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El arte de la guerra
Muchas de las técnicas de combate propias de las artes marciales se originaron a partir de experiencias directas en el campo de batalla, donde lo importante era sobrevivir. Matar y no ser muerto. Sin embargo, las artes marciales casi siempre se han querido revestir con concepciones de tipo mitológico, religioso y espiritual. En el caso particular de las artes marciales chinas, el historiador estadounidense Charles Holcombe señala que las artes marciales chinas se han presentado como «ejercicios cubiertos con el manto de arcaicos misterios religiosos». También se han visto como consecuencia de una supuesta conexión entre lo marcial y el budismo Chan, hasta el extremo de que en la actualidad el kung-fu se ha relacionado con prácticas de tipo esotérico, lo cual está muy alejado de su original carácter utilitario como métodos de combate. El kung-fu se desarrolló fundamentalmente en y para el ámbito militar, y fue practicado por famosos personajes de la historia china, algunos de los cuales analizaremos en este capítulo. Algunos de estos personajes tuvieron que superar los exigentes exámenes imperiales que ya desde la dinastía Sui (581 - 618 d. C.) se instauraron en China con la intención de seleccionar a los líderes más capaces.
KUNG-FU Y RELIGIÓN
A pesar de que las diferentes escuelas religiosas y filosóficas existentes en China, como el confucianismo, el budismo o el taoísmo, han influido en algunos casos en concepciones de tipo teórico de las artes marciales en el modo en que sus practicantes describen sus habilidades, no es hasta finales de la dinastía Ming cuando estas comienzan a identificarse con el cultivo espiritual del individuo y las prácticas de tipo esotérico propias de otras tradiciones chinas como la alquimia taoísta, circunstancia que se enfatizaría muy posteriormente en Occidente con la popularización del movimiento New Age a partir de los años sesenta del siglo XX. Y es que, como hemos visto, las habilidades del kung-fu tenían como principal objetivo derrotar al enemigo en el campo de batalla, incluso en el caso de las milicias monásticas cuyos integrantes se involucraron en actividades bélicas aun a costa de violar las estrictas normas que mantenía la religión budista contra la violencia.
Sin embargo, sí puede afirmarse —como no podía ser menos— la influencia de la religión sobre la actividad bélica en la historia china. Como comenta David A. Graff, durante la campaña emprendida por Li Yuan, conocido como emperador Gaozu (618 - 626 d. C.), que le llevaría a coronarse como emperador de la recién alumbrada dinastía Tang, este utilizó además de sus habilidades diplomáticas diversas formas de propaganda tradicional simbólica en forma de augurios para lograr el apoyo de las élites. Algunos de estos augurios, todos ellos de marcada influencia taoísta, fueron el descubrimiento de rocas con inscripciones que aseguraban la victoria de los Tang o la aparición de nubes púrpuras en el cielo, signos que supuestamente confirmaban el soporte divino a su causa.
Del mismo modo, y de acuerdo con la profesora de estudios religiosos Shin-yi Chao, de la universidad estadounidense Rutger, en 1017 un grupo de soldados Song estacionados en la cuidad de Kaifeng (provincia de Henan) vieron una tortuga y una serpiente entrelazadas cerca de sus barracas. Estas dos criaturas son la representación del dios taoísta de la guerra Zhenwu («el Guerrero Perfecto»), lo que hizo que se construyese una capilla en su honor que llegaría a ser visitada por cuatro emperadores Song. Esta simple capilla contó con el patrocinio del emperador Zhenzong (997 - 1022), quien ordenaría la construcción de un templo que más adelante también visitaría el emperador Renzong (1022 - 1063) para honrar a este dios guerrero.
La devoción a Zhenwu permaneció no solo entre los soldados rasos, sino también entre los oficiales militares. Este vínculo entre el ejército y los fenómenos místicos en forma de augurios o premoniciones fue puesto rápidamente bajo control imperial para así evitar que dichas prácticas amenazaran la estabilidad de los Song. Como ejemplo de la severidad de la prohibición de las prácticas místico-religiosas, se decretó que aquellos militares que estableciesen templos en las bases serían exiliados durante un año, aunque estas medidas no fueron suficientes para erradicar los cultos y ritos practicados por los soldados. La profesora Chao también describe que Zhenwu fue la inspiración para la creación de un ritual de tipo taoísta, que sirvió en parte como catalizador de la desastrosa derrota que sufrió el ejército Song del Norte entre 1126 y 1127 en el asedio de la ciudad de Kaifeng. Durante este episodio, el gran consejero He You (fallecido en 1128) encomendó la defensa de la ciudad a Guo Jin, un militar de bajo rango que decía dominar un rito que supuestamente haría invisible al ejercito Song ante sus enemigos jurchen, la tribu del norte que pocos años antes había proclamado el nacimiento de la dinastía Jin (1115 - 1234).
