1. ESTUDIO Y ANÁLISIS

 

1.1. GÉNERO, RELACIONES E INFLUENCIAS

Para lograr un conocimiento profundizado de los artículos de Larra podríamos detenernos a analizar algunos aspectos que son el soporte y como la columna vertebral de estos ensayos. Cada artículo pide un análisis especial y su estudio deberá iniciarse desde su faceta dominante que es también la que mejor revela su estructura, contenido y forma. En unos lo importante será la sátira social y la anécdota costumbrista orientada hacia la crítica reformista, en otros el tema político y la denuncia de los abusos y de la censura, y por último en otros (y en casi todos) la finalidad educativa o los aspectos literarios, como ocurre en sus reseñas teatrales.

Los artículos todos podrían clasificarse dentro de los géneros más comunes del ensayo periodístico: el artículo de costumbres, la sátira política y el ensayo de crítica literaria. A pesar de la visión crítica, la viveza de estilo y la originalidad del escritor madrileño, sus artículos suelen iniciarse y tener en cuenta modelos de la prensa periodística de la época, sobre todo de Francia e Inglaterra, que habían tenido una gran difusión por diversos países y eran también conocidos en España a principios del siglo XIX. Larra que había iniciado su educación en Francia, cuya literatura admiraba y conocía a la perfección, confiesa a veces que se ha dejado inspirar por el francés Etienne-Antoine Jouy o los ingleses John Addison y Henry Steele.

 

1.2. EL AUTOR EN EL TEXTO

Aunque los artículos, como obra periodística, pretenden dirigirse a un amplio público y tratan generalmente de temas objetivos, sean políticos, literarios o costumbristas, inevitablemente, dada la personalidad apasionada de su autor, se vuelcan en ellos con relativa frecuencia datos decisivos y momentos muy íntimos de su personalidad compleja y angustiada. El lector se conmueve cuando al final de “La Nochebuena de 1836” Larra clava los ojos con delirio (como el propio autor confiesa) en la caja amarilla donde se guardaba la pistola con que se iba a suicidar mes y medio después y se pregunta si ese día fatídico llegará alguna vez. Pero antes, en el mismo ensayo, hemos oído por boca de su criado la amarga confesión que hace el propio escritor de sus vicios y defectos. Su amor propio, arrogancia, orgullo, oportunistas cambios de opinión y de posición política, son graves errores que le causarán remordimientos y le impedirán el sueño. A base de estos artículos se podrían recoger datos decisivos de su vida e incluso, casi, construir una autobiografía del escritor. Recordemos cómo en “El casarse pronto y mal” cuenta, en la persona de una presunta hermana suya y un sobrino (Augusto), lo que podríamos considerar las peripecias de su vida y educación en Francia, el choque de culturas en su vuelta a España y los problemas que esta puede plantear. Todo ello conduce a la catástrofe final de esta historia que en cierto modo nos recuerda el fracaso de su propio matrimonio.

 

1.3. CARACTERÍSTICAS GENERALES (PERSONAJES, ARGUMENTO, ESTRUCTURA, TEMAS, IDEAS)

Los artículos de Larra presentan características muy propias a pesar de su inevitable parentesco con los maestros del género en Francia y de las lecturas que él hacía de sus contemporáneos Mesonero Romanos o Estébanez Calderón. Larra no se detiene en el puro descriptivismo, sino que más bien está interesado en la crítica o sátira social. La persecución de este objetivo determina la misma estructura de los artículos: cómo se inicia cada ensayo y cómo se genera su entramado, la actitud del personaje narrador como reflejo del estado de ánimo del propio escritor, la situación o escenario en que tiene lugar, de qué medios se vale, qué realidades absorben su atención y cómo suele cerrar sus artículos. De capital importancia para comprender en su plenitud el sentido en que se orienta la intención satírica es, pues, analizar el punto de enfoque o perspectiva que adopta el narrador para construir su relato o artículo.

