Las enfermeras

 

 

Una estela de enfermeras emprenden el regreso a casa. Protegido

por mis polaroid las observo ir y volver.

Ellas están protegidas por el crepúsculo.

Una estela de enfermeras y una estela de alacranes.

Van y vienen.

¿A las siete de la tarde? ¿A las ocho

de la tarde?

A veces alguna levanta la mano y me saluda. Luego alcanza

su coche, sin volverse, y desaparece

protegida por el crepúsculo como yo por mis polaroid.

Entre ambas indefensiones está el jarrón de Poe.

El florero sin fondo que contiene todos los crepúsculos,

todos los lentes negros, todos

los hospitales.