Saltando nuevamente en la historia, un caso similar se encuentra en la famosa Rebelión de los Bóxers (Yihe Tuan, 1898 - 1901), en la que los combatientes chinos miembros de las sociedades secretas, que se alzaron contra los extranjeros que ocupaban suelo chino, mezclaron la práctica del kung-fu con ritos de invulnerabilidad, creyendo que mediante los mismos serían inmunes a las espadas y a las armas de fuego. Como era de esperar, esta creencia terminó en desastre, con miles de bóxers muertos y la capitulación de la dinastía Qing ante las potencias ocupantes.
En definitiva, puede concluirse que a pesar de que algunos miembros del ejército, o de otras instituciones que practicaron las artes marciales, tuvieron sus propias deidades patronas e incluso realizaron ritos religiosos asociados a sus actividades marciales, esto no significa que la religión fuese la fuente de las técnicas de lucha chinas, o que las prácticas místicas y religiosas fuesen parte formal del entrenamiento marcial. Como refiere Douglas Wile, profesor de lengua y literatura china del Brooklyn College, el arte de la guerra era una empresa ecléctica, que exigía amplios conocimientos de geografía, psicología, estrategia, técnicas marciales, etc. que formaban parte de la preparación de los generales, como así refiere la obra Compendio marcial (Wubian), escrita por el experto militar Tang Shunzhi (1507–1560). En esta obra se recomendaba a los generales que practicasen cierto tipo de meditación con el objetivo de elaborar conjuros que les ayudasen a alcanzar la victoria en el campo de batalla. No obstante, estas prácticas no eran impuestas, sino una opción de tipo personal.
LOS EXÁMENES IMPERIALES
Aunque los exámenes civiles imperiales (ke ju) tienen sus antecedentes en la dinastía Han (206 a. C. - 220 d. C.), de acuerdo con el historiador japonés Ichisada Miyazaki de la Universidad de Kyoto, el comienzo oficial del sistema de exámenes imperiales se produjo durante la dinastía Sui (581 - 618 d. C.), teniendo como objetivo asegurar la autoridad imperial frente a las familias aristocráticas que hasta el momento habían dominado la política China. Los exámenes civiles imperiales estaban concebidos como exigentes pruebas jerarquizadas por niveles para que solo aquellos con méritos y capacidad suficiente ocupasen posiciones de influencia en la estructura civil del gobierno. Estos exámenes continuaron durante la dinastía Tang (618 - 907), pero se desarrollaron notablemente durante la dinastía Song (960 - 1279), para terminar de suprimir el dominio de las aristocracias y perfeccionar la burocracia civil. Aunque con notables altibajos, el sistema de exámenes imperiales chino siguió implementándose hasta 1905 —año en que la emperatriz regente Cixi decretó su abolición—, dejando como legado el mantenimiento de la unidad cultural y la conciencia nacional de China, al menos entre aquellos que habían podido ser educados para aspirar a superar dichos exámenes.
El nivel de dificultad de los exámenes imperiales puede intuirse al leer las palabras del profesor Ichisada, que los califica como «el infierno de los exámenes chinos». En primer lugar, solo los varones podían presentarse a los mismos. Los estudios comenzaban a una edad muy temprana, y según Ichizada los exámenes requerían la memorización de los Cuatro Libros y los Cinco Clásicos confucianos (esto es, La gran enseñanza, Analectas de Confucio, El justo medio, Libro de Mencio, Clásico de los cambios, Clásico de la poesía, Clásico de los ritos, Clásico de la historia y Crónicas de primavera y otoño), los cuales suman un total de ¡431 286 caracteres! Si esto se compara con el número de caracteres que un estudiante moderno con un alto nivel de instrucción aprende en China, que son aproximadamente 7 000, es posible hacerse una buena idea de su tremenda dificultad.
Paralelamente al sistema de exámenes civiles, pronto se instauró un sistema oficial de exámenes militares (wu ju), que sustituiría los sistemas tradicionales de ascenso basados en la pertenencia a la élite militar o en la acumulación de méritos relevantes en el campo de batalla. Como ejemplo, la profesora Zhao Dongmei, del departamento de Historia de la Universidad de Pekín, cita que durante la campaña de los Tang en Corea el soldado Xue Rengui (614 - 683) impresionó al emperador Taizong con su destreza y arrojo hasta el punto de que este le nombró general de su ejército. Por el contrario, en tiempos de paz las oportunidades de ganar este tipo de reconocimientos eran prácticamente nulas.
