Cuando ves el mundo en ti dejan de existir los obstáculos externos para la felicidad. Los mundos interno y externo son espejo uno del otro. Se modifican de acuerdo con tu nivel de conciencia. Si estás vibrando en el nivel del temor, tu mundo interior de pensamientos y emociones, así como tu mundo exterior de circunstancias y relaciones, lo reflejarán. Del mismo modo, si tu conciencia vibra en el nivel del amor, éste se encontrará presente en ambos mundos. Cuando hayas alcanzado el nivel más profundo de tu ser se manifestará un flujo de felicidad y abundancia.
El mundo entero está contenido en ti, y si sabes mirar y aprender, la puerta estará ahí y la llave estará en tu mano.
J. KRISHNAMURTI
Soy la luz que hace posible la experiencia.
Soy la realidad oculta en todos los seres.
YOGA VASISHTHA
El mundo exterior refleja tu realidad interna. No tiene otra opción. Como hemos visto, vivimos en dos ámbitos simultáneamente, y el ámbito no manifiesto e invisible es el primordial. Lo que ocurra en el nivel más profundo de lo no manifiesto debe cobrar vida como suceso, situación, desafío, crisis u oportunidad externos. Lo no manifiesto es el lugar donde se escribe el guión de tu vida.
Por supuesto, todos querríamos escribir un guión que incluyera felicidad, satisfacción y amor. ¿Por qué entonces es tan raro que la vida nos dé esas cosas? Si no entiendes los niveles más profundos de la conciencia, no serás capaz de sacarles provecho. Hay ciertas condiciones que debes aceptar como verdaderas:
Estamos acostumbrados a pensar lo opuesto a estas afirmaciones. Limitamos la conciencia al cerebro, suponemos que el nivel de conciencia de una persona es estático, y creemos que la realidad es esencialmente la misma para todos. Lo irónico es que el universo, en tanto entidad consciente, refleja esas creencias. Para que tus mundos interno y externo se unan verdaderamente, debe haber un cambio en tu conciencia.
Tu identidad auténtica no es ni el mundo interior ni el exterior. Tú eres el creador de ambos. La misma fuente que genera pensamientos, sentimientos, recuerdos, emociones y todas las experiencias subjetivas, genera simultáneamente el mundo objetivo que corresponde a tu estado subjetivo. Si no te gusta lo que sucede a tu alrededor, no intentes “arreglarlo”. Eso sería como pulir un espejo esperando cambiar lo que se refleja en él. Para que cambie lo que ves debe emitirse un nuevo mensaje desde la fuente.
Nuestro sistema de creencias actual, que insiste en que algo debe ser tangible y concreto para ser real, confina la conciencia al cerebro. Esto es muy limitante. Existe un estado fundamental más allá del tiempo y el espacio que concibe, gobierna y crea todos los acontecimientos que ocurren en el espacio-tiempo. Imagina que antes de que tengas un pensamiento o antes de que ocurra un suceso en el mundo, empieza como una semilla en el estado fundamental. La semilla vibra y cobra vida, desplazándose desde el nivel más sutil de la naturaleza hasta el más burdo, donde los cinco sentidos pueden detectarla. La física cuántica concuerda con esta idea; incluso acepta que los pensamientos de “aquí dentro” deben provenir del estado fundamental, así como los electrones y fotones de “allá afuera”. La diferencia es que las tradiciones espirituales del mundo vinculan a los dos. Dan mayor importancia a la conciencia, mientras la física concede mayor valor a la materia inerte, aunque esto está empezando a cambiar.
Supongamos que hay una situación que te desagrada. Tú percibes que la responsable es una circunstancia o relación externa. El simple hecho de aplicar el pensamiento positivo no cambiará nada. Puedes pensar todo lo positivamente que quieras acerca de tus problemas, pero se trata de un estado de ánimo superficial, no llega a la fuente. De hecho, la manipulación artificial de tus pensamientos, incluso en dirección positiva, puede incrementar el estrés y empeorar la situación. La solución es modificar simultáneamente las realidades interna y externa. La conciencia impregna todo y puede suscitar cambios en cuatro niveles fundamentales: ser, sentimiento, pensamiento y acción.
