El ocupante

Pleno verano. Una llamada al doctor Faraday le conmina a regresar a un lugar estrechamente relacionado con su pasado: Hundreds Hall, la mansión de los Ayres. Faraday pasó parte de su infancia en aquella mansión, pues su madre trabajó en el servicio.
Al llegar a Hundreds Hall en seguida comprueba lo mucho que ha decaído aquel viejo lugar. La señora Ayres no ha perdido su porte y su apariencia de elegancia, aunque se mueve entre paredes desconchadas. El hijo, Roderick, ha regresado de la reciente guerra en el continente con una enfermedad nerviosa y a pesar de todo debe ayudar en todo lo que puede en la casa, desde las tareas más humildes hasta la gestión de la venta de patrimonio. Su hermana Caroline, excéntrica y masculina, y no desprovista de encanto, ha tenido que volver a Hundreds Hall para ayudarlo.
El verdadero motivo de la llamada es Betty, la joven criada que quizá sólo sufra de algún tipo de trastorno nervioso. Y es que nadie le cree cuando afirma que durante la noche en la mansión se oyen ruidos inexplicables y se ven sombras fugaces, y las cosas más familiares pueden volverse perversas...