VÍCTIMA aciaga de tres feroces mordiscos causados en su humanidad por los colmillos de un cerdo, se encuentra recluido en el hospital general de Nuestra Señora de la Asunción de esta ciudad de Juigalpa el desafortunado ciudadano Ascensión Maravilla Raudales.
Según versión testifical rendida ante la autoridad policial por el propio herido, el hecho se registró al amanecer del sábado pasado cuando cumplía sus habituales trabajos de matarife en el destazadero de su propiedad, ubicado en el traspatio de su casa de habitación en el vecino poblado de Comalapa.
El cerdo, cebado por varios meses, se hallaba amarrado a un horcón en espera del momento de su sacrificio, y cuando Maravilla se acercó para proceder a amarrarlo de las patas y luego degollarlo, ya hirviendo en el fogón el agua con que iba a ser pelado, el cerdo dejó su actitud hasta entonces melancólica, reventó el mecate, y con la ferocidad propia de un perro de presa se le lanzó encima.
El desafortunado Maravilla intentó correr y dio voces en demanda de auxilio, pero el bruto agresor, poseído de ánimo que se diría vengativo, lo derribó al suelo y allí le causó los tres mordiscos: uno en los genitales, que por poco da cuenta de los testículos, otro en las carnosidades de una nalga y el tercero en la tetilla izquierda.
Llegaron por fin las mujeres que en la cocina preparaban la masa de los nacatamales y el adobo de los chorizos, y armadas de palos lograron quitarle de encima al animal, que de su cuenta hubiera continuado en sus afanes de morderlo; fue entonces trasladado al centro de salud de la localidad, pero debido a lo delicado de los mordiscos, sobre todo el que recibió en los testículos causándole desgarramiento del saco seminal, se le remitió al nosocomio de esta cabecera departamental.
Mientras tanto el cerdo, aprovechando la confusión, huyó con destino desconocido.
El Nuevo Diario, diciembre de 2003