Así en “El café” observamos que éste comienza bajo el lema de una cita del fabulista Fedro, quien afirma que no le interesan casos particulares sino que quiere “mostrar la vida misma y las costumbres de los hombres”. El narrador se mueve arrastrado por la curiosidad y el deseo de saber, lo que le lleva a atrincherarse en rincones de lugares públicos para observar desde su escondite los comportamientos humanos y los caprichos del prójimo. El narrador entra en un café donde se reúnen abogados, médicos, fumadores o “chimeneas ambulantes” y lechuguinos cargados de alhajas. Desde su rincón y con el rostro cubierto por un “sombrero hecho a manera de tejado” el desconocido observa e intenta “atrapar cuanta necedad iba a salir de aquel bullicioso concurso”. La curiosidad o ansia de saber es la actitud que genera toda la historia. Con ello tenemos la estructura total del artículo (observar, oír y contar), el punto de vista para pintar el cuadro costumbrista, el escenario y los personajes. El lector percibe que la atención de éstos y sus conversaciones giran en torno a temas los más variopintos: los turcos y los aliados, la guerra de independencia de los griegos, los disparates del Diario de Avisos. El curioso observa a los aduladores, los jugadores de billar, los gestos vanidosos, etc. hasta que abandona el local cargado de experiencias y anécdotas de interés para sus crónicas.

Las grandes preocupaciones que obsesionan al autor (progreso, revolución, libertad, lucha contra la censura, superación de las arcaicas costumbres de sus conciudadanos y modernización del país) se proyectan en la riqueza de los temas tratados. Sus artículos giran, por tanto, en torno a las virtudes o los vicios, sociales o individuales, y a la discusión de problemas políticos, culturales e intelectuales. Para ello escoge a veces una serie de personajes que describe como representantes de estas cualidades y como medio para construir su sátira. Por otra parte hay cuestiones que impregnan los textos de Larra y que se plantean, de modo expreso o tácito, en cada una de sus páginas. ¿Por qué escribe Larra? ¿Qué objetivos persigue en sus ensayos? Las respuestas podrían encontrarse en: a) la educación del público lector, b) la denuncia de los abusos de la vida política o de la administración de los asuntos públicos, c) la corrección y mejora de las costumbres. Larra alberga, también, ideas muy especiales sobre la eficacia del teatro como medio de educar al público espectador, que varían en los distintos momentos de su vida.

Un ejemplo de cómo el tema político le sugiere una serie de recursos para construir su artículo lo tenemos en “Los tres no son más que dos, y el que no es nada vale por tres”, publicado en La Revista Española (18 febrero 1834). Habla de la batalla entre tendencias absolutistas y democráticas, y del juego de partidos y grupos durante el gobierno de Martínez de la Rosa, que subió al poder el 15 de enero de 1834. El escritor adopta en este artículo la forma de un “sueño” de estilo quevedesco, grotesca fantasía que le ofrece total libertad. Recordando las fiestas de disfraces del reciente carnaval pinta una visión satírica de los círculos políticos y logra una perfecta escenificación de los grupos y fuerzas del momento. El narrador inicia su sueño con estas palabras: “Se me antojó que entraba en un salón adornado” y de ahí parte su narración. El salón aparece decorado en un doble estilo mal combinado, al que llama “antico-moderno”. Este extraño vocablo ya señala los grupos políticos que trata de amalgamar el gobierno de Martínez de la Rosa: tradicionalistas reaccionarios y liberales progresistas. Según Larra en este escenario actúan tres comparsas. Una, cuyo color es el blanco, era el partido conservador, del que dice que “andaba hacia atrás”, era seguido de multitud de gentes pobres e ignorantes con los ojos vendados, que respondía con ¡viva! y ¡gracias! a los palos que recibía de los magnates. La otra comparsa, de color negro, era el partido liberal: iba repartiendo periódicos y encendiendo luces, que los otros apagaban; los seguía “una turba desigual, hambrienta de felicidad”, a la que los jefes prometían igualdad. La tercera comparsa, formada por la mayoría gubernamental, aparecía algo distanciada de su jefe, el propio Martínez de la Rosa, cuyo color apenas se podía identificar: “Era el color de éste un atornasolado claro, que visto desde distintos puntos lejanos parecía siempre un color diferente, pero en llegando a él no se le podía llamar color”. Su comparsa marcaba el paso, pero sin moverse, era una masa inerte que se dejaba llevar. Con agudeza y lucidez dibuja Larra “un mapa ideológico del momento” (Kirkpatrick) y denuncia una política que no satisface a nadie. Larra la califica de incolora y está denunciando a un gobierno vacilante e ineficaz. Inventa un nuevo tipo de sátira, que es una divertida y aguda alegoría, para pintar, con toda viveza y eficacia, una compleja y confusa situación política.

