Descubierto Ñancahuazú, lo que pretendían mantener por años como centro de reclutamiento de guerrilleros para toda América, el Che resuelve abandonarlo.
Apartir del momento en que comienzan las hostilidades, el 23 de marzo de 1967, el Ejército se dedica a aumentar sus efectivos en la zona de guerra. Así, de los 1.103 efectivos que poseía el 22 de marzo, el 12 de abril suman un total de 2.837.
Después de la emboscada de Iripiti, queda absolutamente claro que el centro medular de la guerrilla ha sido descubierto en toda su magnitud, con lo que esta pierde uno de sus elementos esenciales, la iniciativa del combate.
Descubierto Ñancahuazú, lo que pretendían mantener por años como centro de reclutamiento de guerrilleros para toda América, resuelven abandonarlo.
El día 17, toda la tropa se halla en las proximidades de Bella Vista. Aquí el Che resuelve dividir a su tropa en dos grupos: uno de avance y otro de espera.
En toda la tropa hay 4 enfermos: Alejandro, Moisés, Joaquín y Tania, y 4 de la resaca que no pueden ser considerados combatientes; por este motivo, el Che decide dejar a los 8 junto a los 9 de la retaguardia para no retrasar su marcha. EL Che sigue rumbo a Muyupampa, son 29 guerrilleros y dos visitantes. El objetivo principal de este dislocamiento hacia el sur es llegar a Muyupampa, una puerta de salida para Regis Debray y Ciro Roberto Bustos. El primero colaboró en la instalación del foco y fue enviado por Fidel con una carta para el Che: "es preciso que deje la zona de guerra para poder recaudar fondos para la guerrilla". El segundo es un argentino que participó en una guerrilla organizada por el Che en 1962 bajo el mando del periodista Ricardo Masseti y que fracasó como ya se contó antes. Este fue como el comandante segundo, el primero sería el Che, cuando el foco estuviese bien instalado. Vale decir que, si este foco hubiese tenido éxito, el Che habría hecho su guerrilla en la Argentina y no en Bolivia.
Antigua foto durante las andanzas de la guerrilla en Bolivia.
Aquí aparece el Che, está apoyado al camión.

LA TRAICIÓN

El escritor y filósofo francés Regis Debray es aprisionado por el Ejército en Muyupampa, y a los pocos días traiciona al Che al desvelar que se encuentra en Ñancahuazú, cuando el propio Che le había pedido que no mencionara nada sobre su presencia en Bolivia, ya que lo haría él mismo, pero en una fecha posterior.
La Historia se encuentra colmada de ejemplos de hombres valientes, capaces de resistir a cualquier tortura estando en pleno convencimiento de sus propósitos y de sus ideales de lucha. Podría citar decenas de ejemplos, pero mencionaré solamente dos casos relacionados con Francia y Bolivia:
Jean Molin, el líder de la Resistencia Francesa durante la Segunda Guerra Mundial, fue torturado por el carnicero de Lyon, Klaus Barbie. El hombre prefirió la muerte a dar información al jefe alemán de la Gestapo.
El segundo ejemplo tiene que ver con el guerrillero boliviano Loro, agnomento de Jorge Vásquez Viaña, que fue hecho prisionero por el Ejército. Fue sometido a crueles torturas. A tal punto llegó su valentía, que el entonces coronel Humberto Rocha Urquieta, Comandante de la IV División del Ejército acantonado en Camiri, refirió el siguiente pasaje a mi colaboradora Sylvia Arnés Cassis en diciembre de 2004:
Loro era incapaz de declarar cualquier cosa a sus interrogadores. Cuando entraron a verlo a la prisión el Presidente de la República, el general René Barrientos Ortuño, y el Comandante en Jefe del Ejército boliviano, el General Alfredo Ovando Candia, les escupió.
Este hecho decretó su ejecución. Arrojaron su cadáver desde un helicóptero a la selva.
El 6 de mayo de 1967, el Comando Divisionario de Camiri envió al Estado Mayor del Ejército, situado en La Paz, el siguiente telegrama, cuya copia cursa en mi poder:
Esmaradio. Cif.87/138. Jorge Vásquez Viaña declaró siguiente Debray y Fructuoso comprometidos seriamente guerrillas. Roth sería realmente periodista. Ramón es Che Guevara mismo. Estaría zona afectada.
Este telegrama no afirma los hechos. Sin embargo, dos días después es enviado otro, el cual reproduzco según una copia fotostática que se encuentra en mis manos. El original se halla actualmente en el Estado Mayor del Ejército Boliviano. En su trecho principal se indica:
Francés confesó evidencia encontrarse Che Guevara zona Ñacahuazú.
Mismo dirige acción junto Inti.
He aquí la prueba de la delación y traición de Regis Debray al Che Guevara.
A partir de este momento al Ejército de Bolivia y a la CIA se le disipan todas sus dudas la la presencia del Che en Bolivia. Comienzan a tomarse medidas efectivas para derrotar a la guerrilla. Entre ellas, el entrenamiento de 645 efectivos, entre soldados y oficiales, en la Hacienda La Esperanza, en Santa Cruz de la Sierra. Estos efectivos son los que cercan y aprisionan al Che el 8 de octubre de 1967, en el Churo.
Regis Debray detenido.
Su delación significó un enorme problema para el Che y la guerrilla.

