El Divino Augusto

"¡Aplaudid, si la pieza fue buena!"

Suetonio, el gran escritor romano, informa que estas fueron las últimas palabras del emperador Augusto. Un memorable augurio había anunciado al anciano César que sólo le quedaban cien días de vida, y Augusto, creyente fanático de los oráculos y los portentos, creyó en esta profecía. Aislado del pueblo en su calidad de dios y condenado a una vida solitaria en su palacio, el septuagenario soberano del mundo decide escribir un diario en lo que le resta de vida. Philipp Vandenberg empleó esta ficción para escribir una apasionante biografía de Augusto. Por supuesto, no una biografía común y corriente. Este libro es un proceso de cien días en el que el primer emperador romano es a la vez demandante y demandado, condenado y testigo. Si ocultamos los nombres a la vista y nos olvidamos del tiempo, este libro adquiere una insospechada actualidad: el poder y la política no parecen haber sufrido cambio durante estos dos milenios.