 

1.4. FORMA Y ESTILO

Resulta muy difícil definir el lenguaje de Larra, ya que hace uso de recursos muy variados como el coloquialismo, las fórmulas de uso común o modismos, el término científico, económico, financiero, el lenguaje filosófico y culto, y otras muchas modalidades (vocabulario de caza, de agricultura, técnico, etc.).

A Larra le preocupa el uso correcto de la lengua, como vemos en su denuncia de los atropellos lingüísticos, en que incurre El Diario de Avisos según vemos en el cuadro de costumbres “El café”, donde cita una serie de dislates que causan confusión y hieren el oído de cualquier lector: “zapatos para muchachos rusos”, “pantalones para hombres lisos”, “escarpines de mujer de cabra” o “elásticas de hombres de algodón”, etc. En “Yo quiero ser cómico” denuncia la pronunciación impropia de ciertas palabras por los actores de su tiempo.

Sin embargo se muestra muy receptivo en cuanto a los galicismos y extranjerismos, mostrándose abierto a la aceptación de nuevos vocablos y considerándolos un signo de que se han aceptado las novedades que trae el progreso. Piensa que no podemos seguir estacionarios cuando los otros avanzan, sino que debemos aprender de los que enriquecen su lengua “con voces de todas partes”, ya que la literatura, según él, debe ser expresión “de la ciencia de la época, del progreso intelectual del siglo” (“Literatura”).

Larra usa en todo caso y de continuo un lenguaje vivaz y pintoresco donde no faltan las comparaciones ágiles y sugestivas, de las que sería fácil hacer una larga lista: “Como el zorro que se revuelve inútilmente dentro de la trampa donde se ha dejado coger”; “vile marchar como el labrador ve alejarse la nube de su sembrado”; “exclamo respirando, como el ciervo que acaba de escaparse de una docena de perros”.

Entre los muchos recursos de que echa mano, Larra sabe crear un tipo de narración que es dinámica, nerviosa, acelerada, que cautiva al lector y que a veces casi le deja sin aliento, como al describir el “convite casero” en “Un castellano viejo”:

 

«...corre el vino, auméntase la algazara, llueve la sal sobre el vino para salvar el mantel; para salvar la mesa se ingiere por debajo de él una servilleta, y una eminencia se levanta sobre el teatro de tantas ruinas. Una criada toda azorada retira el capón en el plato de su salsa; al pasar sobre mí hace una pequeña inclinación, y una lluvia maléfica de grasa desciende, como el rocío sobre los prados, a dejar eternas huellas en mi pantalón color de perla.»

 

Larra recurre tanto a la frase hecha o al modismo (“plantarle una fresca al lucero del alba”, “echar los bofes”, “buscar cotufas en el golfo”, “se me da dos bledos”) como a la expresión arcaica (aunque con fines especiales) o al término o la frase innovadora. Pero no olvidemos lo que observa J. B. Montes Bordajandi: “Contrariamente al estilo usual en los demás escritores costumbristas, que buscan las palabras vulgares o dan entrada al lenguaje popular como medio de reflejar más acertadamente los ambientes descritos, en Larra rara vez aparecen estas voces de jerga y, cuando esto sucede, las trata peyorativamente” (Larra, Artículos, Madrid, Castalia, 1990). Los textos de Larra deberán ser analizados tratando de describir y definir los rasgos lingüísticos y estilísticos más llamativos y peculiares de cada artículo.