EL CHE MANDA BUSCAR A SU RETAGUARDIA

El día 23 pasan al oeste de Bella Vista, donde hacen una pausa. El Che envía a Benigno y Aniceto a buscar al grupo de Joaquín, que comanda la retadaguardia. Estos vuelven dos días después, e informan que sufrieron un choque con el Ejército y que, para alivianar su peso y tener una retirada más rápida, se desprendieron de sus mochilas.
Entre tanto, el Che piensa que Joaquín irá a los campamentos de Nancahuazú, pero la retaguardia no hace eso, sino que opta por esconderse debido a que tienen cuatro enfermos graves. La retaguardia entonces hace campamento y solo se preocupa de alimentarse, para lo cual compran de forma constante y permanente todo tipo de alimento a los campesinos. Joaquín envía en mayo a una patrulla compuesta de dos guerrilleros en busca del grupo del Che, pero uno de ellos muere y el otro vuelve al campamento.

LORO, SU PRISIÓN

El 22 de abril la columna del Che es detectada por el Ejército en las proximidades de Taperillas, junto al camino que une Muyupampa a Monteagudo. Alrededor de las 20:00 horas son obligados por una pequeña tropa a retirarse precipitadamente hacia el norte.
Jorge Vasquez Viaña (Loro), recibe el encargo del Che de proteger la retirada de la columna, pero se demora mucho y no consigue reincorporarse, por lo que sus compañeros parten sin él. El Che escribe en su diario de campaña:
Al rato se organizaron las cosas, faltaba solamente él, Loro, pero todo indicaba que hasta ahora no le había pasado nada, pues el choque fue con Ricardo, que sorprendió al guía de los guardias cuando coronaban el firme para rodearnos. (...) El balanace de la acción es negativo; indisciplina e imprevisión por un lado, la pérdida (aunque espero transitoria) de un hombre.
Loro se ve de pronto totalmente solo. Esa noche resuelve no moverse para buscar los rastros de sus compañeros al día siguiente, pero no lo consigue.
Dos días después, el 28 de abril, es detectado por el Ejército que lo persigue. Al estar sin su carabina, resuelve subirse a un árbol con la intención de pasar desapercibido. Sin embargo, las circunstancias no le son favorables, al ser visto, le disparan y lo hieren en la nalga.
Al poco tiempo, es detenido y llevado al cuartel de Monteagudo.
Allí, dos hombres vestidos de civil, a la manera de "matones", obedecen a todo lo que les manda un tercero. Este último es alto, flaco, de cabellos negros y ojos rasgados. Tiene el grado de teniente y está frente a Loro.
—¡Vamos, canalla! —dice el oficial y le dan al preso un culatazo que lo retuerce de dolor.
Acorralado contra la pared, es llevado a empellones a un cuartucho. Uno de los civiles se inclina tras él y lo inmoviliza. El otro se queda de pie frente a él con los puños listos. El hombre de ojos rasgados empuja un banco, se sienta delante de Loro y se le queda mirando fijamente.
El esbirro que está a la derecha de Loro le da un puñetazo en la boca con un guantelete de hierro, conocido antigumanete con el nombre de "manopla". Su boca se disuelve entonces en una confusión de dientes, labios, sangre y encías. El oficial sonríe y le dice:
—Ahí no —censura gentilmente al sicario—, queremos que hable, ¿no es así? Más abajo.
El herido levanta la cabeza y el otro matón le propina dos golpes más en el pecho. Le parten diversas costillas. Un gemido estridente retumba en la celda húmeda. El jefe vuelve a sonreir.
Loro aún se debate débilmente. Dos fuertes brazos lo sujetan con firmeza. El jefe se divierte propinándole golpes en las costillas partidas. Sus inquisidores resuelven dejarlo, Loro ha perdido el conocimiento. Vuelven poco después de la media noche.
