Capítulo 52

Chloé

Yo debí de hacer algo muy mal en otra vida o estúpida es mi segundo nombre. ¿A quién se le ocurre dormirse después de un primer asalto impresionante? Por lo visto, a mí y estoy por pensar que he vuelto a soñar con él y el orgasmo fue fruto de mi imaginación. Miro el reloj y son solo las siete de la mañana, tengo que confesar que las ganas de orinar han provocado que me despertara de repente. ¿Por qué no está aquí? ¿En serio se fue sin más? Creí entender que le había gustado tanto como a mí y que no descartaba alguno más esta noche, entonces, ¿por qué no se quedó conmigo? Al menos, hubiéramos podido tener uno matutino. En fin, que necesito volverme a dormir para no cabrearme más de la cuenta.

Dos horas más tarde vuelvo a estar despierta, y yo que pensaba que podría descansar después de todo. No sé a qué hora se retiró todo el mundo, aquí no se oye ni el mínimo ruido, y la verdad es que se agradece. Bajo a la cocina y me encuentro a Fer y Jaime preparando café. Me sorprende que Lorena no esté con ellos, debe aprovechar los domingos para descansar más, ahora que parece tener una vida sexual plenamente activa.

—Espero que una de esas tazas sea para mí —les sorprendo por detrás, ya que no se han dado cuenta de mi presencia.

—Hombre y yo que pensaba que los gritos de ayer eran de asesinato —se ríe Jaime.

—¿Culpable? —No es que me dé vergüenza que me oigan, aunque tampoco hace falta—. ¿Alguien sabe entonces por qué no se quedó?

—Primero, vamos a desayunar —anuncia Fer— porque no quiero que se me atragante nada mientras me cuentas el tan apasionado encuentro. —Puedo ver la mofa desde lejos.

Gracias a Dios que estos dos saben cuidarse y desayunan como reyes, porque estoy hambrienta. Han sobrado algunas pastas de ayer y el chocolate siempre ha sido un muy buen aliado en esta familia, supongo también que sus padres sabían que nos íbamos a quedar aquí, por lo que han dejado la casa preparada para sus hijas postizas.

—Yo no quiero saber mucho del espectáculo, pediría que si tengo que volver a presenciarlo, fueras un poco más discreta, que la imaginación, pequeñaja, da para mucho —me advierte Fer, no a modo de reprimenda—. Lo que sí que quiero es saber por qué le has pedido a Sergio lo que le has pedido.

—Pues… porque son importantes para él y quería tener un detalle.

—Chloé, no juegues con Lucas. —Eso sí que es una clara advertencia—. Es más sensible de lo que puedas imaginar.

—Y pensaba que era buena persona —me quejo—, se piro sin más ayer y ni siquiera me ha enviado un mensaje, así que dejad de decir que él es el bueno de la película y yo la mala, que yo, al menos, voy de cara —y creo que no me falta razón.

—Para ti es un juguete más y él quizás no lo ve del mismo modo —me comenta.

—Si no fuese así, ayer tuvo la ocasión de mostrarse romántico, arroparme, abrazarme… yo que sé… dormir conmigo. —¿Acaso soy la única que piensa que si tanto quieren hacerme entender que le importo, es lo mínimo que podría haber hecho?

—Lucas no duerme con mujeres —decide apuntar Jaime.

—Vamos, no me fastidiéis, o sea, yo soy horrible por querer acostarme con un tío, y él es el candidato perfecto que se tira a las mujeres, pero no duerme con ellas, y en todo esto lo mío se considera peor —estoy alucinando—. ¿Es que seguís los dos borrachos?

—No quieras saberlo todo el primer día —me dice Fer—.

¿Os quedáis a comer? Imagino que los chicos se van a pasar por aquí. —Y eso es lo que se hace cuando quieres un cambio de tema radical.

—Claro, pero que ni se le ocurra aparecer, estoy enfadada —al menos, intento parecerlo.

Y suerte tengo de que no es uno de los invitados. O no la tengo, ya que, a decir verdad, me muero de ganas por verle, pero ¿qué se le dice a un tío después de eso cuando ni si quiera lo entiendes? Pues eso, que antes de tener que enfrentarme a cierto momento incomodo, prefiero enfriar las cosas. O enfriarme yo al pensar en él.

Me imagino que Fer les ha prohibido hacer cualquier tipo de comentario sobre lo que pudieran oír anoche porque, si no, Sergio no hubiera tardado en poder tirar cualquier pullita. Y lo agradezco, casi igual que haya cumplido su penitencia por perder al billar. No sé porque hago esto, pero me apetece entretenerme con algo así esta semana.

Lucas

¿No tendrás un hueco para mí esta semana?

¿Este chico es bipolar? No puedes mostrarte cariñoso, luego hacer como que la otra persona no existe y, al cabo de tres días, enviar un mensaje para verse. ¿Es que no ha tenido nada que decirme desde el sábado? Ah, claro, que quizás disculparse por pirarse sin más está sobrevalorado con él. O para él, es lo más normal del mundo y yo vivo en un planeta paralelo. ¿Lo que más me joroba de todo esto? Es que yo no he dejado de pensar en él y las ganas de verle son demasiadas. Una quiere hacerse la dura, quiere hacerse valer, pero nada vale reprimir lo que una quiere.

Chloé

Vaya, si estamos vivos…

Lucas

Sé que te debo una disculpa, en parte por eso quiero verte.

Chloé

¿Y en la otra parte?

Lucas

Quiero invitarte a algo, ¿Tomamos algo mañana por la noche?

Chloé

¿No tenía que decirte yo el hueco?

Lucas

Claro, mientras tengas presente que he vuelto a trabajar, y tengo que sacar horas para mi sobrina mientras la otra sigue en el hospital…

Chloé

Está bien, entonces venme a buscar con tu sobrina mañana por la tarde.

No le doy muchas opciones, él me debe, por lo menos, una disculpa y yo quiero poder sorprenderlo. Así que voy a elegir mi momento para ello. No pretendo entrometerme en asuntos familiares ni nada por el estilo, simplemente creo que Lucas está haciendo que saque esa parte romántica que tengo dentro y quiero compartirlo.

Además, si para él fue solo un revolcón sin más y luego pudo marcharse tal cual, no voy a darle un segundo asalto de primeras. Está bien, eso es a lo que estoy acostumbrada, y soy la primera interesada en volverlo a tener dentro de mí, pero una tiene que tener orgullo y autoestima y debe mostrarse más fuerte de lo que es en ciertas ocasiones.

Ahora tengo trabajo, mañana debo enseñarle algo y me apetece que esté realmente perfecto.