La plata de Britania
Roma, año 70 d. C. Bajo el ardiente sol de agosto, Marco Didio Falco –cínico informante de ideas republicanas– se topa en el Foro con una joven en apuros, Sosia Camilina. La bella joven se encuentra envuelta en una conspiración para derrocar al emperador Vespasiano, relacionada con el tráfico de lingotes de plata de Britania. Falco se apresura a convertirla en una cliente de la que espera conseguir pingües beneficios con el fin de mejorar su mermada economía. Pero no consigue salvarla del ataque de unos peligrosos matones y acepta ser contratado por el tío de la joven, el senador Décimo Camilo Vero, y por el emperador Vespasiano, para embarcar hacia Britania a fin de destapar la conspiración. Una vez allí, Falco conoce a una mujer de clase alta, Helena Justina, hija del Senador que le contrató. Ambos se profesan una mutua aversión desde el primer momento: él odia su clase y ella odia sus prejucios. Para acometer su misión Falco se infiltrará en una mina de plata como un esclavo, donde conocerá el significado de las palabras «odio», «miedo» y «abuso».