 

1.5. COMUNICACIÓN Y SOCIEDAD

Larra percibe con bastante precisión el sentido y papel del periodismo como signo de los nuevos tiempos y como gran medio de progreso y comunicación social. Y sabe que su objetivo es alcanzar a un amplio espectro de lectores. Percibe también cómo el cambio incesante y el progreso fuerzan al periodista a no perder el contacto con su época (y con su público), a tomarle el pulso, vivirla intensamente y dar testimonio de ella reflejando sus crisis y ritmo apasionado. Es la única manera de que dispone para hacer eficaz su misión. Por ello el periodista ha de tener un temperamento sensible, ágil y adaptable, y no perder el contacto con su público. Larra considera también, al menos en ciertos momentos de su actividad, que el escritor tiene la misión, heredada de los románticos, de guiar e instruir al pueblo. Adoptando una terminología, que hoy nos recuerda las ideas de Ortega y Gasset pero que es muy anterior, Larra invita a “esa inmensa mayoría que se sentó hace tres siglos” (el pueblo inculto) a instruirse y educarse mientras exhorta a “la arrogante minoría” de la gente ilustrada a detenerse para poder ayudar y dirigir a aquel (“El casarse pronto y mal”).

Fígaro conocía muy bien la dificultad de escribir diariamente y no sabe cómo interesar a lectores de gustos tan contrapuestos. Unos disfrutan del tono jovial y gracioso y otros prefieren artículos mordaces y misantrópicos. Unos piden artículos de política y otros quieren literatura (“abogue usted siempre por el teatro”, le dicen algunos). Pero su gran objetivo es alcanzar a todos los lectores, incluso a los de gustos tan contrapuestos: locos y cuerdos, necios y discretos, ignorantes y entendidos, desgraciados y dichosos. Al fin decide escribir “artículos de todas clases, sin otra sujeción que la de ponernos siempre de parte de lo que nos parezca verdad y razón” (“El casarse pronto y mal”).

 

2. TRABAJOS PARA LA EXPOSICIÓN ORAL Y ESCRITA

 

Propongo una serie de trabajos concretos que se deberán encargar a los alumnos a fin de que los preparen antes de discutirlos en la próxima reunión de la clase. También se prestan para asignárselos a los alumnos como ensayos escritos (y este sería el modo de preparación del tema) sin que esto excluya la posterior discusión del mismo en clase.

 

2.1. CUESTIONES FUNDAMENTALES SOBRE LA OBRA

 

El género. Se habrá observado que en algunos de los artículos de Larra se crean personajes de ficción y se introducen frecuentes diálogos, lo que ha hecho pensar a algunos críticos que en realidad son cuentos o narraciones breves. ¿Cree que algunos artículos, entre los que podrían estar “El café”, “El castellano viejo” o “Empeños y desempeños”, son simples ensayos o se podría hablar en estos casos (o en alguno de ellos) de verdaderos cuentos o historias de ficción? ¿En qué se diferencia el ensayo del cuento? Para exponer su opinión tenga presente lo que ocurre en estas historias, la perspectiva del narrador y la manera cómo desarrolla su historia.

 

El objetivo reformista. ¿Encuentra en estos artículos costumbristas signos de un afán educador y moralizante? ¿Le interesa a Larra la simple descripción de los usos y hábitos de la gente, o busca, más bien, denunciar las costumbres y vicios de sus compatriotas? Presente argumentos para probar su tesis citando ejemplos tomados de alguno o algunos de los artículos.

 

El panegírico burlón. Analice la técnica de “el panegírico burlón”, artificio retórico que consiste en alabar sistemáticamente una institución o personaje pero con la intención de atacarlo irónicamente y con humor. Larra lo utiliza con frecuencia invitando a su vez a entender sus palabras al revés. Como ejemplo puede analizar el artículo “La policía” y exponer qué es lo que realmente siente Larra sobre esta institución de la policía en Venecia, Roma, Portugal, Austria y Polonia y qué piensa de Napoleón que la creó en Francia. ¿Para qué sirve la policía en España? ¿Por qué elige alabarla en vez de criticarla?

 

El artículo costumbrista. Tome como base “El café” y otros artículos semejantes que conozca y defina algunas de las características del ensayo costumbrista teniendo en cuenta el modo de comenzarlo, el narrador que utiliza, el punto de vista, el escenario, los personajes, los aspectos en que más se fija y el fin que pretende con este tipo de escrito.