Como señalamos en el primer capítulo, la emperatriz Wu Zetian (690 - 705) instituyó los exámenes militares, buscando con ello la sustitución de la cúpula militar existente por oficiales capaces que serían leales a la emperatriz y a su brevísima dinastía Zhou (690–705), además de «promover la práctica de las artes marciales (wu yi) de todos bajo el cielo». Los exámenes se llevaban a cabo con una frecuencia anual, y los que los superaban eran aceptados como oficiales. Durante la dinastía Tang los candidatos tenían que suministrar información de su familia, lugar de nacimiento, estado marital, etc. Una vez evaluada y aprobada esta información, eran sometidos a duras pruebas donde se examinaba su habilidad con la lanza a caballo y en tiro con arco como aspectos fundamentales, además de su fuerza y coraje. Como dato curioso, y a pesar de la imagen que tradicionalmente Occidente tiene de los chinos como pueblo de baja estatura, se exigía una estatura mínima de 1,80 metros. Asimismo, ha de citarse que a pesar de que los exámenes buscaban seleccionar los mejores candidatos no existía ningún tipo de prueba teórica. Como refiere la profesora Zhao, este hecho fue criticado por Xu Qianguang, consejero imperial de Wu Zetian, que en un memorando destinado a la emperatriz criticaba el método usado en los exámenes, ya que desde su punto de vista el conocimiento de estrategia militar era más importante que la habilidad práctica con las armas de guerra. A pesar de esta crítica —ciertamente fundamentada—, la emperatriz desoyó los consejos de Xu, continuando únicamente con las pruebas prácticas ya que el interés de la emperatriz era reemplazar a la cúpula militar con aquellos leales a su causa.
Durante la dinastía Song (960 - 1279), los exámenes militares incluyeron pruebas de tipo literario, incluyendo ya el estudio de estrategia militar (bing shu) entre otros temas del mismo tipo. De este modo comenzó a ponerse más énfasis en la parte teórica y literaria de los mismos, lo cual limitaba el número de candidatos que podían superarlos debido a la selecta educación previa que se requería; también se siguieron evaluando habilidades prácticas como el tiro con arco y las habilidades ecuestres, entre otras. La profesora Zhao explica que esto se debió a que tras la consolidación de los Song, en el 960, el primer examen militar tuvo lugar en 1063, en un momento en el que el servicio civil había alcanzado un completo nivel organizativo. Fueron los funcionarios civiles quienes idearon los exámenes militares, enfatizando la importancia del componente teórico y literario de los mismos, en perjuicio del componente práctico.
Tras la caída de la dinastía Song y la llegada de la dinastía Yuan los exámenes militares fueron eliminados. En su lugar, los puestos del ejército se hicieron hereditarios y eran ocupados únicamente por miembros de la dinastía invasora. En 1368, cuando da comienzo la dinastía Ming, el emperador Hongwu (también conocido como Taizu, 1368 - 1398), se deshizo de muchos de sus generales por temor a perder el control de la naciente dinastía, y por este mismo motivo no retomó los exámenes militares de manera inmediata.
De acuerdo al historiador Ma Mingda, no es hasta 1478 cuando se instauraron una vez más los exámenes militares gracias a la sugerencia del eunuco imperial Wang Zhi, que era un gran adepto a las artes marciales y a las ciencias militares. En 1493 se estableció que los exámenes militares tendrían lugar cada seis años, incluyendo habilidades eliminatorias de tiro con arco a pie y tiro con arco a caballo. Más adelante se sugirió llevar a cabo estos exámenes cada tres años, incluyendo pruebas como tiro con arco (ma bu jian), habilidad con la lanza larga (qiang), sable (dao), espada recta (jiang), alabarda (ge), boxeo (baida), lucha (bo), armas cortas (ji ci), etc. La segunda parte del examen incluía materias aplicadas al campo de batalla (ying zhen) como eran las minas (di lei), la pólvora (huo yao), los carruajes (zhan che), etc. La última parte de los exámenes constaba de un amplio abanico de conocimientos teóricos como estrategia, astronomía, geografía… Con todo, y a pesar de este buen diseño teórico, estas sugerencias no fueron adoptadas sino parcialmente.
Durante la dinastía Qing los exámenes militares imperiales conocieron un periodo de revitalización. La profesora Zhao revela que en 1693 el emperador Kangxi (1661 - 1722) descubrió, al revisar la lista de candidatos aprobados, que la gran mayoría provenía de las provincias de Zhejiang y Jiangsu, en el sur del país, y solo unos pocos provenían de las provincias de Shaanxi y Henan, en el centro y oeste. Al cuestionar las razones de esta disparidad se reveló que esto se debía a que en el resultado del examen era determinante la calidad de la composición escrita del candidato, y por ello las provincias del sur, más avanzadas económica y culturalmente, sobresalían del resto. El emperador consideró que esto era absurdo, ya que el deber de un oficial militar era el de comandar y combatir en el campo de batalla, no escribir composiciones literarias, y por esta razón ordenó que las habilidades ecuestres y en el tiro con arco fuesen más importantes.
En términos generales, los exámenes comenzaban a un nivel distrital, logrando los que los superaban el título de «licenciado militar» (wu sheng). El éxito en los exámenes provinciales conducía al título de «hombre militar recomendado» (wu chu jen), convirtiendo al candidato en oficial junior. Finalmente los exámenes nacionales, que se llevaban a cabo en el palacio imperial, conducían al título de «erudito militar aprobado» (wu chin shi). También hay que tener en cuenta que cada unos de estos niveles contaba con sus respectivos escalafones.
