Hay muchas personas que apoyaron la evolución de este libro a las que les estoy muy agradecida. Amy Gross siempre ha querido una obra como ésta y me ha animado a lo largo de mucho tiempo para que la escriba. Nancy Murray me trajo a Workman, me recordó por qué quería ser escritora y fue quien dio con el enfoque que me puso manos a la obra. Suzie Bolotin mantuvo la fe durante mucho tiempo.
Rachel Mann me ayudó con la investigación; Joan Oliver clarificó la maraña de preguntas y respuestas que yo había reunido; Joy Harris siempre me ha guiado de una forma fabulosa; y Ambika Cooper contribuyó de mil formas diferentes.
Judith Stone, cuyo trabajo tiene un valor incalculable, ha sido una parte esencial de este proyecto. Y Ruth Sullivan ha sido una editora increíble y sumamente paciente.
Espero que este libro beneficie y traiga felicidad a muchas personas.