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Los lagos en los que está basada esta historia están situados en el Salzkammergut austríaco, la región de los lagos, en el distrito de Stiermarken, que se encuentra aproximadamente a 150 kilómetros al suroeste de Salzburgo.
El lago Toplitzsee (que se muestra en la portada) se encuentra aproximadamente a 718 metros sobre el nivel del mar. Mide aproximadamente 1920 metros de largo y 388 metros de ancho, en su parte más ancha. Es uno de los lagos más profundos de esta región al tener 103 metros de profundidad. A 20 metros el agua ya no contiene oxígeno, por lo que a esa profundidad no es posible ninguna vida orgánica. La temperatura del agua del lago no es normal, ya que su temperatura media es de unos 5,8 grados centígrados, lo que significa 1,8 grados centígrados más caliente que otros lagos de ese tipo. El nombre Toplitzee probablemente provenga de la palabra checa Teplice que significa «Primavera cálida».
El lago Kammersee es mucho más pequeño. Se sitúa a menos de medio kilómetro al este del Toplitzsee. También es mucho menos profundo que el antes mencionado, ya que tiene aproximadamente la mitad de profundidad. Sin embargo, aún es demasiado hondo para cualquier exploración subacuática, sin el equipo apropiado, claro. Es prácticamente inaccesible, aunque es posible llegar a él en un pequeño bote de remos, desde el lago Toplitzsee, a través de un estrecho canal realizado por prisioneros hace unos cien años.
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La historia que aquí se cuenta es, en esencia, ficción. Sin embargo, durante muchos años han circulado muchos rumores relacionados con tesoros escondidos bajo las aguas del Lago Toplitzsee. Tras la caída del Tercer Reich, esta especulación no hizo más que aumentar. Según los testimonios de docenas de ciudadanos locales, un gran número de cajas se escondieron en el lago durante los últimos días de la Segunda Guerra Mundial. Desde entonces ha habido repetidas especulaciones sobre que esas cajas contenían las últimas reservas de oro del Tercer Reich. Con los años, algunos caza tesoros aficionados han pagado con sus vidas su falta de cuidado mientras exploraban el lago, donde bucear, en realidad, está prohibido.
Buzos profesionales han encontrado grandes cantidades de falsificaciones de dinero británico, y americano, en el lago durante búsquedas organizadas. También se han encontrado sellos falsos, explosivos, armas y otras reliquias de esa guerra. Pero el oro, en sí mismo, siempre se ha mantenido como un premio escurridizo. Es más, la existencia de ese oro nunca se ha confirmado. No obstante, la leyenda continúa, sin cesar, hablando sobre la existencia de cajas con oro nazi escondidas en lo más profundo del Toplitzsee.
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Desde mediados de 1943 hasta el final de la guerra, los nazis habían establecido y operado en un edificio de pruebas acuático secreto en el lago Toplitzsee. El edificio se había alzado para probar dinamita, explosivos, torpedos subacuáticos, minas y cohetes. Utilizando un artefacto primitivo, los científicos habían, incluso, tenido éxito en lanzar un cohete desde debajo de la superficie del lago, un arma que los Estados Unidos perfeccionó tras la guerra con sus misiles submarinos «Polaris».
Cuando la guerra en Europa llegaba a su fin, llegaron órdenes de que se destruyeran numerosos objetos, incluyendo armas, documentos y dinero falso. Había una gran cantidad de material y muy poco tiempo disponible antes de que las fuerzas aliadas llegaran. Grandes cantidades de estos objetos, fueron posteriormente empaquetados en cajas de madera para después ser sumergidos en las oscuras y turbias aguas del lago, hasta lo más profundo a unos 103 metros de la superficie. Si existían o no planes para recuperar esos objetos en el futuro, a día de hoy, aún se desconoce.
Se sabe que cientos de documentos fueron destruidos de esa manera, y torpedos y cajas de munición se dispusieron de forma similar. Grandes cantidades de dinero falso y las prensas que los imprimían también se depositaron en el lago. Aparte de esos objetos, hubo informes de que gran cantidad de joyas, cálices de plata y dijes de oro también se sumergieron en el lago.