El nivel más elevado de la conciencia es el ser puro. Lo podemos ver en la inocencia del niño: hay espontaneidad, fascinación, alegría y desparpajo. Cuando te estableces en este nivel de conciencia, tus pensamientos y acciones reflejan estas características. El ser puro no tiene características que podamos etiquetar, pero eso no significa que esté vacío. En la quietud y el silencio del ser entramos en contacto con el estado fundamental que mencionan los físicos. El poeta William Blake lo llamó el estado de la inocencia organizada, es decir, donde la inocencia ha adquirido el poder de organizar toda la vida. Si vives desde el nivel del ser puro habrás dominado la creación. Las leyes de la naturaleza acuden en tu ayuda cuando las convocas usando el poder de la intención.
Debido a que la conciencia trasciende la identidad personal, vivir desde el nivel del ser puro despierta los valores más profundos de la vida. Las tradiciones espirituales de oriente mencionan los cuatro valores más armónicos con la existencia humana. Constituyen el nivel más elevado del sentimiento:
Las anteriores podrían llamarse cualidades del corazón, que existen en el nivel del sentimiento cuando una persona alcanza el nivel más elevado del pensamiento. El pensamiento obtiene su integridad de los sentimientos. Es posible que tu mente conciba toda clase de pensamientos caritativos, amables y pacíficos sin que la totalidad de tu ser los respalde; existirían como ideas vacías, de manera que el mundo podría seguir mostrándote reflejos nada amorosos. Pero si tus pensamientos están fundados en sentimientos genuinos que emanan de tu ser más profundo, el resultado de este proceso —los actos que realizas en el mundo— te brindará satisfacción.
Cuando las personas se quejan de que la vida es injusta, en realidad lo que están diciendo es que hay disparidad entre los sucesos internos (esperanzas, deseos, expectativas, ambiciones, metas) y la respuesta del mundo exterior. Nuestra sociedad refuerza constantemente la idea de que debemos ir en pos de nuestros sueños pero, ¿qué hay de los millones de personas cuyos sueños se han desvanecido? De alguna manera, la cadena que conduce de ser a sentir, a pensar y finalmente a actuar, se ha reventado.
No es difícil restaurar la secuencia, pero debes movilizar las cosas en la dirección correcta. El ser puro conduce al nivel más elevado del sentimiento, y el nivel más elevado del sentimiento genera el nivel más elevado del pensamiento y la acción. He aquí la respuesta a cómo ser una persona amorosa en un mundo no amoroso. No te esfuerzas por ser amoroso, no te opones a quienes no lo son. Antes bien te estableces en el ser puro, amoroso por naturaleza, y las realidades interna y externa no podrán sino reflejar lo que eres.
Esta imagen de la realidad manando de una fuente provoca una transformación radical en todos los niveles. Pongamos por caso el pensamiento. Como vimos, la mayor parte del tiempo nuestra mente está ocupada con distracciones, incapaz de concentrarse en el momento presente. Hábitos como la preocupación, la ansiedad, la planeación y la fantasía son resultado de nuestra desconexión del ser puro. El nivel más elevado del pensamiento es un flujo constante de creatividad que mana de la fuente y viene acompañado por sentimientos de alegría y compasión. El resultado final es la acción. Todos sabemos qué se siente actuar con base en el conflicto, estrés, ansiedad, indecisión y duda. Todos sabemos que son obstáculos mentales a la acción correcta. El nivel más elevado de la acción es completamente diáfano. Como proviene de un nivel que está más allá de la personalidad, tal acción va más allá del beneficio personal. Beneficia todo lo que te rodea, empezando por tu familia y extendiéndose al mundo entero. Si deseas ayudar a la humanidad, la manera más eficaz es actuar una vez establecido en el ser puro.
