Capítulo 55
Hoy me he levantado como nuevo. Ayer descubrí una parte de Chloé que me fascinó y cada vez tengo más claro que es toda una mujer por descubrir. Quiero conocer todas sus facetas y, aunque me arriesgo a quedarme rendido a sus pies, me está demostrando que vale la pena. Me gustaría tener algo más que un polvo rápido para apagar el calentón que sentimos al estar juntos, pero soy incapaz de controlarme con esta mujer. Conociendo que tiene un largo historial y que, por lo que cuentan, es realmente sexualmente muy activa, creo que deberemos compartir un momento más pletórico.
Lo mejor del viernes es la jornada intensiva y, como no tengo que recoger a la pequeña hasta las cinco de la tarde, puedo incluso descansar. Eso sí, debo avisar a Guille de que mañana seremos uno más y ya que estamos mejor lo pongo por nuestro grupo de hermanos y mato dos pájaros de un tiro.
Lucas
Guille, mañana seremos uno más para la cena de inauguración. Apunta en la lista: Chloé Prieto.
Guille
¿Es hermana de la novia de Jaime?
Lucas
Sí, la misma.
Alberto
Esa es la chica de ayer, ¿algo que contarnos?Porque Guille, ayer nuestro hermanito se presentó en el hospital con Aina y esta mujer, que ya verás tu cuando la veas, y por lo visto habían pasado la tarde los tres. Flipa también con el dibujo que les regaló a mis pequeñas. Y, por cierto, Aina no para de hablar de la amiga del tito Lucas.
Guille
Espera, ¿Lucas le ha presentado una mujer a Aina? Alguien que les ha hecho un regalo sin conocerlas… Hermanito, creo que tienes mucho que contarnos.
Lucas
Nos estamos conociendo, y lo de ayer me sorprendió hasta a mí. A poder ser, mañana comportaos y no me dejéis en evidencia.
Guille
Me están entrando ganas de conocerla, venid antes mañana.
Lucas
Ya lo tenía pensado, más que nada para advertirte de ciertas relaciones con los Ramírez, estaremos ahí una media hora antes.
Guille
Perfecto, esperaré con ansias.
Alberto
Yo me pasaré después solo para presenciarlo de verdad, hasta la semana que viene no saldremos del hospital, así que prefiero estar por aquí.
Lucas
No me la liéis, nos vemos mañana.
Que Aina se pase el día hablando de Chloé no sé si es buena o mala idea. Sabía que corría ese riesgo al presentarla y no me gustaría que se llevará una desilusión. Son muy pequeñas para entender ciertas cosas y no quiero que piensen que va a permanecer siempre ahí, si ni yo mismo lo sé. Por otro lado, por el carácter de Chloé tampoco me sorprendería que acabáramos bien y pudiéramos compartir según qué momentos. No sé cómo reaccionaría yo, ella parece poder llevarse bien con todo el mundo. Seguramente, debido a que nunca ha tenido que sufrir más de la cuenta. En fin, tampoco hace falta ser melodramático, que de momento como bien dice Aina, es la amiga del tito.
Y con esta estoy pasando yo la tarde, que hoy le ha dado por pintar, porque claro, ahora quiere ser igual que Chloé, lástima que todavía no tenga las capacidades. No he dejado de escuchar que quiere ir a clases de dibujo, que quiere que se las dé Chloé y de repetir ese nombre que solo hace que provocarme sonrisas.
—Tito, ¿ella es tu novia? —me pregunta cuando hacemos una pausa para merendar.
—Es una amiga —hay que ir con mucho cuidado con lo que les cuentas a los niños.
—Pero yo quiero que sea tu novia, ella seguro que quiere, ayer me dijo que eras el hombre más guapo del mundo. —Creo que mi sobrina ya delira y es demasiado pequeña para ello.
—¿Quieres que la semana que viene le diga que venga? —vamos a intentar desviar el tema.
