Descubierto Ñancahuazú, lo que
pretendían mantener por años como centro de reclutamiento de
guerrilleros para toda América, el Che resuelve abandonarlo.
Apartir del momento en que
comienzan las hostilidades, el 23 de marzo de 1967, el Ejército se
dedica a aumentar sus efectivos en la zona de guerra. Así, de los
1.103 efectivos que poseía el 22 de marzo, el 12 de abril suman un
total de 2.837.
Después de la emboscada de Iripiti,
queda absolutamente claro que el centro medular de la guerrilla ha
sido descubierto en toda su magnitud, con lo que esta pierde uno de
sus elementos esenciales, la iniciativa del combate.
Descubierto Ñancahuazú, lo que
pretendían mantener por años como centro de reclutamiento de
guerrilleros para toda América, resuelven abandonarlo.
El día 17, toda la tropa se halla
en las proximidades de Bella Vista. Aquí el Che resuelve dividir a
su tropa en dos grupos: uno de avance y otro de espera.
En toda la tropa hay 4 enfermos:
Alejandro, Moisés, Joaquín y Tania, y 4 de la resaca que no pueden
ser considerados combatientes; por este motivo, el Che decide dejar
a los 8 junto a los 9 de la retaguardia para no retrasar su marcha.
EL Che sigue rumbo a Muyupampa, son 29 guerrilleros y dos
visitantes. El objetivo principal de este dislocamiento hacia el
sur es llegar a Muyupampa, una puerta de salida para Regis Debray y
Ciro Roberto Bustos. El primero colaboró en la instalación del foco
y fue enviado por Fidel con una carta para el Che: "es preciso que
deje la zona de guerra para poder recaudar fondos para la
guerrilla". El segundo es un argentino que participó en una
guerrilla organizada por el Che en 1962 bajo el mando del
periodista Ricardo Masseti y que fracasó como ya se contó antes.
Este fue como el comandante segundo, el primero sería el Che,
cuando el foco estuviese bien instalado. Vale decir que, si este
foco hubiese tenido éxito, el Che habría hecho su guerrilla en la
Argentina y no en Bolivia.
Antigua foto durante las andanzas de la
guerrilla en Bolivia.
Aquí aparece el Che, está apoyado al camión.
LA
TRAICIÓN
El escritor y filósofo
francés Regis Debray es aprisionado por el Ejército en Muyupampa, y
a los pocos días traiciona al Che al desvelar que se encuentra en
Ñancahuazú, cuando el propio Che le había pedido que no mencionara
nada sobre su presencia en Bolivia, ya que lo haría él mismo, pero
en una fecha posterior.
La Historia se encuentra
colmada de ejemplos de hombres valientes, capaces de resistir a
cualquier tortura estando en pleno convencimiento de sus propósitos
y de sus ideales de lucha. Podría citar decenas de ejemplos, pero
mencionaré solamente dos casos relacionados con Francia y
Bolivia:
Jean Molin, el líder de la
Resistencia Francesa durante la Segunda Guerra Mundial, fue
torturado por el carnicero de Lyon, Klaus Barbie. El hombre
prefirió la muerte a dar información al jefe alemán de la
Gestapo.
El segundo ejemplo tiene que
ver con el guerrillero boliviano Loro, agnomento de Jorge Vásquez
Viaña, que fue hecho prisionero por el Ejército. Fue sometido a
crueles torturas. A tal punto llegó su valentía, que el entonces
coronel Humberto Rocha Urquieta, Comandante de la IV División del
Ejército acantonado en Camiri, refirió el siguiente pasaje a mi
colaboradora Sylvia Arnés Cassis en diciembre de 2004:
Loro era
incapaz de declarar cualquier cosa a sus interrogadores. Cuando
entraron a verlo a la prisión el Presidente de la República, el
general René Barrientos Ortuño, y el Comandante en Jefe del
Ejército boliviano, el General Alfredo Ovando Candia, les
escupió.
