Agradecimientos

A Ansa Khan Khattak y Caroline Bleeke. La mayoría de la gente se considera afortunada de tener un editor, por eso, el hecho de que este libro haya tenido dos impulsoras tan dedicadas se siente como un lujo inmenso e inmerecido.

A Kish Widyaratna, por encaminar este libro con tanta gracia y generosidad.

A Sam Copeland, por su infinita paciencia y humor.

A Alice Dewing y Katie Bowden: no solo las mejores sino también las más cool.

A Sydney Jeon, Marissa Constantinou, Nicholas Blake, Katie Haines y a todos los que colaboraron para que este libro tomara forma.

A Eleanor Harris, Cordelia y Ed Harper-Masters, Jess y Ash Burton, Pete Quigley y Amanda Williams, Lucy Baraona, Katie Clark, Daisy Mortimer, Sellisha Lockyer, Kerry Upham, Sophie Jagger, Hannah Leach, Emma Waring, Gabriella Shimeld-Fenn, Beans Webster y Jess O’Sullivan, Lindsay Smith, Greg Barrett, Eliza Clark y George Royle, Alison Rumfitt, Peter Armfield y Sarah Crowden, Elizabeth Macneal, Mikaella Clements y Onjuli Datta, Pete Scalpello, Alice Slater, Kirsty Logan, Heather Parry, Rosalind Jana y Marlena Valles, Nina y Sam Harvey-Brewin y por supuesto, a Louise Bower: por mirar películas, por leer manuscritos, por preparar tragos, por mandar mensajes, por todo eso.

A Martha Perotto-Wills y Avery Curran, adorada camarilla.

A Isobel Woodger y Sarvat Hasin, mis chicas eternas.

A Tiggy, que no hizo nada.

A mamá, papá, Nick y Emily, con todo mi amor.

Y a Rosalie: la única persona con la que podría estar atrapada más de un año y seguir queriendo más de todo.

Dedico este libro a la memoria de Michael Waring, un compañero amante de los tiburones, a quien me habría gustado conocer mejor.