 

–El proceso de la escritura. Analice cómo va creando Larra sus artículos y cómo se genera a veces la historia de los mismos. Con frecuencia el propio autor nos suele contar sus esfuerzos, reflexiones, circunstancias y cómo a veces se lanza a la calle en busca de un tema: “Andábame días pasados por esas calles a buscar materiales para mis artículos”. Otras veces un incidente o una visita inesperada le sugiere una idea o anécdota para su labor periodística (como en “Yo quiero ser cómico”). ¿Qué proceso sigue? ¿Cómo decide sobre el tema? ¿Qué criterios usa? ¿Con qué obstáculos se tropieza? Con este fin analice cuidadosamente la primera página de “El café”, “El castellano viejo”, “Vuelva usted mañana”, “El mundo todo es máscaras. Todo el año es carnaval” o de otros artículos que puedan ilustrar este tema.

 

2.2 TEMAS PARA EXPOSICIÓN Y DEBATE

 

–Analizando el artículo “Vuelva usted mañana” exponga por qué cree que ha escogido Larra a un extranjero, y precisamente francés, como personaje que le acompaña y con quien discute la situación y los problemas del país y los asuntos que van surgiendo en la narración. ¿Qué razones o motivos puede tener para ello?

 

–Tomando como base “El día de difuntos de 1836-Fígaro en el cementerio”, trate de describir la situación política de España en noviembre de 1836 (guerra carlista, falta de libertades, censura de la prensa, revueltas, impuestos para sostener los conflictos) a base de los hechos a que alude en diversos lugares de este artículo. Recuerde también el estado de ánimo del propio Larra tal como se revela en diversos pasajes y en los dos últimos párrafos de este artículo.

 

–En la “La Nochebuena de 1836” tiene lugar un diálogo de Fígaro con su criado. El criado no es en realidad sino un desdoblamiento del propio escritor, o sea, que su voz es una confesión del mismo Larra. Analice este diálogo y la amarga confesión que hace el escritor de su vida y comportamiento en sus relaciones extramatrimoniales (“los que arrebatan el sosiego de una familia seduciendo a una mujer casada”), la apostasía de sus principios políticos, su vanidad y su orgullo humillado, etc.

 

–A base del artículo “El Trovador” escriba un ensayo definiendo cuál es la actitud de Larra ante las tres unidades dramáticas y otras normas del teatro neoclásico recordando sus propias palabras (“No somos esclavos de las reglas, creemos que muchas de las que se han creído necesarias hasta el día son ridículas en el teatro”) y viendo si están en consonancia con los pasajes del texto en que se discute la unidad de acción, vulnerada por la doble intriga de la obra, la combinación del verso y de la prosa en el drama, la unidad de tiempo, y otros aspectos relacionados.

 

–Exponga las ideas centrales de Larra sobre la cultura y civilización de diversos países de Europa según aparecen en el artículo “Literatura”. ¿Cómo relaciona Larra el hecho del carácter imaginativo, poético y florido de la literatura española, incluida la del Siglo de Oro, y el progreso filosófico, intelectual, científico y técnico en España y en el resto de Europa?

 

–¿En qué medida adopta en “Literatura” la idea romántica que considera al poeta como vidente y guía de pueblos que va abriendo caminos a la humanidad? ¿Cree Larra que la literatura es motriz del cambio social y que puede reformar las costumbres o simplemente la considera como un reflejo de la sociedad y expresión “del progreso intelectual del siglo”?

 

2.3. MOTIVOS PARA REDACCIONES ESCRITAS

 

–Tras leer y ver las técnicas que utiliza Larra, por ejemplo, en “El café”, redacte libremente un artículo de tipo costumbrista contando todo lo que ve, observa y oye, al entrar en un café o bar que le sea familiar (tipos de personas, modos de vestir y comportarse, su trato con el camarero, etc.). Incluya también en su ensayo las ideas y reflexiones que se le van ocurriendo ante ese espectáculo.

 

–Discuta en un artículo su reacción ante ciertos acontecimientos políticos de actualidad, por ejemplo, el hecho de la inmigración. Tenga en cuenta los comentarios de los políticos y los hechos que diariamente nos cuenta la prensa, radio y televisión.

 

–Teniendo en cuenta sus lecturas de la crítica teatral que conoce de Larra escriba un artículo sobre una obra que haya visto en el teatro o, incluso, sobre una película que acabe de ver.