Este hecho decretó su
ejecución. Arrojaron su cadáver desde un helicóptero a la
selva.
El 6 de mayo de 1967, el
Comando Divisionario de Camiri envió al Estado Mayor del Ejército,
situado en La Paz, el siguiente telegrama, cuya copia cursa en mi
poder:
Esmaradio.
Cif.87/138. Jorge Vásquez Viaña declaró siguiente Debray y
Fructuoso comprometidos seriamente guerrillas. Roth sería realmente
periodista. Ramón es Che Guevara mismo. Estaría zona
afectada.
Este telegrama no afirma los
hechos. Sin embargo, dos días después es enviado otro, el cual
reproduzco según una copia fotostática que se encuentra en mis
manos. El original se halla actualmente en el Estado Mayor del
Ejército Boliviano. En su trecho principal se indica:
Francés
confesó evidencia encontrarse Che Guevara zona Ñacahuazú.
Mismo dirige
acción junto Inti.
He aquí la prueba de la
delación y traición de Regis Debray al Che Guevara.
A partir de este momento al
Ejército de Bolivia y a la CIA se le disipan todas sus dudas la la
presencia del Che en Bolivia. Comienzan a tomarse medidas efectivas
para derrotar a la guerrilla. Entre ellas, el entrenamiento de 645
efectivos, entre soldados y oficiales, en la Hacienda La Esperanza,
en Santa Cruz de la Sierra. Estos efectivos son los que cercan y
aprisionan al Che el 8 de octubre de 1967, en el Churo.
Regis Debray detenido.
Su delación significó un enorme problema para el Che y la
guerrilla.
EL CHE MANDA
BUSCAR A SU RETAGUARDIA
El día 23 pasan al oeste de
Bella Vista, donde hacen una pausa. El Che envía a Benigno y
Aniceto a buscar al grupo de Joaquín, que comanda la retadaguardia.
Estos vuelven dos días después, e informan que sufrieron un choque
con el Ejército y que, para alivianar su peso y tener una retirada
más rápida, se desprendieron de sus mochilas.
Entre tanto, el Che piensa
que Joaquín irá a los campamentos de Nancahuazú, pero la
retaguardia no hace eso, sino que opta por esconderse debido a que
tienen cuatro enfermos graves. La retaguardia entonces hace
campamento y solo se preocupa de alimentarse, para lo cual compran
de forma constante y permanente todo tipo de alimento a los
campesinos. Joaquín envía en mayo a una patrulla compuesta de dos
guerrilleros en busca del grupo del Che, pero uno de ellos muere y
el otro vuelve al campamento.
LORO, SU
PRISIÓN
El 22 de abril la columna del
Che es detectada por el Ejército en las proximidades de Taperillas,
junto al camino que une Muyupampa a Monteagudo. Alrededor de las
20:00 horas son obligados por una pequeña tropa a retirarse
precipitadamente hacia el norte.
Jorge Vasquez Viaña (Loro),
recibe el encargo del Che de proteger la retirada de la columna,
pero se demora mucho y no consigue reincorporarse, por lo que sus
compañeros parten sin él. El Che escribe en su diario de
campaña:
Al rato se
organizaron las cosas, faltaba solamente él, Loro, pero todo
indicaba que hasta ahora no le había pasado nada, pues el choque
fue con Ricardo, que sorprendió al guía de los guardias cuando
coronaban el firme para rodearnos. (...) El balanace de la acción
es negativo; indisciplina e imprevisión por un lado, la pérdida
(aunque espero transitoria) de un hombre.
Loro se ve de pronto
totalmente solo. Esa noche resuelve no moverse para buscar los
rastros de sus compañeros al día siguiente, pero no lo
consigue.
Dos días después, el 28 de
abril, es detectado por el Ejército que lo persigue. Al estar sin
su carabina, resuelve subirse a un árbol con la intención de pasar
desapercibido. Sin embargo, las circunstancias no le son
favorables, al ser visto, le disparan y lo hieren en la
nalga.
