Te oigo, pero no te escucho

Marina ha pasado cuatro meses en coma. Después de una larga rehabilitación, está harta de médicos y de seguir encerrada en casa. Por eso, decide instalarse una temporada cerca del mar.

Tiene un secreto. Desde que despertó, oye una voz en su interior. El psiquiatra le ha dicho que no es más que ella misma instándose a la acción. Sin embargo, se trata de Tatiana, un alter ego juerguista, mandón y soez que no la deja un minuto en paz.

Álex está deprimido desde que Teresa lo dejó hace casi un año. Antes era un chico feliz; ahora es incapaz de remontar. Su único deseo: estar solo en casa. Un día cualquiera, su tío, comisario de policía, lo llama para pedirle un favor: una compañera ha sufrido un accidente y necesita un lugar junto al mar donde quedarse. También necesitará que la vigilen, ya que está en peligro.

Él no quiere nada.

Ella solo desea huir…

Pero Tatiana tiene otros planes.