La Venus de cobre

Esta vez, y de regreso de su periplo por Italia –relatado en su novela anterior–, el informante es contratado por el emperador para llevar a cabo un trabajo en Hacienda. Pero, desgraciadamente, Marco comete un imperdonable error contable que le lleva directamente a la mítica cárcel de Lautumia, donde el ruido de las ratas le atormenta día y noche. Gracias a la labor continua y tenaz de su madre Falco conseguirá recuperar la libertad y aclarar el embrollo en el que se ha metido. Además de a su compleja situación profesional, también deberá hacer frente a sus reiterados problemas domésticos.