Agosto del 2006
Cory se sentó a rasguear su guitarra en el porche el día en que Autumn saludaba desde la ventana de su coche mientras pasaba, dirigiéndose a la universidad y a su nueva vida. La sombra de su mano, un mechón de su pelo color miel y quizá una leve insinuación de su voz en el viento es lo que recordaba. El viento olía dulcemente a heno seco y moras, un olor que le recordaba a aquellos largos y vagos veranos que pasaron juntos durante su infancia.
Se llevó mi rayo de luz con ella...
Esa línea apareció en su cabeza y en la canción en la que había estado trabajando. Era una de las varias canciones de su próxima actuación, y algún día conseguiría llegar a Nashville. Si ella podía salir de esta ciudad, entonces él también.
No necesitaba a Autumn. Podía irse a perseguir sus sueños, que él perseguiría los suyos.
¿Y qué si habían pasado horas de su infancia juntos, contándose secretos y sueños, subiéndose a los árboles, jugando al pilla pilla, mirando las estrellas y enamorándose? Alzó su mano en un gesto simbólico, ya que su coche había desaparecido hacía ya un buen rato.
Adiós a las mejores amistades de la infancia y a los romances de verano.
Hola a una vida completamente nueva.