[Del gris al blanco 01] • Gris Casi Negro

[Del gris al blanco 01] • Gris Casi Negro
Authors
Blanco, Natasia
Publisher
www.papyrefb2.net
Tags
love_erotica
Date
2013-12-21T00:00:00+00:00
Size
0.13 MB
Lang
es
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La inteligente, joven y culta Natasia aprueba las oposiciones para entrar en la Administración Pública. Allí, entre sellos de compulsa, cartas para mandar, grapadoras y clips, se encontrará con un jefe de servicio temible y misterioso, pero guapo, que parece sentirse atraído por ella y que le despierta una parte que creía dormida. Cuando estalle la chispa y todo arda entre ambos, Nata descubrirá que el señor Gris, su jefe, esconde un oscuro secreto, un fetichismo inimaginable para una chica ingenua y virgen como ella. ¿Podrá la pasión desatada que los envuelve vencer los obstáculos que se interponen entre ellos y a las personas que tratan de poner trabas a su amor?

El nuevo fenómeno surgido tras “Las cincuenta sombras de Grey”, y que le da mil vueltas. Con esta te reirás mucho más. La novela “porno-funcionaria” de la que todos hablan y cuyas prácticas pocos se atreverían a experimentar. Un paso más hacia la transgresión, el tabú y lo prohibido.

“Un soplo de aire fresco y un tema muy actual”. Dos Románticas en Lontananza.

“Una lectura que no dejará indiferente” V. W. Escritora (amiga de la autora)

“Te atrapará. No podrás dejar de leer hasta la última línea”. El Blog.

“Un entramado de muñecas chinas cargado de intriga, romance y misterio”. Natasia B.V.

“El señor Gris enamora. ¡Quiero un Gris en mi vida!” P.T. (fan de Cincuenta Sombras)

Nota: esta novela contiene escenas muy explícitas y que podrían herir la sensibilidad de algunos lectores. Para mayores de edad.

Se trata de una novela corta (36.000 palabras), primera parte de una serie.

Natasia Blanco Verde nació en un pueblo hace unos años. Cuando logró ingresar en la administración, empezó un diario contando sus historias, y este es el resultado.

Fragmentos

“Emocionada, me eché a llorar. Pero él me sujetó más fuerte.

—Psssssssssssssss, nena, no llores.

Le obedecí al punto. Era tan fuerte e imperioso. Me eché a reír.

—¿Y ahora me vas a contar tus secretos?

Marco me lanzó su mirada de esfinge.

—Te lo contaré, pero tengo miedo a perderte.“

“En ese momento justo, se abrió la puerta del despacho de Marco con un chirrido. Él apareció entre los archivadores, como una presencia altiva y misteriosa. Todos abrieron un expediente y se pusieron a teclear de pronto.

Marco me miró durante un minuto, inmóvil.

—Yo también haré hoy la tarde… —susurró, al fin.”