La secretaria ideal

Yo soy la secretaria

ideal.

Mi jefe es elegante,

mi jefe es tan discreto,

es alto, distinguido,

es un jefe completo.

Cuando viene y me ordena:

«una copia textual»,

yo soy la secretaria

ideal.

Mi jefe tiene esposa,

dos hijos y tres criadas.

La esposa por lo menos

no lo comprende nada.

Cuando él viene y me dice:

«somos tal para cual»,

yo soy la secretaria

ideal.

Mi jefe tiene un mustang

y algún apartamento

donde vamos a veces

yo y su remordimiento.

Entonces lo conformo:

«es pecado venial»,

yo soy la secretaria

ideal.

Mi jefe se comporta

como un tipo maduro,

la panza disimula

cuando viste de oscuro.

Y si bosteza y dice:

«hoy no, me siento mal»,

yo soy la secretaria

ideal.

Cuando se va mi jefe,

mi jefe ese hombre viejo,

yo me desarmo y quedo

sola frente al espejo.

Y a mí misma me digo

el cansado ritual:

«Yo soy la secretaria

ideal».