Los rumores sobre tesoros enterrados y lingotes de oro escondidos se comenzaron a expandir. Poco después de la Segunda Guerra Mundial, en 1946, dos hombres habían recuperado una caja de madera de las oscuras aguas del lago. Se decía que la caja contenía placas de metal que se habían utilizado para imprimir dólares americanos falsos. Posteriormente, otros objetos fueron recuperados del lago. Los rumores sobre el oro nazi continuaban creciendo y creciendo. Con cada nuevo descubrimiento los rumores sobre el oro ganaban fuerza. Cada nuevo hallazgo alentó más expediciones, llevando consigo riesgos adicionales.
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En el verano de 1959 la revista alemana Der Stern envió investigadores a explorar el lago. Los buzos recuperaron quince cajas. Todas, excepto una, contenían billetes falsos. Casi hasta el final de la guerra, se falsificaban billetes de libras británicas y se ponían en circulación en Sajonia de forma secreta, bajo el nombre en clave de «Bernhard». Este nombre en clave se refería a Bernhard Krueger, líder falsificador para el jefe de la Gestapo nazi, Heinrich Himmler. La idea de falsificar billetes ingleses había venido directamente del propio Adolf Hitler. Esta moneda falsificada tenía la intención de debilitar la economía británica. Al menos se sabía que existían otras diez cajas que estaban tan enterradas en el lodo que eran demasiado difícil de extraer.
En una entrevista exclusiva, Krueger explicó como habían fabricado la falsificación de moneda más perfecta de la historia, rasgando el código del Banco de Inglaterra y obteniendo marcas de agua y el papel correcto. La mayoría de los trabajadores que producían estos billetes falsos eran judíos que sabían que con el tiempo serían asesinados para mantener la operación en secreto. El final de la guerra salvó a muchos de ellos de una muerte segura. También se descubrieron pilas de documentos secretos, que incluían órdenes para el Schutzstaffel (las S.S, el escuadrón de protección de Hitler). Incluso encontraron una prensa de impresión utilizada en la operación de falsificación nazi.
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Con el objetivo de poner punto y final a la caza ilegal de tesoros y acabar con el mito del oro del lago, el Ministerio del interior austriaco entró en acción. En 1963, más de 300 gendarmes clausuraron la zona del Toplitzsee y comenzaron una gran expedición por la montaña. Encontraron 18 cajas con dinero falso, placas de metal para la fabricación de las falsificaciones, propulsores para cohetes, proyectiles, controles para cohetes, equipo de laboratorio, armas y explosivos. Pero aún no había señales del oro.
La «Operación cortina de humo», como se le denominó, finalmente se completó en diciembre de 1983. En ese momento se dijo que se había inspeccionado exhaustivamente todo el lago y que todo lo que allí había, finalmente se había salvaguardado.
Sin embargo, a pesar de todos los esfuerzos del gobierno austríaco, las cajas, la munición y los explosivos se continuaban encontrando en el lago una y otra vez. Entre 1983 y 1987 el biólogo y profesor, el doctor Hans Fricke, utilizando un sumergible, encontró cajas de dinero falso, más munición, más cargas propulsoras para cohetes, más armas, más bombas e incluso partes de un avión destruido. En 1987 se descubrió un refugio subterráneo escondido cerca del lago, aunque no se encontró nada relevante en su interior.
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Se han encontrado un gran número de objetos valiosos en el lago, incluidos diamantes, monedas de oro y cálices. Sin embargo, hasta la fecha, no se ha recuperado ningún lingote de oro, ni siquiera se ha descubierto. El llamado «oro nazi», robado de las víctimas del Holocausto sigue siendo escurridizo, y ahora más que nunca es un misterio. Seguro que las cajas que aún sigan en el fondo del lago estarían ahora prácticamente cubiertas de sedimento y sería prácticamente imposible recuperarlas, a no ser que fuera con la ayuda de un equipo especializado. Incluso así, la profundidad del lago probaría ser un obstáculo insubsanable, por lo que el contenido de dichas cajas será un misterio para siempre.
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Si el lago contiene lingotes de oro o no puede que no se sepa nunca, pero es muy probable que los rumores persistan, pase lo que pase. Por último, cabe recordar que la «operación cortina de humo» solo afectaba al Lago Toplitzsee. En todos los informes oficiales que se han emitido nunca hubo ninguna mención al Lago Kammersee.
Así que, tal vez, y solo tal vez, habría una remota posibilidad de que los lingotes de oro existan después de todo.