Los exámenes incluían pruebas de tiro con arco montando a caballo y pruebas de fuerza, en las cuales el candidato debía extender un arco con una tensión equivalente a 8, 10 o 12 li (44, 55 y 66 kg, respectivamente; un li equivale a 5,5 kg), ejecutar una demostración con una alabarda de 80, 100 o 120 jin (48, 60 y 72 kg, respectivamente; un jin equivale a 0,604 kg), y levantar una roca con un peso de 200, 250 o 300 jin (120, 151 y 181 kg, respectivamente); dependiendo del nivel de dificultad se asignaría una puntuación mayor o menor al candidato. Por último, la prueba final consistía en exámenes escritos acerca de los clásicos militares Arte de la guerra (Bing fa), de Sun Tzu y Métodos de Ssu Ma (Ssu Ma fa), de autor desconocido, entre los mas importantes, aunque estos tenían un valor bajo respecto a la puntuación total.
Con el tiempo, los exámenes militares imperiales se fueron quedando obsoletos, hecho que fue dolorosamente reconocido por los líderes de la dinastía Qing cuando su ejército comenzó a sufrir incontestables derrotas frente a las más modernas tropas de países extranjeros desde la Primera Guerra del Opio (1839 - 1842). Baste citar que en esta época, cuando el uso de armas de fuego era ya un hecho común entre los ejércitos, los exámenes imperiales aún consideraban el tiro con arco como una habilidad básica de batalla. En 1895 el ministro de la corte Rong Lu (1836 - 1903) envió un memorando al emperador Guangxu (1875 - 1898) en el que le aconsejaba abolir los exámenes militares por su obsolescencia en el escenario de la guerra moderno. El último de los exámenes militares se llevó a cabo en 1901.
EL GENERAL YUE FEI
Una de las figuras históricas más famosas en China es el general Yue Fei (1103 - 1142), todo un símbolo del nacionalismo y patriotismo chinos, y a quien también se le atribuye la creación de diferentes sistemas de artes marciales que aún se practican en la actualidad. Entre los mismos cabría sin duda destacar pie penetrante (chuojiao), garra de águila (ying zhua pai), boxeo de los inmortales borrachos (zuai quan), puño rotante (fanzi), boxeo de la mantis (tanglang quan) y puño de la mente y de la intención (xingyi quan). No obstante, la atribución de estos estilos a Yue Fei se basa en leyendas transmitidas a lo largo de los siglos que han tratado de ensalzar un determinado estilo o glorificar la memoria de este héroe —ambas prácticas muy comunes en China, y no únicamente en el ámbito de las artes marciales—, hasta tal punto de atribuírsele poderes mágicos.
A pesar de su importancia, los registros que narran la historia de Yue Fei son escasos. Esto es debido a que sus enemigos en la corte imperial, entre los cuales destacó el influyente oficial Qin Kuei (1090 - 1155), se encargaron de eliminar o falsificar cualquier referencia a Yue en los documentos oficiales de los Song. La enemistad de Yue y Qin se fundamentaba en que este último estuvo a favor de hacer concesiones y buscar la paz con los invasores jurchen, de la dinastía Jin, circunstancia a la que Yue se opuso frontalmente. No obstante, salvando los intentos de los enemigos de Yue de relegar su memoria al olvido, fue su nieto Yue Ko quien escribió dos biografías hacia 1300 que narran la historia de su abuelo, a quien por otro lado nunca conoció. Asimismo, el historiador estadounidense Edward Harold Kaplan, de la Universidad de Iowa, señala que algunos historiadores chinos de los siglos XII y XIII corrigieron algunas de las falsificaciones contenidas en la Historia de Song (Song Shi) en las entradas que hablan de Yue Fei. Otros historiadores contemporáneos han señalado que las biografías escritas por el nieto de Yue Fei fueron intencionalmente embellecidas, por lo que también mantienen ciertas reservas respecto a los datos que aportan.
Según la biografía de Yue Ko, el nacimiento de Yue Fei estuvo acompañado de signos que señalaban su trascendente futuro. Así, relata que durante su alumbramiento un ganso sobrevoló en círculos el hogar de la familia, razón por la cual su padre Yue Ho, que era un granjero formado, escogió el nombre de Fei («volar») para su hijo. También se relata cómo Yue Fei representaba el ideal de Confucio de caballero educado (junzi), al estudiar no solo los clásicos y practicar las artes de la guerra, sino también porque destacaba por su integridad, inteligencia, disciplina y lealtad.
Respecto al entrenamiento marcial de Yue, Yue Ko menciona que siendo joven su abuelo estudió tiro con arco con su tutor Zhou Tong (fallecido en 1121), y según el historiador Stanley E. Henning también estudió lanza con Cheng Guang, del que no sabemos más que su nombre. Las diferentes versiones de las leyendas relacionadas con Yue Fei han creado historias que varían desde afirmar que Zhou Tong provenía del monasterio de Shaolin hasta asignar sus técnicas de lanza al monasterio de Wudang, otro de los lugares icónicos del kung-fu sobre el que hablaremos posteriormente. Una de las novelas más conocidas que relata de manera fantástica la historia de Yue Fei, titulada Historia de Yue Fei (Shuo yue quan zhuan, escrita por Qian Cai, que vivió hacia los años 1661 - 1735), llega a afirmar que Zhou era experto en las dieciocho armas de guerra: lanza, sable, espada recta, bastón, albarda, hachuela, hacha de guerra, espada con gancho, tenedor gigante, trincho, maza de guerra, martillo de guerra esférico, martillo de guerra de ocho puntas, látigo de metal, jabalina, escudo y cadena.