Es importante comprender que los mecanismos de la conciencia no son teóricos ni abstractos. En tu vida cotidiana puedes observar que cuando te apartas de tu estado fundamental de felicidad, tanto tu mundo interno como el externo se perturban. Esto es señal de que te has desconectado de tu ser verdadero. Antes de intentar manipular tus pensamientos o la situación, da un paso atrás y reconéctate con el ser. Ya sabes utilizar la conciencia. Debes trasladar tu atención de la situación al ser. ¿Es ésta una panacea para cualquier circunstancia adversa de la vida? No, pero las razones por las que la conciencia puede fracasar son reveladoras:
Si la conciencia es superficial tiene menos influencia; tu mente debe alcanzar un nivel más profundo.
La resistencia interna, los traumas del pasado y las creencias anquilosadas interrumpen el flujo de la conciencia. Cuando está bloqueada pierde su poder.
Prácticamente todo el trabajo que se realiza en el sendero espiritual consiste en dos cosas: eliminar obstáculos y alcanzar un nivel más profundo de la conciencia. Con esto abres una conexión con tu ser verdadero y eliminas la resistencia del ego. Incluso desde el inicio del sendero, la conciencia de tu rol como observador resulta muy efectiva. Cuando alcanzas dicho estado te sientes asentado, alerta, flexible y preparado para actuar desde el nivel más alto. El paso al papel de observador es sutil. Requiere simplemente que te detengas.
Si esto te parece difícil —como lo es para muchas personas que nunca se han tomado el tiempo para simplemente estar consigo mismas— entonces simplemente observa tu respiración. Si la observas sin manipularla empezará a aquietarse. La respiración guía al cuerpo. Es la respuesta física más sutil y refleja el movimiento de la conciencia. No puedes ocultarle tus reacciones y sentimientos verdaderos. Conforme continúes observando tu respiración te sentirás calmado y centrado. Tus pensamientos se asentarán y el estrés externo no parecerá tan amenazador. Lo que estás haciendo es modificar tu vibración en el nivel del ser.
Con un poco de experiencia de lo que es estar en calma serás capaz de acceder al nivel más elevado del sentimiento. Puedes lograr esto recordando una experiencia de amor. Sumérgete en la sensación de estar enamorado o de ser profundamente amado. Una vez que hayas establecido una conexión plena con este sentimiento, pide la guía de tu conciencia más profunda. Ésta responderá con una idea original o una explicación significativa. A menudo, esta conexión se manifiesta en la forma de una coincidencia o de un giro inesperado en los acontecimientos. ¿Por qué sucede esto? Porque estamos tan habituados a seguir la guía tendenciosa del ego, cuya agenda incluye la venganza, la ambición, la inseguridad y la presunción, que el ser verdadero debe comunicarse mediante sucesos sorprendentes o inesperados. Pero sin importar la ruta que sigan, permanentemente están saliendo mensajes de tu conciencia profunda.
Ahora puedes actuar desde el nivel más elevado, sabiendo que las consecuencias de tu acción beneficiarán a todos los involucrados en la situación. El beneficio puede ser evidente o sutil, inmediato o diferido. No te corresponde manipular las cosas para que todos queden satisfechos. Tu obligación consiste solamente en ejecutar el despliegue secuencial de la conciencia en su nivel más alto: ser, sentimiento, pensamiento y acción. El Nuevo Testamento lo describe con una frase enigmática: estar en el mundo pero no ser de él. Ahora queda claro lo que significan estas palabras. Haces que todo lo que te rodea —personas, circunstancias, situaciones y el estrés que provocan— resulte casi irrelevante. Aunque sigues participando en el mundo, lo haces arraigado en la realidad más profunda de la que emana. Vivir desde tu fuente une los mundos interno y externo. Trasciende ambos y confiere a tus pensamientos la fuerza de la naturaleza.
Para activar la sexta clave en mi vida cotidiana me prometo hacer lo siguiente: