[Gutenberg 44309] • Escuela de Humorismo: Novelas.—Cuentos.

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Authors
Díaz-Caneja, Guillermo
Tags
spanish fiction , humorous stories , spanish
Date
2013-12-25T00:00:00+00:00
Size
0.14 MB
Lang
es
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Escuela de humorismo

El Jefe del Negociado 2.º--el departamento no hace al caso--, sentado

ante la mesa de su despacho, concluyó, sin duda, el estudio de unos

documentos que tenía delante, por cuanto, colocándolos todos juntos,

unos sobre otros, dejó caer sobre ellos, á modo de pisapapel, su gruesa

mano derecha; recostóse en el sillón que le servía de asiento,

contemporáneo de Isabel II, como todos los demás muebles que había en el

despacho, y meditó breves instantes; después, inclinando la cabeza hacia

la puertecilla, siempre abierta, que ponía en comunicación su despacho

con el que ocupaban los oficiales, formuló la siguiente pregunta, con

recia voz de bajo profundo:

\--¿Quién tiene las *tripas* de Antonio Rodríguez?

Los oficiales, al oir la voz del Jefe, suspendieron su tarea y se

miraron unos á otros.

\--¿Qué ha dicho?--preguntó en voz baja el más joven de ellos, llamado

Gutiérrez, á su compañero Martínez, que estaba sentado ante una mesa

frontera á la suya.

\--Pregunta por las *tripas* de no sé quién--respondió el interpelado.

Como quiera que el Jefe no obtuviese respuesta á su pregunta, apareció

en la puertecilla de comunicación, con los antes citados papeles,

formulándola de nuevo:

\--He preguntado, que quién tiene las *tripas* de Antonio Rodríguez.

\--Tú, Pepe, ¿no las tienes?

\--No, hombre, no; ¡yo qué voy á tener!

\--A que resulta que no las tiene nadie--refunfuña el Jefe.

\--Yo no las tengo--vuelve repetir Pepe--; se las di á Jacinto hace cinco

días... Tú, Jacinto, tú las tienes.

\--¡Ah! sí, es verdad--replicó el llamado Jacinto--; aquí las tengo, en

el cajón.

\--Vamos... vamos--dice el Jefe, malhumorado por la tardanza en encontrar

las susodichas *tripas* \--. En qué estará usted pensando... ¡En escribir

algún cuentecito de esos que le ponen á uno la carne de gallina!... ¡Ni

sé cómo le admiten ninguno!

Un coro de carcajadas siguió á las palabras del Jefe. Jacinto,

abochornado y corrido, buscaba en los cajones de la mesa los malditos

documentos que constituían las *tripas* del expediente de Antonio

Rodríguez.

\--Tome usted--dijo el Jefe, echando los papeles que tenía en la mano,

sobre la mesa de Jacinto--. Cósale usted la *cabeza* y la nota, y

téngalo listo para bajarlo luego á la firma. Pero tenga usted cuidado,

no vaya á coser algún cuentecito de esos tan distraídos, entre las

*tripas*.

Nueva explosión de risa, que fué en aumento al salir el Jefe, y que se

prolongó largo rato, aumentando el azoramiento de Jacinto. Al fin, éste,

queriendo disimular, hubo de decir:

\--¡Qué barbaridad!... ¡A ver si es que nos vamos á reir todos!

De tal modo dió á entender con la entonación de sus palabras lo corrido

que se hallaba, que las risas llegaron á su colmo.