Al poco tiempo, es detenido y
llevado al cuartel de Monteagudo.
Allí, dos hombres vestidos de
civil, a la manera de "matones", obedecen a todo lo que les manda
un tercero. Este último es alto, flaco, de cabellos negros y ojos
rasgados. Tiene el grado de teniente y está frente a Loro.
—¡Vamos, canalla! —dice el
oficial y le dan al preso un culatazo que lo retuerce de
dolor.
Acorralado contra la pared,
es llevado a empellones a un cuartucho. Uno de los civiles se
inclina tras él y lo inmoviliza. El otro se queda de pie frente a
él con los puños listos. El hombre de ojos rasgados empuja un
banco, se sienta delante de Loro y se le queda mirando
fijamente.
El esbirro que está a la
derecha de Loro le da un puñetazo en la boca con un guantelete de
hierro, conocido antigumanete con el nombre de "manopla". Su boca
se disuelve entonces en una confusión de dientes, labios, sangre y
encías. El oficial sonríe y le dice:
—Ahí no —censura gentilmente
al sicario—, queremos que hable, ¿no es así? Más abajo.
El herido levanta la cabeza
y el otro matón le propina dos golpes más en el pecho. Le parten
diversas costillas. Un gemido estridente retumba en la celda
húmeda. El jefe vuelve a sonreir.
Loro aún se debate
débilmente. Dos fuertes brazos lo sujetan con firmeza. El jefe se
divierte propinándole golpes en las costillas partidas. Sus
inquisidores resuelven dejarlo, Loro ha perdido el conocimiento.
Vuelven poco después de la media noche.
Finalmente, Loro resuelve
hablar:
—¡Salvajes! Nosotros nunca
hemos maltratado a los soldados heridos, por el contrario, nuestros
médicos los han curado.
Hasta este momento Bigotes,
el otro seudónimo de Loro, se mantuvo callado. Ante cuaquier
pregunta, seguida siempre de un golpe, su única respuesta era una
queja de dolor.
—¡Ah!, pensé que te habías
tragado la lengua —dice el oficial en cuanto le dan otro puñetazo.
Sus costillas crujen.
Un esputo blanco
sanguinolento se escapa de la boca de Loro. El escupitajo llega al
rostro del oficial.
—¡Ah...! —vocifera el
oficial y le da un culatazo—. ¡Carajo de mierda! "Machu-machito"
(expresión quechua equivalente a valentón en tono peyorativo) ¿Cómo
te llamas?
—¡No recuerdo! —responde
Loro.
—¿Dónde y cuándo has
nacido?
—¡No sé! —responde
Loro.
Otro culatazo.
—¡Responde, cojudo! ¿Cuál es
tu nombre?
—No recuerdo. Tenía solo 9
meses cuando nací, pero puede preguntarle a mi madre, que ella me
ha parido.
Otro codazo resuena en el
pecho de la víctima.
—¿Quiénes son tus contactos
en Camiri y en La Paz, huevón de mierda!
La colaboradora Sylvia Durbin Arnez
Casis de Ustariz entrevistando al actual coronel Humberto Rocha,
que el año 1967 era el Comandante de la IV División en Camiri.
—Bolívar y San Martín
—sonríe Loro y escupe un diente.
Treinta y cuatro años
después, Gil Antonio Zeballos, un morador de Lagunillas, me
cuenta:
—El Dr. Medina, que fue el
primer médico en atenderlo, me ha contado que le rompieron las
costillas a culatazos. Ante toda pregunta respondía con absurdos.
Decía: "Es mi madre que me ha parido, pregúntenle a ella si quiere
saber dónde he nacido". "¿Mi nombre...? He dejado mis documentos en
Ñancahuazú". "¿Cuántos guerrilleros hay allá...? Si tiene huevos,
vaya y constate personalmente".
Hay todavía otro testimonio
al respecto, el del entonces capitán Gary Prado Salmón, a quien
también logré entrevistar:
—Perdone usted, mi general,
¿podemos hablar de Loro?
