En el liceo, Kazimierz esperaba en la misma banca de parque. Estaba seguro de ya haber visto bancas iguales a esa y hasta de haberse sentado en una de ellas. Tal vez en el parque Łazienki, frente al lago de los patos y los cisnes. Hizo bola un papel que tenía en el bolsillo y lo arrojó a la muchacha de la recepción. Ella lo miró con rabia.
Abrió el libro de Copérnico en una página al azar e intentó sacarle sentido. Martis motus commutationis… Luego buscó algún dibujo. Todos le parecieron variaciones sobre un mismo tema. Círculos, rayas, ángulos, letras para identificarlos. Cuatrocientas páginas de aburrimiento.
A la media hora llegó un hombre de saco y corbata y se sentó junto a él. Esta vez Kazimierz no tuvo tanta paciencia. Alargó el brazo izquierdo para fingir que miraba la hora; luego preguntó a su vecino: ¿Cuál es su especialidad?
El hombre lo recorrió de arriba abajo antes de responder.
Historia.
Kazimierz lo increpó.
Eso me dice a mí porque piensa que soy el conserje. ¿Pero qué le va a responder a la directora? ¿Anales de las Guerras Púnicas? ¿Colonialismo portugués en el África Negra? Kazimierz esgrimió el libro. Sepa usted que yo me especializo en los movimientos astrales, eternos, circulares y sin retorno. Puedo hacer que descienda un aerolito sobre su cabeza.
Los ojos del hombre se movieron a uno y otro lado. Su boca se mantuvo cerrada.
Usted es igual que su amigo el matemático y seguro viene de donde mismo. Kazimierz volvió a extender su brazo izquierdo. Apuesto mi reloj contra su corbata. Usted es un circunciso.
Se arrepintió de su espontaneidad. Se ordenó a sí mismo esperar muy quieto a la obesa directora del liceo, que no era obesa pero él prefería pensarla así.
No pudo serenarse. La visión de ese hombre enteramente pulcro le envenenaba el alma porque las suelas de sus zapatos habían de ser sucias como las de cualquiera. Con sus alumnos de historia compartirá experiencia y conocimientos. Para Kazimierz tendría el polvo que recogió en las calles.
Después de su experiencia como globero, Kazimierz pensó que podría tomar cualquier empleo. Globos, pregonaba por la calle. Globos.
Se despidió de la muchacha y enfiló a la salida.
Disculpe usted, lo detuvo el hombre. Tenemos un asunto pendiente.