 

2.4. SUGERENCIAS PARA TRABAJOS EN GRUPO

 

–Investigar el pensamiento de Larra sobre la literatura en su relación con la sociedad. Se presentarán y discutirán tres informes elaborados por otros tantos grupos que analicen con este enfoque: 1) el artículo “Literatura”, 2) los ensayos de crítica teatral “El Trovador” y “Numancia”, y 3) “Los amantes de Teruel”). Se compararán los resultados y se discutirán las ideas del escritor señalando coincidencias y divergencias. ¿Qué tipo de literatura demanda Larra cuando escribe que esta debe ser “estudiosa, analizadora, filosófica, profunda, pensándolo todo, diciéndolo todo, en prosa, en verso, al alcance de la multitud ignorante aún; apostólica y de propaganda”? (“Literatura”). ¿Qué piensa sobre nuestra literatura del Siglo de Oro?

 

La ironía. Como proyecto apropiado para estudiar en grupos, dada su gran amplitud, pues impregna toda la obra del escritor, tendríamos que investigar los modos tan variados que utiliza Larra en el uso de la ironía como recurso auxiliar para su sátira. Como definición provisional diríamos que ironía es una figura en que el hablante es consciente de que sus palabras expresan algo muy distinto de lo que parecen expresar, de que tienen un doble sentido, que la víctima no entiende. En el sarcasmo, que es mucho menos sutil y más brutal, ambas partes entienden el doble sentido. Dada la manipulación del lenguaje que se practica en la ironía, el lector debe ser capaz de descifrar el doble sentido que encierra el discurso. El estilo irónico se suele usar con frecuencia en momentos de falta de libertad y Larra lo utiliza como medio para burlar la censura. La ironía adopta maneras muy diferentes (conforme avanza la vida de Larra), que van de la simple ironía alegre y burlona, al principio de su carrera, al amargo sarcasmo hacia el fin de su vida. A todo lo largo de su obra, pero sobre todo en sus artículos políticos, recurre Larra a la ironía y sabe manipular hábilmente al lector para que capte el verdadero mensaje que él quiere comunicar aún cuando el texto parezca decir lo contrario (véase como caso típico el tercer tema del apartado anterior). Se podrá dividir a todos los miembros de la clase en tres grupos y encargar a cada uno de ellos que estudie conjuntamente uno de los tres artículos siguientes: “Empeños y desempeños”, “Yo quiero ser cómico”, “La policía”. Al fin, reunida toda la clase, cada grupo expondrá los elementos irónicos que ha descubierto en su texto y en qué sentido este recurso enriquece y subraya el vigor satírico pretendido por el autor. Al fin habrá una discusión general en el pleno de la clase.

 

2.5. TRABAJOS INTERDISCIPLINARES

 

–Exponga las ideas de Larra sobre finanzas, las inversiones de nacionales y extranjeros, y la especulación industrial o mercantil (riesgos y ganancias) tal como se revela en “Vuelva usted mañana”. ¿Cuál es, según Larra, la actitud de los españoles ante ella? ¿Es así como se engrandece el país? ¿Qué han hecho otros países avanzados como Francia, Rusia o Estados Unidos?

 

–Discuta las ideas de Larra sobre el problema político de la inmigración teniendo en cuenta sus comentarios sobre la misma en “Vuelva usted mañana”: “Ese extranjero que se establece en este país, no viene a sacar de él el dinero, como usted supone; necesariamente se establece y se arraiga en él, y a la vuelta de media docena de años, ni es extranjero ya ni puede serlo; sus más caros intereses y su familia se ligan al nuevo país que ha adoptado; toma cariño al suelo donde ha hecho su fortuna, al pueblo donde ha escogido una compañera; sus hijos son españoles, y sus nietos lo serán”. ¿Qué reflexiones le sugieren estos comentarios de Larra?

 

–Tras leer el artículo de Larra “La policía” exponga lo que piensa Larra sobre la misma. ¿Para qué cree él que se utiliza esta institución en la España de su tiempo? ¿Le parece convincente la actitud del escritor o la considera extrema? ¿Es necesaria la policía para el buen funcionamiento del estado?

