Un Rosillo Inmortal. Un Tlacuache Vagabundo. Maravillas De Altepepan

Un Rosillo Inmortal. Un Tlacuache Vagabundo. Maravillas De Altepepan
Authors
Cortina, Martín
Publisher
PORRUA
Tags
relato , otros
ISBN
9789684327047
Date
1991-01-01T00:00:00+00:00
Size
0.53 MB
Lang
es
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Si Platero es uno de los burros inmortales de la historia de la ternura humana, ¿por qué un caballo no había de tener su biógrafo? Martín Cortina ha contestado tácitamente la pregunta, dando patente de elegancia tropical, en páginas henchidas de pólenes aromados, al hijo airoso de Blanca Espuma.

Pasan por la llanura del recuerdo los caballos próceres que Bernal Díaz del Castillo describe con pintas y señales; se azora luciendo su blanco lunar en la frente, el caballo del cacique en la conquista de Querétaro; y sentimos el trote suave del que montaba magníficamente el Virrey Luis de Velasco. Pero este caballo con belfo Heno de aurora y con nombre homónimo del rocío relincha y galopa a lo largo de este relato, sintiendo con fruición la electricidad de su tierra, ufano de su crin, saturado de gozos montaraces, mientras se le ensanchan el horizonte y la ilusión del vivir .

Martín Cortina hace hablar a este caballo, le acompaña en sus correrías por pueblos y alcores, casi con los ojos cerrados, porque se sabe de memoria gentes y árboles, veredas y barrancos, y tiene un hilo mágico para no perderse en el laberinto de las selvas y reconocer, entre la noche, las huellas de los animales que charlan locuazmente en mis fábulas. Martín conoce, como la palma de su mano, las aguas y las flores, las sonrisas de las mujeres y las canciones de los hombres y con su fino ojo es una abeja en la flor encendida de los paisajes; sabe descubrir lo que más le embelesa, lo que le sale al encuentro con bri11o primordial y voz incoherente. Conoce los caminos poco transitados, las plantas de nombres eufónicos, los bailes y las más puras joyas del foIkllore popular, y se diría que posee una llave para abrir con facilidad muchas puertas. Por eso, al acompañarle a presenciar las aventuras y peripecias de este caballo, se oye la música del agua entre corimbos, bajo atardeceres de milagro y a la vez se comparte la cordialidad de los campesinos que hablan un lenguaje clásico y tienen un estilo de vida que les permite disfrutarla en la gral1 paz de los montes, cerca de los ríos que arrastran efluvios vegetales y que llevan en sus labios azules los cantos más puros de la noche Argentina.

Sabio conocedor de las comarcas de ese México mínimo en que los hombres son leales como las sombras a los árboles, Martín Cortina maneja admirablemente el vocabulario de su terruño y la técnica de la equitación criolla, y ha ahondado en la psicología de rancheros y vagabundos, de compadres y abigeos que, al oscurecer, se aproximan a las fogatas hacerse confidencias o contar cuentos de espanto y al saludar a las hierbas y los arbustos, los llama por sus nombres, y ellos en acto de gratitud impregnan con su fragancia estas páginas que tienen la virtud que han nacido sin el afán de hacer literatura sino de dar, con alegría y sin artificio, su fuerte esencia mexicana.

Por eso este libro merece ser leído con el encantamiento con que recorre en un paréntesis de vacaciones, una comarca en perpetua fiesta de sol, húmeda de leche pastoral, con palacios humildes en cuyos muros se enredan músicas amorosas. Aquí palpita el México que sedujo coloristas, desde Landívar hasta Pagaza y Othón, y a los que, a la manera de Luis G. Inclán, siguen dialogando con los hombres que señorean la tierra anchurosa desde el solio de un caballo a galope. Martín está orgulloso de que el Rosillo le haya dado temas numerosos para los del campo, lleno de dicha elemental, y volcarlos sobre el pecho ciudad como un manojo de orquídeas muriéndose de sueño y de nostalgia.