—Claro, ella dijo que vendría, le voy a decir que me enseñe a dibujar. —Tendrá trabajo con eso—. ¿Y le darás un beso como papá se lo da a mamá? Ellos se cogen de la mano, ¿por qué no la cogiste de la mano ayer?
—Porque no somos como papá y mamá —y porque, en el fondo, no me imagino a Chloé de la mano de nadie por la calle—. Yo le digo que venga y así me chivas que te dice.
—Sí, hombre, es un secreto, ayer me dijo que tenía el mejor tío de todos, el más guapo y que ella pensaba que eras su príncipe. —Ves como no se pueden tener secretos con los peques.
—Pues entonces tendremos que enseñarle vuestro supercastillo.
—Claro, la tata y yo se lo enseñamos la semana que viene, qué guay, tito.
Solo me faltaba que se aliaran estas tres y más si se unen contra mí. Ahora que lo pienso, es cierto, la semana que viene quedaré libre de mi trabajo como canguro, eso no lo había contemplado. Sí que es verdad que ya de por sí, acostumbro a venir a menudo a verlas, así que en algún momento organizaré algo.
Hoy es mi hermano quien se queda en el hospital, así que mi cuñada no hace tantas preguntas. Me imagino que ha oído el nombre porque si durante mis cuatro horas aquí, lo he escuchado como unas doscientos veces, no quiero pensar en lo que les está taladrando. Suerte que en eso las mujeres suelen ser más discretas y prefieren no inmiscuirse. A ver, cuando se trata de atosigar a los hombres, que para cotillear entre ellas les falta tiempo.
Tentado estoy de enviarle un mensaje al llegar a casa, simplemente, para preguntarle cómo le ha ido el día, no sé, algo sencillo. Me apetece conocerla y saber de ella. No quiero tener que preguntarle a Fer o Jaime cada vez que me sienta con esta necesidad, si a ella le molesta o no, quiero actuar por lo que me sale de dentro y por como he sido siempre. Sin embargo, algo me dice que debo ir con pies de plomo, así que, de momento, me voy a limitar a nuestros encuentros. Luego ya veremos si podemos mostrarnos más cercanos.
Las palabras de Aina me las creo a medias, puede que Chloé dijese que era guapo, de hecho, lo dijo en voz alta, pero tanto como el más guapo del mundo y que sea su príncipe, ya cuesta más. Y más, viniendo de Chloé. ¿De verdad me lo estoy cuestionando? Creo que me voy a pasar por el gimnasio antes de cenar para evadirme un rato.
A las nueve menos cuarto estoy en frente de la puerta de su casa, ya sé que llego pronto y que me ha invitado a esperarla arriba, pero, de momento, estoy bien en el coche. Ni siquiera podría decir por qué estoy tan nervioso, ni es la primera vez que nos vemos, ni tiene por qué ser más especial. Creo que la aprobación de mis hermanos es lo que provoca que me sienta así. Cuando les presenté a Nerea fue todo bastante distinto, ya llevaba casi un año con ella y fue como una presentación sin más. Además, a ninguno de los dos les cayó bien y nunca les acabó de encajar su manera de ser, luego se confirmó que tenían mucha razón en sus sospechas, supongo que el amor nos ciega.
La niña quiere que a mí me dé algo, no solo por lo que provoca en mí, sino en lo que va a provocar a todos. Lleva un vestido negro con un hombro al descubierto y, prácticamente, toda la espalda. Se adapta a su cuerpo, marcando su silueta a la perfección y corto para poder dejar sus piernas al descubierto. Los tacones ya son más de infarto y, si fuera más pervertido de lo que soy, ahora mismo podría fantasear con tirármela solo con ellos puestos. En fin, veremos lo que aguanto como se le acerque alguien hoy.
—¿Voy demasiado? —me pregunta, imagino que al ver mi cara de embobado.
—Vas perfecta. —Quizás para la cena es too much, pero para la fiesta está increíble.