 

2.6. BÚSQUEDA BIBLIOGRÁFICA EN INTERNET Y OTROS RECURSOS ELECTRÓNICOS

 

Índice onomástico. Como labor de equipo se podría elaborar un índice de todos los nombres propios que van apareciendo en uno o varios artículos que se escojan, sean de escritores, artistas, políticos, o también de lugares históricos o acontecimientos importantes. En un esfuerzo de investigación conjunta se consultarán diccionarios, enciclopedias y otras fuentes o se buscará en Internet información sobre estos términos elaborando fichas sobre los datos fundamentales del personaje o del hecho histórico y sobre la razón por la cual es citado por el autor de los artículos. Los conocimientos acumulados en esta investigación ayudarán en gran medida a mejor entender los escritos de Larra.

 

–Para lograr una comprensión lo más completa posible de la obra de Larra se deberá comenzar elaborando una bibliografía esencial sobre esta época. Se prestará mayor atención al período que comprende los años 20 (revolución de Riego, invasión de los Cien Mil Hijos de San Luis, gobierno de Calomarde) y los años 30 (muerte de Fernando VII, sucesión de los varios gobiernos semiliberales o liberales) del siglo XIX. En estos años Larra completa sus estudios y comienza a ejercer su profesión de periodista profundamente afectado por los acontecimientos históricos. Tras elaborar la bibliografía se encargará a cada uno un tema a investigar (podrían servir los que he indicado antes) para que presente su informe en una reunión posterior. Se utilizarán todos los medios de información accesibles.

 

–En esta misma línea, analizar la actitud de Larra, en los años de su actividad periodística, ante los gobiernos de Martínez de la Rosa y Calatrava. Que dos grupos de estudiantes investiguen en las fuentes históricas apropiadas la actividad política de Martínez de la Rosa (1834-1835) y la de Calatrava (1836-1837) en sus respectivos gobiernos y que otros dos grupos presenten un estudio de “Los tres no son más que dos, y el que no es nada vale por tres”, “Numancia. Tragedia en tres actos” y “La policía” para el gobierno de Martínez de la Rosa y “El día de difuntos de 1836”, “La Nochebuena de 1836” y “Fígaro, al estudiante” para el gabinete de Calatrava. Comparar los logros de estos gobiernos con los juicios de que son objeto por parte de Larra. ¿A qué se puede atribuir?

 

3. COMENTARIO DE TEXTOS

 

Como ejemplo para un comentario de texto escojo el artículo “Fígaro, al estudiante”.

En este, como en otros publicados en El Mundo, adopta Larra la forma epistolar. Esta ficción le permite hablar de modo directo, íntimo y con una franqueza que resulta a veces brutal, al dirigirse a este estudiante y, a través de él, a sus lectores. La carta se cierra con la fórmula de cortesía correspondiente: “Queda de usted afectísimo”. Es una manera de darle una estructura determinada al artículo y prestarle un tono personal y confidencial que combina con frecuencia con el uso de fórmulas convencionales de cortesía. El tono peculiar de toda carta le permite usar expresiones solemnes del lenguaje al uso en este tipo de escrito (“ser postrero en cortesanía”, “si es usted tan galán”) y otras fórmulas epistolares que Larra considera puras fórmulas de hipocresía y mentiras del trato social: “Mentiras que suelen dar risa al que las escribe antes de enviarlas, y risa al que las recibe antes de leerlas”; “sabido es que esas [fórmulas] se escriben siempre afectando sentimientos que no se abrigan” (“Fígaro, a los redactores del mundo”).

Siguen una serie de aparentes buenos consejos o reflexiones, los que en tono epistolar pudiera dirigir una persona de experiencia a un joven estudiante. Pero son consejos cargados de una feroz ironía y cinismo que chocan con las expectativas del lector: le dice que hace mal en estudiar, ya que esto no sirve para nada, pues “aquí no se trata de saber, sino de medrar”. Estos consejos que sólo tienen sentido en el singular mundo en que ambos viven (España), donde el estudio no se valora (párrafo 2) y donde para hacer carrera lo que hay que hacer es matricularse en la universidad e irse a la guerra a perseguir a los carlistas (o a Gómez, su jefe) y como “le abonan a usted las campañas por cursos” pronto será usted médico o abogado (párr. 3). Con ello denuncia usos del momento o prácticas de gobiernos liberales asediados por el carlismo.