—Claro.
—¿Sabe cuál era el
comportamiento de Jorge Vásquez Viaña delante de sus
interlocutores?
—¡Sí!, Loro era violento,
insultaba a sus interrogadores, les decía groserías.
Esta actitud agresiva de
Loro es confirmada por el entonces coronel Humberto Rocha Urquieta
quien, en testimonio dado en 2004 a mi colaboradora, Sylvia Durbin
Arnez, dijo:
—Loro no solo era un
malcriado, sino que a todos nos respondía a cualquier pregunta con
obscenidades. Incluso escupió a varios interrogadores.
Después de unos días de
interrogatorio, el Coronel Rocha ordena que lo lleven al hospital.
De la sala de cirugía del Hospital de Camiri sale un pequeño
Frankenstein. Loro tiene vendas y fajas en el tórax, en las piernas
y en el rostro.
Durante su convalecencia,
que dura varios días, no lo vuelven a molestar.
El coronel Humberto Rocha
Urquieta, en el testimonio que da a mi colaboradora, narra la
siguiente historia:
—En una fecha que no puedo
precisar, pero después del 20 de mayo, llegaron a Camiri los
generales René Barrientos Ortuño, Presidente de la República, y
Alfredo Ovando Candia, Comandante en Jefe de las Fuerzas Armadas.
Me pidieron que los llevara al cuarto donde estaba preso Loro, y
así lo hice.
—¿Cómo se produjo el
encuentro entre los dos generales y Loro?
—Mal, pésima. A la primera
pregunta que le hicieron, pidiéndole su nombre, Loro les
escupió.
Con esto sella su sentencia
de muerte.
Al día siguiente lo llevan a
Choreti, y a partir de ese momento no se le ha vuelto a ver.
MASACRE DE SAN
JUAN
Los mineros de Catavi y Siglo
Veinte, en una Asamblea General, resuelven donar un día de su
salario para apoyar a la guerrilla. Es es el motivo por el cual el
general René Barrientos Ortuño ataca las minas con un fuerte
contingente militar la madrugada del 25 de junio, cuando los
mineros están terminando de festejar la noche de San Juan. Casi
todos están embriagados.
Leamos el testimonio que me
dio el padre Gregorio Iriarte, que en aquella época era el director
de Radio Pío XII, una emisora de gran potencia que
retransmitía las noticias sobre lo que ocurría en las minas
bolivianas a toda América, y que después de la masacre fue cerrada
para siempre.
—¿A qué hora se produce la
incursión del Ejército?
—Yo estaba durmiendo cuando
escuché los ruidos de un tiroteo intenso, aproximadamente a las
cinco y media de la madrugada del 24 de junio.
—A esa hora estaba muy cerca
de amanecer, ¿en qué estado se encontraba la población en ese
momento?
—La noche de San Juan era muy
festejada en las minas. A esa hora buena parte de sus pobladores
estaba embriagada y recogiéndose a dormir.
—¿Por dónde ingresa el
Ejército?
—Por Cancañiri.
Padre Gregorio entrevistado por el
autor. Foto del autor.
—¿Hubo alguna voz de alerta o
intimidación previa?
—No, bajaron al pueblo
disparando a mansalva.
—¿El pueblo ofreció
resistencia? ¿Hubo algún combate entre el Ejército y los
mineros?
—Ningún enfrentamiento,
ninguna resistencia, fue un ataque de sorpresa, meticulosamente
planeado.
—¿Cuántas fueron las
víctimas?
—Hubo 26 muertos y no sé
cuántos heridos.
—¿Quiénes fueron las
víctimas?
—Cayó exclusivamente la
población civil: 2 serenos de la empresa, 3 campesinos, mujeres,
personas que iban al baño a hacer sus necesidades.
—Usted dice casi
"exclusivamente la población civil", lo que quiere decir que
alguien o algunos ofrecieron resistencia.