Sea como fuere, se le reconocen a Yue unas habilidades marciales extraordinarias. Particularmente, su habilidad con el arco es legendaria, y son numerosas las narraciones, entre ellas las de su nieto, que describen cómo durante sus numerosas campañas contra los jurchen y contra de los rebeldes que se oponían a la consolidación de los Song del Sur Yue fue capaz de eliminar a muchos oficiales enemigos gracias a su destreza en el tiro con arco, arma que manejaba con ambas manos y cuyo uso enseñó a sus soldados. La fuerza atribuida a Yue llega a similares extremos, existiendo citas —con toda probabilidad exageradas— recogidas por historiadores modernos como Kaplan o Henning que describen cómo el general era capaz de extender un arco con una tensión equivalente a 300 jin (181 kg).
Con todo, ni las biografías que Yue Ko hizo de su abuelo ni los registros oficiales recogen que Yue Fei creara ningún sistema de combate, particularmente algún sistema de combate sin armas idéntico o similar a los que se le atribuyen en la actualidad. En este sentido, Stanley E. Henning revela que en la provincia de Hubei (en el centro oriental de China), que fue testigo de las campañas más feroces de Yue Fei contra los jurchen, existe uno de los mejores sistemas de organización de estilos de kung-fu, muchos de los cuales dicen remontan su linaje a Yue Fei.
Pero, sin duda, las cualidades más importantes de Yue fueron sus dotes de liderazgo. Las tropas de Yue eran en su mayoría del norte de China, como lo fue este general antes de la caída de los Song del Norte en 1127; sin embargo, debido a su carisma Yue atrajo la lealtad de pobladores del sur, entre los que se encontraban miembros de diversas clases sociales e incluso bandidos. A pesar de la necesidad de soldados, Yue seleccionó cuidadosamente a sus hombres, descartando aquellos de edad avanzada o con mala condición física. Hecha esta selección, sometía a las tropas a un entrenamiento tremendamente exigente, que comprendía prácticas como escalar muros, obstáculos naturales y saltar trincheras mientras se portaba una pesada armadura, además del lógico manejo de armas.
Yue Fei se ganó la lealtad de sus oficiales y soldados incluso a pesar de todas las intrigas existentes entre los líderes Song, y que a la postre le llevarían a su encarcelamiento y asesinato. Esa lealtad la logró mediante el ejemplo, imponiendo una disciplina de hierro que él mismo asumía compartiendo sus raciones y penalidades, e incluso cargando en el frente de batalla contra el enemigo. Yue también se ganó la admiración de la población civil al no permitir los saqueos y agresiones de sus tropas, motivo por el que se erigieron capillas en su honor. No obstante, Yue Fei tuvo un final trágico, como muchos héroes, que le impidió alcanzar su sueño de recuperar los territorios perdidos por los Song a manos de los jurchen al norte del río Yangze.
Muchos siglos después de su muerte, el legado patriótico de Yue fue utilizado como inspiración en la lucha contra la dinastía Qing, de origen manchú —por tanto extranjera—, y que además descendía de los antiguos invasores jurchen. Para consolidar su dominio, los Qing prohibieron la práctica del kung-fu —al cual se denominaba «boxeo y bastón» (quanbang)—, y del mismo modo censuraron cualquier escrito que tuviese algún tipo de simbolismo patriótico, como pudiera ser la figura del legendario Yue Fei.
De acuerdo con el profesor Douglas Wile, en la obra Teoría del boxeo último supremo (Taijiquan shi), descubierta por el pionero de la investigación de las artes marciales chinas Tang Hao (1897 - 1959), se asigna la creación del taiji quan (boxeo último supremo, más conocido como tai chi chuan) a Wang Zongyue. El nombre Wang Zongyue se traduce como «Reverenciado Yue», lo cual unido al hecho de que la biografía de Wang Zongyue que aparece en esta obra fue tomada de un manual de manejo de la lanza, que es otra de las habilidades que hicieron famoso a Yue Fei, le lleva a concluir que el supuesto creador del taiji quan, tal y como aparece en el libro descubierto por Tang, es simbólicamente Yue Fei, el enemigo de los antecesores de los manchúes.
