Capítulo 38

Lucas

Cuando ha venido Jaime a decirme que no se acordaba de mi visita nocturna y a preguntarme qué me había dicho, porque Chloé estaba muerta de vergüenza y sin ganas de salir a despedirme, casi no he sabido que responderle. Tampoco dijo nada del otro mundo, cosas peores he oído de mujeres que han pasado por la cama de alguno de ellos. Que hay mucha loca suelta que se enamora con solo una mirada y ya quiere que le prometan amor eterno. Ojo, que tanto como hay loca suelta, hay hombres que son igual. Chloé solo dijo que la ponía nerviosa, que estaba muy bueno y que tenía dudas de lo que podría pasar en esa cena. Nada que yo no haya admitido por mi parte. Vale, posiblemente, no se lo haya dicho a ella tan directamente, pero son cosas que han quedado más que claras en que compartimos los dos.

—Chloé no va a bajar. —Aparece Fer en el comedor.

—¿En serio no se va a despedir? —pregunta Sergio.

—¿Puedo subir yo? —Si soy el responsable, al menos que me dejen hablar con ella.

—Mejor no, ahora no es buen momento. —Y por la mirada que me echa, creo que es mejor no añadir mucho más—. Puedes enviarle un mensaje más tarde si te apetece, pero no le agobies, ya le diré que lo haga ella si no —añade al despedirse de mí.

Las dos hermanas se han despedido lo más rápido posible y han ido a ver qué le pasa a su hermana mediana. Por las caras que han puesto, ellas también se han sorprendido de que no haya bajado y de que pueda estar montando todo esto. Lo que pasó no es otra cosa que una tontería y está haciendo un mundo de todo ello. No me voy a poner a reprochar nada, seguramente, no esté acostumbrado a todo esto y ella sea la más jorobada por esta actitud, pero me parece un poco excesiva.

—No se lo tengas en cuenta, mañana se arrepentirá todavía más —me comenta Jaime también diciéndome adiós.

—Para una que se fija antes en ti que en el resto, ya nos la estás liando —Sergio tenía que meter la pullita.

—Anda, va, nos vemos la semana que viene —prefiere cerrar el tema el mayor de todos.

No voy a decir que me voy contento porque no es así. No me apetecía acabar la semana de esta manera. Una semana que para nada hubiese imaginado así y con esta compañía, y ha tenido que acabar con un sabor amargo. Con lo tranquilito que estaba yo, ahora me siento hasta culpable. Me sabe mal que ella pueda sentirse de alguna manera extraña o que piense realmente que ha dado una mala imagen. En parte, puedo decir que me agrada un poco porque muestra un cierto interés en mí, aunque sería mejor que eso no la frenara en como es ella o en lo que tiene ganas de hacer.

Y con todo esto en la cabeza, soy el primero en conducir. En el fondo, mejor, así me mantengo centrado en la carretera y evito seguir pensando en lo mismo.

—¿Tan grave fue lo de ayer? —me pregunta Pablo aprovechando que Sergio se ha puesto a llamar a su hermano.

—No, tío, solo me confundió con Fer y me pidió disculpas por lo del beso y confesó que yo la ponía nerviosa y que no sabía cómo se sentía hacia mí —omito los detalles para no darle mucho más bombo.

—Buaah ¿te imaginas que te confunde con Fer y hace algo inapropiado y se destapa todo el pastel? —Por lo visto seguimos creyendo que entre esos dos hay mucho más de lo que confiesan.

—Bien sabes que no hubiese dejado que eso pasara. —No soy un capullo.

—¿De verdad que la pones nerviosa? A mí me ha dejado loco, después de saber que era ella la pava de Pol Fandlon, dudo mucho que pueda ser una chica tímida con alguien.

—Yo también estoy sorprendido, me sabe mal que no haya querido despedirse.

—No te rayes, que tú no tienes la culpa, piensa más en lo que va a pasar cuando Pol se entere de que le has robado a Chloé.

—¿Qué le pasa a ese Pol? —La verdad es que he oído hablar de él, pero ni siquiera sé quien es.

—Que alardeó mucho de esta chica y no ha parado de decir que quiere más después del verano y este es de los que va a por todas si quiere algo… Es el que le robó la novia a Claudio…

—En fin, vamos a dejar el tema por si acaso.

Si no tuve suficiente con un machito el otro día, veo que me espera otro en Barcelona si esto fuese a más. No he tenido el placer de conocer a Pol, pero la historia de la novia de Claudio me la sé. Llevaban años juntos cuando ella lo dejo por otro y no uno cualquiera, sino uno que llevaba mucho tiempo intentando conquistarla. También sé que no era mal tío, puesto que duraron casi tres años. Después de eso, debe hacer poco que está soltero, aunque, por lo visto, tiempo suficiente para conocer a Chloé. De todas maneras, si fuese alguien a tener en cuenta, Fer se hubiese encargado de hacérmelo saber.

Agradezco que no sean muy pesados con el tema, es lo último que necesito, y menos antes de irme a Las Canarias a aguantar a la familia. Todos sabemos cómo son los abuelos y los míos no son menos, visto que mi hermano mayor ya tiene dos niñas y el pequeño está a punto de casarse, soy lo que dicen el descarriado de la casa y aprovechan cualquier encuentro familiar para hacérmelo saber. Creo que tienen más ganas ellos que yo de que encuentre a alguien, y eso que por mi parte lo he intentado. Claro que me apetece tener a alguien con quien compartir mi día a día y quién sabe si en el futuro formar una familia. También es verdad que conocieron a Nerea, y todos ellos pensaron que iba a ser, sin duda, la definitiva, de eso hace ya cinco años. Sí, correcto, con veintitrés años ya me veían casado, en un chalé y con hijos. Al final, las cosas se torcieron y desde entonces ni les he presentado a nadie, ni he vuelto a dormir con una mujer en la misma cama. He podido tener relaciones esporádicas gracias a mi gran grupo de amigos y, en otras ocasiones, he estado con alguien algunos meses, pero nunca he querido dar un paso más. He compartido cama para ciertas cosas, dormir no entra en ellas. Poder dormir con una mujer para mí es una muestra de cariño bastante especial, es compartir una intimidad con esa persona, un momento de una delicadeza concreta y no estoy dispuesto a compartirlo con cualquiera. Podría dormir manteniendo las distancias, seguramente, después de una noche de pasión, pero a mí me gusta el contacto, el poder dormir abrazados, llamadme romanticón, eso es algo que llevo en mi ADN y que es como una norma básica para mí. En definitiva, que me esperan cuatro días de oír a mi familia recriminarme de por qué sigo yendo solo a verlos. Pues que se vayan mentalizando, que a este paso va para largo. O no, en la próxima visita puedo invitar a Chloé que seguro que hace un buen papel y dejan de taladrarme una temporada. Falta que ella quiera venir. ¿En calidad de qué? A este ritmo, de conocida.

Después de la primera parada, Sergio ha cogido el relevo y yo he podido estirarme un rato detrás. No es que esté muy cansado, ayer me costó dormir, pero he descansado suficiente y bien, aunque poder estirar las piernas un rato es más que suficiente. Pienso en si enviarle un mensaje, no sabría muy bien que decirle. ¿Me tengo que disculpar yo? En definitiva, yo sí que la avisé de que era Lucas y no Fer con quien estaba hablando… y, por primera vez en mi vida, creo que me pasa algo justo cuando estoy pensando en ello.

Chloé

Siento mucho no haberme despedido. De hecho, siento todo lo que pasó ayer, la verdad es que no sabía ni con qué cara mirarte… y tampoco sé muy bien el fin de este mensaje (¿puedo confesar que me han obligado a escribirlo?) vale no, quería hacerlo igualmente, de verdad, pero no sirvo para disculparme por hacer el ridículo… Entendería que no quisieras cenar conmigo, solo pido que me dejes arreglarlo.

Que la han empujado a escribirlo, era de esperar. Tal y como se han despedido Fer y Jaime, me imaginaba que iban a decirle algo a ella. Por otro lado, también ha puesto que quería hacerlo y no hace falta que añada que no suele disculparse a menudo. Tiene más pinta de hacer lo que le plazca en todo momento y no se arrepiente mucho de ello, por lo que pocas serán las veces que tenga que pedir perdón por momentos como este. Agradezco mucho su gesto o, quizás, la palabra no es agradecer, sino agradar, me agrada que haya enviado el mensaje porque me da la oportunidad de poder seguir teniendo contacto.

Lucas

No hay nada que arreglar, no te librarás de mí tan fácilmente. La cena no está cancelada, el sábado pasaré a recogerte e, independientemente de esto, me debes un retrato.

Voy a tener que hablar con los Ramírez para que me ayuden a saber tratar a esta mujer, aunque, de momento, me conformo con el mensaje que le he enviado. A mi parecer, no está tan mal, tampoco puedo propasarme mucho que no ha pasado nada, ni nadie dice que vaya a pasar. El autoengaño funciona en el cincuenta por ciento de los casos.