—¡Sí! Hay una excepción, se
trata de Rosendo Maisman, que era miembro del Sindicato de Mineros,
quien no estaba embriagado y, al oír los disparos, sacó su fusil
Mauser. Fue muerto.
—¿Eso quiere decir que las
víctimas eran inocentes y nada tenían que ver con la combatividad
de los miembros del Sindicato Minero?
—¡Sí! Eran 25 inocentes, y
el miembro del Sindicato.
—Entre las víctimas, ¿alguna
de ellas le marcó algo en especial?
—Fue una noche tenebrosa y
macabra, pero nunca olvido a la Sra.
Otilia, que vivía cerca de
nuestra casa, estaba embarazada, y fue muerta con un bazucazo
cuando, al oír los disparos, salió a curiosear.
INCURSIÓN A
SAMAIPATA
Samaipata es una pequeña
ciudad, capital de la provincia de Florida, del departamento de
Santa Cruz de la Sierra. Situada a ciento veinticinco kilómetros de
Santa Cruz de la Sierra, queda a mil metros de la carretera
asfaltada que une Santa Cruz con Cochabamba.
La tropa insiste en asaltar
la pequeña ciudad, a lo que finalmente el Che accede con el
objetivo de conseguir en la farmacia remedios para su asma, que
desde los últimos tres meses lo viene atacando cada vez con mayor
severidad.
Treinta días antes dos
compañeros fueron hasta Ñancahuazú, donde el Che había guardado
antiasmáticos en una de las cuevas. Los dos, después de una penosa
travesía que les demoró más de 15 días, retornaron informando que
había tropas del Ejército custodiando las cuevas.
Pombo apunta al respecto de
la toma de este pueblo:
El asalto al
pueblo de Samaipata fue propuesto por la totalidad de los
compañeros que componíamos la guerrilla como único medio de
adquirir las medicinas para el Che. Él se negaba rotundamente,
porque consideraba que la culpa de no tener los medicamentos era de
él, y no era justo que otros compañeros arriesgasen su vida para
conseguirlas. Hubo que discutir mucho para convencerlo, finalmente
aceptó cuando explicamos que también era muy necesario conseguir
medicinas para el resto de los guerrilleros.
Al amanecer del día 6, toda
la vanguardia y centro de la columna del Che, compuesta por 26
hombres, baja desde la región denominada Peña Colorada por un
camino de herradura a Las Cuevas, situado aproximadamente a 7
kilómetros de Samaipata, con un río a su orilla y la casa de la
campesina Julia Suárez. La columna llega al anochecer.
En Samaipata, el 2001
entrevisté al lugareño Guillermo Espinoza, quien en 1967 contaba
con 28 años de edad.
—¿Estaba usted aquí el 6 de
julio de 1967?
—Sí.
—¿En qué trabajaba, o qué
hacía?
—Era y soy zapatero.
—Estoy informado de que
había sido realizada una llamada telefónica comunicando la entrada
de los guerrilleros al pueblo, ¿es verdad?
—Sí. Se recibió una llamada
telefónica y el subprefecto salió a las calles con un
altoparlante.
—¿Qué decía?
—Samaipateños, bandoleros
vienen a invadirnos, defendamos el pueblo, saquen sus machetes, sus
escopetas.
—¿El pueblo obedeció?
—No, nadie sacó ni un
machete, ni una escopeta de su casa.
Julia Suárez, en cuya casa quedó toda
la tropa del Che.
Foto del autor.
—¿Qué hicieron
entonces?
—En principio, nada. Pero la
gente comenzó a cuchichear. Unos se fueron a la carretera, otros se
quedaron aquí en la plaza esperando los acontecimientos.
El Che resolvió atacar
Samaipata mediante una operación formada por seis guerrilleros,
bajo la jefatura de Coco. Los otros cinco eran Ricardo, Pacho,
Aniceto, el Chino y Moro, el médico.
En Las Cuevas, el 2001
también, llegué hasta la casa de la señora Julia Suárez, y obtuve
de ella el siguiente testimonio:
—¿Usted es de aquí?
—pregunté.