EL GENERAL QI JIGUANG
Qi Jiguang, otro de los generales más famosos de la historia china, nació el 10 de enero de 1528 en Deng Zhou (provincia de Shandong, en el litoral este de China), en el seno de una familia de larga tradición militar. Su padre, Qi Jingtung (1473 - 1544), que había heredado de su abuelo la posición de comandante de la guardia de Deng Zhou, se aseguró de que su hijo recibiese una buena educación en los clásicos y en literatura, además del entrenamiento militar propio de un joven de su estirpe. Con el tiempo, Qi Jiguang heredó el cargo de su padre en Deng Zhou, llevando a cabo sus deberes de manera eficiente, y en 1549, con veintiún años, se presentó a los exámenes militares imperiales en Shandong, recibiendo el grado de wu chu jen (hombre militar recomendado). Un año más tarde, Qi no superó los exámenes imperiales en Pekín, pero continúo prestando su servicio en la capital, el mismo año en que un ejército de unos cien mil guerreros mongoles (meng gu) atacaba la ciudad causando la muerte de más de sesenta mil ciudadanos y el apresamiento de otros cuarenta mil. A pesar de la prosperidad de la dinastía Ming, que despertó la ambición de sus vecinos mongoles y la de grupos de piratas japoneses (wokou) y de otras naciones que asediaron las costas del este de China, su ejército se encontraba en una mala situación, con falta de recursos y entrenamiento, circunstancia que facilitó el hostigamiento de la nación.
Ante tales circunstancias, en 1553 Qi recibió el cargo de comisionado asistente militar de Shandong, encargándose de la defensa costera de la provincia. Es durante esta época cuando comienzan a intensificarse los ataques de los piratas en las costas de la provincia de Zhejiang, por lo que el gobierno Ming decidió asignar a un selecto grupo de oficiales el fortalecimiento de las defensas de la región. Qi fue designado comandante asistente para defender la parte este del río Qian Tang así como refuerzo a las ciudades de Ning Bo, Shao Xing y Tai Zhou. Gracias a su excelente desempeño, Qi obtuvo el reconocimiento y protección de Tan Lun (1520 - 1577), prefecto de Tai Zhou que más adelante ocuparía el cargo de ministro de la guerra.
En estos momentos, los efectivos de la dinastía Ming contaban con una fuerza de más de ciento veinte mil hombres, siendo en su gran mayoría «soldados» solo de nombre, ya que carecían de cualquier tipo de entrenamiento militar. Qi cambió todo esto; en primer lugar asignó un salario a sus soldados, así como también los equiparía y entrenaría para las difíciles tareas que les pretendía asignar. En 1557, Qi propuso entrenar una fuerza de voluntarios provenientes de la ciudad de Shao Xing (provincia de Zhejiang), que utilizó un año más tarde en una de sus primeras campañas contra los piratas con resultados desastrosos. Qi declaró que su derrota se debía a que los ciudadanos de centros urbanos no servían para ser soldados e insistió en reclutar campesinos. Debido a esta derrota, Qi fue relevado de su comando para dedicar sus esfuerzos a entrenar una fuerza de tres mil hombres. Qi aplicó su experiencia y creatividad para organizar la fuerza militar mejor preparada en la historia de China, conocida como «El ejército de la familia Qi» (Qi jia bing). De acuerdo con el historiador Ray Huang de la Universidad de Michigan, Qi se vio forzado a organizar hasta los detalles más mínimos de sus tropas (salario, etiqueta, señales de batalla, raciones, etc.), lo que demuestra la falta de una organización militar previa eficiente. Otra de las acciones que emprendieron Qi y sus compañeros de armas, entre los cuales se destaca el ya citado general Yu Dayou (1503 - 1579), del que hablaremos en breve, fue en lo relativo a la organización de milicias en poblados y monasterios como soporte local a las campañas del ejército regular, así como el reclutamiento de instructores marciales para el entrenamiento de sus tropas.
La aportación de Qi a la historia del kung-fu es especialmente relevante. Aunque Qi y sus contemporáneos discutieron diversos métodos para enfrentar a los piratas, él fue el único que plasmó todas estas ideas en un manual comprensivo de entrenamiento, en el que incluía aspectos como tácticas de guerra, formaciones de batalla, formaciones navales, señales, uso de armas (lanza, sable, escudo, tridente), además técnicas de combate sin armas. Creó una rutina —como señalamos en el capítulo uno, una serie de movimientos preestablecidos ideados para el desarrollo de la habilidad marcial— de treinta y dos movimientos con la cual entrenó a su ejército y que incluiría en su Libro de disciplina efectiva (Jixiao xinshu, 1560), concretamente en la sección titulada Esencia del clásico de pugilismo (Quan jing jie yao pian). Para la creación de su rutina, Qi analizó, por medio de un importante trabajo de eclecticismo, los que él consideraba los métodos de combate a mano vacía más efectivos de su tiempo. No obstante, para Qi el combate a mano vacía solo servía como preparación para el manejo de armas, cuya destreza consideraba más importante. En su opinión, «las técnicas de combate a mano vacía parecen tener poca relevancia en la ciencia de la guerra en masa. Sin embargo, desde el punto de vista de ejercitar las extremidades y entrenar el cuerpo, esta es la mejor introducción. La lucha a mano vacía es la base de las técnicas de combate», y por ello las incluyó en la preparación de sus tropas.