Sube al coche y me da un beso en los labios pillándome desprevenido.
—Ay, perdón —se disculpa— no sabía cómo saludar, porque no sé… joder, Lucas, estoy de los nervios, no sé qué me pasa, voy a conocer a tu hermano y yo… no sé, nunca he pasado por ello, además, ¿qué le vas a decir? O sea, ya imagino, esta es Chloé una amiga, pero ¿no es un poco raro? ¿No era mejor que fuera de invitada con Fer? Perdón, perdón, ya me callo, supongo que estoy atacada.
—Chloé, —le cojo la mano para tranquilizarla—, este saludo está muy bien, y deja de pensar en nada, yo conozco a tus hermanas y tengo a más de uno que me cortaría las pelotas si te hiciera algo, así que lo justo es que tú conozcas a los míos.
—Sí, tienes razón, procuraré estar callada.
—Por cierto —me dispongo a cambiar de tema—, tienes a una personita entusiasmada, quiere que la enseñes a dibujar y me ha dicho algo de un príncipe…
—¿Sí? —Veo que, si saco el dibujo, puedo conseguir que se relaje—. Estaré encantada de enseñarle a dibujar, es muy pequeña, yo a su edad hacía más bien garabatos, pero seguro que lo pasamos bien, si no te importa, claro.
—Qué debe importarme más, ¿qué ella prefiera pasar tiempo contigo en lugar de conmigo o que seas tú la que prefiera eso?
—Podemos hacerte el retrato desnudo las dos —suelta de pronto—. Vale no, mejor que ella no vea ciertos atributos —se ríe—. En todo caso, puedo presentarme a tu hermano como la profesora de dibujo y ser tuya cuando salgas de trabajar.
—Y mi hermano se va a creer eso —sonrío—. Ya lo montamos para la semana que viene.
Veo que va dándose toquecitos con las manos y puedo entender que esté así. Yo conocí a sus hermanas al mismo tiempo que a ella y, realmente, lo mío es más una encerrona, ya que no sabe que la cena no va a ser hasta más tarde. Tampoco quería ponerle más presión de la necesaria, pero también me apetecía tener un margen de tiempo para estar los dos, sé de sobra que en cuanto Fer entre por esa puerta, va a acaparar toda su atención. No sé si le habrá contado nuestra última quedada, lo que sí sé es que son más inseparables de lo que quieren admitir. Y teniendo en cuenta que Jaime va a venir con Lorena y van a estar Sergio, Pablo y Quique, no sé cómo se va a gestionar todo.
Al llegar, ya he avisado a Guille para que nos abra, su prometida llegará también más tarde, así que solo están los camareros por aquí. Es un local espacioso con una zona para cenar, pocas mesas, ya que prefería darle importancia a la fiesta de después. Tiene una pista de baile, pero se trata más de un local para tomar algo, ya que tiene suficiente espacio con sofás y buenas mesas.
Su cara al vernos no me pasa desapercibida, creo que Chloé no le pasaría desapercibido a nadie, lo que no sé es cómo logré que se fijara más en mí que en Sergio o Pablo. No me considero menos, pero la costumbre me dice que no suele ser así. Hago las presentaciones y la sonrisa de Guille lo dice todo. Entramos dentro y veo que Chloé se queda mirando todos los cuadros expuestos en la zona del restaurante.
—Tío, pensaba que Alberto se reía de mí, pero ¡joder! —Le echa una mirada demasiado descarada.
—Guille, contrólate —le riño.
—A ver, hermanito, ¿tú has visto a esta mujer?
—Claro que la he visto, y compórtate, está un poco nerviosa por conocerte y no me gustaría que la incomodaras —intento decirle, pero mi hermano ha decidido que debía ir a por ella.
—Así que amiga de mi hermano —le dice al acercarse.
—Soy amiga de Fer y Jaime —le responde.
—¿Mía no? —le pregunto.