—Sí, he nacido en esta casa
—indicó una humilde construcción.
—¿Ha visto usted a los
guerrilleros el 6 de julio de 1967?
—Sí, los he visto. Entraron
en mi casa.
—¿Y usted qué hizo?
—Me quedé en el mismo
cuarto, allá —indicando de nuevo con el dedo—. Estuve junto a mi
hijo y no recuerdo quién más.
—¿Cómo la trataron y qué
ocurrió? —Me trataron muy bien. Yo los hice un motecito (maíz
cocido) en una "ollanga" (olla grande), que en realidad era un
turril cortado por la mitad.
A las 10 de la noche, los 6
guerrilleros toman en la carretera de Cochabamba Santa Cruz un
camión y se dirigen desde Las Cuevas a Samaipata, situado a 7
kilómetros. Cuando llega el camión a Samaipata, bajan seis hombres
vestidos tan pobremente que causan una fuerte impresión en quienes
los ven.
Primero toman el cuartel,
donde le provocan una baja al Ejército, pues el guardia se niega a
abrir, pero el resto de la tropa se rinde, e incautan armas, ropa y
alimentos.
Después se dirigen a la
farmacia, a no más de cien metros del cuartel. Esta pertenece al
Sr. Héctor Irusta, quien en principio no quiere abrir, pues ha oído
los estampidos minutos atrás y tiene miedo. La farmacia tenía en
realidad dos sectores: una parte era una tienda de abarrotes y, la
otra, de medicamentos.
Moro, el médico, dice a
Irusta:
—¿Dónde está la
adrenalina?
—No hay adrenalina, señor
—responde Irusta.
—¿Algún nebulizador a base
de cualquier broncodilatador? —No, señor.
—¿Y teofilina o aminofilina?
—interroga de nuevo Moro, ya profundamente inquieto e incrédulo de
no encontrar ningún medicamento para el Che, esencial motivo de la
toma de Samaipata.
—Tampoco tenemos,
señor.
—¿Qué tiene usted para
calmar una crisis de asma?
—Nada, señor. Aquí no hay
casos de asma —responde Irusta, más tranquilo.
—¿Decadrón inyectable o
Celestone inyectable? —ambas inyecciones de cortisona que también
se usan en las crisis agudas de asma.
Tampoco... Ni siquiera algún
tipo de cortisona o broncodilatador por vía oral.
Desgraciadamente, en el
viaje no se pudo cumplir con el objetivo principal.
JOAQUÍN,
RETAGUARDIA DEL CHE
Y REGIMIENTO MANCHEGO
La retaguardia del Che,
comandada por Juan Vitalio Acuña (Joaquín), y el Regimiento
Manchego, jefaturizado por el capitán Mario Vargas Salinas, trazan
su rival encuentro y trágico final para uno, feliz para el otro,
desde el comienzo de la guerra.
El 27 de marzo de 1967, el
capitán Vargas Salinas toma posesión de la jefatura del citado
regimiento, en las proximidades de Vado del Yeso. Recordando la
época, me cuenta en junio de 2001:
—Yo me trasladé
aproximadamente a fines del mes de marzo de 1967 con 36 soldados,
18 del Regimiento Manchego, y otros 18 que me dieron como refuerzo
del Regimiento Bravo, al mando de un oficial y de un sargento, con
los cuales me trasladé a Vallegrande.
Vargas Salinas fue enviado
para cerrar una posible salida del grupo guerrillero por el río
Grande.
El capitán llega el 29 de
marzo a un lugar conocido como La Laja, llamada así porque hay una
inmensa piedra enclavada en una caverna junto al río. Cerca de La
Laja se encontró con el mayor Mario Terán, quien le contó que
encontraron una senda extraña, paralela a la que habitualmente
utilizan los campesinos. Además de eso, el actual general de
brigada, Mario Vargas Salinas, me dijo:
—Los guías encontraron
lugares donde acamparon, de donde se desenterraron algunos objetos
como pilas de linterna, frascos vacíos de medicina y restos de
papeles escritos.