La obra de Qi tuvo influencia más allá de las fronteras de China. Seonjo, rey de Corea (1567 - 1608), obtuvo una copia del Jixiao xinshu a través de sus espías, ordenando a varios de sus oficiales a que estudiaran los métodos de combate de los soldados de la dinastía Ming para luego publicar en 1598 su versión que tituló Manual comprensivo de las artes marciales (Muyejebo). Un caso similar ocurrió en Japón, donde se reprodujo la sección de pelea sin armas y bastón del manual de Qi en las obras Secreto de alta estrategia (Heiho hidensho, c. 1710), supuestamente basada en los escritos del famoso samurái general del clan Takeda Yamamoto Kansuke (1501 - 1561), y Primeros estudios de artes marciales (Bujutsu hayamanabi, de hacia 1757), como lo revela la historiadora coreana Park Kwi Soon.
Como estratega, una de las innovaciones de Qi fue la creación de una formación de combate a la que bautizó como «formación pato mandarín» (yuan yang zhen), que consistía en un grupo de doce hombres con diferentes armas y con una tarea específica dentro de la misma; un líder, dos soldados armados con escudos y sables, dos con lanzas de bambú con ramas afiladas, cuatro con lanzas largas, dos con tridentes y un cocinero encargado de deberes logísticos. Esta formación, que podía dividirse a su vez en dos unidades de cinco hombres, fue diseñada para poder vencer a los piratas japoneses, que habían probado ser tremendamente eficaces con sus arcos, flechas y sables. Qi analizó además las armas y técnicas de esgrima de los piratas japoneses, creando sus propios sables e incluyendo el uso de cañones y otras armas de fuego como parte de su ejército. No obstante, a pesar de la existencia y conocimiento en el uso de armas de fuego en este periodo, Qi las utilizó de manera muy general y no como el arma oficial de sus soldados, lo cual se debe a la falta de organización ya citada, la cual era necesaria para la creación de arsenales que suministraran estas armas.
Con todo, las unidades de Qi pueden considerarse como el equivalente a las fuerzas especiales de los ejércitos modernos. Adicionalmente al entrenamiento de técnicas de combate con y sin armas, Qi enfatizó el mantenimiento de un buen estado físico en sus tropas mediante la práctica con armas más pesadas de lo normal, el uso de bolsas de arena atadas a los tobillos para incrementar el esfuerzo del soldado al correr o el uso de armaduras más pesadas.
Pocos años después de su relevo, y tras haber entrenado a sus tropas, Qi fue asignado una vez más al campo de batalla donde se enfrentó a un nuevo contingente de piratas en las costas de la ciudad de Tai Zhou. De nueve enfrentamientos Qi venció en todos ellos con casi ninguna baja, lo que sirvió para probar la validez de sus métodos de entrenamiento y recuperar su posición como comandante asistente, encargado de defender áreas específicas de las costas chinas que sufrían los ataques piratas. Entre 1562 y 1563, Qi participó en otras batallas en la provincia de Fujian, donde nuevos refuerzos de los piratas se estaban organizando. Una vez más, las fuerzas chinas recuperaron las ciudades y territorios capturados por los piratas; en esta ocasión, además de su ejército Qi contrató a hombres nativos de Fujian y los entrenó de manera exitosa.
Todas estas victorias hicieron que en 1567 Qi regresase a Pekín con el grado de general y la difícil misión de enfrentarse a la amenaza del norte. La ciudad de Pekín, al igual que otras ciudades del norte de China, estaban protegidas por muros que trataban de ser un obstáculo insalvable para las incursiones de los mongoles. Sin embargo, estos muros estaban hechos con materiales poco consistentes como el barro, y tenían un diseño que no permitía ubicar soldados en su parte superior. Qi diseñó un nuevo método de defensa mediante la construcción de muros y torres —que aún rodean la ciudad de Pekín— que albergaban grupos de cincuenta soldados comunicados entre sí mediante plataformas a varios metros de altura. En un principio, Qi solicitó la construcción de tres mil torres, de las que finalmente solo se construyeron mil doscientas. Además, las murallas tenían métodos de comunicación, cañones, puestos de observación y alojamiento para soldados. Se crearon puestos de avanzada fuera de la muralla que servían para alertar a los vigilantes que estaban ubicados en la misma, que a su vez alertaban a los cuarteles ubicados tras las murallas y que servían como fuerza de choque y refuerzo a los defensores de la muralla. Como puede imaginarse, este proyecto supuso un gran coste de vidas y recursos, ya que tuvieron que emplearse veinte mil hombres para poder construir las defensas en los cinco años concedidos a Qi para la culminación del proyecto.
