Los Dueños De La Tierra

"... Vicente no podía superar su contrariedad, sentía la ropa pegada al cuerpo, sobre todo en los hombros, pero por lo menos quería mostrar algún interés: acababa de dejar al Viejo, el Viejo había pensado en él, le había rogado que fuera al Sur, a la Patagonia o al demonio, y ahora estaría en una habitación atestada de sill ones rojos que quedaba al fondo de ese pasillo..."