El Cónsul General

El conde de Tez�o, ministro plenipotenciario en la Carrera Diplom�tica, es destinado a uno de los puestos profesionales m�s cotizados entre los diplom�ticos espa�oles: C�nsul General de Espa�a en Miami. El puesto hac�a honor a su fama y ten�a el atractivo a�adido de una encomienda realizada a su nuevo titular que, en caso de �xito, abrir�a decididamente las puertas a la promoci�n profesional. Poco a poco le empiezan a ocurrir cosas que no le cuadran. Comparte sus apreciaciones con sus superiores inmediatos. No tarda en comenzar a recibir envenenados mensajes subliminales y a encontrarse con que le surgen enemigos en las circunstancias m�s insospechadas. A medida que los va batiendo, brotan otros de mayor calibre y entidad. Finalmente, constata que se encuentra involuntariamente inmerso en una trama y que sus urdidores son altas instancias del Poder pol�tico. Han conseguido introducirlo en un laberinto minado de a�agazas, tretas y cornadas. Nota cada vez m�s cerca el aliento del Poder que, cual Minotauro, va a toda costa a por �l. No se arredra. Se enfrenta en una defensa sin cuartel contra la bestia. Un buen d�a aflora en la pantalla de su ordenador un misterioso personaje. En buena parte, merced a su ayuda, consigue al final Tez�o, mantenerse inhiesto y sin mella cual eje diamantino anclado en el v�rtice de un cicl�n desmelenado que lo asedia sin tregua y demostrar que s� se puede. Pero hay algo m�s.