En el enfrentamiento con las tropas mongolas, Qi utilizó la misma estrategia que le valió en las campañas contra los piratas, esto es, la creación de tácticas que aprovechaban las debilidades del enemigo. Dichas tácticas incluían la utilización de armas de fuego y fueron expuestas en su obra Recuento práctico del entrenamiento de tropas (Lien ping shih chi, 1571), llevándole al éxito en la batalla de Donjiakou (1575), donde logró repeler con éxito un ataque de las tribus del norte. Todos estos méritos sirvieron a Qi para tener como aliados a personas tan importantes como el ya citado Tan Lun, ministro de la guerra, y Zhang Ju Zheng (1520 - 1577), gran secretario, lo que le permitió tener el apoyo del emperador y le protegió de las intrigas de la corte. Sin embargo, tras la muerte de sus valedores, Qi perdió esta protección y fue destituido de su cargo en 1587, sin tener la oportunidad de poder defenderse de sus detractores. Qi se retiró a Deng Zhou, donde murió el cinco de enero de 1588. Treinta años más tarde su nombre fue rehabilitado y se construyeron capillas en su memoria.
EL GENERAL YU DAYOU
Yu Dayou (1503 - 1579) es otra relevante figura en la historia de las artes marciales chinas. Nacido en Jinjiang (provincia de Fujian) en el seno de una familia de tradición militar, en su juventud estudió el Libro de los cambios (Yi jing, más conocido como I ching) además de los clásicos militares. Tras la muerte de su padre, Yu Yuanzan, que tuvo lugar en torno a 1523, asumió la posición de oficial en la guardia de Quanzhou, también en la provincia de Fujian. En 1543 superó los exámenes provinciales para recibir el grado de wu chu jen, y un año más tarde los exámenes nacionales recibiendo el grado de wu chin shi. Estos logros le permitieron ocupar el puesto de comandante en el condado de Wuping (Fujian), donde además de discutir sobre el I ching con los literatos de la región se encargó de entrenar a sus soldados en las tácticas de la guerra.
En 1546 Yu sufrió su primera derrota a manos de los piratas japoneses, la cual vengaría ese mismo año al derrotar al pirata Kang Lao. Entre 1552 y 1559 las tropas de Yu entraron numerosas veces en acción contra los piratas que asolaban las costas chinas, sufriendo varias derrotas que le causaron la pérdida de su rango y salario; sin embargo, la consecución de diversas victorias posteriormente permitió su rehabilitación y que siguiese escalando puestos en la jerarquía militar. En 1559 Yu fue acusado, junto a su compañero de armas Qi Jiguang, a quien ya conocemos, de fracasar nuevamente en una campaña contra los piratas, lo que le condujo a ser encarcelado en Pekín. Tras la intercesión de un amigo, Yu fue liberado y enviado a la frontera del norte para redimir sus culpas. Durante su servicio en la defensa de la frontera, Yu diseñó una carreta de batalla de una rueda (dulunche) que sirvió para mantener a raya con gran éxito a los jinetes mongoles. Gracias a esta acción Yu fue nuevamente rehabilitado con sus títulos y privilegios, y su diseño se utilizó para la creación de una división de estas carretas en la ciudad de Pekín.
El leal general Yu continuó prestando sus servicios a la dinastía Ming durante las campañas contra los rebeldes de la provincia de Fujian, al lado de Qi Jiguang, recibiendo en 1567 el título de «General que pacifica a los hombres». Con casi setenta años, en 1572 Yu se retiró tras perder su puesto como comandante regional de Fujian, aunque retornaría al servicio activo durante una breve temporada para entrenar al ejército de la capital en el uso de las carretas de batalla que había diseñado. Tras su muerte, en 1579, Yu recibió honores póstumos y su hijo Yu Tzukao fue designado para desempeñar el puesto de comandante regional de Fujian.
Además de lo dicho, el general Yu Dayou fue también un experto artista marcial. Escribió la obra Clásico de la espada (Jianjing), en la que a pesar del título trataba sobre el manejo del bastón largo, ya que Yu era experto en un método de bastón denominado «espada larga jingchu» (jingchu changjian) que fue admirado por sus contemporáneos, entre ellos el mismísimo Qi Jiguang. A pesar de que este manual no tiene ilustraciones, el método en su totalidad fue incluido en el ya citado Libro de disciplina efectiva de Qi Jiguang, esta vez acompañado de figuras. También es importante destacar, como hemos señalado en el capítulo dos, que las técnicas de Yu influyeron en las practicadas en el monasterio de Shaolin. Así, Tang Hao postuló, en una de sus investigaciones pioneras sobre las artes marciales chinas, una teoría basada en la información del libro de Yu, en el que se describe una formula denominada «un ataque abajo, un ataque arriba» (yi da yi jie) que es igual a la descrita en el libro Registro de armas (Shoubi lu, 1678), de Wu Shu, al referirse al método de bastón Shaolin «cinco tigres interceptores» (wuhu lan). Este método difiere del descrito por Cheng Zongyou en su Exposición del método original de bastón Shaolin (Shaolin gunfa chan zong, c. 1610), lo cual podría demostrar que tras la visita de Yu al monasterio efectivamente se desarrollaron métodos de bastón basados en las técnicas que Yu enseñó a los monjes.