Finalmente, Loro resuelve hablar:
—¡Salvajes! Nosotros nunca hemos maltratado a los soldados heridos, por el contrario, nuestros médicos los han curado.
Hasta este momento Bigotes, el otro seudónimo de Loro, se mantuvo callado. Ante cuaquier pregunta, seguida siempre de un golpe, su única respuesta era una queja de dolor.
—¡Ah!, pensé que te habías tragado la lengua —dice el oficial en cuanto le dan otro puñetazo. Sus costillas crujen.
Un esputo blanco sanguinolento se escapa de la boca de Loro. El escupitajo llega al rostro del oficial.
—¡Ah...! —vocifera el oficial y le da un culatazo—. ¡Carajo de mierda! "Machu-machito" (expresión quechua equivalente a valentón en tono peyorativo) ¿Cómo te llamas?
—¡No recuerdo! —responde Loro.
—¿Dónde y cuándo has nacido?
—¡No sé! —responde Loro.
Otro culatazo.
—¡Responde, cojudo! ¿Cuál es tu nombre?
—No recuerdo. Tenía solo 9 meses cuando nací, pero puede preguntarle a mi madre, que ella me ha parido.
Otro codazo resuena en el pecho de la víctima.
—¿Quiénes son tus contactos en Camiri y en La Paz, huevón de mierda!
La colaboradora Sylvia Durbin Arnez Casis de Ustariz entrevistando al actual coronel Humberto Rocha, que el año 1967 era el Comandante de la IV División en Camiri.
—Bolívar y San Martín —sonríe Loro y escupe un diente.
Treinta y cuatro años después, Gil Antonio Zeballos, un morador de Lagunillas, me cuenta:
—El Dr. Medina, que fue el primer médico en atenderlo, me ha contado que le rompieron las costillas a culatazos. Ante toda pregunta respondía con absurdos. Decía: "Es mi madre que me ha parido, pregúntenle a ella si quiere saber dónde he nacido". "¿Mi nombre...? He dejado mis documentos en Ñancahuazú". "¿Cuántos guerrilleros hay allá...? Si tiene huevos, vaya y constate personalmente".
Hay todavía otro testimonio al respecto, el del entonces capitán Gary Prado Salmón, a quien también logré entrevistar:
—Perdone usted, mi general, ¿podemos hablar de Loro?
—Claro.
—¿Sabe cuál era el comportamiento de Jorge Vásquez Viaña delante de sus interlocutores?
—¡Sí!, Loro era violento, insultaba a sus interrogadores, les decía groserías.
Esta actitud agresiva de Loro es confirmada por el entonces coronel Humberto Rocha Urquieta quien, en testimonio dado en 2004 a mi colaboradora, Sylvia Durbin Arnez, dijo:
—Loro no solo era un malcriado, sino que a todos nos respondía a cualquier pregunta con obscenidades. Incluso escupió a varios interrogadores.
Después de unos días de interrogatorio, el Coronel Rocha ordena que lo lleven al hospital. De la sala de cirugía del Hospital de Camiri sale un pequeño Frankenstein. Loro tiene vendas y fajas en el tórax, en las piernas y en el rostro.
Durante su convalecencia, que dura varios días, no lo vuelven a molestar.
El coronel Humberto Rocha Urquieta, en el testimonio que da a mi colaboradora, narra la siguiente historia:
—En una fecha que no puedo precisar, pero después del 20 de mayo, llegaron a Camiri los generales René Barrientos Ortuño, Presidente de la República, y Alfredo Ovando Candia, Comandante en Jefe de las Fuerzas Armadas. Me pidieron que los llevara al cuarto donde estaba preso Loro, y así lo hice.
—¿Cómo se produjo el encuentro entre los dos generales y Loro?
—Mal, pésima. A la primera pregunta que le hicieron, pidiéndole su nombre, Loro les escupió.
Con esto sella su sentencia de muerte.
Al día siguiente lo llevan a Choreti, y a partir de ese momento no se le ha vuelto a ver.