—Creo que nunca me lo has pedido —su descaro ha vuelto, así que nada de qué preocuparse—, pero, está bien, podemos serlo, tendré que vigilar entonces, no suelo acostarme con mis amigos. —Mi hermano no puede evitar reírse—. Mierda, a veces no filtro, perdón, se me ha ido la pinza. Soy amiga de Lucas, claro, ¿por qué, si no, iba a estar aquí?
—Ya me caes bien, vamos a tomar algo —la invita.
Me va a llevar por el camino de la amargura. Ella misma ha dicho en el coche que iba a presentarla como una amiga. A veces creo que suelta las cosas sin pensar, y si le hubiese hecho la broma a otro, seguro que yo habría sido el primero en reírme. Ahora, con esa pullita, a mi hermano Guille ya se lo ha ganado, sino es que ya lo tenía ganado con solo verla. Ha servido tres copas de vino y, por fin, puedo ver la Chloé que yo conozco. No para de hablar y mi hermano de preguntarle cosas. Ha contado incluso nuestro momento en el supermercado comprando condones. También le ha hablado del día que pasamos con Aina y lo que fardaría ella de tener tíos como nosotros. Que halague a mi hermano solo hace que sume más puntos.
—Tengo un trato que proponerte —le dice de repente—. Vamos a abrir un restaurante, bastante familiar, Núria quiere tener su propio sitio y como le encanta la cocina tradicional, ese ha sido su capricho posboda. ¿Qué te parece si nos ayudas con la decoración?
—Creo que tengo muchas cualidades, pero decorar… tendrías que ver mi habitación —se ríe ella.
—Me refería a… he visto tus dibujos de las niñas y hace mucho tiempo que no veía algo tan bonito, quiero cuadros así en ese comedor. Quiero que sea una sorpresa para Núria, pero seguro que le encantará. Pueden ser fotos nuestras o relacionadas con este mundo. ¿Qué te parece? ¿Te animas? Y te lo digo a modo de trabajo, eh. —A Chloé se le acaba de iluminar toda la cara, le había hablado a mi hermano de sus habilidades, aunque a mí tampoco me había comentado nada de esto.
—Yo… ¡Claro! Pásame algunas fotos y me pongo a ello.
¡Qué ilusión! ¿Tú lo sabías? —Niego con la cabeza—. Te enseñaré los primeros pronto, antes tengo una clase con vuestra sobrina y un retrato que hacerle a este hombretón, luego me pondré a ello sin falta.
—Perfecto, ya hablaremos de números en su momento.
—¿Números? Ahh, bueno claro, tendrás que decirme cuántos quieres, medidas, si buscas algo en especial.
—Chloé, va a pagarte por ello —le informo ya que veo que o no se ha dado cuenta, o no quiere hacerlo.
—¡Sí, hombre! Si no soy nadie yo. Además, no estaría bien cobrarles a mis amigos.
—No te he pedido que seamos amigos —se ríe mi hermano volviendo al inicio de la conversación.
—¿Entonces, puedo acostarme contigo? —se tapa la boca después de decirlo —. Mierda, no quería decir eso.
—Tienes suerte de que ya estén aquí, pero hablaremos sobre ello más tarde.
—Espero que sea sobre lo de acostarse, sobre pagarme no tienes nada que hacer —suelta una carcajada—. Es broma, cariño — me dice a mí antes de darme un beso.
¿De verdad acaba de llamarme cariño? Para mí que ni se ha dado cuenta. Y que se deje de tonterías, mi hermano estará encantado de pagar por su trabajo. No podría haber escogido mejor, hace mucho tiempo que no vemos nada con tanta precisión, se nota demasiado que pinta con sentimiento y esto es una buena oportunidad para ella. Guille tiene muchos contactos en el mundillo de los restaurantes y estoy seguro de que a más de uno les gustaría tener un dibujo de los suyos, así que ya me encargaré yo de hacerla entrar en razón.
