Ese ruido dentro del mar invisible son los barcos que pasan
Ese ei-ou que se fijó en mis oídos son los pescadores olvidados
Vienen remando bajo el peso de una enorme pena
Vienen de lejos y murmurando desaparecen en la quieta negrura.
¿De dónde llega esa voz que le canta a la juventud tranquila?
¿De dónde sale ese eco de piano antiguo soñando la “Berceuse”?
¿Por qué vinieron las grandes carrozas volcando cal en el barro mojado?
Los ojos de Susana eran dulces pero Eli tenía lindos pechos
Yo sufría al lado de Susana, ella era mirar la tarde que se prolonga
Y Eli era el beso ardiente en la arena húmeda.
Yo pasaba horas y horas delante del espejo.
Un día escribí: “Susana, olvídame, no estoy a tu altura. Por siempre tuyo...”
Después Eli y yo nos fuimos caminando, ella temblaba en mi brazo
Yo temblaba en el brazo de ella, los pechos le temblaban
La noche temblaba en el ei-ou de los pescadores...
Mis amigos se llamaban Mario y Quincas, eran humildes, poco sabían
Con ellos aprendí a cortar leña y a buscar caracoles sonoros bien dentro del mar
Conmigo ellos aprendieron a seducir a las chicas tímidas y jocosas de la playa.
Yo les mostraba mis sonetos, ellos me mostraban sus grandes ojos abiertos
Y contentos me traían mangos maduros robados en el camino.
Un día leí a Alejandro Dumas y me olvidé de mis amigos.
Después me llegó una bolsa de mangos
Todo el afecto de la ausencia...
¿Cómo no acordarme de esas noches de mar bravo?
¿Cómo no acordarme de Susana y de Eli?
¿Cómo olvidarse de los amigos pobres?
Si son esa memoria que siempre es sufrimiento
Y vienen de la noche inquieta que ahora me cubre.
Son los ojos de Clara y el beso de Carmen
Son los nuevos amigos, los que robaron la luz y me la trajeron.
¿Cómo olvidarse de eso que fue la primera angustia
Si el murmullo del mar está siempre en mis oídos
Si el barco que no pude ver es la vida que pasa
Si el ei-ou de los pescadores es la queja de angustia de todas las noches?
Ilha do Governador
Esse ruído dentro do mar invisível são barcos passando
Esse ei-ou que ficou nos meus ouvidos são os pescadores esquecidos
Eles vêm remando sob o peso de grandes mágoas
Vêm de longe e murmurando desaparecem no escuro quieto.
De onde chega essa voz que canta a juventude calma?
De onde sai esse som de piano antigo sonhando a “Berceuse”?
Por que vieram as grandes carroças entornando cal no barro molhado?
Os olhos de Susana eram doces mas Eli tinha seios bonitos
Eu sofria junto de Suzana – ela era a contemplação das tardes longas
Eli era o beijo ardente sobre a areia úmida.
Eu me admirava horas e horas no espelho.
Um dia mandei: “Susana, esquece-me, não sou digno de ti – sempre teu...”
Depois, eu e Eli fomos andando... – ela tremia no meu braço
Eu tremia no braço dela, os seios dela tremiam
A noite tremia nos ei-ou dos pescadores...
Meus amigos se chamavam Mário e Quincas, eram humildes, não sabiam
Com eles aprendi a rachar lenha e ir buscar conchas sonoras no mar fundo
Comigo eles aprenderam a conquistar as jovens praianas tímidas e risonhas.
Eu mostrava meus sonetos aos meus amigos – eles mostravam os grandes olhos abertos
E gratos me traziam mangas maduras roubadas nos caminhos.
Um dia eu li Alexandre Dumas e esqueci os meus amigos.
Depois recebi um saco de mangas
Toda a afeição da ausência...
Como não lembrar essas noites cheias de mar batendo?
Como não lembrar Susana e Eli?
Como esquecer os amigos pobres?
Eles são essa memória que é sempre sofrimento
Vêm da noite inquieta que agora me cobre.
São o olhar de Clara e o beijo de Carmem
São os novos amigos, os que roubaram luz e me trouxeram.
Como esquecer isso que foi a primeira angústia
Se o murmúrio do mar está sempre nos meus ouvidos
Se o barco que eu não via é a vida passando
Se o ei-ou dos pescadores é o gemido de angústia de todas as noites?