MASACRE DE SAN JUAN

Los mineros de Catavi y Siglo Veinte, en una Asamblea General, resuelven donar un día de su salario para apoyar a la guerrilla. Es es el motivo por el cual el general René Barrientos Ortuño ataca las minas con un fuerte contingente militar la madrugada del 25 de junio, cuando los mineros están terminando de festejar la noche de San Juan. Casi todos están embriagados.
Leamos el testimonio que me dio el padre Gregorio Iriarte, que en aquella época era el director de Radio Pío XII, una emisora de gran potencia que retransmitía las noticias sobre lo que ocurría en las minas bolivianas a toda América, y que después de la masacre fue cerrada para siempre.
—¿A qué hora se produce la incursión del Ejército?
—Yo estaba durmiendo cuando escuché los ruidos de un tiroteo intenso, aproximadamente a las cinco y media de la madrugada del 24 de junio.
—A esa hora estaba muy cerca de amanecer, ¿en qué estado se encontraba la población en ese momento?
—La noche de San Juan era muy festejada en las minas. A esa hora buena parte de sus pobladores estaba embriagada y recogiéndose a dormir.
—¿Por dónde ingresa el Ejército?
—Por Cancañiri.
Padre Gregorio entrevistado por el autor. Foto del autor.
—¿Hubo alguna voz de alerta o intimidación previa?
—No, bajaron al pueblo disparando a mansalva.
—¿El pueblo ofreció resistencia? ¿Hubo algún combate entre el Ejército y los mineros?
—Ningún enfrentamiento, ninguna resistencia, fue un ataque de sorpresa, meticulosamente planeado.
—¿Cuántas fueron las víctimas?
—Hubo 26 muertos y no sé cuántos heridos.
—¿Quiénes fueron las víctimas?
—Cayó exclusivamente la población civil: 2 serenos de la empresa, 3 campesinos, mujeres, personas que iban al baño a hacer sus necesidades.
—Usted dice casi "exclusivamente la población civil", lo que quiere decir que alguien o algunos ofrecieron resistencia.
—¡Sí! Hay una excepción, se trata de Rosendo Maisman, que era miembro del Sindicato de Mineros, quien no estaba embriagado y, al oír los disparos, sacó su fusil Mauser. Fue muerto.
—¿Eso quiere decir que las víctimas eran inocentes y nada tenían que ver con la combatividad de los miembros del Sindicato Minero?
—¡Sí! Eran 25 inocentes, y el miembro del Sindicato.
—Entre las víctimas, ¿alguna de ellas le marcó algo en especial?
—Fue una noche tenebrosa y macabra, pero nunca olvido a la Sra.
Otilia, que vivía cerca de nuestra casa, estaba embarazada, y fue muerta con un bazucazo cuando, al oír los disparos, salió a curiosear.