Para la cena somos tres parejas amigas de Guille y mis amigos; como Alberto no venía, no ha venido nadie por su parte esta vez. Nuria se ha sorprendido de que viniese acompañado, creo que no la habían avisado y, en cuanto ha saludado a Chloé y esta le ha dicho que si su marido le comentaba algo sobre que ella le había ofrecido acostarse iba totalmente en broma, pero que Guille estaba de muy buen ver, no ha podido evitar reírse. Con eso ya se la ha metido en el bolsillo y teniendo en cuenta que mis cuñadas no eran muy afines a Nerea y era imposible tener una comida los seis, esto me alegra de una manera inexplicable.
—¿Fer y Chloé han tenido algo? —me pregunta Guille por lo bajini, viendo todos los comentarios que se hacen—, ¿o es que ella es su pequeño clon?
—Más lo segundo que lo primero —le respondo.
—No quiero saber ni dónde te estás metiendo, pero me gusta.
—Yo tampoco quiero saberlo —y es la verdad, no me apetece mucho pensar en lo que pueda suceder.
Me gusta verla integrada y que haya dejado el nerviosismo en el coche. Se ríe bastante de las muestras de cariño de su hermana con Jaime, lo que me da a entender que ella es mucho más distante, pero es el alma de la fiesta. Y solo falta que Sergio, Quique o Fer se suban al carro para que esto se pueda ir de madre.
Cuando empieza a llegar gente, Chloé está hablando con Nuria, han congeniado bastante, y ella me ha dicho que quiere conocerla más para poder saber por dónde tirar con los dibujos, que le apetece sorprenderla. Y cuando pienso que la noche es más que perfecta, ya que Alberto me acaba de avisar de que no tardará en pasarse, mi peor pesadilla hace acto de presencia.
—¡Hombre, Lucas! ¡Cuánto te he echado de menos! —me saluda demasiado efusivamente antes de plantarme un beso en los labios.
Mierda. No. Me giro y veo que Chloé ha desaparecido y Nuria me hace un gesto como de que no ha podido frenarla. Por el otro lado, veo que Fer va en mi dirección y no me extraña, ha gritado tanto que estoy seguro de que se ha enterado todo el local.
—¿Estás colocada? —No hace falta que me responda.
—Seguro que lo pasamos bien. —Se acerca más a mí.
La cojo de la mano y me la llevo a un sitio más tranquilo, pido un vaso de agua para ella y me concentro en gestionar la situación. Nerea, mi Nerea durante demasiado tiempo, está aquí. Hace más de un año que no me la encuentro en ningún sitio, lo que agradezco y hoy no era precisamente el momento. Con ella fui alguien demasiado débil y no sé por qué nunca he sido capaz de resistirme a sus encantos. Sorprendentemente, para mí, hoy no me ha provocado nada. De todas maneras, sé que debería haber salido en busca de Chloé en lugar de preocuparme por ella, pero he sido incapaz. Cuando la dejé, sabía que necesitaba ayuda y, aunque me quedé hecho polvo, intenté hacerla razonar. Pensaba que habría mejorado, y veo que no.
—¿Me estás diciendo que te importa más estar aquí? —me increpa Fer— ¿En serio, Lucas?
—¿Es que no la ves?
—¿Y tú no eres consciente de quién es ella? Te destrozó y se rio de ti durante mucho tiempo, ahora viene a hacer exactamente lo mismo, y va y tú se lo permites. Pues, adelante, quédate aquí, con ella y disfruta de tu noche.
—La has cagado, pero bien —me dice Jaime antes de decirle algo a su hermano que no logro escuchar—. Si te apetece más solucionar esto antes que… da igual déjalo, no hay nada que añadir, todo ha quedado visto —Me dice antes de que desaparezcan los dos.
¡Joder! Yo no sé ser mala persona, quizás tengan razón y no debería estar aquí y acabo de mostrar algo que no debía mostrar. Solo necesito dos minutos para que alguien se encargue de ella, aunque ya no sé si será tarde.