariñosamente.
373 Ver el mundo en un grano de arena.
374 Sala de espectáculos de La Habana.
375 En sueco, palabra e imagen; revista en la que aparecieron historias de cronopios.
376 Finalmente Los reyes no apareció en Minotauro sino en Sudamericana, en 1970.
* Alechinsky me mandó ya varios dibujos cronopiescos formidables.
377 El volumen, publicado ese año, incluyó “El perseguidor”, “Las babas del diablo”, “Cartas de mamá”, “Circe”, “Final del juego”, “La noche boca arriba” y “La autopista del sur”.
* Para tu información: las críticas de End of the Game en USA son excelentes y creo que los editores ingleses van a parar la oreja rápidamente, ya sea Collins o cualquier otro.
378 Se refiere al n.º 221-223 de Índice, Madrid, 1967.
379 “El viaje”.
380 A mi patrón para decirle en dos palabras que si por casualidad las ozálidas.
381 La nota está escrita en una tarjeta postal ilustrada con un ojo.
382 Mira cómo la naturaleza imita al arte y cómo el arte imita a la naturaleza:
Domingo, termino de leer Histoire de l’oeil.
Lunes, en un café de Viena, encuentro esto.
Lindo, ¿no?
Te abraza,
383 Viena, 29 de septiembre de 1967
Querido Jean:
Espero que estas pocas fotos les diviertan a Raquel, a Isabelle y a ti. Están lejos de ser buenas, las copias en papel de las diapositivas no dan gran cosa. En cambio, la proyección de las imágenes del molino en la pantalla son mucho más bonitas, y espero que podrán verlas el año próximo en Saignon o en las Granettes. De todos modos, pienso que este comienzo de iconografía de tu hermoso Bevinco te gustará.
Aurora te encuentra muy bien en la foto. Creo, sin demasiada modestia, que hubiera podido salirme mejor, pero las instantáneas durante un almuerzo rara vez son admirables. En cambio, me gustan mucho algunas fotos de Isabelle. Habría que ver, claro está, si ella se “encuentra” en estas imágenes. De todos modos, me enorgullezco de aparecer con ella en una de las fotos cuyo mérito es de Aurora.
Hace tres días que estamos en Viena, rodeados una vez más de esta atmósfera burguesa sofocante, que hiede a riqueza, a salchicha y al peor conformismo. Hay siempre las maravillosas fachadas barrocas y el barrio viejo donde queda todavía algo como un perfume de alquimia y de satanismo, pero el resto apesta a automóvil alemán, a ex nazis convertidos en patrones de industria, etc. Estaremos aquí hasta el 6 de octubre para volver a París y salir de nuevo dos días después rumbo a Argelia. Acabamos de enterarnos con alegría de que Claude será de la partida, lo cual nos asegura buenos paseos y exploraciones exóticas con un camarada de primera. Porque, hay que reconocerlo, los demás participantes serán como de costumbre el mismo rebaño que se deja llevar por la nariz y en autobús a “excursiones” lastimosas. Los lobos solitarios serán por lo menos tres y trotarán a gusto por las callejuelas de la Casbah.
París estaba espléndido, pero nuestro regreso fue lamentablemente muy breve y agitado. Tuve que ocuparme de un amigo americano que acababa de divorciarse y estaba en un estado bastante lamentable. Luchamos los dos a grandes tragos de tinto y de whisky hasta que recobró un poco de ánimo, pero el tiempo pasó demasiado rápido y hubo que saltar al tren de Viena. Aquí trato de ponerme al día y de contestar el correo que se ha ido amontonando todas estas semanas. Les mandaremos unas líneas desde Argelia, seguramente con la alta participación del Maestro Tarnaud, para sentirlos un poco más cerca de nosotros. Los imagino en el Quervalat, Raquel prisionera ya del torbellino universitario, Isabelle abriendo sus nuevos libros escolares y tú, espero, en plena tarea, rodeado de peces, de bellos abismos, de grandes espacios abiertos a las maravillas. Ese libro tiene que adelantar, hay que terminarlo. Por mi parte, acabé la novela en Saignon, dos días antes de nuestra partida. Este invierno la pondré a punto si mis benditos cubanos me dejan un poco de tiempo.
Aquí me inundan con hojas por revisar (sobre temas tales como las propiedades del circalo radiactivo, los isótopos sometidos a altas presiones, los sinclotones donde se mezclan los neutrones con Persil, etc.). Me ha dado gran felicidad sentirme diez minutos a solas contigo, con ustedes tres. Y pienso ya en el año próximo, en esos encuentros perfumados de tomillo y de truchas…
Aura los abraza muy fuerte. Lean Aurora, esta máquina se traga las palabras.
384 Néstor García Canclini: Cortázar, una antropología poética, Buenos Aires, Nova, 1968.
385 En el capítulo 10, Perico dice: “Vengo porque estoy cansado de leer en mi cuarto un estudio de Julián Marías que no termina nunca”. En el capítulo 129, a propósito de la propuesta de Ceferino Piriz a la Unesco, se lee: “Muchísimo más claro que un texto equivalente de Julián Marías, por ejemplo”.
386 Personaje de Los premios.
387 Jean L. Andreu: “Todos los fuegos el fuego, les derniers contes de Julio Cortázar”, Caravelle, n.º 8, Toulouse, 1967.
388 Jean L. Andreu: “Pour une lecture de ‘Casa tomada’”, Caravelle, n.º 10, Toulouse, 1968.
389 El dibujo, que fue incluido en la revista, se titula “Ósmosis psíquica”.
390 José Durand.
391 En el original mecanografiado hay un interlineado doble.
392 Alude al artículo de Roberto J. García: “Cortázar y el fin de la aventura”, La Gaceta, Tucumán, 1 de marzo de 1964.
393 El desbarajuste es total.
394 El 9 de octubre habían matado al Che Guevara en Bolivia.
395 “Mensaje al hermano”, Casa de las Américas, n.º 46, enero-febrero de 1968.
396 Debía tratarse del artículo de Jorge Campos, “Rayuela de Julio Cortázar”, aparecido en el n.º 250 de Ínsula: Revista de Letras y Ciencias Humanas, Madrid, agosto de 1967.
397 Humberto Díaz-Casanueva, poeta y diplomático chileno.
398 Barral publicó en 1968, con el título Ceremonias, los relatos de Final del juego y de Las armas secretas.
399 Ser fanático.
400 Pura expresión de deseos, claro está, porque en ese momento tuve que trabajar en Viena (Organismo de Energía Atómica) y en Argelia (Grupo de los 77).
401 Buena suerte, muchachos.
402 Alude a “Fragmento para un homenaje a Rayuela”.
* Y el viaje en avión, of course.
403 Portera del 9, Place du Général Beuret.
404 Decile a Pierre que soñé que dibujaba algo en el estilo de él, y que me decía a mí mismo: “¡Por fin he aprendido!”. El despertar fue duro.
405 El fragmento se publicó en las páginas 91 a 93 del citado n.º 10 de Caravelle.
* Y qué le parece a Esteban, por supuesto.