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Un rostro, dos caminos
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Solo con ella
de Pati Ramos
Carolina es una profesional de veintitrés años de edad que vive siempre correctamente.
Nunca ha sido una chica que va de fiesta en fiesta y solo ha tenido un novio. En el terreno del amor, es aún algo insegura y temerosa, aunque siempre ha soñado con su otra mitad. Solo quiere conocer el amor verdadero sin ser dañada. Pero... ¿acaso la vida es fácil?
René es un exitoso empresario de veintisiete años de edad que vive siempre a mil por hora.
Un poco creído, siente que tiene todo lo que él quiere sin haberse enamorado de verdad, solo teniendo aventuras. Hasta que la conoció... Se enamoró perdidamente y se dio cuenta de que nunca había tenido realmente nada hasta que la besó.
Carolina
Hoy es un excelente día. Me han llamado para algunas entrevistas laborales esta semana, pues he estado buscando algo con lo cual pueda mantenerme yo sola y no ser una carga para mis hermanos. ¡Y al fin algo se me está concretando!
Me llamo Carolina Ramos, tengo veintitrés años. La realidad es que, gracias a mis padres, no es necesario que busque trabajo, pero tampoco quisiera depender de lo que ellos nos han dejado. Al menos, de lo que hemos heredado de mi padre; de todo eso se encargan ahora mis hermanos. Hemos estado distanciados un buen tiempo por los estudios, por la empresa; además de que ellos son mayores y ya tienen su vida hecha. Pero, desde que papá nos dejó, mis hermanos volvieron a la casa conmigo y con mamá, y se los agradezco porque mamá está pudiendo sobrellevar mejor la pérdida de papá con todos nosotros juntos.
Bueno, pues ¿qué le diré ahora? Con esta posibilidad laboral, estoy muy entusiasmada. ¡Estoy segura de que conseguiré el trabajo! Digo, no es que solo sea bonita, sino que llamo la atención. Algunos hombres, a veces, se me acercan, pero nunca les doy importancia; no soy muy sociable que digamos.
A lo que quiero llegar es que la inteligencia es uno de mis dotes, y por eso sé que quedaré para el puesto. ¡Estoy preparada para lograrlo! Hay veces que me gustaría tener una vida social más activa, pero no soy precisamente de las que van de fiesta en fiesta; prefiero siempre lugares tranquilos y pasar el rato con mis amigos o con mi familia.
Si mi mejor amiga pudiera estar conmigo ahora mismo, de seguro ya se hubiese inventado algo para hacerlo juntas. Cómo la extraño. ¡¿Porque tuvo que irse del país?! Necesito que vuelva. El día de hoy, le he enviado como mil mensajes y aún no me responde.
¡En fin!, tendré que esperar a que me conteste. Mientras tanto disfrutaré que Sebastián —mi hermano de treinta años— y Leo —mi segundo hermano de veintiocho años—, ¡al fin!, estén de vuelta en la casa. Papá solía ser celoso por mí y ahora, con mis hermanos presentes, ¡tendré como dos padres que me cuiden!
Papá falleció hace tres años. Aún no se saben las causas exactamente; lo siguen averiguando porque fue todo muy raro. Nunca tuvo problemas de salud y un día, de la nada, paró su corazón. Dijeron que había sido un infarto; los médicos no pudieron hacer nada más.
El único que estaba con papá fue su amigo de toda la vida: Carlos. Tío Carlos es una buena persona, ha estado muy pendiente de mamá y de mí desde que papá murió. A mis hermanos no les cae bien y no les gusta que siempre esté cerca de nosotras. Según Leo, ese también es uno de sus motivos por los cuales ha decidido volver a casa.
Creo que Sebas piensa lo mismo, pero no lo dice por alguna razón. Sebas se casará en un mes con Lili, mi cuñada. Son una hermosa pareja, llevan juntos siete años. Espero que ella también venga con Sebas, así tendré a una amiga hermana con quien compartir.
¡Gracias a Dios!, siempre cuento con el apoyo de mi familia en todas las decisiones que tome y, aunque no les gusta la idea de que busque trabajo en otro lugar, ellos me apoyan. Espero, en verdad, se sientan orgullosos de mí.
René
Mañana me espera un día realmente pesado en la empresa. Con todo lo que aún me queda por organizar de la reunión, debo asegurarme del pedido de mamá y conseguirle una asistente contable para su fundación. Ojalá halle a la candidata correcta, no como la última vez. La mujer que estaba en ese puesto solo era una arpía que informaba sobre los ingresos recaudados de la fundación para así poder robárselos a mi madre. Y todo a través del plan, del maldito de Carlos Davis. Me encargaré de escoger a la persona correcta, pero ahora disfrutaré este momento; no siempre encuentro a una mujer con quien pasar la tarde.
Me llamo René Becker y sí, soy todo un mujeriego, no lo niego. Pero, la verdad, no me gustaría una relación seria, al menos no ahora. Estuve ilusionado con una niña hace mucho tiempo pero, cuando nos mudamos de ciudad por la salud de mi hermana, nunca más supe de ella. Hanna murió muy joven, a los diecisiete años, a causa de leucemia; desde entonces no me aferro a ninguna persona, únicamente a mis padres. ¡Mi pequeña parlanchina —como la llamaba— y su amiga eran inseparables!
Y esos ojos... Esos ojos son los que nunca podré olvidar. ¡Esa pequeña niña ha nublado mi juicio por completo! Creo que esa es la razón principal de que no quiera compromiso con ninguna mujer. Tal vez nunca haya logrado olvidar a esa niña, que hoy día ha de ser toda una mujer.
Mi padre, James Becker, es norteamericano, uno de los empresarios más importantes y con más dinero de Nueva York. Mi madre, Teresa Gutiérrez, es colombiana, una excelente persona que siempre ayuda a los que necesitan.
Desde de qué murió Hanna, hace ocho años, mamá se ha hecho cargo de una fundación para los que padecen leucemia y ha ayudado a muchas personas. Ha sido una forma de seguir en pie para no caer en la depresión total; hemos podido salir adelante pese a esa fatal experiencia. Soy partícipe de esa fundación, allí he conocido a Olivie, una niña de tan solo cinco años que lucha por la vida. Me encantaría que pudiera ser mi hija; nuestro trato es como el de padre e hija. ¡Moriría por esa niña!
En cuanto a mi vida amorosa, nunca me he enamorado. Solo salgo con diferentes chicas cada noche, no necesito enamorarme y aferrarme a alguien para que luego la vida me lo quite.
Así estoy bien, muy bien, tengo todo lo que pueda querer. Con mis mejores amigos, Michael y Josh, somos inseparables; ellos saben todo de mí, siempre me apoyan. Creo que nunca nos separaremos.
Aunque... mi amistad con Josh, desde hace un año, no es la misma. Por suerte, mi relación con su hermana terminó bien, y ella se fue a vivir a otro país, a terminar su carrera; conoció a otra persona, y se casaron.
A veces creo que Josh está enojado conmigo por eso y lo entiendo. ¿Quién querría que su familia no esté unida? Pero no fue culpa mía, fue decisión de su hermana vivir en otro país. Mi relación con ella no fue tan buena, y puede que eso haya afectado un poco nuestra amistad.
—¿En qué piensas tanto? ¿Te perderás de esto, cariño? —Ohhh... casi la he olvidado. Mi conquista de esta tarde.
—Por supuesto que no, lindura.
Y así empieza esta historia...