INCURSIÓN A SAMAIPATA

Samaipata es una pequeña ciudad, capital de la provincia de Florida, del departamento de Santa Cruz de la Sierra. Situada a ciento veinticinco kilómetros de Santa Cruz de la Sierra, queda a mil metros de la carretera asfaltada que une Santa Cruz con Cochabamba.
La tropa insiste en asaltar la pequeña ciudad, a lo que finalmente el Che accede con el objetivo de conseguir en la farmacia remedios para su asma, que desde los últimos tres meses lo viene atacando cada vez con mayor severidad.
Treinta días antes dos compañeros fueron hasta Ñancahuazú, donde el Che había guardado antiasmáticos en una de las cuevas. Los dos, después de una penosa travesía que les demoró más de 15 días, retornaron informando que había tropas del Ejército custodiando las cuevas.
Pombo apunta al respecto de la toma de este pueblo:
El asalto al pueblo de Samaipata fue propuesto por la totalidad de los compañeros que componíamos la guerrilla como único medio de adquirir las medicinas para el Che. Él se negaba rotundamente, porque consideraba que la culpa de no tener los medicamentos era de él, y no era justo que otros compañeros arriesgasen su vida para conseguirlas. Hubo que discutir mucho para convencerlo, finalmente aceptó cuando explicamos que también era muy necesario conseguir medicinas para el resto de los guerrilleros.
Al amanecer del día 6, toda la vanguardia y centro de la columna del Che, compuesta por 26 hombres, baja desde la región denominada Peña Colorada por un camino de herradura a Las Cuevas, situado aproximadamente a 7 kilómetros de Samaipata, con un río a su orilla y la casa de la campesina Julia Suárez. La columna llega al anochecer.
En Samaipata, el 2001 entrevisté al lugareño Guillermo Espinoza, quien en 1967 contaba con 28 años de edad.
—¿Estaba usted aquí el 6 de julio de 1967?
—Sí.
—¿En qué trabajaba, o qué hacía?
—Era y soy zapatero.
—Estoy informado de que había sido realizada una llamada telefónica comunicando la entrada de los guerrilleros al pueblo, ¿es verdad?
—Sí. Se recibió una llamada telefónica y el subprefecto salió a las calles con un altoparlante.
—¿Qué decía?
—Samaipateños, bandoleros vienen a invadirnos, defendamos el pueblo, saquen sus machetes, sus escopetas.
—¿El pueblo obedeció?
—No, nadie sacó ni un machete, ni una escopeta de su casa.
Julia Suárez, en cuya casa quedó toda la tropa del Che.
Foto del autor.
—¿Qué hicieron entonces?
—En principio, nada. Pero la gente comenzó a cuchichear. Unos se fueron a la carretera, otros se quedaron aquí en la plaza esperando los acontecimientos.
El Che resolvió atacar Samaipata mediante una operación formada por seis guerrilleros, bajo la jefatura de Coco. Los otros cinco eran Ricardo, Pacho, Aniceto, el Chino y Moro, el médico.
En Las Cuevas, el 2001 también, llegué hasta la casa de la señora Julia Suárez, y obtuve de ella el siguiente testimonio:
—¿Usted es de aquí? —pregunté.
—Sí, he nacido en esta casa —indicó una humilde construcción.
—¿Ha visto usted a los guerrilleros el 6 de julio de 1967?
—Sí, los he visto. Entraron en mi casa.
—¿Y usted qué hizo?
—Me quedé en el mismo cuarto, allá —indicando de nuevo con el dedo—. Estuve junto a mi hijo y no recuerdo quién más.
—¿Cómo la trataron y qué ocurrió? —Me trataron muy bien. Yo los hice un motecito (maíz cocido) en una "ollanga" (olla grande), que en realidad era un turril cortado por la mitad.
A las 10 de la noche, los 6 guerrilleros toman en la carretera de Cochabamba Santa Cruz un camión y se dirigen desde Las Cuevas a Samaipata, situado a 7 kilómetros. Cuando llega el camión a Samaipata, bajan seis hombres vestidos tan pobremente que causan una fuerte impresión en quienes los ven.
Primero toman el cuartel, donde le provocan una baja al Ejército, pues el guardia se niega a abrir, pero el resto de la tropa se rinde, e incautan armas, ropa y alimentos.
Después se dirigen a la farmacia, a no más de cien metros del cuartel. Esta pertenece al Sr. Héctor Irusta, quien en principio no quiere abrir, pues ha oído los estampidos minutos atrás y tiene miedo. La farmacia tenía en realidad dos sectores: una parte era una tienda de abarrotes y, la otra, de medicamentos.
Moro, el médico, dice a Irusta:
—¿Dónde está la adrenalina?
—No hay adrenalina, señor —responde Irusta.
—¿Algún nebulizador a base de cualquier broncodilatador? —No, señor.
—¿Y teofilina o aminofilina? —interroga de nuevo Moro, ya profundamente inquieto e incrédulo de no encontrar ningún medicamento para el Che, esencial motivo de la toma de Samaipata.
—Tampoco tenemos, señor.
—¿Qué tiene usted para calmar una crisis de asma?
—Nada, señor. Aquí no hay casos de asma —responde Irusta, más tranquilo.
—¿Decadrón inyectable o Celestone inyectable? —ambas inyecciones de cortisona que también se usan en las crisis agudas de asma.
Tampoco... Ni siquiera algún tipo de cortisona o broncodilatador por vía oral.
Desgraciadamente, en el viaje no se pudo cumplir con el objetivo principal.

