EL MADRID DEL LEVANTAMIENTO

LA EVOLUCIÓN DE MADRID a través de las cartografías disponibles revela precisamente esa condición de laberinto tortuoso y caótico que aún sigue siendo en su parte central, a pesar de distintas remodelaciones, como la que hizo el propio Jose I.

El primer núcleo lo constituyó el alcázar árabe y la muralla protectora con tres puertas, la de la Vega, la de Santa María y la de la Sagra. Con la conquista cristiana, el perímetro crece al doble, añadiendo las puertas de Moros, Cerrada, Guadalajara y Valnadú, desapareciendo la de la Sagra. En el siglo XV tenemos la Latina, el postigo de San Millán, Atocha, Sol, San Martín y Santo Domingo. En tiempos de Felipe II se llega hasta la puerta de Alcalá, la red de San Luis, Antón Martín, Toledo y se abre la de Segovia junto a la de la Vega, la más antigua.

El plano antiguo más importante es el del portugués Pedro Teixeira, encargado por Felipe IV, para ampliar el de Witt de 1635. En él podemos reconocer casi todas las calles que conocemos, aunque ha habido bastantes reformas posteriores. En el se basó León Gil de Palacios para realizar su conocida maqueta en 1830, que puede verse en el Museo Municipal.

 

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Vista de Madrid de Anton van den Wingaerde, 1561.

 

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Fragmento del plano de Pedro de Teixeira, 1656.

 

En 1857, Carlos María de Castro propone una ampliación que se realizaría después siguiendo pautas más racionales inspiradas por el Marqués de Salamanca.

La evolución posterior fue incorporando nuevos barrios, hasta llegar al estado actual en que la ciudad ha crecido de un modo exponencial, incorporando los pueblos de alrededor constituyendo un verdadero distrito federal.

En el plano que hemos elaborado presentamos el Madrid de los hechos, con indicaciones significativas.

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