El 30 de marzo entra en
escena un campesino que tendría un papel fundamental en el
desarrollo de toda la guerra, particularmente relacionado con el
grupo de Joaquín y el capitán del Regimiento Manchego; se trata de
Honorato Rojas.
El Che hizo en la época un
comentario en su diario. Parecía que vislumbraba una actitud
traicionera de aquel hombre:
El campesino
está dentro del tipo; incapaz de ayudarnos, por eso mismo, incapaz
de prever los peligros que ocasiona. Potencialmente
peligroso.
Llegan a la casa de Rojas,
una humilde choza de barro y paja, con un solo cuarto, montada
sobre pilares rústicos de troncos, y a la cual se accede por una
escalera de palos chuecos.
En el canto derecho Ciro Roberto
Bustos, él junto con Regis Debray fueron amnistiados después de 15
años de prisión en Camiri
En el interior de la choza
hay un garabato de dormitorio, donde existe un camastro para
reposar con la esposa y los 5 hijos. No hay comedor. Los alimentos
los toman junto a los animales que merodean por allí.
Treinta y cuatro años
después de la guerra, visité este lugar que ahora se encuentra en
un estado extremo de deterioro. El techo de paja estaba agujereado,
y lo poco que quedaba son las paredes del dormitorio, llenas ácaros
y murciélagos.
La distancia de allí hasta
la desembocadura del río Ñancahuazú es de aproximadamente de 5
kilómetros.
Hasta el 17 de abril, en que
Joaquín y 16 combatientes de la guerrilla se separan del grueso de
la columna del Che, Vargas Salinas hace patrullas de reconocimiento
a diario.
De los 17 combatientes de la
retaguardia, cuatro estaban enfermos, y tres eran de la resaca.
Había una mujer, Tania, que solo debía realizar operaciones de
espionaje pero, en este momento, debido a las circunstancias, actúa
como una guerrillera. Entonces tenían solo un total de 10 personas
en condiciones ideales de combate. Como no podían avanzar rápido al
cargar con 4 enfermos y la resaca, el Che resuelve dejarlos
esperando en un villorrio llamado Bella Vista.
Durante los siguientes
cuatro meses y medio, ambos grupos se buscan desesperadamente. La
retaguardia se mantiene en las proximidades de los puntos de
encuentro los primeros 30 días; pero, por diversos motivos, el Che
no puede volver nunca más a estos dos lugares marcados con
anterioridad. Desde el 22 de abril, el derecho grupo comandado por
Joaquín deja de tener la eficiencia militar que tenía junto
él junto al grupo del Che. Por esta razón, durante los primeros 45
días permanece esconddido en la selva.
Croquis elaborado por Ciro Roberto
Bustos, basado en este croquis el ejército ingresó a Ñancahuazú con
200 soldados a buscar campamentos y cuevas de los guerrilleros
Cueva donde fueron encontrados
documentos comprometedores de la guerrilla y más de 30 rollos
fotográficos sin revelar que el autor recuperó con fotografías
tomadas por el Che y por Tania.
Por su lado, el Che piensa
que Joaquín se movilizará hacia el noreste por lugares ya
explorados y conocidos por ellos, y que ahí podrían encontrarse.
Pero el grupo de Joaquín permanece inmóvil con tres preocupaciones
y objetivos: aguardar la llegada del Che, evitar enfrentar al
Ejército, por razones más que obvias, y buscar alimentos para
subsistir.
En cuanto se separan el
grupo de Joaquín y el del Che, el capitán Vargas Salinas resuelve
mudar su campamento de La Laja a la finca del campesino Honorato
Rojas. Observa que aquí estará más cerca de las desembocaduras de
los ríos Masicurí y Ñancahuazú, en el río Grande, lugar que debe
taponear por órdenes superiores, y construye barracas en las
inmediaciones de la casa de este campesino.
Entre el 3 y el 30 de
agosto, se produce el desplazamiento de un gran contingente militar
a los campamentos guerrilleros de Ñancahuazú.