JOAQUÍN, RETAGUARDIA DEL CHE
Y REGIMIENTO MANCHEGO

La retaguardia del Che, comandada por Juan Vitalio Acuña (Joaquín), y el Regimiento Manchego, jefaturizado por el capitán Mario Vargas Salinas, trazan su rival encuentro y trágico final para uno, feliz para el otro, desde el comienzo de la guerra.
El 27 de marzo de 1967, el capitán Vargas Salinas toma posesión de la jefatura del citado regimiento, en las proximidades de Vado del Yeso. Recordando la época, me cuenta en junio de 2001:
—Yo me trasladé aproximadamente a fines del mes de marzo de 1967 con 36 soldados, 18 del Regimiento Manchego, y otros 18 que me dieron como refuerzo del Regimiento Bravo, al mando de un oficial y de un sargento, con los cuales me trasladé a Vallegrande.
Vargas Salinas fue enviado para cerrar una posible salida del grupo guerrillero por el río Grande.
El capitán llega el 29 de marzo a un lugar conocido como La Laja, llamada así porque hay una inmensa piedra enclavada en una caverna junto al río. Cerca de La Laja se encontró con el mayor Mario Terán, quien le contó que encontraron una senda extraña, paralela a la que habitualmente utilizan los campesinos. Además de eso, el actual general de brigada, Mario Vargas Salinas, me dijo:
—Los guías encontraron lugares donde acamparon, de donde se desenterraron algunos objetos como pilas de linterna, frascos vacíos de medicina y restos de papeles escritos.
El 30 de marzo entra en escena un campesino que tendría un papel fundamental en el desarrollo de toda la guerra, particularmente relacionado con el grupo de Joaquín y el capitán del Regimiento Manchego; se trata de Honorato Rojas.
El Che hizo en la época un comentario en su diario. Parecía que vislumbraba una actitud traicionera de aquel hombre:
El campesino está dentro del tipo; incapaz de ayudarnos, por eso mismo, incapaz de prever los peligros que ocasiona. Potencialmente peligroso.
Llegan a la casa de Rojas, una humilde choza de barro y paja, con un solo cuarto, montada sobre pilares rústicos de troncos, y a la cual se accede por una escalera de palos chuecos.


En el canto derecho Ciro Roberto Bustos, él junto con Regis Debray fueron amnistiados después de 15 años de prisión en Camiri
En el interior de la choza hay un garabato de dormitorio, donde existe un camastro para reposar con la esposa y los 5 hijos. No hay comedor. Los alimentos los toman junto a los animales que merodean por allí.
Treinta y cuatro años después de la guerra, visité este lugar que ahora se encuentra en un estado extremo de deterioro. El techo de paja estaba agujereado, y lo poco que quedaba son las paredes del dormitorio, llenas ácaros y murciélagos.
La distancia de allí hasta la desembocadura del río Ñancahuazú es de aproximadamente de 5 kilómetros.
Hasta el 17 de abril, en que Joaquín y 16 combatientes de la guerrilla se separan del grueso de la columna del Che, Vargas Salinas hace patrullas de reconocimiento a diario.
De los 17 combatientes de la retaguardia, cuatro estaban enfermos, y tres eran de la resaca. Había una mujer, Tania, que solo debía realizar operaciones de espionaje pero, en este momento, debido a las circunstancias, actúa como una guerrillera. Entonces tenían solo un total de 10 personas en condiciones ideales de combate. Como no podían avanzar rápido al cargar con 4 enfermos y la resaca, el Che resuelve dejarlos esperando en un villorrio llamado Bella Vista.
Durante los siguientes cuatro meses y medio, ambos grupos se buscan desesperadamente. La retaguardia se mantiene en las proximidades de los puntos de encuentro los primeros 30 días; pero, por diversos motivos, el Che no puede volver nunca más a estos dos lugares marcados con anterioridad. Desde el 22 de abril, el derecho grupo comandado por Joaquín deja de  tener la eficiencia militar que tenía junto él junto al grupo del Che. Por esta razón, durante los primeros 45 días permanece esconddido en la selva.
Croquis elaborado por Ciro Roberto Bustos, basado en este croquis el ejército ingresó a Ñancahuazú con 200 soldados a buscar campamentos y cuevas de los guerrilleros
Cueva donde fueron encontrados documentos comprometedores de la guerrilla y más de 30 rollos fotográficos sin revelar que el autor recuperó con fotografías tomadas por el Che y por Tania.
Por su lado, el Che piensa que Joaquín se movilizará hacia el noreste por lugares ya explorados y conocidos por ellos, y que ahí podrían encontrarse. Pero el grupo de Joaquín permanece inmóvil con tres preocupaciones y objetivos: aguardar la llegada del Che, evitar enfrentar al Ejército, por razones más que obvias, y buscar alimentos para subsistir.
En cuanto se separan el grupo de Joaquín y el del Che, el capitán Vargas Salinas resuelve mudar su campamento de La Laja a la finca del campesino Honorato Rojas. Observa que aquí estará más cerca de las desembocaduras de los ríos Masicurí y Ñancahuazú, en el río Grande, lugar que debe taponear por órdenes superiores, y construye barracas en las inmediaciones de la casa de este campesino.
Entre el 3 y el 30 de agosto, se produce el desplazamiento de un gran contingente militar a los campamentos guerrilleros de Ñancahuazú.
Ciro Roberto Bustos juega un gran papel en el descubrimiento de estos escondites, pues hace diseños de todos los campamentos y de todas las cuevas. En base a ello, el mes de julio es enviado un contingente militar con más de 100 soldados a Ñancahuazú. Realizan las búsquedas a diario y no encuentran ninguna cueva, transcurriendo así más de tres semanas en búsquedas infructíferas.
Cuando ya iban a desistir, encuentran la primera cueva, en la que, por fortuna para el Ejército, estaba precisamente el croquis elaborado por el Che en el que aparece diseñada la ubicación de las cinco cuevas.
Después de 40 días de búsqueda el Ejército ya iba a abandonar Ñancahuazú cuando de pronto encontraron la cueva número 1 donde estaba el croquis elaborado por el Che que señalaba la ubicación de las otras cinco cuevas.
De esta manera, son descubiertas todas las cuevas excavadas por los guerrilleros para guardar armamentos, alimentos, drogas, libros, fotografías, documentos, etc., desde el 10 de noviembre de 1966 hasta el 16 de abril de 1967. El entonces coronel Luis Reque Terán envía a La Paz seis telegramas dando cuenta de todo lo que encuentran en las cuevas: armas, municiones, equipos de ingeniería, de diseño, vitualllas, largavistas, herramientas de albañilería, equipos de radiocomunicación, documentos altamente valiosos, entre los que se encontraban todos los pasaportes de los 17 guerrilleros cubanos, partes intercambiadas entre Ñancahuazú y La Habana con Fidel Castro, y una colección enorme de libros.