En la persona del estudiante el escritor se está dirigiendo al amplio público lector del periódico. Le aconseja que deje de ver las realidades del país desde la luna, “donde lo ve todo efectivamente al revés” (párr. 4). La realidad es que aquí, en la lucha política, nadie logra convencer a nadie. El gobierno no convence a la opinión pública ni a los periodistas y estos no convencen a aquel, por lo que con frecuencia se recurre a soluciones violentas o “a silletazos” (párr. 5).

Ciertos lectores le habían reprochado a Larra que sus palabras no estaban de acuerdo con sus hechos o que decía una cosa y hacía otra. El escritor se defiende afirmando que es la única manera de conseguir algo en un mundo de mentira y corrupción generalizada como es Madrid (“yo no vivo en la luna, sino en Madrid”) y cita algunos ejemplos, entre ellos varios que son usos comunes en la esfera política, donde “hay que decir una cosa antes y hacer otra después”. Nadie que quiere ser tirano lo anuncia en la campaña electoral precedente o no será elegido: “Si anhela ser diputado y le cuenta a su provincia que no trata de representarla, sino de llegar al poder; si ambiciona ser ministro y le confiesa a la nación que quiere tiranizarla”, etc. (párr. 6).

Como prueba final de la corrupción reinante acaba el artículo con un ejemplo de craso nepotismo y enchufe, en que se dan los puestos públicos a parientes y amigos (párr. 7).

En cuanto al lenguaje y estilo, conviene observar que Larra, que es un hábil periodista y que conoce muy bien a su público lector, ha sabido crear un estilo muy personal con repetidas alusiones a las fórmulas de cortesía al uso entre enemigos políticos (“mi digno amigo”, “mi tierno compañero”), que él sabe acompañar de chispeantes observaciones cargadas de ironía (párr. 1). A continuación pasa a un tono supuestamente serio que no hace sino desconcertar más al lector por su contenido inesperado (párr. 2). Su estilo se desarrolla con naturalidad y encadena las observaciones y reflexiones como un pensamiento lógico y coherente. Por otra parte, la frase fluye con espontaneidad y recurre a frecuentes interrogaciones que estrechan el contacto del autor con “el estudiante” y, por tanto, con el lector. A lo largo del artículo se mantiene la ficción del estilo epistolar y sus fórmulas de uso corriente y la carta se cierra con la común fórmula de despedida.

Como conclusión conviene recordar que un mes antes de su muerte o suicidio (el artículo aparece en El Mundo el 3 de enero de 1837) Larra está llegando al extremo del desencanto de todos los hermosos ideales por los que él había luchado en sus escritos de juventud: traer aires de renovación a la sociedad española, reformar las costumbres, mejorar la administración, acabar con la corrupción, luchar por la libertad y contra la censura, difundir la cultura, etc. Perdida toda ilusión juvenil, muestra aquí cómo la ambición, trampas y corrupción, son los medios normales de ascenso social. El escritor lo expresa en sentencias de amargo cinismo: “Aquí no se trata de saber, sino de medrar”. En sus ataques, Larra, a quien sus enemigos acusan de que sus palabras no corresponden a sus hechos, está quemando las naves y cerrándose en el futuro toda posibilidad de entendimiento con sus antiguos aliados o sus enemigos políticos. En una carta de la semana precedente (“Fígaro, a los redactores de El Mundo”) se había declarado dispuesto a ir al destierro y a la cárcel, a aguantar calumnias, desafíos y puñaladas. Desvelaba su anónimo y daba con precisión su nombre y señas para que fueran a prenderlo. De ningún modo puedo suscribir la opinión de críticos como Francisco Umbral que no prestan a la actividad político-literaria de Larra más valor que el del puro deportivismo: “Ejercicio de afilamiento personal, elegante necesidad de lucha, esgrima de la inteligencia, manera de estar en forma, deportividad; esa deportividad que franceses e ingleses exigen al dandy” (Larra, p. 90). No, el periodismo de Larra no es frívolo y superficial, sino que le compromete radicalmente y le hace poner en juego hasta su propia vida, abocada ya a la tragedia.