Ciro Roberto Bustos juega un
gran papel en el descubrimiento de estos escondites, pues hace
diseños de todos los campamentos y de todas las cuevas. En base a
ello, el mes de julio es enviado un contingente militar con más de
100 soldados a Ñancahuazú. Realizan las búsquedas a diario y no
encuentran ninguna cueva, transcurriendo así más de tres semanas en
búsquedas infructíferas.
Cuando ya iban a desistir,
encuentran la primera cueva, en la que, por fortuna para el
Ejército, estaba precisamente el croquis elaborado por el Che en el
que aparece diseñada la ubicación de las cinco cuevas.
Después de 40 días de búsqueda el
Ejército ya iba a abandonar Ñancahuazú cuando de pronto encontraron
la cueva número 1 donde estaba el croquis elaborado por el Che que
señalaba la ubicación de las otras cinco cuevas.
De esta manera, son
descubiertas todas las cuevas excavadas por los guerrilleros para
guardar armamentos, alimentos, drogas, libros, fotografías,
documentos, etc., desde el 10 de noviembre de 1966 hasta el 16 de
abril de 1967. El entonces coronel Luis Reque Terán envía a La Paz
seis telegramas dando cuenta de todo lo que encuentran en las
cuevas: armas, municiones, equipos de ingeniería, de diseño,
vitualllas, largavistas, herramientas de albañilería, equipos de
radiocomunicación, documentos altamente valiosos, entre los que se
encontraban todos los pasaportes de los 17 guerrilleros cubanos,
partes intercambiadas entre Ñancahuazú y La Habana con Fidel
Castro, y una colección enorme de libros.
PAN DE
DIOS
El nombre verdadero de este
guerrillero es Antonio Jiménez Tardío, nacido en Tarata, capital de
la provincia Esteban Arze, del Departamento de Cochabamba, situada
a 33 kilómetros de la misma.
Antonio y yo estudiamos la
primaria en esta ciudad. También la secundaria la seguimos juntos.
Él era muy apegadao a la lectura. Con él leímos El
Capital.
Nora, hermana de Antonio,
años después, me cuenta:
Observe el daño causado a las
fotografías por la humedad y los hongos de la cueva. Lo propio se
ve en la imagen donde están los pasaportes de la página
siguiente.
El autor las ha recuperado y publica estas fotografías
inéditas.
Una de las decenas de contactos en
manos del autor. Aquí se ven las imágenes de los pasaportes de los
guerrilleros.
—Antonio leía mucho,
particularmente la Biblia. En una ocasión, mi papá le preguntó:
¿Qué cosa lees tanto? Antonio levanta la Biblia y le dice: Papá,
leo y me profundizo sobre la Biblia, donde está escrito que hay
necesidad de distribuir el pan para todos los pobres.
Desde esa edad, todo era
hablar de la "falta de pan para los pobres", todos sus amigos
recuerdan, entre ellos yo mismo, cómo hablaba de: ¡Pan para los
pobres!, que "Jesucristo distribuyó en la última cena de forma
igualitaria el pan a sus doce apóstoles". Así pasó a ser conocido
tan singularmente como Pan de Dios.
Antonio Jiménez Tardío recibe
preparación militar en Cuba en 1966 junto a Coco, Ñato, Inti,
Aniceto y Loro.
Escoge como seudónimo de
guerra el nombre de Pedro, identificándose con el apóstol del mismo
nombre. Pasa también a ser conocido como Pan Divino, cuando en
realidad es Pan de Dios.
El 9 de agosto la retaguardia
está en la serranía de Iñao, situada al sur de Ñancahuazú. Son
encontrados por las tropas del Ejército, que los atacan. Entonces
Joaquín ordena una retirada y deja a Loro con su ametralladora
Browning y a Paco como ayudante para proteger la retirada. Dispara
hasta su último tiro, momento en el cual muere Pan de Dios. Paco
consigue escapar.