PAN DE DIOS

El nombre verdadero de este guerrillero es Antonio Jiménez Tardío, nacido en Tarata, capital de la provincia Esteban Arze, del Departamento de Cochabamba, situada a 33 kilómetros de la misma.
Antonio y yo estudiamos la primaria en esta ciudad. También la secundaria la seguimos juntos. Él era muy apegadao a la lectura. Con él leímos El Capital.
Nora, hermana de Antonio, años después, me cuenta:
Observe el daño causado a las fotografías por la humedad y los hongos de la cueva. Lo propio se ve en la imagen donde están los pasaportes de la página siguiente.
El autor las ha recuperado y publica estas fotografías inéditas.
Una de las decenas de contactos en manos del autor. Aquí se ven las imágenes de los pasaportes de los guerrilleros.
—Antonio leía mucho, particularmente la Biblia. En una ocasión, mi papá le preguntó: ¿Qué cosa lees tanto? Antonio levanta la Biblia y le dice: Papá, leo y me profundizo sobre la Biblia, donde está escrito que hay necesidad de distribuir el pan para todos los pobres.
Desde esa edad, todo era hablar de la "falta de pan para los pobres", todos sus amigos recuerdan, entre ellos yo mismo, cómo hablaba de: ¡Pan para los pobres!, que "Jesucristo distribuyó en la última cena de forma igualitaria el pan a sus doce apóstoles". Así pasó a ser conocido tan singularmente como Pan de Dios.
Antonio Jiménez Tardío recibe preparación militar en Cuba en 1966 junto a Coco, Ñato, Inti, Aniceto y Loro.
Escoge como seudónimo de guerra el nombre de Pedro, identificándose con el apóstol del mismo nombre. Pasa también a ser conocido como Pan Divino, cuando en realidad es Pan de Dios.
El 9 de agosto la retaguardia está en la serranía de Iñao, situada al sur de Ñancahuazú. Son encontrados por las tropas del Ejército, que los atacan. Entonces Joaquín ordena una retirada y deja a Loro con su ametralladora Browning y a Paco como ayudante para proteger la retirada. Dispara hasta su último tiro, momento en el cual muere Pan de Dios. Paco consigue escapar.