A Francesc Miralles, leal amigo y compañero de vida. La única persona que conozco capaz de permanecer mientras el mundo se derrumba y los demás salen corriendo. Sin él esta historia no existiría.
A Sandra Bruna, mucho más que mi agente. No es casualidad que la protagonista se llame como ella. Gracias por confiar al calor de una menta poleo.
A Glòria Gasch de Columna Edicions y Blanca Rosa Roca de Roca Editorial, maravillosas editoras que creyeron en la novela desde el principio, guiándome con paciencia y delicadeza hasta el final.
A mi familia y amigos. Algunos de ellos se convirtieron en expertos lectores por horas soportando estoicamente mis inquisitivas preguntas. Gracias a… Laura, a mi prima Àngels, a Paloma y Daniel por tantas horas de radio juntos; a Carlos, Pilar Isusi, JG, Anabel y Albert; a José Luis Fernández de Bobadilla por ser mis ojos en París. A Daniel, Montse, Luis Carlos. A mi maestro de vida Luis y a mis hermanos escogidos Coke, Àlex, Lurdes, Roser, Judit y Oriol
A María Díaz que como siempre me guio al lugar indicado en el momento oportuno abriéndome su casa en los malos tiempos.
A mis AÑORADOS padres que con su ejemplo me enseñaron a resistir con dignidad y sin rabia.
A José Luis. Su amor me proporcionó una habitación propia para escribir esta novela.
La historia que he escrito es el resultado de la música que he escuchado, de los libros que he leído y de las películas que he visto. Así pues, gracias a Isabel Coixet por decirme tantas veces no solo que podía, sino además que debía.
A todos ellos y a los que mi corazón siempre nombrará en silencio. Gracias por tanto amor.